CABALA, Árbol de la Vida

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satanas1
view post Posted on 16/3/2009, 01:07 by: satanas1




La diferencia entre la ciencia de la Cabalá y la religión

La religión asume que el Creador cambia Su actitud hacia una persona dependiendo de sus acciones. La ciencia de la Cabalá, sin embargo, establece que la Fuerza Superior es invariable, y que las acciones de una persona no pueden afectar de ninguna manera. En vez de esto, las acciones de la persona pueden cambiarla.
La persona tendrá la habilidad de percibir el Gobierno Superior de una manera diferente, como si sus propios cambios tuvieran como finalidad asemejarse a Él. Podrá percibirlo como bueno y amable, mientras que al incrementar la diferencia entre sus propiedades (recibir) y las del Creador (conferir), sentirá que la actitud del Creador es más negativa.
Hay muchas expresiones en los textos cabalistas indicando la firmeza en la actitud del Creador hacia los seres creados: “No cambio mi nombre” (del hebreo: Ani HaVaya lo Shiniti), “Él es bueno y confiere bondad a Sus criaturas, buenas y malas (Tov ve Metiv le Raim u le Tovim), la Luz Superior es absolutamente inamovible” (Or Elion Nimzta be Menuja Mujletet).
Por lo tanto, un rezo es llamado auto-juicio o auto-análisis. Esto ocurre cuando una persona no apela al Creedor, sino que en vez, se juzga a sí mismo, se analiza a sí mismo con respecto a la Fuerza Superior invariable.
Esta actitud hacia sí mismo y hacia el Creador constituye la diferencia entre la Cabalá y la religión. A pesar de que la religión provoca ciertos cambios personales, ésta se basa en implorar al Creador. En este mundo, las religiones son similares a las creencias más antiguas, que en gran medida practican el soborno a las fuerzas superiores de la naturaleza.
La Cabalá es rechazada por las religiones como religión de masas, basándose en la convicción que una persona sólo necesita pedir al Creador y todo cambiará desde arriba para su ventaja, ya que el Creador dirigirá su mirada a ésta. Un creyente está convencido que Él existe y que todo lo gobierna. A fin de mejorar cualquier cosa, uno sólo necesita pedirle al Creador, en vez de cambiar uno mismo. Las masas religiosas interpretan los cambios religiosos como la siembra de buenas semillas, tales como ayudar a otros por compasión, pero sin cambiar la naturaleza de uno mismo y hacerlo de igual forma ante el Creador.
La convicción de cambio en la actitud del Creador hacia la persona es motivo de envidia: ¿Quién recibe un trato más amoroso por parte del Creador y quién es más “escogido por la Divinidad”?. Esto causa antagonismo que surge no sólo dentro de la gente si no también dentro de las religiones. Los representantes de varias denominaciones religiosas tienen disputas sobre cuáles plegarias están inclinadas a ser más tomadas en cuenta por el Creador.
La Cabalá establece que el Creador es invariable. En el proceso de corrección de una persona, esta merece ver una mejoría en la firmeza de la actitud del Creador. Por lo tanto, mientras más sea corregida una persona, más va a justificar las acciones del Creador. La Cabalá define que en vez de rezar uno debería empezar a cambiar. Por consecuencia, la Cabalá provoca odio por parte de grupos religiosos, ya que indirectamente ésta los acusa de hipocresía.
Para una mejor comprensión de la actitud de los cabalistas hacia el Creador, podemos tomar un libro de rezo cabalístico. No contiene palabras ordinarias que expresen emociones humanas. Por el contrario, consiste en numerosos símbolos que designan acciones espirituales que la persona debe realizar mientras se corrige a sí misma y como consecuencia, recibir la Luz del Supremo. Esta es la diferencia entre las nociones de un Dios religioso y de un Creador cabalista.
El estudio cabalístico de la estructura del universo le da a una persona una idea clara del Creador, cuyas propiedades están en la cúspide de la escalera espiritual y las de sí mismo, que se encuentran en la parte más baja de la escalera. Los peldaños de la escalera representan los diversos mundos. El propósito de la Creación es ascender de forma independiente y fusionar los deseos de uno mismo con los del Creador.
Este ascenso implica un cambio interno de las propiedades de la persona, a partir de una intención egoísta en todos sus pensamientos y deseos hacia una intención altruista. El hombre asciende los peldaños de la escalera, donde cada uno de ellos representa un grado de similitud con el Creador.
Naturalmente, estudiar la estructura del universo de forma tan minuciosa, previene a la persona de imaginar que su relación con el Creador depende de los pedidos que haga. Imagine un padre de familia perfecto en nuestro mundo. Es obvio que un niño no puede evocar ningún amor adicional por sí mismo por ninguna de sus acciones, ya que el amor de padre o madre es eterno y perfecto. La proyección externa de este amor (la percepción del niño), depende únicamente de los estados por lo que la persona pasa a fin de llegar a conocer la Creación en su totalidad, para ganar experiencia y para igualarse al Creador en su mente y en su corazón.
De esto se deduce que aunque la transformación deseada podamos hacerla dentro de nosotros mismos, y por consecuencia, sentir la invariable buena actitud del Creador hacia nosotros, de hecho, difícilmente puede ser llamada corrección. Esto es porque tenemos que transitar a través de todos los niveles, los estados extremos, los cambios y las sensaciones, a fin de obtener la experiencia y la habilidad necesarias para sentir el universo en su totalidad de principio a fin.
La corrección sólo significa nuestra actitud hacia cualquier cosa que nos ocurra. Cuando, a pesar de lo que suceda, evaluemos y aceptemos todo lo que pasa como algo absolutamente beneficial, hará surgir la sensación de felicidad y placer. Esto lleva a una situación en la que la persona descubre que en realidad nada cambia, excepto su actitud hacia el estado constante en el que existe. La persona ha sido creada y ha existido siempre en dicho estado.
De más está decir que el estudio de la Cabalá ofrece el concepto de la Creación y del lugar que la persona ocupa dentro de ésta, el que naturalmente lo disuade del rezo, lo cual es la parte más importante y el acto central en las prácticas religiosas, todo lo demás está organizado a su alrededor.
En el caso de la sabiduría de la Cabalá, ésta dirige a la persona de manera natural hacia una reflexión interna y a la transformación, la cual hace que evite los ritos o siga cualquier orden religioso. Es por ello que todas las religiones se oponen a la Cabalá.

Ciencia y Cabalá

Todo lo que sabemos acerca de nuestro mundo está basado en estudios humanos. Cada generación estudia nuestro mundo y transmite su conocimiento a la siguiente. De esta forma, cada generación comprende el marco en el que ha de moverse y su posición relativa respecto a las demás generaciones. En cada era, la humanidad utiliza el mundo circundante.

Lo mismo ocurre en el plano espiritual. Cada generación de cabalistas, desde Abraham en adelante, estudia y descubre los mundos espirituales. Al igual que en la investigación científica, transmiten el conocimiento adquirido a las generaciones siguientes. En este mundo poseemos un sentido general llamado "deseo de recibir", con cinco receptores (los cinco sentidos). Cuando alguien sufre una corrección, obtiene el sexto sentido, conocido como " sentido espiritual" y funciona según estos cinco sentidos.

Los científicos también utilizan sólo sus cinco sentidos. Solemos considerar "objetivo" cualquier instrumento de precisión, de avanzada, técnico, mecánico u otro. Sin embargo, en última instancia, lo que hay es un ser humano examinando, midiendo y evaluando los resultados de la investigación, con sus cinco sentidos. Obviamente, no puede suministrar una respuesta exacta y objetiva a lo realizado por los sentidos. En cambio la Cabalá, fuente de toda sabiduría, sí puede hacerlo.

Al comenzar a estudiar la realidad, descubrimos que no podemos estudiar ni comprender lo que está más allá, por lo que permanece desconocida, no revelada para nosotros. Al no poder verla, tocarla o saborearla, nos preguntamos si realmente existe. Sólo los cabalistas que alcanzan la Luz abstracta superior más allá de nuestros sentidos pueden comprender verdaderamente nuestra auténtica realidad.

los cabalistas nos informan que más allá de nuestros sentidos sólo existe la Luz abstracta superior, carente de forma, llamada “creación”. Imaginen que nos encontramos en medio de un océano, en un mar de Luz. Percibimos distintas sensaciones aparentemente incorporadas allí, en la medida que lo permite nuestra capacidad de comprensión. No oímos lo que acontece fuera. Lo que llamamos "escuchar" es en realidad la respuesta de nuestros tímpanos a los estímulos externos. Simplemente sabemos que nuestro tímpano reacciona dentro de nuestro oído. Lo evaluamos internamente y lo aceptamos como un acontecimiento externo. No sabemos lo que está realmente sucediendo fuera de nosotros, sólo percibimos la reacción de nuestros sentidos ante ello.

Lo mismo sucede con los demás sentidos: vista, gusto, tacto y olfato. Nunca podemos salir de nuestra "caja". Lo que sea que afirmemos acerca de los acontecimientos externos es en realidad la imagen que pintamos en nuestro interior. Esta restricción es imposible de superar.

El estudio de la Cabalá puede ayudarnos a ampliar los límites de nuestros sentidos naturales para lograr el sexto sentido, con el cual conoceremos la auténtica realidad fuera y dentro de nosotros mismos. Ésta es la verdadera realidad. Mediante ella, podremos experimentar la reacción externa de nuestros sentidos. Si dirigimos correctamente nuestros cinco sentidos, podremos ver la verdadera imagen de la realidad. Sólo necesitamos interiorizar las características del mundo espiritual.

Es como una radio que sintoniza una determinada longitud de onda. La longitud de onda existe fuera de la radio, la cual recibe y reacciona. El ejemplo se aplica a nosotros también. Si tenemos aunque sea una mínima chispa del mundo espiritual, comenzaremos a sentirla en nuestro interior.

A lo largo de su evolución, el cabalista adquiere más y más características espirituales, conectándose así con todos los niveles del mundo espiritual, todos construidos según el mismo principio. El estudiante de Cabalá comprende, percibe, evalúa y trabaja con todas las realidades, tanto materiales como espirituales, sin diferenciarlas. Alcanza el mundo espiritual mientras se encuentra inserto en este mundo. Percibe ambos mundos sin fronteras divisorias entre ellos.

Sólo quien experimente esta verdadera realidad puede ver las razones de lo que le acontece aquí. Entiende las consecuencias de sus actos. Por primera vez se torna verdaderamente práctico, viviendo y percibiendo todo y sabiendo qué hacer consigo mismo y con su vida.

Antes no podía saber para qué nació, quién es y cuáles son las consecuencias de sus actos. Todo se incluía en los límites del mundo material y lo abandonaba en el mismo estado que ingresó.

Entretanto, nos encontramos todos en el nivel llamado "este mundo". Nuestros sentidos están igualmente limitados, por eso vemos todos la misma imagen. Baal Hasulam escribe: "Todos los mundos superiores e inferiores están incluidos en el hombre." Esta frase es clave para quien se interesa en la sabiduría de la Cabalá y en vivir la realidad circundante. Esta realidad incluye los mundos superiores y este mundo, juntos forman parte del ser humano.

Ahora comprendemos el mundo mediante elementos materiales o físicos. Al estudiar, agregaremos elementos adicionales que nos permitirán descubrir cosas que hoy no podemos ver.

Nuestro nivel es muy bajo, pues estamos ubicados en diagonal opuesta al nivel del Creador. Comenzamos a elevarnos a partir de este nivel al corregir el deseo. Entonces descubrimos otra realidad circundante, aunque en realidad no cambió nada. Cambiamos nosotros en nuestro interior y en consecuencia nos volvemos conscientes de los otros elementos que nos rodean. Más tarde, estos elementos desaparecen y percibimos que todo se debe exclusivamente al Creador, al Todopoderoso. Los elementos que comenzamos a descubrir gradualmente se denominan "mundos".

No debemos imaginar la realidad espiritual, sino percibirla. Imaginarla nos aleja de su alcance. los cabalistas alcanzan los mundos superiores a través de sus sentidos, así como nosotros alcanzamos el mundo material. Los mundos se interponen entre nosotros y el Creador, ocultándolo de nosotros. Como dice Baal Hasulam, es como si nos filtraran la Luz. Vemos la realidad circundante distorsionada. De hecho, podemos decir que no hay nada entre nosotros y el Creador.

Estas interferencias, los mundos entre nosotros, son máscaras colocadas sobre nuestros sentidos. No lo vemos en su verdadera forma, vemos sólo elementos fracturados. En hebreo, el origen del término "olam" (mundo) es "alama" (ocultar). Parte de la Luz se transmite, parte se oculta. Cuanto más elevado es el mundo, menos se oculta.

Los habitantes de este mundo pintan diversas imágenes de la realidad. La lógica dictamina que la realidad debería ser uniforme para todos. Sin embargo, uno escucha una cosa, otro otra; éste ve una cosa, aquél otra.

Baal Hasulam lo ilustra mediante el ejemplo de la electricidad: en nuestros hogares hay tomacorrientes que contienen energía abstracta que enfría, calienta y crea vacío o presión según las características propias del artefacto que se le conecta. Pero, la energía no tiene forma propia, es abstracta. El artefacto revela el potencial de la electricidad.

Podemos decir lo mismo de la Luz superior, el Creador sin forma. Cada uno percibe al Creador según su nivel de corrección. Al iniciar el estudio, es posible que la persona perciba sólo su propia realidad y ninguna fuerza superior.

Gradualmente irá descubriendo, mediante el uso de sus sentidos, la verdadera realidad expandida. Al avanzar, si corrige todos sus sentidos según la Luz Circundante, no habrá ninguna separación entre él y la Luz, entre el hombre y el Creador, como si no hubiera ninguna diferencia entre sus características. Se logra entonces la santidad, el nivel más elevado de espiritualidad.

¿Cómo podrá un principiante dominar esta ciencia si ni siquiera puede comprender a su maestro como corresponde? La respuesta es muy simple. Esto sólo es posible elevándonos espiritualmente por encima de este mundo. Para ello debemos liberarnos de todo rastro de egoísmo material y considerar el logro de los valores espirituales como nuestro único objetivo. Anhelo y pasión sólo por lo espiritual en nuestro mundo, ésta es la llave para el Mundo Superior.
 
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