FAUSTO, Wolfgang Johan Goethe

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belzebuth666
view post Posted on 29/9/2008, 01:39




CUARTO DE MARGARITA

MARGARITA(Sola junto a la rueca.)


Se disipó mi paz,
me pesa el corazón.
No encuentro la calma,
se perdió para siempre.
Desde que no lo tengo
estoy en una tumba,
todo el universo
lóbrego me parece.
Pobrecita cabeza,
estás enloqueciendo.
Pobrecitos sentidos,
os estáis extraviando.
Se disipó mi paz,
me pesa el corazón.
No encuentro mi calma,
se perdió para siempre.
Por la ventana miro
por si quiere volver.
Y si salgo a la calle
solamente es por él.
Sus elegantes pasos,
su gallarda figura,
su boca cuando ríe,
el poder de sus ojos,
y ese fluir mágico
de sus nobles palabras,
el roce de sus manos
y ante todo sus besos.
Se disipó mi paz,
me pesa el corazón.
No encuentro mi calma,
se perdió para siempre.
Mi único deseo
es encontrarlo al fin.
Si hasta él llegase
y pudiera abrazarlo,
y pudiera besarlo
tanto como deseo,
en el mar de sus besos
feliz me perdería.

JARDÍN DE MARTA

(MARGARITA y FAUSTO.)


MARGARITA
Prométemelo, Enrique.
FAUSTO
Con todas mis fuerzas.
MARGARITA
Di, ¿cómo estás con la religión? Aunque eres un hombre bueno de corazón, me temo que no le das mucha importancia.
FAUSTO
¡Déjalo, niña! Ves que para ti soy bueno: por mi amor doy cuerpo y sangre; no quiero sustraerle a nadie sus sentimientos ni su Iglesia.
MARGARITA
Eso no me gusta, se debe tener fe.
FAUSTO
¿Se debe?
MARGARITA
Si tuviera algún poder sobre ti... No veneras los Santos Sacramentos.
FAUSTO
Los venero.
MARGARITA
Jamás los pides. Hace mucho tiempo que no oyes misa ni te confiesas. ¿Crees en Dios?
FAUSTO
Amada niña, ¿quién puede decir: yo creo en Dios? Pregunta a los sacerdotes y doctores; su respuesta parece sólo burla de quien pregunta.
MARGARITA
Entonces, ¿no crees?
FAUSTO
¡No me comprendas mal, mujer de tierna mirada! ¿Quién puede nombrarlo?, ¿quién puede confesar que cree en Él?, ¿quién puede percibir y quién atreverse a decir: yo no creo? El que todo lo abarca, el que todo lo sostiene, ¿nos abarca y sostiene a ti, a mí y a sí mismo? ¿No se aboveda el cielo sobre nosotros? ¿No está firme la tierra aquí debajo? ¿No se asoman, mirándonos con simpatía, las estrellas eternas? ¿No te miro a los ojos y se agolpa todo en tu corazón y en tu cabeza, flotando en un misterio eterno, visible e invisible, junto a ti? Llena tu corazón en toda su grandeza, y si tu sentimiento es de alegría, llámalo como
quieras. Llámalo felicidad, corazón, amor, Dios. No tengo nombre para ello. Todo es sentimiento. Los nombres son un humo y un eco que envuelven en niebla el fuego celestial.
MARGARITA
Todo eso está bastante bien y es bonito. El sacerdote dice más o menos lo mismo, pero con diferentes palabras.
FAUSTO
Todos los corazones lo dicen en todas partes a la luz del día. Cada cual en su lengua. ¿Por qué no yo en la mía?
MARGARITA
Cuando se oye eso no suena nada mal, pero hay algo que no casa del todo y es que no eres cristiano.
FAUSTO
¡Niña amorosa!
MARGARITA
Hace tiempo que me duele verte en tal compañía.
FAUSTO
¿De quién?
MARGARITA
Odio desde lo más profundo al hombre que te acompaña. En mi vida nada me ha dañado más el corazón que la horrible mirada de ese hombre.
FAUSTO
Querida muñeca, no sientas temor.
MARGARITA
Su presencia me agita la sangre. Con todos los demás suelo ser buena, pero lo mismo que me gusta verte, siento un terror incomprensible ante ese hombre y además me parece un bribón. ¡Que Dios me perdone si no lo juzgo bien!
FAUSTO
También tiene que haber gente extraña.
MARGARITA
¡No me gustaría vérmelas con uno como él! En cuanto llega por la puerta tiene el mismo ademán burlón, medio encolerizado. Se le nota que no le importa nada. Lleva escrito en la cara que no puede querer a nadie. Me encuentro tan bien en tus brazos, tan libre y entregada; pero al verlo siento una opresión en mi interior.
FAUSTO
Ángel lleno de presentimientos.
MARGARITA
Esta sensación se ha apoderado tanto de mí que, apenas se acerca a nosotros, empiezo a sentir que ya no te quiero. Cuando él está delante no puedo rezar y eso me devora el corazón. Te tiene que pasar lo mismo, Enrique.
FAUSTO
Sólo le tienes antipatía.
MARGARITA
Debo marcharme ya.
FAUSTO
¿Jamás podré descansar una hora en tu seno, acercar pecho contra pecho y unir nuestras almas?
MARGARITA
Si durmiera sola, dejaría abiertos los cerrojos, pero mi madre tiene muy ligero el sueño y, si nos sorprendiera, me moriría allí mismo.
FAUSTO
Ángel mío, por eso no te inquietes. Aquí hay un pequeño frasco. Sólo con tres gotas en su bebida la Naturaleza la envolverá propicia en un profundo sueño.
MARGARITA
¿Qué no haría por ti? Confío en que no le hará daño.
FAUSTO
¿Te lo daría entonces, amada mía?
MARGARITA
Sólo al verte, amor mío, no sé qué me sujeta a tu voluntad; he hecho tanto por ti que no me queda casi nada por hacer.

(Se va. Entra MEFISTÓFELES.)

MEFISTÓFELES
¿Se ha marchado ya la mona?
FAUSTO
¿Has vuelto a fisgonear?
MEFISTÓFELES
Lo he escuchado todo con detalle. Han estado catequizando al doctor. Espero que le siente bien. Los muchachos están muy interesados en que sea piadoso y bueno a la antigua usanza. Piensan: si cede en esto, nos seguirá en todo.
FAUSTO
Monstruo, no comprendes que esa alma leal, enamorada y llena de fe, que es lo único que le da alegría, se atormenta y le da por creer que su amado se encuentra en perdición.
MEFISTÓFELES
Sensual y suprasensible galán, esa muchachita te está mangoneando.
FAUSTO
Grotesco engendro de fuego y escoria.
MEFISTÓFELES
Y de fisonomía entiende mucho. En mi presencia se siente aturdida. Mi disfraz no oculta ciertas intenciones. Ella presiente que soy un genio, o quizás el mismo demonio. Así, ¿conque esta noche?...
FAUSTO
¿Y a ti que te importa?
MEFISTÓFELES
Yo también disfrutaré con ello.
 
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satanas1
view post Posted on 29/9/2008, 01:41




JUNTO A LA FUENTE

(MARGARITA y LISA con sus cántaros.)


LISA
¿Has sabido algo de Bárbara?
MARGARITA
¡Ni palabra! No frecuento a mucha gente.
LISA
Pues Sibila me lo ha contado hoy. Ha acabado por dejarse seducir. Esto es lo que trae tanta presunción.
MARGARITA
¿De verdad?
LISA
¡Ya huele! Ahora alimenta a dos cuando come y bebe.
MARGARITA
¡Ay!
LISA
Así se ha llevado su merecido. Tanto tiempo colgada de aquel mozo. Muchos paseos, mucho llevarlo al baile y que ella sería en todo la primera. Siempre la convidaba a vino y pastas. Ella se regodeaba en su belleza; a la descarada no la avergonzaba aceptar regalos de él. Imagino un beso, luego una caricia, y así perdió la flor.
MARGARITA
¡Pobrecilla!
LISA
Y la compadeces... Mientras nosotras nos quedábamos hilando y nuestra madre, de noche, no dejaba que bajáramos a la calle, ella estaba dulcemente apoyada en la puerta de su casa y luego, en el pasaje oscuro, el tiempo no se le hacía largo. Pues que se humille y haga penitencia con su sayo de perdida.
MARGARITA
Seguro que él la hará su esposa.
LISA
¡Sería un tonto entonces! Un chico despierto todavía podría tener mucho juego en otro lugar. Por lo demás, se ha marchado.
MARGARITA
Eso no está bien.
LISA
Aunque le atrape, le irá mal. Los mozos la despojarán de su guirnalda y las mozas le pondremos paja en la puerta
MARGARITA (Volviendo a casa.)
¿Cómo podía yo antes criticar tan tranquila los pasos en falso de una pobre chica? Creía que era vergonzoso, y cuando pensaba en ello, más vergonzoso me parecía; me parecía negro. Entonces me santiguaba y me enorgullecía. Ahora yo estoy llena de ese pecado. Pero, Dios, lo que a él me llevó, era tan bueno y agradable.
 
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belzebuth666
view post Posted on 29/9/2008, 01:43




EN LA MURALLA

(En una hornacina excavada en la muralla hay una imagen de la Mater Dolorosa con unos jarrones de flores delante.)


MARGARITA (Poniendo flores frescas en los jarrones.)
Tú que estás llena de dolor, inclina con piedad tu rostro hacia mí y mi sufrimiento.
Con una espada atravesando tu corazón y un dolor infinito, contemplaste la muerte de tu Hijo. Tú puedes ver al Padre y le envías al Cielo suspiros de dolor por las penas de tu Hijo y los tuyos.
Nadie sabe cuánto dolor siento en mi interior. Sólo tú sabes lo que atenaza mi corazón, lo que le hace temblar, lo que anhela.
Adondequiera que vaya siento dolorido mi pecho. Apenas me encuentro sola, empiezo a llorar y llorar y el corazón se me va quebrando.
Rocié los tiestos de mi ventana con lágrimas cuando hice este ramo.
Cuando el sol estaba claro en mi cuarto, me senté en la cama para llorar mi desamparo.
¡Ayúdame! ¡Sálvame de la infamia y la muerte! Tú, que estás llena de dolor, inclina con piedad tu rostro hacia mí y mi sufrimiento.

DE NOCHE
(En la calle, ante la puerta de MARGARITA.)


VALENTÍN (Soldado hermano de MARGARITA.)
Cuántas veces estuve en festines donde tantos gustan de jactarse. En ellos mis compañeros proclamaban a gritos la hermosura de sus enamoradas y se brindaba por ellas con el vaso lleno. Y yo, acodado sobre la mesa, me sentía tranquilo y, al escuchar tanta baladronada, me alisaba la barba con la mano, tomaba el vaso y decía: «Que cada cual diga lo que quiera, pero no hay nadie en todo el país como mi hermana Margarita. ¿Hay alguien que le llegue a la suela de los zapatos?» «Claro, claro», clin, clan, resonaban las copas. Unos gritaban: «Tiene mucha razón, ¡es la gloria de todas las mujeres!» Y los que presumían se callaban. Y hoy, ¡es para tirarse de los pelos!, ¡es para darse de golpes contra un muro! ¡Cualquier bribón podría avergonzarme con indirectas e insultos! ¡Tendré que sudar como un moroso ante la más mínima insinuación! Y aunque pudiera aniquilarlos a todos, no podría llamarlos mentirosos. ¿Quién va ahí? ¿Quién está fisgoneando? Si no me equivoco son dos. Si es él, lo agarraré por las solapas y no saldrá con vida de aquí. (Entran FAUSTO y MEFISTÓFELES.)
Como por la ventana de la sacristía va saliendo el fulgor de la lámpara perpetua y este se va extinguiendo poco a poco mientras la oscuridad nos atrapa, mi pecho está lleno de noche.
MEFISTÓFELES
Pues yo me siento como el gato flaco que se desliza por la escalerilla de incendios y luego ronda silenciosamente las murallas. Me siento virtuoso: con un poco de ganas de robar y otro poco de fornicar. Ya empieza a estremecer todo mi cuerpo la maravillosa noche de WalpurgisLa Es pasado mañana. Ahí sí que se sabe bien por qué se vela.
FAUSTO
¿Entretanto extraeremos el tesoro que veo refulgir allá detrás?
MEFISTÓFELES
Pronto tendrás el placer de sacar ese caldero. Hace poco le eché una ojeada, está llena de táleros con la efigie de un león.
FAUSTO
¿Ni una alhaja, ni un anillo para adornar a mi amada?
MEFISTÓFELES
Me pareció ver algo semejante a un pequeño collar de perlas.
FAUSTO
Eso está bien, lamentaría venir a verla y no traerle un regalo.
MEFISTÓFELES
Tampoco le vendría nada mal gozar de alguna cosa de balde. Ahora que el cielo arde lleno de estrellas, ella oirá una auténtica obra de arte. Le cantaré una canción moral para dejarla aún más embelesada de lo que lo está. (Canta acompañándose de una cítara.)
Pequeña Catalina,
¿qué haces ante la puerta
de tu amor, tan temprano?
¡No cruces ese umbral!
¡No se te ocurra hacerlo!
Doncella entrarás.
Doncella no saldrás.
Tened mucho cuidado,
una vez que lo logren
os dirán: «bien, adiós».
Muchachas desdichadas,
mantened el honor.
No dejéis que os ame
ningún joven truhán
sin antes desposarse.
VALENTÍN (Adelantándose.)
¿A quién pretendes engañar? ¡Diantre! Condenado cazador de ratas. Primero mandaré al diablo el instrumento y luego mandaré al diablo al cantante.
MEFISTÓFELES.
La cítara está partida en dos y ya no tiene arreglo.
VALENTÍN
¡Y ahora le toca a tu cabeza!
MEFISTÓFELES (A FAUSTO.)
Señor doctor, no ceda, ¡ánimo! ¡Venga a mi lado, que yo lo llevo! ¡Con todo su brío! Dele fuerte, que yo pararé sus golpes.
VALENTÍN
¡Para este!
MEFISTÓFELES
¿Por qué no?
VALENTÍN
¡Y este!
MEFISTÓFELES
¡Claro!
VALENTÍN
¡Es como si esgrimiera el diablo! Pero ¿qué es esto? Mi brazo empieza a perder fuerza.
MEFISTÓFELES (A FAUSTO.)
¡Clávaselo a fondo!
VALENTÍN (Cae.)
¡Oh, dolor!
MEFISTÓFELES
Ya se le han bajado los humos. Pero, desaparezcamos, están gritando que ha habido un crimen y yo puedo arreglármelas bien con la policía, pero no puedo esquivar a la justicia criminal.
MARTA (En la ventana.) ¡
Socorro!
MARGARITA (En la ventana.)
¡Luz aquí!
MARTA
Se han insultado, se han gritado y se han batido en duelo.
LA GENTE
Aquí hay uno muerto.
MARTA (Saliendo.)
¿Han escapado los asesinos?
MARGARITA (Saliendo.)
¿Quién ha caído?
LA GENTE
El hijo de tu madre.
MARGARITA
¡Dios todopoderoso! ¡Qué desgracia!
VALENTÍN
¡Me estoy muriendo, sí! Se dice pronto, pero más pronto aún llega. ¿Qué hacéis ahí, mujeres, aullando y gritando? Venid y escuchadme. (Todas le rodean.) Todavía eres joven, Margarita, no tienes suficiente experiencia y no te haces bien. Ahora sólo te digo en confianza: ya que eres una ramera, sé una buena ramera.
MARGARITA
¡Hermano! ¿Cómo me dices eso? Ay, Dios mío.
VALENTÍN
¡No mezcles a Dios es esta farsa! A lo hecho, pecho, y sólo se podrá hacer lo que se pueda. Empezaste con uno a escondidas, pronto vendrán más y, una vez que te posean, serás de toda la ciudad. Cuando nace la infamia, entra en el mundo a hurtadillas; le ponen el velo de la noche tapándole la cara y querrían asesinarla a escondidas. Pero, luego, cuando crece y se hace grande, sale descubierta a la luz del día y entonces no se ha hecho más hermosa. Cuanto más feo es su rostro, más busca la luz del día. Ya veo llegar el tiempo en el que los buenos ciudadanos se apartarán de ti, ramera, como de un cadáver putrefacto. El corazón te temblará en el cuerpo cuando te miren a los ojos. Ya nunca llevarás cadena de oro y no podrás estar en la Iglesia ante el altar. No podrás volver a sentirte bien con tu cuello de encaje en un baile. Te esconderás en un miserable rincón con pobres y mendigos. Y, aunque luego Dios te perdone, serás maldita para siempre en este mundo.
MARTA
¡Pide a Dios misericordia por tu alma! ¿O prefieres cargarla de blasfemias?
VALENTÍN
Si pudiera golpear tu seco cuerpo, desvergonzada alcahueta, todos mis pecados obtendrían el esperado perdón.
MARGARITA
¡Hermano, mío! ¡Qué pena infernal!
VALENTÍN
Deja ya de llorar. Cuando renunciaste a la honra, me asestaste la más fuerte puñalada en el corazón. Voy hacia Dios, pasando por el sueño de la muerte, como un valeroso soldado. (Muere.)
 
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astaroth1
view post Posted on 29/9/2008, 01:45




CATEDRAL

(Oficio religioso, órgano y cántico. El ESPÍRITU MALIGNO detrás de MARGARITA.)


ESPÍRITU MALIGNO
¿Qué diferente era todo, Margarita, cuando llena de inocencia te acercabas al altar y balbucías oraciones de tu gastado librito? Era a medias un juego de niños, pero también a medias llevabas a Dios en el corazón. ¿Dónde está tu cabeza, Margarita? ¿Qué crimen escondes en ese corazón? ¿Ruegas por tu difunta madre, a la que tú hiciste pasar del sueño a la larga, larga pena? Y ¿de quién es la sangre en tu umbral? ¿No se mueve bajo tu corazón algo que va creciendo y se angustia y te angustia con una presencia cargada de presagios?
MARGARITA
¡Ay de mí! ¡Si pudiera liberarme de los pensamientos que dan vueltas y pasan y vuelven contra mí!
CORO
Dies irae dies illa.
Salvet saeculum in favilla.

(Suena el órgano.)

ESPÍRITU MALIGNO
¡La cólera te envuelve! ¡Resuena la trompeta! ¡Se agitan los sepulcros! También tu alma resurge de las cenizas y arde en un tormento flameante. ¡Ahora, resucita agitada!
MARGARITA
¡Querría irme de aquí! Es como si el órgano me quitara el aliento y los cantos disolvieran mi corazón en lo más profundo.
CORO
Judex ergo cum sedebit
quidquid latet adparebit
nil inultum remanebit.
MARGARITA
Todo se me hace angosto. Estoy apresada por las columnas de los muros. La bóveda me aplasta. Aire, aire, que me ahogo.
ESPÍRITU MALIGNO
¡Escóndete! El pecado y la vergüenza no quedan ocultos. ¿Aire? ¿Luz? Pobre de ti.
CORO
Quid sum miser tunc dicturus?
Quem patronem rogaturus?
Cum vix justus sit securus?
ESPÍRITU MALIGNO
Hasta los mismos santos apartan el rostro de ti. Los puros temen tenderte su mano. ¡Ay de ti!
CORO
Quid sum miser tunc dicturus?
MARGARITA
¡Vecina!, ¡las sales!
 
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belzebuth666
view post Posted on 29/9/2008, 01:48




NOCHE DE WALPURGIS

(Cordillera del Harz. Comarca de Schierke y Elend.
FAUSTO y MEFISTÓFELES.)


MEFISTÓFELES
¿No quieres un palo de escoba? Yo desearía el más recio macho cabrío. Por este camino aún estamos lejos de nuestro destino.
FAUSTO
Mientras sienta fuerza en mis piernas, este bastón nudoso será suficiente. ¿De qué sirve abreviar este camino? Cruzar el laberinto de los valles para escalar después estos peñascos de donde brota en manantial la eterna fuente. El placer anima esta senda. La primavera flota sobre los abedules y ya los pinos la empiezan a sentir. ¿No tonificará entonces nuestros miembros?
MEFISTÓFELES
La verdad, no noto nada de eso. En mi cuerpo es invierno, y desearía nieve y escarcha a mi paso. ¡Qué triste se eleva el imperfecto disco de la encarnada luna con su fulgor tardío! Brilla tan poco que a cada paso tropezamos con árboles y rocas. Permíteme que llame a un fuego fatuo. Ahí veo que centellea juguetón. ¡Eh, amigo!, ¿vendrías con nosotros? ¿Qué haces ahí brillando inútilmente? Sé amable e ilumina nuestra ascensión.
FUEGO FATUO
Espero, por respeto, ser capaz de dominar mi frívola naturaleza. Nuestro camino suele ir en zigzag. MEFISTÓFELES
Ay, este quiere imitar a los hombres. Anda derecho, en nombre del Diablo, o soplo y extingo tu trémula vida.
FUEGO FATUO
Ya veo que eres el señor de nuestra casa y con gusto me ajustaré a lo que dices. Pero tened en cuenta que el monte está lleno de hechizos y, si os ha de guiar el paso un fuego fatuo, no podéis ser muy exigentes con él.
FAUSTO, MEFISTÓFELES y el FUEGO FATUO (cantan alternativamente las estrofas.)
En las esferas del sueño y la magia,
al parecer, estamos penetrando.
Guíanos bien y hónrate en la empresa,
para que, avanzando, lleguemos pronto
a esos parajes amplios y desiertos.
Mira qué rápido atrás dejamos
un árbol tras otro en nuestro paseo
y cómo las rocas nos reverencian
y las largas narices de las peñas
hacen sonar con fuerza sus ronquidos .
A través de las piedras y praderas
bajan rápidos río y arroyo.
¿Escuchas su rumor?, ¿tal vez su canto?
¿Escuchas tiernas quejas de amor,
resuenan esos días celestiales?
¡Toda nuestra esperanza y amor!
Y como en aquella vieja leyenda
otra vez se hace escuchar el eco.
Uju, suju, se escuchan más y más
al grajo, la lechuza y la avefría.
¿Han permanecido todos en vela?
¿Está la salamandra en los matojos?
¡Qué largas patas y qué grande el vientre!
Las raíces, como si fueran sierpes,
se retuercen por arenas y rocas
y extienden sus fabulosos brazos
para asustarnos y apresarnos.
Desde tupidos nudos animados,
estiran sus tentáculos de pólipo
contra el caminante. Y los ratones
forman un abigarrado ejército
y marchan por el musgo y la pradera.
Las luciérnagas vuelan por el aire
y su compañía nos desorienta.
Pero, ¿es que debemos detenernos?,
¿no habrá más bien que continuar?
Todo parece girar y girar.
Rocas y árboles hacen gestos,
mientras los juguetones fuegos fatuos
siguen creciendo y multiplicándose.
MEFISTÓFELES
Agárrate bien a mi capa. Hemos llegado a la mitad de la subida a la cumbre. Aquí verás con sorpresa cómo en el monte fulge incandescente Mammón.
FAUSTO
Qué extraño resplandor despide, desde el fondo, esa turbia luz de la aurora. El fulgor llega retumbando hasta la profunda garganta del abismo. Por aquí sube el vapor, por allí se espesa el vaho, y de la bruma y su velo surge un fuego incandescente que luego brota como un manantial. Por allí serpentea un largo trecho con cien venas cruzando todo el valle, y aquí, en el augusto rincón, se queda aislado de una vez. Entonces las chispas centellean en sus proximidades, como arena dorada llevada por el viento. Y ¡mira!, en toda su altura se incendia esa pared de roca.
MEFISTÓFELES
¿Acaso no adorna con todo boato el señor Mammón su palacio para la fiesta? Suerte que lo hayas visto, ya presiento que llegan los fogosos invitados.
FAUSTO
¡Qué rápido vuela la novia del viento por el aire! ¡Qué fuertes golpes me da en la nuca!
MEFISTÓFELES
Agárrate a las viejas grietas de las rocas o te arrojará en esta garganta, que será tu tumba. La niebla hace densa la noche. ¡Oye cómo se estremece el bosque! Los búhos huyen espantados. Oye cómo se astillan las columnas del eterno palacio de verdor, cómo las ramas gimen y se rompen, cómo los troncos retumban, poderosos, y las raíces crujen y bostezan. En impresionante y confusa caída, los árboles ceden agolpándose unos contra otros, y apenas permiten que se filtre el viento, que silba y aúlla al pasar por los atestados barrancos. ¿No oyes voces en las alturas, que suenan aquí lejos y allá cerca? Sí, a lo largo de todo el monte, truena iracundo un ensalmo.
LAS BRUJAS (A Coro.)
Las brujas suben al Brocken, la mies es verde y el rastrojo amarillo. Allí está reunido el gran montón y el señor Urián está sentado encima. Todo va a pedir de boca. ¡Que suelte cuescos la bruja! ¡Que hieda el macho cabrío!
UNA VOZ
Allí viene sola la vieja Baubo a lomos de una cerda madre.
CORO
Honor, pues, a quien merece los honores. Señora Baubo, adelantaos y guiadnos. Una cerda ejemplar, la madre encima y el ejércirto de brujas detrás.
UNA VOZ
¿Por dónde habéis venido?
OTRA VOZ
Por el Ilsen. Allí vi al búho en su nido. ¡Qué mirada tenía!
UNA VOZ
¡Vete al infierno! ¿Por qué vas cabalgando tan de prisa?
OTRA VOZ
Aquella me dio un arañazo. Mira las heridas.
BRUJAS (A coro.)
El camino es ancho y largo. ¿Por qué esa prisa sin sentido? ¡Que la horquilla pinche!, ¡que la escoba desgarre! ¡Que el niño se ahogue!; ¡que el útero reviente!
BRUJOS (En semicoro.)
Vamos lentos como caracoles. Las mujeres van todas delante, pues en el camino a la mansión del mal, las mujeres nos llevan miles de pasos de ventaja.
EL OTRO SEMICORO
No nos tomemos esto muy en serio, ya que lo que consigue la mujer con mil pasos, cuando puede apresurarse, lo consigue el hombre de un salto.
UNA VOZ (Desde arriba.)
¡Venid aquí! ¡Salid de ese mar de rocas!
VOCES (Desde abajo.)
Querríamos acompañaros a las alturas. Nos lavamos y quedamos blancos y relucientes, pero estamos para siempre estériles.
AMBOS COROS
Calla el viento, la estrella huye, la nebulosa luna se oculta. El coro mágico despide miles de pavesas.
VOZ (Desde abajo.)
¡Alto!, ¡alto!
VOZ (Desde arriba.)
¿Quién llama desde la hendidura de las rocas?
VOZ (Desde abajo.)
¡Llevadme con vosotros! Hace trescientos años que subo y nunca puedo alcanzar la cima. Con lo feliz que estaría con mis semejantes.
AMBOS COROS
Con la escoba, con el bastón, con la horquilla y con el cabrón. El que hoy no pueda subir aquí es hombre perdido para siempre.
MEDIO-BRUJA
Las persigo desde hace mucho tiempo. ¡Qué lejos están las otras! En casa no dejo de afanarme y, sin embargo, no las alcanzo.
CORO DE LAS BRUJAS
El ungüento da bríos a las brujas, para hacer una vela es suficiente con un harapo. Cualquier artesa sirve de barco. ¡Que no vuele nunca el que no vuele hoy!
AMBOS COROS
Y cuando vayamos llegando a la cumbre, nos arrastraremos por el suelo y llenaréis la pradera a lo largo y a lo ancho con vuestro pulular brujeril. (Se echan por el suelo.)
MEFISTÓFELES
¡Qué choques!, ¡qué empujones, qué sonsonete! ¡Qué chispas, qué hedor, qué brillo, qué ardor! Esta es la auténtica brujería. Pero agárrate a mí, que no nos separen. ¿Dónde estás?
FAUSTO (Lejos.)
¡Aquí!
MEFISTÓFELES
¿Qué? ¿Ya te han arrastrado hasta allí? Haré uso de mis derechos de dueño. ¡Abrid paso!, que va el Hacendado Voland, ¡paso!, ¡dulce plebe!, ¡paso! Venga, Doctor, y en un momento nos escaparemos de este tumulto, es demasiado loco incluso para uno de mi género. Allí brilla algo con extraño fulgor que me atrae hacia aquellos matorrales. ¡Ven!, ¡ven! Entraremos con disimulo.
FAUSTO
¡Oh, espíritu de la contradicción! De acuerdo, puedes guiarme; pero no me parece bien haber hecho la peregrinación al Brocken en la noche de Walpurgis para aislarnos ahora por nuestra cuenta.
MEFISTÓFELES
Pues ¡mira qué colorido de llamas! Se ha reunido un animado club. En la intimidad nunca se está solo.
FAUSTO
Pero preferiría estar ahí arriba. Allí veo alzarse el fulgor y el humo, allí la multitud se agolpa yendo hacia el Maligno y se deben resolver muchos enigmas.
MEFISTÓFELES
Pero también se formarán otros nuevos. Deja que el mundo se desquicie y agite; nos quedaremos aquí en sosiego. Está establecido ya hace mucho que pequeños mundos se creen en el grande. Allí veo jóvenes brujitas desnudas y otras viejas que se cubren con astucia. Al menos por mí, sed simpáticas; a poco que os esforcéis será grande el placer. Pero escucho el tañer de instrumentos. ¡Maldito ruido! Habrá que acostumbrarse. ¡Ven conmigo!, ¡ven! No hay más remedio. Te llevaré conmigo, te presentaré y harás nuevos lazos. ¿Qué te parece, amigo? Esta explanada no es pequeña. Mira, apenas se ve el fin. Hay cien hogueras ardiendo en fila; se baila, se hacen chanzas, se cocina, se bebe, se ama... Dinos si puede haber algo mejor.
FAUSTO
Y para introducirme, ¿te presentarás como demonio o como mago?
MEFISTÓFELES
Estoy acostumbrado a ir de incógnito. Mas el día de gala hay que poner las condecoraciones. No me adorna la Jarretierra, pero el pie de caballo encuentra aquí todos los honores. ¿Ves ese caracol? Viene despacio, mas con sus cuernos ha visto y olido algo especial en mí. Aunque quisiera, no puedo negarme aquí. Ven, vamos del fuego hacia el fuego. Tú serás el galán y yo tu valedor. (A unos que están sentados junto a unas ascuas mortecinas.) ¿Qué hacéis aquí, dignos ancianos? Sería mejor que os sentarais en el centro, en medio de la disipación juvenil; ya tiene cada uno suficiente soledad en su casa.
GENERAL
¿Quién se puede fiar de las naciones, por mucho que por ellas se haya hecho? Pues, para el pueblo como para la mujeres, la juventud tiene preferencia.
MINISTRO
Ya estamos demasiado lejos de la Justicia. Celebro a los buenos veteranos, pues, cuando mandábamos en todo, estábamos en la auténtica Edad de Oro.
ADVENEDIZO
Pues nosotros tampoco fuimos tontos, aunque a menudo hicimos lo que no debíamos; pero ahora todo está cambiando, justo cuando esperábamos agarrarlo con firmeza.
AUTOR
¿Quién querría leer hoy un escrito de contenido más o menos perspicaz? Y por lo que a los jóvenes respecta, nunca fueron tan sabihondos.
MEFISTÓFELES (Que de repente parece muy viejo.)
Veo que están preparados para el Juicio Final. Como es el último día que escalo el monte de las brujas y, puesto que de mi barril sólo mana vino turbio, me parece que el mundo también está tocando fondo.
BRUJA REVENDEDORA
¡Señores míos, no pasen de largo! ¡No dejen escapar la ocasión! Miren con atención mis mercancías, hay cosas muy variadas y, con todo, nada en este puesto deja de estar relacionado con objetos que alguna vez hayan contribuido al daño de los hombres. Ni un puñal que no haya hecho derramar sangre, ni una copa que no haya vaciado en un cuerpo un veneno ardiente y degenerativo, ni una joya que no haya seducido a una mujer adorable, ni una espada que no haya quebrantado algún acuerdo y herido por la espalda a un adversario.
MEFISTÓFELES
¡Querida tía!, comprendéis mal el tiempo. Lo pasado, pasado está: dedicaos a las novedades, sólo las novedades saben atraernos.
FAUSTO
¡Que no pierda aquí el sentido! ¡Esto sí que es una feria!
MEFISTÓFELES
El remolino entero asciende. Tú crees que empujas y en realidad eres empujado.
FAUSTO
¿Ese quién es?
MEFISTÓFELES
Obsérvala bien. Es Lilith.
FAUSTO
¿Quién?
MEFISTÓFELES
La primera mujer de Adán. Cuídate de su bonita melena, la única joya que la adorna. Una vez que atrapa a un joven con esta, no logra escapar fácilmente.
FAUSTO
Allí hay dos sentadas. La vieja con la joven. ¡Seguro que ya han brincado mucho!
MEFISTÓFELES
Estas hoy no podrán tener reposo. Empieza un nuevo baile, ¡ven, unámonos!
FAUSTO (Bailando con la joven.)
Una vez tuve un sueño muy hermoso.
Ante mis ojos había un manzano,
dos bellas manzanas resplandecían,
me atrajeron y decidí subir.
LA BELLA
A ellas les gustan las manzanas
desde el paraíso terrenal.
Me siento conmovida de alegría,
pues en mi huerto crece esa fruta.
MEFISTÓFELES
Una vez tuve un sueño tenebroso,
ante mis ojos, un árbol reseco
tenía una [enorme hendidura].
A pesar de su [anchura] me gustó.
LA VIEJA
Brindo mis respetuosos saludos
al caballero del pie de caballo.
Que tenga preparado [su tapón]
si no tiene miedo [al gran agujero].
PROCTOFANTASMISTA
¡Maldita ralea! ¿Qué decís aquí? ¿No se ha demostrado ya hace tiempo que un espíritu no puede andar sobre pies ordinarios? Y no obstante bailáis como nosotros.
LA BELLA (Bailando.)
¿Qué quiere este en nuestro baile?
FAUSTO (Bailando.)
¡Sí, a este se le encuentra en todas partes! Él ha de juzgar lo que otros bailan y si no se ha mofado de cada paso, es como si ese paso no hubiera sido dado. Lo que más le molesta es que avancemos. Si os apetece dar vueltas como él, en su propio círculo, como en su viejo molino, él dirá en cualquier caso que está bien y si le saludáis mientras, mejor.
 
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satanas1
view post Posted on 29/9/2008, 01:52




PROCTOFANTASMISTA
¡Seguís ahí! ¡Esto es inaudito! ¡Desapareced de aquí! ¡Ya lo hemos aclarado! A estos demonios les dan igual las reglas; aunque somos sensatos, hay duendes en Tegel. ¡Cuánto tiempo hemos estado luchando contra la locura y nunca conseguimos que esté todo limpio! ¡Es inaudito!
LA BELLA
Pues deje ya de molestarnos.
PROCTOFANTASMISTA
Os lo digo a la cara, espíritus. No acepto el despotismo de los espíritus: mi espíritu no puede instruirlos ni adiestrarlos. (Siguen bailando.) Hoy veo que no voy a conseguir nada, pero llevo siempre conmigo un Viaje, y espero, antes de dar mi último paso, someter a demonios y poetas.
MEFISTÓFELES
Se sentará en seguida en un pantano, es su mejor modo de solazarse, y cuando las sanguijuelas se relaman en sus posaderas, se curará de los espíritus y del espíritu. (A FAUSTO, que ha salido del baile.) ¿Por qué dejas marchar a esa muchacha que tan seductoramente te cantaba durante la danza?
FAUSTO
Ay, en mitad del canto le saltó un ratoncillo rojo de la boca.
MEFISTÓFELES
¡Bien está eso! No hay que tomárselo tan a pecho. Basta con que el ratón no fuera gris. ¿Quién se fija en eso en la hora del idilio?
FAUSTO
¿Allí veo...?
MEFISTÓFELES
¿Qué?
FAUSTO
Mefisto, ¿ves allí a una bella niña de tez pálida, sola y en la lejanía? Parece andar muy despacio, parece no mover los pies. Debo confesar que me parece igual que mi buena Margarita.
MEFISTÓFELES
¡Déjalo estar! ¡Eso no le sienta bien a nadie! Es una imagen de hechizo; no tiene vida, es un ídolo. No es bueno encontrarse con ella. Su mirada estática paraliza la sangre del hombre y pronto quedan convertidos en piedra; tú ya has oído hablar de Medusa.
FAUSTO
Es verdad, parecen los ojos de una muerta que una mano cariñosa no cerró. Pero este es el pecho que me ofreció Margarita, este es el dulce cuerpo que gocé.
MEFISTÓFELES
Es un hechizo, hombre fácil de engañar. Todos creen querer a su amada.
FAUSTO
¡Qué delicia!, ¡qué sufrimiento! No puedo separarme de sus ojos; pero qué extraño que aquel hermoso cuello sea adornado por una sola cadenita roja, no más ancha que el corte de un cuchillo.
MEFISTÓFELES
Cierto, también lo veo. Igual podría pasear la cabeza bajo el brazo, porque Perseo se la cortó... Pero siempre tendrás este afán imaginativo. Sube por la pequeña colina; allí hay tanta diversión como en el Prater. Y si yo no estoy hechizado también, veo allí un teatro. ¿Qué representan?
SERVIBILIS
Ahora mismo comenzamos. Una nueva obra. La nueva obra de un serie de siete. Aquí es costumbre ser tan generoso. La ha escrito un aficionado y la representan aficionados. Perdónenme, señores, me retiro. Mi afición es levantar el telón.
MEFISTÓFELES
¡Me place encontrarle en el Blocksberg! Pues este es el lugar que le corresponde.
 
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belzebuth666
view post Posted on 29/9/2008, 01:55




SUEÑO DE LA NOCHE DE WALPURGIS O BODAS DE ORO DE OBERÓN Y TITANIA

Intermezzo


EMPRESARIO
Descansemos por hoy, valerosos hijos de Mieding. El alto monte y el húmedo valle serán todo nuestro escenario.
HERALDO
Si han de ser bodas de oro, tienen que haber pasado cincuenta años; pero acabemos con la polémica, me gusta el dorado.
OBERÓN
Estad allá donde yo esté, espíritus, y en esta hora se mostrará cómo el rey y la reina renuevan sus lazos.
PUCK
Aquí viene Puck y da vueltas y arrastra sus pies hacia el baile. Otros cien lo siguen para divertirse con él.
ARIEL
Ariel entona el canto con su son celeste y puro. Su canto anima a muchachas feas y también atrae a las bellas.
OBERÓN
Aprended de nosotros dos, cónyuges que queréis vivir en armonía. Para que dos se amen, basta con separarlos.
TITANIA
Si el hombre gruñe y la mujer grita, cogedlos con rapidez. Llevadla a ella al Mediodía y a él al confín del Norte.
ORQUESTA TUTTI (Fortissimo. )
Ahí están las moscas con sus trompas y los mosquitos con sus aguijones y todos sus parientes. ¡Rana entre las hojas caídas y grillo entre la hierba, tampoco perdáis el compás. ¡He ahí los músicos!
SOLO
Mirad, viene la gaita, es la burbuja de jabón. Escuchad el tururú que sale de su chata nariz.
ESPÍRITU (Que se está empezando a formar.)
¡Dadle patas de araña, panza de batracio y alitas al duendecito! Aunque no hay un animal similar, sí hay un pequeño poema.
UNA PAREJITA
Gran salto y paso corto entre aromas, y un rocío con olor a miel. Aunque tus pasos son suficientes para mí, no consigo volar.
VIAJERO CURIOSO
¿No es esta la mofa de una mascarada? Si he de dar crédito a mis ojos, aquí veo a Oberón, el hermoso dios.
ORTODOXO
No tiene garras, no tiene rabo!, pero no hay duda. Al igual que existen los dioses griegos, existe el diablo. ARTISTA NÓRDICO
Lo que percibo hoy sólo está en boceto, pero estoy preparándome para mi viaje a Italia.
PURISTA
Mi desdicha me trae aquí. ¡Qué putrefacción reina en este lugar! De entre todo este ejército de brujas, sólo hay dos que van empolvadas.
BRUJA JOVEN
Los polvos de maquillaje, lo mismo que los mantos, son para las ancianitas, yo voy desnuda sobre mi macho cabrío enseñando mi macizo cuerpecito.
MATRONA
Tenemos modales demasiado buenos como para empezar a ponernos de morros, pero espero que, lo mismo que hoy estás tierna y joven, un día te pudrirás.
DIRECTOR DEL CORO
Trompas de moscas y aguijones de mosquito, no vayáis en enjambre contra la desnuda. ¡Rana entre las hojas caídas y grillo entre la hierba, tampoco perdáis el compás!
VELETA (Girando a un lado.)
Esta es la mejor compañía posible. ¡Novias auténticamente puras! Los muchachos también, uno por uno, son de mucho porvenir. (Al otro lado.) Si no se abre el suelo para tragárselos a todos, saltaré frenética en el infiemo.
XENIAS
Somos como insectos, vamos en pequeñas bandadas, vamos con nuestros aguijones preparados para honrar, según sus merecimientos, a nuestro padre, Satán.
HENNINGS
Mirad cómo bromean ingenuamente, con las filas apretadas. Al final dirán que tienen buen corazón.
MUSAGETA
Me gusta mucho perderme en el tropel de las brujas, pues seguro que podría conducirlas mejor que las musas.
CI-DEVANT, GENIO DE LA ÉPOCA
Con la gente honrada siempre se llega a algo. Ven, agárrate a mis faldas. Tanto el Blocksberg como el Parnaso alemán tienen una cumbre amplia.
VIAJERO CURIOSO
Decidme, ¿quién es ese hombre tan estricto? Anda con paso muy altivo. Va buscando lo que pueda encontrar. ¡Va tras la pista de jesuitas!
GRULLA
Me gusta pescar en agua clara y también en la revuelta; por eso veis a ese hombre piadoso mezclándose con demonios.
HIJO DEL MUNDO
Sí, para los piadosos, creedme, todo es un buen instrumento. Incluso en el Blocksberg han hecho conventículos.
BAILARÍN
¿Viene un nuevo coro? ¡Oigo tambores lejanos! ¡Tranquilos!, es el ruido del viento en las cañas.
MAESTRO DE BAILE
¡Cómo mueve los pies a todos! Cada uno hace lo que puede. El flaco salta, el gordo brinca. Nadie pregunta qué parece.
VIOLINISTA
Es odioso ese grupo de andrajosos. A uno le gustaría darse un descanso. Es como si la gaita los reuniera a todos, como hacía la lira de Orfeo con las bestias.
DOGMÁTICO
No dejo que me extravíen con gritos, ni con críticas, ni con dudas. Pese a todo, el demonio ha de ser algo, pues ¿cómo si no va a haber demonios?
IDEALISTA
La fantasía tiene esta vez demasiado poder sobre mis sentidos. Cierto, si lo soy todo, hoy soy un loco.
REALISTA
Me atormenta ese ser y me siento muy apenado. Por primera vez me tambaleo sobre mis pies. SUPERNATURALISTA
Aquí estoy, divirtiéndome mucho y disfrutando con estos; de la existencia de los demonios puedo deducir la de los buenos espíritus.
ESCÉPTICO
Siguen la estela de las llamas y se creen cerca de tesoros. Duda sólo rima con demonio, por eso este es mi lugar.
DIRECTOR DEL CORO
Rana entre las hojas caídas, grillo entre la hierba, malditos dilettantes. Trompas de moscas y aguijones de mosquitos, sois auténticos músicos callejeros.
LOS HÁBILES
Sanssouci es el nombre del tropel de alegres criaturas. Si ya no podemos ir de pie, iremos de cabeza.
LOSINEPTOS
Antes disfrutábamos de buenos bocados, pero hoy, Dios nos ayude, nuestros zapatos de bailar están gastados y vamos con los pies descalzos.
LOS FUEGOS FATUOS
Venimos del pantano de donde surgimos, pero aquí nos parecemos a esos brillantes galanes.
ESTRELLA ERRANTE
Desde las alturas he caído con fulgor de estrella y de fuego y quí estoy tendida en la tierra. ¿Quién me ayuda a ponerme en pie?
LAS MASAS
¡Dejad sitio!, ¡abrid paso!, ¡que se inclinen las hierbas! Ahora vienen los espíritus, pero tienen miembros pesados.
PUCK
No avancéis con esa torpeza de crías de elefante. ¡Que hoy sea el más tosco de todos, el más macizo, el mismísimo Puck!
ARIEL
Como la naturaleza amable y el espíritu os dieron alas, seguid mi leve rastro hasta la colina de las rosas. ORQUESTA (Pianissimo.)
Las nubes y la niebla van aclarando. Viento en las hojas y entre las cañas. Todo se desvanece.
 
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nubarus
view post Posted on 29/9/2008, 01:57




DÍA NUBLADO. CAMPO

(FAUSTO, MEFISTÓFELES.)


FAUSTO
¡En la miseria! ¡Desesperada! Tristemente errante por el mundo durante mucho tiempo, y ahora presa, esa dulce e infeliz criatura encerrada como una criminal en una prisión y sometida a horribles tormentos. Hasta ahí ha llegado, hasta ahí. Espíritu traicionero e indigno, me lo has ocultado. Quédate ahí. Sí, revuelve con rabia reconcentrada tus diabólicos ojos en sus órbitas. Sí, quédate y espántame con tu insoportable presencia. ¡Está prisionera! ¡Está sumida en una desgracia irreparable! Está abandonada a los espíritus malignos y a la implacable justicia humana. Y tú, mientras, me llevas a degeneradas distracciones, me ocultas su miseria cada vez mayor y dejas que se pierda sin que nadie la socorra.
MEFISTÓFELES
¡No es la primera!
FAUSTO
Pero, ¡monstruo abominable! ¡Oh espíritu infinito, devuélvele, devuélvele a este gusano su figura perruna, esa que tenía cuando por la noche le gustaba correr delante de mí y meterse entre los pies del inofensivo caminante para echarse sobre su espalda cuando cayera! Devuélvele su forma predilecta para que se retuerza ante mí, con su vientre sobre el polvo, y pueda aplastarle con el pie de este condenado. «¡No es la primera!» Desgracia, desgracia que ningún alma humana puede comprender: que exista más de una criatura que se haya sumido en esa desgracia; que no bastara que la primera se retorciera ante los ojos del Eterno Redentor para expiar la culpa de todas las demás. La vida se me consume hasta el tuétano de los huesos sólo con ver el destino de esta, y tú te regodeas haciendo muecas al ver el destino de miles.
MEFISTÓFELES
Ya hemos llegado al límite de nuestro talento, al lugar en el que los hombres perdéis el sentido. ¿Por qué quieres mi compañía si no eres capaz de soportarla? ¿Quieres volver y el vértigo te hace sentirte inseguro? ¿Fui yo el que me acerqué a ti o tú a mí?
FAUSTO
¡No rechines contra mí tus dientes voraces! ¡Me repugna! Gran y magnífico Espíritu que te dignaste aparecer ante mí, que conoces mi corazón y mi alma, ¿por qué me has encadenado a este vergonzoso compañero que se complace en el daño y se recrea en la perdición?
MEFISTÓFELES
¿Has terminado?
FAUSTO
¡Sálvala o ay de ti! Que caiga sobre ti la más nefasta maldición a través de los siglos.
MEFISTÓFELES
Yo no puedo soltar las cadenas que ha puesto el Vengador. No puedo descorrer sus cerrojos. Sálvala. ¿Quién fue el que la llevo a la perdición?, ¿yo o tú?

(FAUSTO mira en torno a sí, perturbado.)

¿Te gustaría echar mano de los truenos? ¡Menos mal que no se os ha concedido eso a los miserables mortales! Hacer pedazos al inocente que se tiene delante es vuestra tiránica costumbre para buscar alivio en la confusión.
FAUSTO
Llévame allí. Ella tiene que quedar libre.
MEFISTÓFELES
¿Y el peligro al que te vas a exponer? Recuerda que aún tienes pendiente en la ciudad un delito de sangre, recuerda que por el lugar del crimen flotan espíritus vengadores que están al acecho esperando la llegada del asesino.
FAUSTO
¿Y tú me lo dices? ¡Que caiga sobre ti el crimen y la muerte del mundo entero, monstruo! Te digo que me lleves allí y la salves.
MEFISTÓFELES
Te llevaré, y escucha lo que puedo hacer. ¿Acaso tengo poder sobre el cielo y la tierra? Envolveré en niebla el sentido del carcelero; ¡apodérate de las llaves y sácala tú con manos humanas! Yo vigilaré. Los caballos encantados estarán dispuestos y os ayudarán a huir. Eso es lo que puedo hacer.
FAUSTO
¡Vamos allá!
 
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belzebuth666
view post Posted on 29/9/2008, 02:01




POR LA NOCHE. LLANURA

(FAUSTO y MEFISTÓFELES montados en caballos negros.)


FAUSTO
¿Qué están haciendo en ese patíbulo?
MEFISTÓFELES
No sé lo que están cocinando.
FAUSTO
Suben, bajan, se inclinan y se agachan.
MEFISTÓFELES
Es una reunión de brujas.
FAUSTO
Hacen libaciones y conjuros.
MEFISTÓFELES
¡Adelante!, ¡adelante!

PRISIÓN

FAUSTO (Con un manojo de llaves y una lámpara, delante de una puertecita de hierro.)
Se ha apoderado de mí un terror fuera de lo común. Sufro en este instante toda la miseria de la humanidad. Aquí está ella, tras estos muros húmedos, y todo su crimen fue un dulce desvarío. Vacilas en llegar a su presencia; temes volver a verla. Pero, adelante. Tu vacilación hace avanzar a la muerte. (Toma el candado y dentro se oye cantar.)
MARGARITA
La puta de mi madre
fue la que me mató
y mi padre, el pícaro,
luego me devoró.
Mi pequeña hermanita
mis huesos enterró
en húmedo lugar.
Me convertí en un pájaro.
Mírame cómo vuelo.
FAUSTO (Abriendo.)
No presiente que su amado la está escuchando ni oye el chirriar de las cadenas y el crujir de la paja. (Entra.)
MARGARITA (Escondiéndose en el camastro.)
Ay, ya viene. ¡Amarga muerte!
FAUSTO (En voz baja.)
Tranquila, tranquila, vengo a liberarte.
MARGARITA (Retorciéndose ante él.)
Si eres hombre, siente mi desgracia.
FAUSTO
Vas a despertar al vigilante. (Toma las cadenas para quitárselas.)
MARGARITA (De rodillas.)
¿Quién te ha dado ese poder sobre mí, verdugo? Ya a medianoche vienes a llevarme. Ten piedad de mí y déjame vivir. ¿No es mañana lo bastante pronto? (Se incorpora.) ¡Soy tan joven!, ¡tan joven! Y tengo que morir. Fui también bella y esa fue mi perdición. Mi amigo estuvo cerca y ahora está lejos. La guirnalda está destrozada y desperdigadas están las flores. ¡No me agarres con tanta fuerza! ¡Trátame con cuidado! ¡Qué te he hecho! No me hagas que te suplique inútilmente. No te he visto en mi vida.
FAUSTO
¿Podré soportar tanto dolor?
MARGARITA
Ahora estoy en tu poder. Pero déjame darle el pecho al niño. Toda la noche he estado acariciándolo: me lo quitaron para hacerme daño y ahora dicen que lo he matado yo. Nunca volveré a estar alegre. Me cantan cancioncillas, ¡qué mala es la gente! Así es como acaba un viejo cuento... ¿Quién les manda contarlo?
FAUSTO (Arrodillándose.)
A tus pies hay un hombre que te quiere, que viene a librarte del dolor.
MARGARITA (Se arrodilla a su lado.)
¡De rodillas, recemos a los santos! Mira, debajo de esos escalones, pasado el umbral, brilla el fuego del infierno. El Maligno prorrumpe en estruendo con espantosa cólera.
FAUSTO (En voz alta.)
¡Margarita!, ¡Margarita!
MARGARITA (Con atención.)
¡Esa era la voz de aquel amigo! (Se pone en pie de un salto. Caen las cadenas sueltas.) ¿Dónde está? Lo he oído llamarme. Soy libre. Nadie habrá de sujetarme. Iré volando a abrazarlo y descansaré junto a su pecho. Me ha llamado. «¡Margarita!» Y estaba en el umbral. Entre los aullidos y el crepitar del infierno, a pesar de las burlas y las muecas de los diablos, reconozco el dulce y amoroso sonido.
FAUSTO
Soy yo.
MARGARITA
¡Tú, eres tú! ¡Dilo otra vez! (Abrazándole.) ¡Es él! ¡Es él! ¿Adónde se han ido todas las penas? ¿Adónde el miedo de la cárcel y los hierros? ¡Eres tú y has venido a salvarme! ¡Estoy salvada! Otra vez vuelve a estar ante mí la calle donde te vi por primera vez y el jardín alegre donde Marta y yo te esperábamos.
FAUSTO (Intentando llevársela.)
¡Ven conmigo!
MARGARITA
¡Oh, espera!, pues mientras estoy contigo, me encuentro muy bien. (Acariciándolo.)
FAUSTO
¡Date prisa! Si no, lo pagaremos caro.
MARGARITA
¿Cómo? ¿No puedes ya besarme? Hace tan poco tiempo que te marchaste y ya no sabes besarme. ¿Por qué tengo tanto miedo abrazada a ti, cuando antes tus palabras me llevaban al cielo y me besabas como si quisieras ahogarme? Bésame o te besaré yo. (Lo abraza.) Pobre de mí, tus labios están fríos, están mudos. ¿Dónde quedó tu amor? ¿Quién me lo ha quitado? (Le vuelve la espalda.)
FAUSTO
¡Venga! Sígueme, amor mío. Ten valor. Te querré con un fuego mil veces más ardiente, pero ahora sígueme, te lo suplico.
MARGARITA (Dándole otra vez la cara.)
¿Y entonces eres tú? ¿Eres tú de veras?
FAUSTO
Sí soy yo. Ven conmigo.
MARGARITA
Has roto las cadenas y me estrechas de nuevo contra tu pecho. ¿Cómo es que no tienes miedo de mí? ¿Sabes, amigo, a quién estás liberando?
FAUSTO
¡Ven! Que ya la oscuridad de la noche empieza a disiparse.
MARGARITA
He matado a mi madre. He ahogado a mi hijo. ¿No era un don tuyo y mío? ¡También tuyo! ¡Eres tú! Apenas puedo creerlo. Dame tu mano. Esto no es un sueño. ¡Tu mano querida! Pero... está húmeda. ¡Sécatela! Me parece que hay sangre en ella. Ah, Dios mío, qué has hecho. Guarda ya tu daga, te lo suplico.
FAUSTO
Lo pasado, pasado está. No me mates.
MARGARITA
No, debes seguir vivo. Te diré cómo serán las sepulturas que deberás cuidar a partir de mañana. Para mi madre debe ser la mejor y a su lado mi hermano. Yo debo estar un poco aparte y junto a mi seno derecho, el pequeño. ¡Nadie más yacerá junto a mí! Unirme a ti fue una tierna alegría. Pero ya no lo consigo, parece como si tuviera que forzarme para ir hacia ti y tú me rechazaras, aunque sigues siendo tú tan bueno y tan noble.
FAUSTO
Si me ves así, ven conmigo.
MARGARITA
¿Fuera?
FAUSTO
Sí, a la libertad.
MARGARITA
Fuera está la tumba y la muerte nos aguarda, vamos. Vayamos de aquí al lecho eterno y no demos ni un paso más. ¿Vas entonces? Oh, Enrique, voy contigo.
FAUSTO
¿Puedes? Pues ven, la puerta está abierta.
MARGARITA
No puedo, para mí ya no hay esperanza. ¿Para qué huir? Me acecharán. Es tan horrible tener que mendigar, y además con remordimiento de conciencia. Es terrible vagar por tierra extraña, y me apresarán de todos modos.
FAUSTO
Entonces me quedaré contigo.
MARGARITA
¡Huye!, ¡huye! Salva a tu pobre hijo. Sigue el camino que lleva arriba al arroyo. Atraviesa el puente, adéntrate en el bosque y ve a la izquierda, donde está el entablado, en el remanso. Sácalo, quiere salir y aún está pataleando. ¡Sálvalo!, ¡sálvalo!
FAUSTO
Pero vuelve en ti. Un paso y serás libre.
MARGARITA
Si hubiera pasado ya el trance... Ahí, sobre una piedra, está sentada mi madre... Siento que se me congela la sangre. Ahí está mi madre, sentada sobre una piedra, y no mueve la cabeza, ni asiente ni deniega con ella. Hace tiempo que duerme, nunca despertará. Ella durmió para que nosotros gozáramos. ¡Qué tiempos más felices!
FAUSTO
Si las palabras y las súplicas no sirven, te llevaré a la fuerza.
MARGARITA
¡Déjame! No soporto la violencia. No me agarres como si fuera un criminal. Yo lo habría hecho todo por amor.
FAUSTO
¡El día está despuntando, amor mío!
MARGARITA
¡De día! ¡Ya es de día! ¡Ya está llegando mi último día! ¡Tendría que haber sido el día de mi boda! No le digas a nadie que estuviste con Margarita. Ay de mi guirnalda, todo acabó. Nos volveremos a ver, pero no bailando. La multitud se agolpa y no se oye nada. La plaza y las callejuelas no pueden contenerla. La campana repica y ya se ha quebrado la varilla. ¡Cómo me atan y me agarran! Ya soy llevada al asiento de la muerte. Todas las nucas se estremecen ante el filo que va a cortar la mía. El mundo está mudo como una tumba.
FAUSTO
Ojalá no hubiera nacido.
MEFISTÓFELES (Apareciendo desde fuera.)
Vamos, o estáis perdidos. ¡Qué inútiles vacilaciones! ¡Qué irresolución! ¡Cuánta palabra! Mis caballos empiezan a estremecerse. Ya clarea la mañana.
MARGARITA
¿Qué es lo que está saliendo por el suelo? Es ese; échalo. ¿Qué hace en lugar sagrado? ¡Ha venido a buscarme!
FAUSTO
Has de vivir.
MARGARITA
¡Juicio de Dios, a ti me he encomendado!
MEFISTÓFELES (A FAUSTO.)
¡Ven, o te dejo con ella en la estacada!
MARGARITA
¡Soy tuya, padre! ¡Sálvame! Vosotros, ángeles, ejército sacro, rodeadme para protegerme. ¡Enrique, siento horror por ti!
MEFISTÓFELES
Está condenada.
VOZ (Desde arriba.)
Está salvada.
MEFISTÓFELES (A FAUSTO.)
Ven conmigo. (Desaparece con FAUSTO.)
VOZ DE MARGARITA (Desde dentro resonando.)
¡Enrique!, ¡Enrique!

 
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astaroth1
view post Posted on 29/9/2008, 02:04




LA TRAGEDIA

SEGUNDA PARTE
(En cinco actos)

ACTO PRIMERO

LUGAR AGRADABLE


(FAUSTO, tendido sobre el céspedforido; fatigado e inquieto, intenta conciliar el sueño. Anochece. Un círculo de espíritus se mueve sobre él haciendo graciosas figuritas.)

ARIEL (Canto acompañado de arpas eólicas.)
Cuando en la primavera llueven flores,
estas flotan y caen sobre todo.
Cuando la verde bendición del campo
reluce para los hijos terrenos,
elfos pequeños e inmateriales
acuden adonde puedan ser útiles.
Ellos compadecen al desgraciado,
ya sea este santo o pecador.
Vosotros que rodeáis a este hombre haciendo círculos en el aire, mostrad aquí la noble naturaleza de los elfos, suavizad la airada guerra que él entabla en su corazón, evitadle los dardos amargos y ardientes del reproche. Cuatro son los períodos de la noche, haced que los disfrute sin demora. Primero, reclinad su cabeza sobre fresco almohadón; después, bañadlo en el rocío del Leteo: pronto se harán flexibles sus miembros entumecidos y estáticos, cuando vuelva a mirar, ya repuesto, la luz del día. Cumplid el deber más hermoso de los elfos: devolvedle la sagrada luz.
CORO (Cantando de uno en uno, de dos en dos, en grupos, alternanado o a la vez.)
Cuando el aire tibio va inundando
grandes prados llenos de verdor,
bajan también al atardecer
tenues neblinas y suaves aromas.
¡Que susurros de agradable paz
mezan su corazón como a un niño
y a sus ojos de hombre agotado
tenga el día cerradas sus puertas!
Ya, por fin, ha caído la noche;
una a una vienen las estrellas.
Grandes luces y pequeñas chispas
rielan cerca y resplandecen lejos.
Rielan reflejándose en el mar;
resplandecen en el claro cielo.
Y, sellando la calma dichosa,
reina el esplendor de la luna.
Las horas ya se han extinguido;
dolor y gozo se han disipado.
¡Presiéntelo! Vas a sanar pronto.
Confía en la luz del nuevo día.
Verdean valles, crecen los cerros,
crecen hasta dar umbría calma,
y en cimbreantes olas plateadas
tremolan al aire los sembrados.
Para alcanzar todos los deseos,
mira hacia allá, mira la luz.
Sin darte cuenta quedarás preso.
Despréndete del velo del sueño.
No vayas ahora a acobardarte
cuando la gente vacile y tema.
Todo lo puede el alma noble
que rápida comprende y actúa.
(Un enorme estruendo anuncia que el sol se aproxima.)
ARIEL
Escuchad cómo retumban las Horas
dentro de los oídos del espíritu.
El nuevo día acaba de nacer.
Las puertas se abren con un gran estrépito,
con bríos avanza el carro de Febo.
¡Qué tronar acompaña a la luz!
Hay ruido de tambores y trompetas.
Ojos cegados, oídos aturdidos;
sólo deja de oírse lo inaudito.
Id a refugiaros a las corolas,
adentraos profundamente en ellas
y en el follaje que hay bajo las rocas.
Si os llega a alcanzar, quedaréis sordos.
FAUSTO
El pulso de la vida vuelve a latir fresco y reanimado al saludar con suavidad a la etérea aurora. Tú, Tierra, también fuiste constante esta noche, me diste aliento reviviendo a mis pies. Ya empiezas a rodearme de nuevo de deseo, estimulas y excitas la poderosa decisión de buscar constantemente una existencia mejor. Con la luz de la aurora se abre el mundo. En el bosque resuena una vida que emite mil voces.Del valle y hacia el valle surgen vaharadas de niebla, pero la claridad del cielo llega hasta el fondo. Los troncos y las ramas brotan renovados del aromático abismo en el que, hundidos, dormían. Un color tras otro va saliendo de las profundidades, y temblorosas perlas gotean sobre las flores y las hojas. Un paraíso se va creando a mi alrededor.
¡Mira arriba! Los gigantescos picos de las montañas anuncian ya la hora de la máxima solemnidad. Ellos podrán pronto disfrutar de la luz de lo eterno, que más tarde bajará hacia nosotros. Ya los verdes prados, que hacen hondonada junto a los Alpes, reciben la nueva luz y la claridad, que gradualmente van descendiendo ¡Ya aparece!, y ya estoy cegado. Me aparto con los ojos doloridos.
Es como una esperanza anhelante que se abre paso, confiada, hacia el más alto deseo y halla abierta de par en par la puerta de la realización; pero desde esos fondos eternos se levanta una gran cantidad de llamas que nos deja atónitos. Quisiéramos encender la antorcha de la vida y nos rodea un mar de fuego, ¡y vaya fuego! ¿Es odio o amor? Con ardor nos rodean, alternando terriblemente, el dolor y el goce, de modo que de nuevo miramos a la Tierra para quedar ocultos por el velo más joven.
¡Quede, pues, a mi espalda el Sol! Me paro a contemplar con creciente fascinación la catarata que atraviesa rápida el desfiladero. De salto en salto, forma ahora mil remolinos y luego se derrama en mil torrentes que borbotean lanzando al aire su espuma que cae sobre más espuma. Aprovechando esta caída, se tensa en bóveda, magnífico, el cambiante y permanente arco iris, tan pronto nítido como difuminado en el aire, que va difundiendo una lluvia fresca y olorosa. Con él se simboliza el esfuerzo del hombre. Reflexiona sobre este y comprenderás que en el colorido reflejo de la luz está la vida.
 
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belzebuth666
view post Posted on 29/9/2008, 02:07




PALACIO IMPERIAL. SALA DEL TRONO

(Consejo de Estado aguardando la llegada del EMPERADOR. Trompetas. Cortesanos de todo tipo, lujosamente vestidos. El EMPERADOR llega al trono, a su derecha el ASTRÓLOGO.)


EMPERADOR
Saludo a mis amados y leales que han acudido aquí de cerca y de lejos. Veo que mi sabio está a mi lado, pero ¿dónde ha quedado mi bufón?
NOBLE
Iba junto a la cola de tu manto, pero se cayó por las escaleras. Se llevaron su cuerpo grasiento. No se sabe si ha muerto o estaba borracho.
NOBLE SEGUNDO
De inmediato, con increíble rapidez, ha venido otro a ocupar su lugar. Va muy lujosamente vestido, pero de modo tan grotesco que a todos sorprende. La guardia le ha dado el alto ante el umbral poniéndole en aspa las alabardas; pero ahí llega este loco audaz.
MEFISTÓFELES (Arrodillándose ante el trono.)
¿Quién es el maldecido o siempre bienvenido? ¿Quién el anhelado y siempre rechazado? ¿Quién es siempre puesto bajo protección? ¿Quién es censurado con fuerza y gravemente acusado? ¿A quién no puedes llamar a tu lado? ¿A quién os gusta a todos oír nombrar? ¿Quién se acerca al escalón de tu trono? ¿Quién se ha puesto a sí mismo en entredicho?.
EMPERADOR
¡Por esta vez ahórrate las palabras! Este no es lugar para acertijos; eso es competencia de estos señores... Resuélvelos tú, pues me gustará oír tu solución; mi bufón se fue, me temo que muy lejos. Ocupa su lugar; ven a mi lado.

(MEFISTÓFELES sube y se pone a su izquierda.)

MURMULLOS DE LA MULTITUD
Un nuevo bufón para nuestra desgracia. ¿Cómo vino? ¿Cómo entró? Cayó el viejo y se malogró. Si aquel era un tonel, este es un palillo.
EMPERADOR
Entonces, amados y leales, bienvenidos aquí qué, procedentes de cerca y de lejos, os habéis congregado bajo una buena estrella en la que está escrita nuestra suerte y nuestra dicha. Pero pregunto: ¿por qué en estos días, en que nos despojamos de nuestras preocupaciones, nos ponemos máscaras y sólo querernos distraernos confiadamente, tenemos que torturarnos reuniéndonos en Consejo? Pero si decís que no cabe otro remedio y así se ha dispuesto, así sea.
CANCILLER
La suprema virtud adorna como una aureola la cabeza del emperador. Sólo él puede ejercerla convenientemente: es la justicia, la que todos aman, exigen, desean y a la que difícilmente renuncian. Depende de él que esta se le garantice al pueblo. Pero ¿de qué sirven la razón humana, la bondad de corazón y la buena voluntad cuando todo el Estado está en febril desolación y cada mal da lugar a nuevos males? A aquel que desde esta alta sala divisa el Imperio le parece encontrarse en una pesadilla en la que los engendros crean nuevos engendros. La ilegalidad campa legalmente por sus respetos desplegando un mundo de terror.
Aquel roba un rebaño y aquel otro una mujer o el cáliz, la cruz y los candelabros de los altares, y se jacta de su robo durante algunos años con el pellejo a salvo y el cuerpo intacto. Ahora van los demandantes al tribunal, el juez se pavonea en su escaño mientras sube en colérica riada el creciente tumulto del desorden. Uno puede alardear de vergüenza y crimen y otro encuentra apoyo en su cómplice y se oye la sentencia «culpable» donde la inocencia, sola, se defendía. El mundo entero se está haciendo pedazos y se aniquilará lo que está bien. ¿Cómo podrá desarrollarse el único sentido que nos llevará ante lo justo? Hasta el hombre de bien acabará inclinado a la adulación y el soborno, y el juez, que no es capaz de castigar, acabará aliándose con el criminal. Lo pinto todo negró, pero me gustaría aún echar más negro en mi pintura. (Pausa.) No se puede dejar de tomar medidas cuando todos dañan, todos sufren y hasta se pierde la grandeza.
MARISCAL DE LOS EJÉRCITOS
¡Qué furia en estos días de locura! Todos quieren herir y, sin embargo, son heridos, pero hacen oídos sordos a las órdenes. El ciudadano del burgo, tras las murallas, y el noble, en su nido de roca, se han conjurado para hacernos frente y mantienen sus fuerzas con firmeza. El mercenario se impacienta, exige su paga con destemplanza y si no le debiéramos nada, huiría corriendo de aquí. Si a alguien se le ocurre prohibirles lo que quieren, es como si agitara un avispero. Y, mientras, el Imperio que tendrían que proteger queda asolado y devastado. Se les ha dejado desatar su furia destructora y ya la mitad del mundo está malograda. Es verdad que hay reyes, pero todos actúan como si el asunto no les afectara.
TESORERO
¿Y quién puede fiarse de los aliados? Los subsidios que nos prometieron se han quedado tan estancados como el agua de las cañerías 9. Y por lo demás, ¿qué ha sido de la propiedad en vuestros vastos dominios? Por todas partes surgen usurpadores que quieren vivir por su cuenta y ¡hay que ver cómo lo logran! Hemos renunciado ya a tantos derechos, que casi no nos quedan. Tampoco son muy de fiar los partidos -que así se hacen llamar-, lo mismo si censuran que si alaban es indiferente su odio o su amor. Tanto los gibelinos como los güelfos se ocultan para tomarse un respiro; ¿quién se ocupa hoy de su vecino? Cada cual tiene suficiente con lo suyo. Las puertas del tesoro público están condenadas. Todos cavan, hurgan y reúnen, pero nuestras arcas permanecen vacías.
SENESCAL
¡Qué desgracias he de sufrir yo también! Todos los días trato de ahorrar, pero al día siguiente tengo que ahorrar aún más y así va creciendo mi preocupación. Los cocineros no sufren privaciones: jabalíes, venados, liebres, corzos, pavos, gallinas, gansos y patos. Los pagos en especie, que siempre son ingresos seguros, se reciben regularmente, pero al foral siempre falta vino, y eso que antes en las bodegas amontonábamos barril contra barril de las mejores viñas y vendimias. Mas ahora el eterno empinar el codo de los nobles acaba hasta con la última gota. Hasta el concejo despacha de sus bodegas, se bebe con grandes copas y con cazos y el festejo se celebra bajo la mesa. Luego yo tengo que pagarlo todo y el judío no me perdona nada. Él me concede anticipos que año tras año se devoran por anticipado. Los cerdos no llegan a estar cebados; ya está empeñado el colchón de la cama y ni el pan que llega a la mesa está pagado.
EMPERADOR (Después de meditar, a MEFISTÓFELES.)
Bufón, ¿tienes tú también desgracias que contarme?
MEFISTÓFELES
De ninguna manera. ¡Es algo maravilloso veros en vuestro esplendor a ti y a los tuyos! ¿Puede faltar confianza donde su Majestad, inexorable, ejerce su fuerza para vencer al enemigo? ¿Qué se tendría que conjugar para nuestra desgracia y para llevarnos a la oscuridad, donde brillan esas estrellas?
MURMULLO
¡Vaya un pícaro!, este sí que entiende... Mentirá mientras pueda... Ya sé lo que esconde... ¿Con qué nos vendrá ahora? Con un plan.
MEFISTÓFELES
¿Dónde no hay carencias en este mundo? A uno le falta esto, al de más allá le falta lo otro y aquí lo que hace falta es dinero. Es verdad que este no se puede sacar del empedrado, pero la sabiduría puede extraer lo más hondo. En filones y en las bases de las murallas hay oro en bruto y acuñado. Y si me preguntáis quién puede sacarlo a la luz, yo os contesto: la poderosa naturaleza y el poderoso espíritu del hombre bien dotado.
EMPERADOR
¡Naturaleza, espíritu!... Así no se les habla a los cristianos. Por decir eso se quema a los ateos, y es que dichos discursos son peligrosos. La naturaleza es el pecado, el espíritu es el diablo, entre los dos engendran la Duda, su híbrida hija ¡No es así entre nosotros! El Imperio sólo cría en sus tierras dos linajes, que sustentan dignamente su trono: los santos y los caballeros. Estos soportan todas las tormentas y por ello reciben en pago el Estado y la Iglesia. A ellos les hace resistencia la mente plebeya con sus confusos espíritus, de ahí salen los herejes y los brujos que arruinan las ciudades y los campos. Con tus bromas quieres infiltrarlos en estas altas esferas. Te unes a corazones tan degenerados porque tu locura está cercana a la suya.
MEFISTÓFELES
Así se reconoce a los sabios. Cuando no palpáis algo, es que no está aquí. Lo que no podéis agarrar no existe. Lo que no podéis calcular creéis que no es verdadero. Lo que no podéis poner en la balanza no tiene peso para vosotros. Sólo creéis que vale lo que acuñáis.
EMPERADOR
Con eso no arreglaremos nuestros problemas, ¿de qué nos sirve tu sermón cuaresmal? Estoy harto de escuchar «cómo» y «cuándo»; que falta dinero, pues, muy bien, ¡consíguelo!
MEFISTÓFELES
Conseguiré lo que queréis y mucho más. Aunque es fácil, lo fácil es difícil. El dinero está ahí y es fácil de obtener, pero para ello hace falta un arte y ¿quién será capaz de ponerlo en práctica? Pensad en los tiempos catastróficos, cuando riadas de gente inundan los países, ha habido muchos que, asustados, han dejado por aquí y por allá escondidos sus bienes más preciados. Así pasaba con los romanos y así ha ocurrido hasta la fecha. Todo esto se halla enterrado bajo el suelo y, como el suelo es del emperador, todo debe pasar a ser de su propiedad.
TESORERO
Para ser un bufón habla muy bien, esa es una prerrogativa imperial por tradición.
CANCILLER
Satán os tiende sus lazos con el oro. ¡No se consigue nada siendo piadoso y justo!
SENESCAL
Si a la corte nos trae dones preciados, gustoso acepto un poco de injusticia.
MARISCAL DE LOS EJÉRCITOS
¡Astuto bufón!, ofrece algo que a todos puede ser útil. No será el soldado quien pregunte por su origen.
MEFISTÓFELES
Y si creéis que os engaño, preguntad al astrólogo: él entiende. Él es capaz de encontrar en las esferas de los astros las horas y las casas astrales. Preguntadle, pues, qué ve en los cielos.
MURMULLOS
Son dos granujas, ya están de acuerdo... El loco y el visionario tan cerca del trono... Esta es una vieja canción, el loco hace de apuntador en el discurso del sabio.
ASTRÓLOGO (Habla mientras MEFISTÓFELES va apuntándole.)
El mismo Sol es oro puro. Mercurio, el enviado, nos sirve con mercedes y premios. La mujer, Venus, os ha embelesado a todos al miraros con dulzura tanto de día como por la noche. La casta Luna tiene un humor cambiante. Marte no os hiere, pero os amenaza. Y Júpiter tiene el más bello fulgor. Aunque Saturno sea grande, es pequeño y distante a la vista, además no lo apreciamos mucho como metal, pues es poco valioso y muy pesado. Cuando la Luna se reúne sutilmente con el Sol y se convierten en oro plateado, en el mundo reina la serenidad. Todo lo demás puede conseguirse: palacios, jardines, mejillas rojas, pechos juveniles. Todo está al alcance del hombre sabio, que puede más que nadie entre nosotros.
EMPERADOR
Escucho con redoblada atención y, sin embargo, no me convence.
MURMULLOS
¿Qué nos importa? Esto es una diversión gastada. Tanto calendarito, tanta alquimia de pacotilla. Ya he oído esto muchas veces. Ya he confiado vanamente en ello. Y si viene ese sabio, seguro que es un loco.
MEFISTÓFELES
Ahí están todos pasmados en torno. No confían en el gran hallazgo. Uno delira hablando de la mandrágora, otro del perro negro. Uno hace chistes pase lo que pase, otro le echa la culpa de todo a la brujería y no le importa que le piquen las plantas de los pies y note que le falte el paso firme. Todos sentís algún influjo oculto de la siempre dominante naturaleza y desde las esferas inferiores se abre paso un indicio de vida. Si sentís un cosquilleo por todo vuestro cuerpo y, estando en un lugar concreto, os sobreviene la inquietud, cavad y removed la tierra con decisión. Allá donde está el juglar, está el tesoro.
MURMULLO
Siento en los pies un peso de plomo... Tengo un calambre en el brazo... Eso es gota... Tengo un hormigueo en el pulgar... Me duele toda la espalda... Según estas señales, seguro que aquí está la más rica reserva de tesoros.
EMPERADOR
Entonces, ¡adelante! No vuelvas a escaparte. Pon aprueba tus cuentos y mentiras. Voy a dejar a un lado la espada y el cetro y, si no mientes, yo mismo acabaré este trabajo con mis nobles manos. Pero si mientes, te arrojaré al infierno.
MEFISTÓFELES
En todo caso ya sabría yo encontrar el camino... Pero no soy capaz de decir todo lo que hay aquí sin dueño y a la espera de uno. El labrador, abriendo surcos con su arado, saca un caldero de oro y buscando salitre en las paredes llenas de barro, encuentra, con alegría temblorosa, oro entre sus manos. ¡Cuántos sótanos hay que abrir! ¡En qué enorme cantidad de pasadizos y cavernas ha de penetrar el entendido en tesoros hasta llegar a la cercanía de los infiernos! En amplias cámaras subterráneas encontrará apilados en filas, grandes copas, bandejas y platos de oro. Encontrará también copas con rubíes engastados y, si quiere beber con ellas, encontrará a su lado vinos antiquísimos. Pero, si hay que creer al entendido, se pudrió la madera de las duelas y fue el tártaro del vino el que rehízo el tonel. Las esencias de tales nobles vinos, que acompañan al oro y las joyas, están sumidas en la noche y el horror. Aquí el sabio investiga infatigablemente. Lo que se conoce de día es una broma. Los misterios habitan en la oscuridad.
EMPERADOR
Te la dejo a ti. ¿De qué sirven las tinieblas? Si algo tiene valor ha de salir a la luz. ¿Quién es capaz de reconocer al pícaro en la profunda noche? Entonces todas las vacas son negras y todos los gatos pardos ¡Hinca tú el arado y saca a la superficie todos esos pucheros llenos de oro!
MEFISTÓFELES
Coge la pala y el azadón y cava tú mismo. Te hará bien el trabajo de campesino, y un rebaño de becerros de oro saldrá del suelo. Entonces, sin vacilar y alegre, podrás adornarte tú mismo y adornar a tu amada. El brillo del oro y de las piedras preciosas enaltece la belleza y la majestad.
EMPERADOR
Pues, adelante, ¡ya estoy impaciente!
ASTRÓLOGO (Igual que antes.)
Señor, modera esa perentoria codicia. ¡Deja que pasen las alegres fiestas! La mente distraída no nos permite alcanzar meta alguna. Primero hemos de moderarnos para, con lo que hagamos aquí arriba, merecernos lo que hay allí abajo.
EMPERADOR
¡Pase, pues, este tiempo en regocijo! Y llegue el deseado Miércoles de Ceniza, después que festejemos con más júbilo aún el loco carnaval.
 
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nubarus
view post Posted on 29/9/2008, 02:15




(Trompetas. Exeunt.)

MEFISTÓFELES
Estos idiotas nunca entenderán cómo van encadenados méritos y suerte. Si tuvieran la piedra filosofal, a la piedra le faltaría el filósofo.

AMPLIA SALA CON CÁMARAS CONTIGUAS

(Dispuesta y adornada para el carnaval.)


HERALDO
Por estar dentro de las fronteras de Alemania, no penséis en danzas de diablos, de locos y de muertos, pues os espera una regocijante fiesta. Nuestro señor, en sus viajes a Roma y habiendo cruzado los altos Alpes, se ha granjeado las simpatías de un alegre reino por necesidad propia y para placer vuestro. Él, el emperador, fue a pedir ante las Santas Sandalias el derecho al poder y, al ir allí a recoger la corona, se trajo consigo los gorros de carnaval. Ahora es como si acabáramos de nacer; cualquier hombre de mundo se lo pone con gusto en la cabeza, ajustándoselo a las orejas. Con él se asemeja a un loco de remate, pero, aun así, está tan cuerdo como puede. Ya veo cómo se reúnen en grupos, se separan dudando, se emparejan confiadamente y luego van juntándose unos coros con otros ¡ No tengáis reparo en entrar o salir! Al final todo quedará como al principio: el mundo, con sus cien mil bufonadas, seguirá siendo un loco.
JARDINERAS (Cantan, acompañándose de mandolinas.)
Esperando obtener vuestro aplauso,
nos hemos arreglado esta noche,
nosotras, jóvenes florentinas,
en la espléndida corte alemana.
En nuestros rizos castaños van
prendidas encantadoras flores.
Los hilos y los copos de seda
también contribuyen al conjunto.
Pues consideramos meritorio
y digno de alabanza sin más
que nuestras flores artificiales
mantengan su esplendor todo el año.
Retazos de diversos colores
van simétricamente dispuestos.
Los detalles pueden no gustar,
pero el conjunto os atraerá.
Resulta agradable contemplarnos,
jardineras galantes y jóvenes,
pues lo natural en la mujer
está emparentado con el arte.
HERALDO
Dejadnos ver los ricos canastos que lleváis sobre vuestras cabezas o que apoyáis en vuestros brazos. ¡Que cada cual elija lo que quiera! ¡Pronto!, que en la hierba y los senderos se cree un jardín. Son tan dignas de alabanza las vendedoras como las mercancías.
JARDINERAS
Venid a este lugar ameno.
Mas no pretendáis regatear,
con pocas y sensatas palabras,
sepa cada cual lo que se lleva.
RAMA DE OLIVO CON FRUTOS
No me da envidia ninguna flor.
Evito todas las controversias,
repugnan a mi naturaleza;
yo soy la médula de la tierra
y además soy prenda y garantía,
en todos los lugares, de paz.
Hoy espero tener la fortuna
de engalanarte, bella cabeza.
GUIRNALDA DE ESPIGAS (Dorada.)
El don de Ceres al adornarnos,
por su gracia, seguirá dándosenos;
¡que lo más ansiado en la escasez
se convierta en vuestro bello adorno!
GUIRNALDA DE FANTASÍA
Flores coloridas, como malvas,
prodigio floral hecho de musgo.
En la naturaleza es raro,
pero la moda lo hace normal.
RAMILLETE DE FANTASÍA
Teofrasto no se atrevería
a determinar cuál es mi nombre
y se podrá decir que no a todas,
pero a más de una agradaré
que dueña mía se quiera hacer
para así prenderme en sus cabellos
cuando se haya decidido a dejarme
un rinconcito en su corazón.
CAPULLOS DE ROSA (Provocativos.)
Las fantasías abigarradas
perviven, mientras dura la moda,
con formas prodigiosas y raras
de carácter sobrenatural.
Tallos verdes, campanillas de oro,
entre grandes rizos nos contemplan.
Nosotros nos quedamos ocultos,
feliz quien nos ve en flor.
Cuando el verano empieza a anunciarse,
se encienden los capullos de rosa,
¿quién se privará de tal placer?
Las promesas y su cumplimiento,
que imperan en el reino de Flora:
corazón y, a la vez, buen sentido.

(Las JARDINERAS colocan graciosamente sus mercancías bajo verdes emparrados.)

JARDINEROS (Canto acompañado de tiorbas.)
Las flores van brotando serenas
y adornan vuestras nobles frentes.
Los frutos no quieren seducir,
todos disfrutamos comiéndonoslos.
Aunque no ofrezcan muy buena cara
ni cerezas ni melocotones
ni ciruelas, cómpralos; el ojo
no es buen juez de paladar y lengua.
Venid a comer con gusto y gozo
las sabrosas y maduras frutas.
A las rosas se cantan poemas,
mas las manzanas hay que morderlas.
Permitidnos, pues, emparejarnos
a vuestra flora joven y rica
y realzaremos estos puestos
con nuestra madura mercancía.
A la sombra de alegres guirnaldas,
en una adornada bóveda verde,
todo a la vez se puede encontrar:
capullos, hojas, flores y frutos.
 
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belzebuth666
view post Posted on 29/9/2008, 02:34




(En cántico alternativo, con acompañamiento de guitarras y tiorbas, los dos coros siguen tocando, ofreciendo sus mercancías en montones que elevan sucesivamente.)

(Una MADRE con su hija.)


MADRE
Niña, cuando viniste a la vida,
te adorné con gorros de lana.
Era tan preciosa tu carita
y tu cuerpo de formas tan tiernas.
En seguida te vi como novia
y desposada con el más rico,
pensé que eras su mujercita.
Pero ya han pasado muchos años
y, la verdad, me temo que en vano.
Ya los variopintos pretendientes
se han sucedido uno tras otro.
Y es que mientras bailabas con uno,
a otro ibas haciendo señas
dándole en su codo con el tuyo.
Todas las fiestas que celebramos
no nos dieron el deseado fruto.
Ni en las prendas ni en el tercer hombre
pudimos cazar a tu marido.
Hoy los locos ya van por su cuenta,
mas si te mantienes a la espera,
de ti alguno se prendará.

(Unas compañeras de juegos, jóvenes y bellas, se reúnen y se oye cada vez con más fuerza su confiada charla.)

(Pescadores y tramperos de pájaros con redes, anzuelos, varetas y otros instrumentos entran y se mezclan con las bellas muchachas. Los alternativos intentos de atraparse, escaparse y retenerse dan lugar a los más gratos diálogos.)

LOS LEÑADORES (Entrando impetuosos y toscos.)
Dejadnos paso. No lo impidáis,
necesitamos mucho espacio.
Estamos haciendo caer árboles
que dan contra el suelo con estruendo.
Y al llevarlos sobre nuestros hombros,
a veces se producen fuertes golpes.
Para que podamos trabajar,
despejad el lugar. Dispersaos.
Pues si no trabajaran los toscos
en las arduas labores del campo,
¿cómo podrían, pues, arreglárselas
las personas cultas y exquisitas
aun contando con todo su ingenio?
Así pues, de una vez aprended:
gracias a que nosotros sudamos,
vosotros no os morís de frío.
POLICHINELAS (Torpes, con un aspecto bastante necio.)
Vosotros sois unos tontos
que nacisteis encorvados.
Nosotros somos los listos
que jamás cargaron nada.
Y es que llevar nuestros gorros,
chaquetillas y colgajos
es una fácil tarea.
Estamos ociosos siempre.
Calzados con las pantuflas,
engrosamos multitudes,
caminamos sin destino
y nos quedamos pasmados,
para luego berrear.
Y al oírse tal estrépito,
huimos entre el tumulto
como ágiles anguilas.
Juntos vamos a saltar,
unidos vociferamos.
Ora podéis alabarnos,
ora podéis censurarnos,
que bien nos parecerá.
PARÁSITOS (Aduladores y codiciosos.)
Esos recios portadores
y sus parientes cercanos,
los activos carboneros,
son realmente nuestros hombres.
Y es que toda reverencia,
todos los asentimientos
y las retorcidas frases
que tienen doble sentido,
nos dan frío o calor
según cómo los tomemos.
¿A quién pueden importarle?
Si no tuviéramos leña,
ni existencias de carbón
con las que avivar pudiéramos
el fuego de nuestro hogar,
el cielo entonces tendría
que mandarnos desde arriba
una monstruosa llama.
Aquí se cuece y se asa,
allá hierven y cocinan.
Aquel que siempre disfruta,
el que rebaña los platos,
suele hacer el asado,
el pescado lo presiente
y con su comer activa
la mesa del anfitrión.
BEBEDOR (Inconsciente.)
No me llevéis la contraria.
Me siento libre y sincero,
canto alegre y jubiloso,
para eso he venido aquí.
Así bebo, bebo y bebo.
¡Chocad los vasos! Clin, clin.
Ven aquí tú que estás lejos.
Brindemos ya de una vez.
Mi mujer grita indignada,
tuerce el gesto al ver mi máscara
y aunque intento agarrarla
me pega con mi bastón.
Así bebo, bebo y bebo.
¡Chocad los vasos! Clin, clin.
Bastón pega cuanto quieras.
Brindemos ya de una vez.
No digáis que me equivoco.
Estoy donde yo deseo.
No fían los taberneros,
¡ya me fiará la criada!
Así bebo, bebo y bebo.
¡Chocad los vasos! Clin, clin.
Juntaos unos con otros.
Brindemos ya de una vez.
Siempre que me pongo alegre,
esto puede suceder:
quiero tumbarme en un sitio
no puedo tenerme en pie.
CORO
Así bebo, bebo y bebo.
¡Chocad los vasos! Clin, clin.
Túmbate bajo la mesa.
Brindemos ya de una vez.
 
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belzebuth666
view post Posted on 29/9/2008, 03:13




(El HERALDO anuncia a diversos poetas: poetas de la naturaleza, cantantes de la corte y la caballería tanto sentimentales como entusiastas. Con el tumulto que forman al intentar competir entre sí, no hay ninguno que pueda tomar la palabra. Uno consigue hacerse oír.)

SATÍRICO
¿Sabéis qué me gustaría
conseguir como poeta?
Poder decir y cantar
lo que nadie quiere oír.

(Los poetas de la noche y de los sepulcros se disculpan porque acaban de meterse en una interesantísima conversación con un vampiro recién creado, de la que podría resultar un nuevo estilo poético; el HERALDO tiene que dejarlos a su aire e invocar a la mitología griega, que aun con su moderno disfraz no pierde carácter ni encanto.)

(Las GRACIAS.)


AGLAIA
Le damos gracia a la vida.
Poned gracia cuando deis.
HEGEMONE
Recibid también con gracia.
Obtener algo es muy grato.
EUFROSINE
Durante un día sereno
tenga la gratitud gracia.

(Las PARCAS.)

ATROPOS
A hilar me han invitado
hoy a mí, que soy la más vieja:
hay mucho que reflexionar
al hilo sutil de la vida.
Para que resulte flexible,
este hilo he desbastado:
fino, alisado e igual
lo pusieron mis diestros dedos.
Si durante el placer y el baile
no contuvierais los excesos,
no olvidaos del fin del hilo
y ¡cuidaos!: puede romperse.
CLOTO
Sabed que durante estos días,
las tijeras se me confiaron,
pues no era ejemplar el obrar
de mi vieja compañera.
Tenía tejidos inútiles
mucho tiempo al aire y la luz
y esperanzas de grandes logros
eran cortadas y enterradas.
Por su parte la juventud
hizo que perdiera mi rumbo,
hoy, para no extralimitarme,
en mi costurero hay tijeras.
Y así con gusto estoy sujeta
contemplando alegre el lugar,
vosotros, contando con tiempo,
no dejáis de fantasear.
LAQUESIS
A mí, la única sensata,
me han encargado del orden.
Mi siempre accionada tortera
nunca se apresura en exceso.
Los hilos se van devanando
y ninguno dejo perderse.
Envío todos a donde deben,
para que se teja la trama.
Si alguna vez me distrajera,
el mundo se estremecería;
pasen las horas, pasen los años
y que el tejedor los recoja.
HERALDO
Aunque estéis versados en viejas escrituras, no conoceréis a las que ahora vienen. A pesar de los daños que ocasionan, al ver su aspecto las tendréis por las más esperadas huéspedes.
Es posible que nadie nos crea, pero estas, tan guapas, con tan buena figura, tan amigables y jóvenes, son las Furias. Eso sí, entablad relaciones con ellas y veréis cómo estas palomas dan mordeduras de serpiente.
Es cierto que son astutas, pero hoy en día, cuando todos los locos se jactan de sus carencias, ellas no pretenden tener fama de ángeles y reconocen ser la desolación de las ciudades y los campos.

(Las FURIAS.)

ALECTO
No podréis nada contra nosotras. Os inspiraremos confianza, pues somos jóvenes, guapas y zalameras. Si alguno de vosotros tiene una amada a la que valora como un tesoro, murmuraremos de ella a vuestro oído. Y luego os diremos a la cara que ella le hace guiños a ese o a aquel, que es tonta, jorobada, cojea y que, además, sería una mala esposa.
También sabremos acosar a la novia; le diremos que hace pocas semanas su novio habló despectivamente de ella. Aunque se reconcilien, siempre de la calumnia algo queda.
MEGERA
Eso no será nada, pues, cuando se casen, me ocuparé de ellos y sabré agriar la mayor felicidad con las manías. Ya se sabe que los humanos, lo mismo que las horas, son de ánimo desigual.
Nadie abraza firmemente lo deseado, pues siempre estúpidamente deseará otra cosa con más fuerza dejando de gozar de aquello a lo que se ha acostumbrado. Es como aquel que huyendo del sol pretende calentar la escarcha.
Me manejo muy bien en estos asuntos y envío a Asmodeo, mi fiel servidor, para esparcir a tiempo la desgracia. Así arruino a la especie humana por parejas.
TISÍFONE
Ofrezco, en lugar de malas lenguas,
puñal y veneno contra el malhechor.
Si amas a otro, antes o después,
la perdición se hará dueña de ti.
Lo más dulce que tenga aquel instante
se transformará en amarga hiel.
Aquí se actúa sin ninguna indulgencia:
lo que se cometió debe expiarse.
Que nadie le haga cantos al perdón,
yo elevo mis quejas ante las rocas,
y mira que dice el eco: ¡Venganza!
El adúltero no debe vivir.
HERALDO
Tened la amabilidad de apartaros, pues lo que viene no es de vuestra especie. Observad cómo avanza una montaña que tiene las laderas cubiertas con alfombras de muchos colores, tiene una cabeza con muchos colmillos y una trompa que serpentea. Si esto os resulta enigmático, yo os daré la solución. Sobre su nuca hay una mujer tierna y hermosa que la guía con precisión con una fina vara. La otra que arriba va en lucido orgullo, está rodeada de un brillante halo que me deslumbra. A su lado andan dos mujeres encadenadas, una tiene miedo y la otra está contenta.
Aquella desea y la otra se siente libre. ¡Que cada cual revele quién es!.
TEMOR
Humeantes antorchas, luces, lámparas,
fulgen tenues en la confusa fiesta.
En medio de estos rostros engañosos,
las cadenas me mantienen sujeta.
Seguid con vuestras ridículas risas,
vuestras muecas me hacen sospechar.
Parece que todos mis enemigos
han decidido acecharme esta noche.
Un amigo se ha hecho mi enemigo,
su máscara ya me lo revelaba.
Aquel otro quería asesinarme;
y ahora, descubierto, se ha escapado.
¡Ay, con cuánto gusto me escaparía,
tomando cualquier rumbo, por el mundo!
Mas la perdición allí amenaza
y entre horror y tiniebla me retiene.
ESPERANZA
Queridas hermanas, sed saludadas:
ayer y hoy os habéis divertido
con vuestras máscaras y con disfraces.
Mas mañana todas con seguridad
quedaréis al fin desenmascaradas.
Y si, alumbrados por estas antorchas,
no nos halláramos bastante a gusto,
aprovechando días más alegres,
a nuestra voluntad completamente,
ya sea en soledad o en compañía,
andaremos por hermosas praderas
descansando cuando lo deseemos.
Y en una vida exenta de cuidados,
sin renuncias a todo aspiraremos.
PRUDENCIA
A dos enemigos de los humanos,
temor y esperanza, encadené.
Los he apartado de todos vosotros.
Abridme paso, que ya estáis salvados.
Ved cómo guío a este gigante,
ved cómo va cargado con su torre
y va caminando sin tropezar
por el sendero abrupto paso a paso.
Ahí en todo lo alto de la torre
se halla la diosa de ágiles alas
que extiende para ir a cualquier lugar
donde se pueda encontrar la ganancia.
Nos va llenando de esplendor y gloria,
su brillo se extiende a todas partes,
ante todos se hace llamar Victoria,
la diosa de toda actividad.
ZOILO-TERSITES
Uh, uh, vengo aquí, precisamente, a criticar a todos sin piedad. Sin embargo, hoy tengo como escogido objetivo a doña Victoria, que está ahí arriba. Con ese par de alas blancas se cree un águila y, a donde quiera que acuda, son suyas las naciones y las tierras. Pero siempre que se consigue algo glorioso, nace la furia en mí. ¡Arriba lo que está en las profundidades!, ¡abajo lo que está arriba!, enderezo lo curvo y curvo lo recto. Esto es lo único que me hace estar a gusto y lo hago por toda la faz de la Tierra.
HERALDO
¡Perro andrajoso!, que te golpee con un toque magistral la santa vara, te encorvarás y te retorcerás al momento. Esta doble figura enana pronto se convierte en una bola, en un bulto asqueroso. Pero, ¡oh prodigio!, el bulto se convierte en un huevo que se hincha y se divide en dos mitades de las que salen una pareja de mellizos, son la víbora y el murciélago; una avanza arrastrándose por el polvo, el otro vuela negro por los tejados; salen rápidos para unirse. En esa unión yo no querría ser el tercero.
MURMULLO
¡Pronto!, ya bailan allí atrás... ¡No!, preferiría alejarme... ¿Sientes cómo nos rodea con su vuelo esa raza espectral? Noto un roce por el pelo, no siento suelo firme bajo mis pies... Ninguno de nosotros está herido, pero todos estamos aterrados... Se echó a perder el ambiente festivo, esto es lo que querían estas bestias.
HERALDO
Desde que se me encomendaron las funciones de heraldo, vigilo estrictamente la entrada para que nada malo se cuele en este lugar de diversión. Nunca he vacilado, ni he cedido. Pero me temo que por las ventanas han entrado fantasmas aéreos y no sabría libraros ni de encantos ni de hechizos. El enano se ha hecho sospechoso y ahora atrás hay fuerzas en torrente. Como heraldo me gustaría desvelaros el significado de estas figuras. Pero lo que no logro comprender no sé explicarlo tampoco: ¡ayudadme a entenderlo! ¿Lo veis abrirse paso entre la gente? En lujosa cuadriga va avanzando entre todos; pero el gentío no le abre camino, ni veo en ningún sitio que se agolpen. Lejos hay centelleos de colores, mientras brillan errantes vistosas estrellas como en una linterna mágica y todo avanza resoplando con la fuerza de una tempestad. ¡Paso, sitio! ¡Me siento estremecer!
MUCHACHO COCHERO
¡Alto!, ¡plegad vuestras alas, corceles!, sentid el acostumbrado tirón de riendas, dominaos igual que yo os domino e id rápido cuando os impulse. ¡Honremos estos sitios! Mirad cómo aumenta alrededor el número de los que contemplan, círculo tras círculo. ¡Vamos, Heraldo! Antes de que nos vayamos de vuestra presencia, empieza a nombrarnos y a describirnos a tu manera, pues somos alegorías y, como tales, nos debes conocer.
HERALDO
No sabría cómo llamaros, pero sí que podría describirte.
MUCHACHO COCHERO
Pues inténtalo.
HERALDO
Por lo pronto hay que reconocer que eres joven y hermoso. Aunque eres un mozo a medio crecer, a las mujeres les gustaría verte ya hecho. Veo que en el futuro vas a ser un galán, un auténtico seductor.
MUCHACHO COCHERO
¡Puede ser! Sigue y averigua la linda solución del acertijo.
HERALDO
El brillo negro de los ojos, la noche de los rizos alegrada por una diadema. ¡Qué hermoso ropaje fluye y cae desde los hombros hasta los tobillos con un espléndido borde de púrpura! Se podría pensar que eres una muchacha, pero para tu suerte o tu desgracia, lo pasarás bien entre muchachas y ellas te enseñarán el ABC.
MUCHACHO COCHERO
¿Y aquel que, con espléndida figura, va en el trono del coche, luciéndose?
HERALDO
Parece un soberano magnánimo y rico; ¡dichoso aquel que obtenga su favor! No tendrá ya nada por lo que porfiar; si algo falta lo advierte su mirada y la pura alegría que siente al regalar es para él más importante que la posesión y la fortuna.
MUCHACHO COCHERO
No puedes quedarte ahí, tienes que seguir describiéndolo.
HERALDO
Lo digno no se puede describir. ¡Qué rostro más sano, con forma de luna llena, con esa boca gruesa y esas mejillas sonrosadas que relucen bajo las joyas del turbante; qué riqueza en los pliegues de su manto! Y ¿qué voy a decir de su elegancia? Me parece reconocer que es un rey.
MUCHACHO COCHERO
Se llama Pluto, es el dios de la riqueza. Viene en persona con todo lujo porque el Emperador desea verlo. HERALDO
¡Di tú mismo el cómo y el porqué!
MUCHACHO COCHERO
Yo soy el derroche, yo soy la poesía, soy el poeta que llega a la plenitud al derrochar su propia posesión. Yo soy también inmensamente rico y me considero en esto igual a Pluto; yo le animo y adorno sus festines y le sé procurar lo que le falta.
HERALDO
La presunción te queda muy bien, pero muéstranos tus artes.
MUCHACHO COCHERO
Me basta un chasquear de los dedos para que el coche brille y en torno a él surja un fulgor. ¡Mirad, de ahí sale un collar de perlas! (Sigue chasqueando los dedos a un lado y a otro.) ¡Tomad broches de oro para el cuello y las orejas!, ¡también tengo diademas y peinetas sin defectos y valiosas joyas en forma de anillo! De vez en cuando lanzo algunas llamas aguardando que prendan en alguien.
HERALDO
Cómo se afana la buena gente por cogerlas. Casi aplastan al mismo que las da. Lanza joyas como quien chasquea los dedos, parece un sueño, y en la amplia sala todos se pelean. Pero estoy viendo ya otro nuevo truco: lo que con tanta avidez agarraron les reporta una mala recompensa, el regalo se disuelve y se deshace. Aquel collar de perlas se convierte en escarabajos que pululan por la mano. El pobre necio se los sacude y ahora le zumban por la cabeza. Y los demás, en vez de cosas sólidas, atrapan pérfidas mariposas. El pícaro que tanto prometía sólo concede brillo de oropel.
MUCHACHO COCHERO
Veo que sabes anunciar las máscaras, pero explorar la esencia que hay tras lo externo no es cosa de heraldos de la corte, eso exige una vista más aguda. Pero no quiero entrar en discusiones; a ti, señor, dirigiré mis palabras y mis preguntas. (Volviéndose hacia PLUTO.) ¿No me encomendaste tú la borrasca que es esta cuadriga? ¿No la guío felizmente como tú mandas? ¿No estoy allí donde tú indicas? ¿Y no supe hallar con impulsos audaces la palma para ti? Siempre que luché por ti me sonrió la suerte. Cuando adornó el laurel tu frente, ¿acaso no lo trencé con sentido y destreza?
PLUTO
Si es necesario dar testimonio de ti, lo daré con gusto: tú eres espíritu de mi espíritu. Actúas constantemente conforme a mi sentir. Eres más rico que yo. Aprecio, como paga de tus méritos, la rama verde más que todas mis coronas. En verdad os digo a todos: hijo amado, en ti me complazco.
MUCHACHO COCHERO (A la multitud.)
Los mayores regalos de mi mano, ¡mirad!, están esparcidos a mi alrededor. En esta o aquella cabeza ha prendido una llamita que he encendido yo. Esta salta de una a otra, se para en una, salta luego a aquella y raramente prende y sube a lo alto, ardiendo rauda en breve florecer; pero, en cambio, se les extingue a muchos antes de darse cuenta, tristemente.
CHARLOTEO DE MUJERES
El que está en el coche de caballos
es sin duda alguna un charlatán,
lleva un mamarracho a sus espaldas
que parece padecer sed y hambre.
Como nunca lo llegó a ver nadie,
le da igual aunque lo pellizquen.
EL ENTECO
Apartaos de mi cuerpo, asqueroso mujerío. Sé que nunca me entenderé con vosotras. Cuando aún se ocupaba la mujer del hogar, yo me llamaba Avaricia, entonces todo andaba bien en nuestra casa, entraba mucho y no salía nada. Yo me ocupaba con celo de las arcas y los armarios; ¡que a esto se le llame pecado! Pero como en los tiempos más recientes, las mujeres no suelen ahorrar y, como toda mala pagadora, tiene más deseos que dinero; al hombre le falta mucho por aguantar; allá donde mira encuentra deudas. Lo que puede reunir, ella lo gasta, en su cuerpo o en su amante; y también come mejor y bebe más con el miserable ejército de galanteadores. Esto aumenta en mí el ansia de oro: soy masculino, soy el afán.
CORIFEA DE LAS MUJERES
Que el dragón sea avaro con los dragones. Al fin todo es mentira y engaño. Este viene a excitar a los hombres y ya son suficientemente molestos.
MUJERES EN MASA
Dadle una bofetada a ese espantapájaros.
¿Por qué nos amenaza con la cruz del martirio?
Él es tan sólo una caricatura espantosa.
Esos dragones son de madera y de cartón.
Adelante, golpeadle con toda la fuerza.
HERALDO
¡Obedeced mi vara!, ¡estaos quietas! Pero ya veo que apenas necesitáis de mi ayuda; mirad cómo los monstruos llenos de ira han conseguido hacerse sitio y despliegan sus dos parejas de alas. Enfurecidos se agitan los dragones,. llenos de escamas y escupiendo fuego; la multitud huye y queda libre el sitio.
 
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belzebuth666
view post Posted on 29/9/2008, 15:04




(PLUTO baja del coche.)

¡Qué regiamente ha descendido! Hace señas, los dragones se mueven y han traído del coche un cofre lleno de oro y de codicia. Ya está a sus pies. Es un prodigio cómo ha sucedido.
PLUTO (Al COCHERO.)
Ya que te has desprendido de ese horrible peso y estás libre y sin trabas, ¡corre a tu esfera! No es la de aquí. Aquí, confusas, agitadas y salvajes, nos rodean visiones grotescas. Sólo allí donde miras claro a la noble claridad, y eres dueño de ti y en ti confías, ve allí donde lo bello y lo bueno agrada, ve a la soledad y haz allí tu mundo.
MUCHACHO COCHERO
Por estimarme digno embajador te quiero como próximo pariente. Donde tú permaneces hay abundancia; donde estoy, todos notan magníficas ganancias. Él duda frecuentemente en la paradójica vida. ¿Debe entregarse a ti o a mí? Es verdad que los tuyos pueden dormir ociosamente, mas quien me sigue siempre tiene algo que hacer. Yo no hago mis acciones ocultamente, sólo con respirar ya me he revelado. ¡Adiós, pues! Tú me otorgas ya mi dicha, pero bastará que suspires para que vuelva de inmediato. (Se va como vino.)
PLUTO
Ya es hora de dejar libres los tesoros. Al tocar los candados con la vara del heraldo, ¡mirad!, ¡se abren! En ollas de bronce se crea y bulle una flora dorada: los ornamentos de coronas, cadenas, anillos. Todo va creciendo y parece que va a ser tragado al fundirse.
GRITERÍO ALTERNO DE LA GENTE
Mirad qué ricamente mana aquí.
El arca está rellena hasta los bordes.
Los dorados recipientes se funden.
Salen rodando discos acuñados.
Recién labrados, los ducados saltan.
Siento en mi pecho la agitación.
Mis ojos ven lo siempre deseado.
Todo está esparcido por el suelo.
Si se os ofrece, usadlo en seguida.
Con sólo agacharos seréis ricos.
Nosotros, rápidos como el relámpago,
nos apoderaremos de ese cofre.
HERALDO
¿Qué pretendéis, locos?, ¿cómo me hacéis esto? Esta noche no se deben tener más deseos. Es sólo una broma de la mascarada. ¿Creéis que os van a dar oro y piedras preciosas? En este juego ya sería demasiado que os regalaran calderilla. Necios, ¿una apariencia hábilmente tramada puede ser igual que la rotunda verdad? ¿Significa la verdad algo para vosotros? Una obstinada locura se ha apoderado de vuestras cabezas. Tú, Pluto disfrazado, héroe de máscaras, ¡aparta de mi camino a todos estos!
PLUTO
Tu vara es la apropiada a tal efecto; préstamela un momento, con rapidez la sumergiré en el hervor que bulle. Ahora, máscaras, atención, ¡mirad cómo centellea y se dilata echando chispas! La vara ya está al rojo vivo y quien se acerque mucho quedará abrasado sin misericordia. Ahora comienzo mi ronda.
GRITERÍO Y TUMULTO
¡Ay!, viene contra nosotros.
¡Que huya quien pueda hacerlo!
¡Atrás! ¡Atrás los del fondo!
¡Siento que me arde la cara!
¡Me oprime esa vara ardiente!
¡Todos estamos perdidos!
¡Atrás, tumulto de máscaras!
¡Atrás, demente gentío!
¡Volaría si pudiera!
PLUTO
El corro ya se ha echado atrás y nadie, al parecer, se ha abrasado. La gente ha ido cediendo, está muy asustada. Pero, para asegurar tal orden, voy a trazar un círculo invisible.
HERALDO
Has cumplido un gran trabajo, he de agradecerlo a tu prudente fuerza.
PLUTO
Todavía hay que tener paciencia, noble amigo: aún amenazan muchos tumultos.
AVARICIA
Si se desea, se puede contemplar ese corro con todo placer, pues siempre van delante las mujeres por si hay algo que curiosear o de qué cotillear. Una bella mujer es siempre bella y, ahora, como no me cuesta nada, voy a pretender a alguna con audacia. Pero como este sitio está rebosante, no todos los oídos son sensibles a cada una de las palabras. Con prudencia me aventuraré a expresarme por medio de un pantomima. No bastan pies, manos y ademanes, y tengo que emprender alguna farsa. Trataré el oro como arcilla blanda, pues con este metal se puede hacer de todo.
HERALDO
¿Qué está diciendo ese loco enteco? ¿Es posible que alguien con hambre tenga humor? Está convirtiendo todo el oro en pasta que se deshace entre las manos; y por más que lo aprieta y le da vueltas, sigue siempre sin forma. Ahora se dirige a las mujeres: todas gritan y quieren escaparse, y le hacen ademanes de rechazo. El pícaro está dispuesto a hacer el mal, temo que incluso se divierte si puede quebrantar las buenas costumbres. No puedo permanecer callado al verlo, ¡dame mi vara, que voy a expulsarlo!
PLUTO
¡No presiente lo que puede amenazarnos desde fuera!, ¡dejadle hacer locuras! No le quedará sitio para sus tonterías, pues si la ley tiene fuerza, más fuerza tiene la escasez.
ESTRÉPITOS Y CANTOS
Viene el ejército salvaje
desde las cimas y los valles.
Irresistiblemente avanzando,
cantan alegres al gran Pan.
Saben lo que todos ignoran
y entran en el vacío círculo.
PLUTO
Os conozco muy bien a vosotros y a vuestro gran Pan. Juntos habéis dado atrevidos pasos. Yo sé lo que no todos saben. Y os abro respetuosamente este estrecho círculo. ¡Ojalá les acompañe siempre la buena suerte! No saben hacia dónde les llevan sus pasos, no lo han previsto.
CANTO SALVAJE
La gente elegante de las lentejuelas
va vestida ahora tosca y rudamente,
sus altos brincos y rápida carrera
le dan un aspecto recio y vigoroso.
FAUNOS
La horda de los faunos está en baile placentero con guirnaldas de hojas de encina sobre sus cabellos rizados y con las orejas finas y puntiagudas que asoman entre los rizos. Tienen nariz chata y la cara ancha, lo cual nunca desagrada a las mujeres. Es difícil que la más bella de todas niegue el baile cuando el fauno la toma del brazo.
SÁTIRO
Detrás viene el sátiro brincando con pezuña de chivo y patas entecas; estas tienen que ser delgadas y fibrosas. En la cumbre del monte, como una gamuza, se divierte mirando alrededor. Se siente reconfortado por el aire de la libertad y se burla de los niños, los hombres y las mujeres, que, hundidos en la niebla del valle, creen que también viven muy a gusto. Mientras tanto a él pertenece el mundo de las alturas, sin trabas y en toda su pureza.
GNOMOS
Aquí viene un pequeño grupo al trote, no les gusta andar a pares; con su traje musgoso y lamparitas rélucientes se mueven deprisa, entremezclándose y atendiendo cada cual a lo suyo, lo mismo que un enjambre de luciérnagas. Pululan activos de aquí para allá y en su laboriosidad se entrecruzan.
Somos parientes de los enanitos buenos, somos los conocidos cirujanos del monte. Sangramos los más altos montes, los sangramos a vena abierta, sacando metales a montones, después de saludarnos y desearnos «¡Buena suerte!, ¡buena suerte!». Esto es absolutamente bien intencionado: somos amigos de los hombres buenos. Pero sacamos el oro a la luz para que con él haya robos y corrupción. No le falta hierro al orgulloso que proyecta matar a gran escala. Y quien desprecia los tres mandamientos tampoco tiene en cuenta los demás. Pero no es culpa nuestra, por eso, tened paciencia como nosotros.
GIGANTES
A nosotros nos llaman los hombres salvajes y somos conocidos en los montes del Harz; con toda la fuerza y desnudos con naturalidad avanzamos gigantescos todos juntos. Llevamos un tronco de pino por bastón, un abultado cinturón en torno al cuerpo y un tosco mandil de ramas y hojas. Somos una guardia personal mejor que la del Papa.
NINFAS A CORO (Rodeando al gran PAN.)
El también viene aquí:
el todo de este mundo
está representado
en el grandioso Pan.
Las más alegres rodeadle,
emboscadle en la zarabanda,
porque siendo sincero y bondadoso,
quiere que todos estemos contentos
y bajo la bóveda azul del cielo
se mantuvo constantemente en vela;
pero a sus pies corrieron los arroyos
mientras la suave brisa lo arrullaba.
Y cuando está durmiendo al mediodía,
no se mueven las hojas en las ramas.
¡Balsámico aroma de sanas plantas,
llena ese quedo silencio del aire!
La ninfa no puede ya estar despierta
y si lo intenta, se queda dormida.
Entonces, con violencia y brusquedad,
se escucha retumbar la voz de Pan
como un rugido de un rayo o del mar.
Nadie sabe cuál es su procedencia.
El valiente ejército se dispersa,
el estruendo hace que el héroe tiemble.
¡Honremos pues al que se lo merece
y salve a aquel que hasta aquí nos trajo!
DELEGACIÓN DE LOS GNOMOS (Ante el gran PAN.)
Cuando el espléndido filón
surge en venas en el abismo,
sólo una varita mágica
nos sacará del laberinto.
Cavamos en oscuras grutas
nuestras troglodíticas casas,
y a los aires puros del día,
compartimos nuestros tesoros.
Ahora descubrimos al lado,
¡oh, prodigio!, una fuente
que promete dar, cómodamente,
lo que apenas puede lograrse.
Tú sí puedes llevarlo a cabo,
ponlo bajo tu protección:
estando el tesoro en tus manos
a todos beneficiará.
PLUTO (Al HERALDO.)
Hemos de mantener elevado el ánimo y ver pasar confiados lo que ocurra; siempre tuviste el más recio valor. Ahora va a pasar algo espantoso, el mundo y la posteridad lo negarán, pero tú anótalo fielmente en tus anales.
HERALDO (Tomando la vara que tiene PLUTO en la mano.)
Los duendes llevan silenciosos al gran Pan al manantial de fuego que bulle en el más profundo hondón de paso hacia un abismo que mantiene abierta su boca y en el que el magma hierve. El gran Pan se acerca animoso a disfrutar del extraño espectáculo de perlas de espuma borbollando a izquierda y derecha. ¿Cómo puede confiar en tal cosa...? Se inclina a mirar las profundidades. Pero, mirad, su barba cae dentro. ¿Quién será el del rostro lampiño? La mano nos lo oculta a la mirada. Ahora ocurre una gran desgracia: la barba se enciende y vuela subiendo por donde cayera, y abrasa la corona, la cabeza y el pecho. El placer se transforma en dolor. La gente acude para apagar el incendio, pero nadie se libra de las llamas y cuanto más se manotea y más golpes se dan, más llamas se levantan. Sumido en el ardiente elemento se ha abrasado todo un montón de máscaras.
Pero, ¿qué escucho que nos dicen? ¿Qué se cuchichea por todos los oídos y va de boca en boca? Oh noche eternamente desgraciada, ¿qué dolor nos trajiste? El inmediato día anunciará lo que nadie oirá con agrado, pero escucho por todas partes: «El Emperador sufre grandes penas». ¡Oh, si fuera verdad algo distinto! Arde el Emperador con su séquito. Caiga la maldición sobre aquella que le indujo, adornada con guirnalda resinosa, a alborotar en cantos desatados para ruina y catástrofe de todos. Oh, juventud, juventud, ¿no limitarás nunca el regocijo a su justa medida? Oh Majestad, oh Majestad, ¿no ha de ser jamás tu sensatez como tu fuerza? El bosque ya está en llamas, que con puntiagudas lenguas se levantan y lamen el artesonado del techo; un incendio universal nos amenaza. Ya reina una aflicción sin medida, no sé quién nos salvará. Todo el lujo imperial será mañana el montón de cenizas que hizo una noche.
PLUTO
El miedo ya se ha extendido.
Sólo necesito ayuda.
Golpea fuerte, vara sacra.
¡Que el suelo tiemble y se estremezca!
¡Tú, aire espacioso y abierto,
llena todo con fresco aroma!
¡Venid aquí y concentraos,
densas nieblas, cirros preñados,
a apagar este gran incendio!
¡Pequeñas nubes, encrespaos!
Exhalando vuestra humedad
luchad para extinguir el fuego,
vosotras las reconfortantes.
Convertid en luz de tormenta
ese vano juego de llamas.
Si amenazan los espíritus,
recurriremos a la magia.
 
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