Así habló Zaratustra, Friedrich Nietzsche

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astaroth1
view post Posted on 28/10/2008, 01:14




De las alegrías y de las pasiones 58

Hermano mío, si tienes una virtud, y esa virtud es la tuya, entonces no la tienes en común
con nadie. Ciertamente, tú quieres llamarla por su nombre y acariciarla; quieres tirarle
de la oreja y divertirte con ella.
¡Y he aquí que tienes su nombre en común con el pueblo y que, con tu virtud, te has
convertido en pueblo y en rebaño! Harías mejor en decir: «inexpresable y sin nombre es
aquello que constituye el tormento y la dulzura de mi alma, y que es incluso el hambre de
mis entrañas».
Sea tu virtud demasiado alta para la familiaridad de los nombres: y si tienes que hablar
de ella, no te avergüences de balbucear al hacerlo.
Habla y balbucea así: «Éste es mi bien, esto es lo que yo amo, así me agrada del todo,
únicamente así quiero yo el bien. No lo quiero como ley de un Dios, no lo quiero como
precepto y forzosidad de los hombres: no sea para mí una guía hacia super-tierras y hacia
paraísos.
Una virtud terrena es la que yo amo: en ella hay poca inteligencia, y lo que menos hay
es la razón de todos.
Pero ese pájaro ha construido en mí su nido: por ello lo amo y lo aprieto contra mi pecho,
- ahora incuba en mí sus áureos huevos.»
Así debes balbucir y alabar tu virtud.
En otro tiempo tenías pasiones y las llamabas malvadas. Pero ahora no tienes más que
tus virtudes: han surgido de tus pasiones.
Pusiste tu meta suprema en el corazón de aquellas pasiones: entonces se convirtieron en
tus virtudes y alegrías.
Y aunque fueses de la estirpe de los coléricos o de la de los lujuriosos, o de los fanáticos
de su fe o de los vengativos:
Al final todas tus pasiones se convirtieron en virtudes y todos tus demonios en ángeles.
En otro tiempo tenías perros salvajes en tu mazmorra: pero al final se transformaron en
pájaros y en amables cantoras.
De tus venenos has extraído tu bálsamo, has ordeñado a tu vaca Tribulación, - ahora
bebes la dulce leche de sus ubres. Y ninguna cosa malvada surgirá ya de ti en el futuro, a
no ser el mal que surja de la lucha de tus virtudes.
Hermano mío, si eres afortunado tienes una sola virtud, y nada más que una: así atraviesas
con mayor ligereza el puente.
Es una distinción tener muchas virtudes, pero es una pesada suerte; y más de uno se fue
al desierto y se mató porque estaba cansado de ser batalla y campo de batalla de virtudes.
Hermano mío, ¿son males la guerra y la batalla? Pero ese mal es necesario, necesarios
son la envidia y la desconfianza y la calumnia entre tus virtudes.
Mira cómo cada una de tus virtudes codicia lo más alto de todo: quiere tu espíritu íntegro,
para que éste sea su heraldo, quiere toda tu fuerza en la cólera, en el odio y en el
amor.
Celosa está cada virtud de la otra, y cosa horrible son los celos. También las virtudes
pueden perecer de celos.
Aquel a quien la llama de los celos lo circunda acaba volviendo contra sí mismo el
aguijón envenenado, igual que el escorpión.
Ay, hermano mío, ano has visto nunca todavía a una virtud calumniarse y acuchillarse a
sí misma?
El hombre es algo que tiene que ser superado: y por ello tienes que amar tus virtudes, -
pues perecerás a causa de ellas.

Así habló Zaratustra.

58 Von den Freudenschaften und Leidenschaften. Por analogía con Leidenschaft (pasión), Nietzsche crea
aquí la palabra Freudenschaft, derivándola de Freude (alegría). Con ello subraya el elemento Leiden (sufrimiento)
del término Leidenschaft. «Pasión» implica aquí, pues, simultáneamente dos significados: pasión
(como movimiento afectivo) y padecimiento.
 
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nubarus
view post Posted on 28/10/2008, 01:23




Del pálido delincuente

Vosotros, jueces y sacrificadores, no queréis matar hasta que el animal haya inclinado
la cabeza? Mirad, el pálido delincuente ha inclinado la cabeza: en sus ojos habla el gran
desprecio.
«Mi yo es algo que debe ser superado: mi yo es para mí el gran desprecio del hombre»:
así dicen esos ojos.
El haberse juzgado a sí mismo constituyó su instante supremo: ¡no dejéis que el excelso
recaiga en su bajeza!
No hay redención alguna para quien sufre tanto de sí mismo, excepto la muerte rápida.
Vuestro matar, jueces, debe ser compasión y no venganza. ¡Y mientras matáis, cuidad
de que vosotros mismos justifiquéis la vida!
No basta con que os reconciliéis con aquel a quien matáis. Vuestra tristeza sea amor al
superhombre: ¡así justificáis vuestro seguir viviendo!
«Enemigo» debéis decir, pero no «bellaco»; «enfermo» debéis decir, pero no «bribón»;
«tonto» debéis decir, pero no «pecador».
Y tú, rojo juez, si alguna vez dijeses en voz alta todo lo que has hecho con el pensamiento:
todo el mundo gritaría: «¡Fuera esa inmundicia y ese gusano venenoso!»
Pero una cosa es el pensamiento, otra la acción, y otra la imagen de la acción. La rueda
del motivo no gira entre ellas. Una imagen puso pálido a ese pálido hombre. Cuando realizó
su acción él estaba a la altura de ella: mas no soportó la imagen de su acción, una vez
cometida ésta.
Desde aquel momento, pues, se vio siempre como autor de una sola acción. Demencia
llamo yo a eso: la excepción se invirtió, convirtiéndose para él en la esencia.
La raya trazada sobre el suelo hechiza a la gallina; el golpe dado por el delincuente
hechizó su pobre razón - demencia después de la acción llamo yo a eso.
¡Oíd, jueces! Existe todavía otra demencia: la de antes de la acción. ¡Ay, no me habéis
penetrado bastante profundamente en esa alma!
Así habla el rojo juez: «¿por qué este delincuente asesinó? Quería robar». Mas yo os
digo: su alma quería sangre, no robo: ¡él estaba sediento de la felicidad del cuchillo!
Pero su pobre razón no comprendía esa demencia y le persuadió. «¡Qué importa la sangre!,
dijo; ¿no quieres al menos cometer también un robo? ¿Tomarte una venganza?»
Y él escuchó a su pobre razón: como plomo pesaba el discurso de ella sobre él, - entonces
robó, al asesinar. No quería avergonzarse de su demencia.
Y ahora el plomo de su culpa vuelve a pesar sobre él, y de nuevo su pobre razón está
igual de rígida, igual de paralizada, igual de pesada.
Con sólo que pudiera sacudir su cabeza, su peso rodaría al suelo: mas ¿quién sacude esa
cabeza?
¿Qué es ese hombre? Un montón de enfermedades, que a través del espíritu se extienden
por el mundo: allí quieren hacer su botín.
¿Qué es ese hombre? Una maraña de serpientes salvajes, que rara vez tienen paz entre
sí, - y entonces cada una se va por su lado, buscando botín en el mundo.
¡Mirad ese pobre cuerpo! Lo que él sufría y codiciaba, esa pobre alma lo interpretaba
para sí, - lo interpretaba como placer asesino y como ansia de la felicidad del cuchillo.
A quien ahora se pone enfermo asáltalo el mal, lo que ahora es mal: el enfermo quiere
causar daño con aquello que a él le causa daño. Pero ha habido otros tiempos, y otros
males y bienes.
En otro tiempo eran un mal la duda y la voluntad de símismo. Entonces el enfermo se
convertía en hereje y en bruja: como hereje y como bruja sufría y quería hacer sufrir.
Pero esto no quiere entrar en vuestros oídos: perjudica a vuestros buenos, me decís.
¡Mas qué me importan a mí vuestros buenos!
Muchas cosas de vuestros buenos me producen náuseas, y, en verdad, no su mal. ¡Pues
yo quisiera que tuvieran una demencia a causa de la cual pereciesen, como ese pálido
delincuente!
En verdad, yo quisiera que su demencia se llamase verdad o fidelidad o justicia: pero
ellos tienen su virtud para vivir largo tiempo y en un lamentable bienestar.
Yo soy un pretil junto a la corriente59: ¡agárreme el que pueda agarrarme! Pero yo no
soy vuestra muleta.

Así habló Zaratustra.

59 Sobre los «pretiles junto a la corriente» puede verse luego, en la tercera parte, De tablas viejas y nuevas,
8, y la nota 375.
 
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belzebuth666
view post Posted on 28/10/2008, 01:27




Del leer y el escribir

De todo lo escrito yo amo sólo aquello que alguien escribe con su sangre. Escribe tú
con sangre: y te darás cuenta de que la sangre es espíritu.
No es cosa fácil el comprender la sangre ajena: yo odio a los ociosos que leen.
Quien conoce al lector no hace ya nada por el lector. Un siglo de lectores todavía - y
hasta el espíritu olerá mal.
El que a todo el mundo le sea lícito aprender a leer corrompe a la larga no sólo el escribir,
sino también el pensar.
En otro tiempo el espíritu era Dios60, luego se convirtió en hombre, y ahora se convierte
incluso en plebe.
Quien escribe con sangre y en forma de sentencias, ése no quiere ser leído, sino aprendido
de memoria.
En las montañas el camino más corto es el que va de cumbre a cumbre: mas para ello
tienes que tener piernas largas. Cumbres deben ser las sentencias: y aquellos a quienes se
habla, hombres altos y robustos.
El aire ligero y puro, el peligro cercano y el espíritu lleno de una alegre maldad: estas
cosas se avienen bien.
Quiero tener duendes a mi alrededor, pues soy valeroso. El valor que ahuyenta los fantasmas
se crea sus propios duendes,- el valor quiere reír.
Yo ya no tengo sentimientos en común con vosotros: esa nube que veo por debajo de
mí, esa negrura y pesadez de que me río, - cabalmente ésa es vuestra nube tempestuosa.
Vosotros miráis hacia arriba cuando deseáis elevación. Y yo miro hacia abajo, porque
estoy elevado.
¿Quién de vosotros puede a la vez reír y estar elevado? Quien asciende a las montañas
más altas se ríe de todas las tragedias, de las del teatro y de las de la vida61.
Valerosos, despreocupados, irónicos, violentos - así nos quiere la sabiduría: es una mujer
y ama siempre únicamente a un guerrero62.
Vosotros me decís: «la vida es difícil de llevar». Mas ¿para qué tendríais vuestro orgullo
por las mañanas y vuestra resignación por las tardes?
La vida es difícil de llevar: ¡no me os pongáis tan delicados! Todos nosotros somos
guapos, borricos y pollinas de carga63.
¿Qué tenemos nosotros en común con el capullo de la rosa, que tiembla porque tiene
encima de su cuerpo una gota de rocío?
Es verdad: nosotros amamos la vida no porque estemos habituados a vivir, sino porque
estamos habituados a amar64.
Siempre hay algo de demencia en el amor. Pero siempre hay también algo de razón en
la demencia65.
Y también a mí, que soy bueno con la vida, paréceme que quienes más saben de felicidad
son las mariposas y las burbujas de jabón, y todo lo que entre los hombres es de su
misma especie.
Ver revolotear esas almitas ligeras, locas, encantadoras, volubles - eso hace llorar y
cantar a Zaratustra.
Yo no creería más que en un dios que supiese bailar.
Y cuando vi a mi demonio lo encontré serio, grave, profundo, solemne: era el espíritu
de la pesadez66 - él hace caer a todas las cosas.
No con la cólera, sino con la risa se mata 67. ¡Adelante, matemos el espíritu de la pesadez!
He aprendido a andar: desde entonces me dedico a correr. He aprendido a volar: desde
entonces no quiero ser empujado para moverme de un sitio.
Ahora soy ligero, ahora vuelo, ahora me veo a mí mismo por debajo de mí, ahora un
dios baila por medio de mí.

Así habló Zaratustra.

60 Véase el Evangelio de Juan, 4, 24: «Dios es espíritu.» En la cuarta parte, La fiesta del asno, 1, el papa
jubilado criticará la frase «Dios es espíritu».
61 Los tres párrafos que van desde «Vosotros miráis...» hasta aquí fueron colocados por Nietzsche como
motto al frente de la tercera parte de esta obra (véase p. 221).
62 El tercer tratado de La genealogía de la moral lleva a su frente, como motto, esta frase. Nietzsche dice
en el prólogo que ese tercer tratado, titulado «¿Qué significan los ideales ascéticos?», es todo él «un comentario
» del citado párrafo.
63 Reminiscencia irónica del Evangelio de Mateo, 21, 5: «Y los discípulos... trajeron la borrica y el pollino
» (preparativos para la entrada de Jesús en Jerusalén).
64 Juego de palabras, en alemán, entre vivir (leben) y amar (lieben).
65 Paráfrasis de Hamlet, acto II, escena 2: «Ocurrencias felices que suele tener la demencia, y que ni la
más sana razón y lucidez podrían soltar con tanta fortuna» (palabras de Polonio a Hamlet).
66 Véase, en la tercera parte, De la visión y del enigma, así como Del espíritu de la pesadez, donde
Nietzsche desarrolla con detalle el significado del «espíritu de la pesadez».
67 En la cuarta parte, La fiesta del asno, el más feo de los hombres recordará a Zaratustra esta enseñanza.
 
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astaroth1
view post Posted on 28/10/2008, 01:30




Del árbol de la montaña 68

El ojo de Zaratustra había visto que un joven lo evitaba. Y cuando una tarde caminaba
solo por los montes que rodean la ciudad llamada «La Vaca Multicolor»: he aquí que encontró
en su camino a aquel joven, sentado junto a un árbol en el que se apoyaba y mirando
al valle con mirada cansada. Zaratustra agarró el árbol junto al cual estaba sentado
el joven y dijo:
Si yo quisiera sacudir este árbol con mis manos, no podría. Pero el viento, que nosotros
no vemos, lo maltrata y lo dobla hacia donde quiere. Manos invisibles son las que peor
nos doblan y maltratan69.
Entonces el joven se levantó consternado y dijo: «Oigo a Zaratustra, y en él estaba precisamente
pensando.» Zaratustra replicó:
«¿Y por eso te has asustado? - Al hombre le ocurre lo mismo que al árbol.
Cuanto más quiere elevarse hacia la altura y hacia la luz, tanto más fuertemente tienden
sus raíces hacia la tierra, hacia abajo, hacia lo oscuro, lo profundo, - hacia el mal.»
«¡Sí, hacia el mal!, exclamó el joven. ¿Cómo es posible que tú hayas descubierto mi
alma?»
Zaratustra sonrió y dijo: «A ciertas almas no se las descubrirá nunca a no ser que antes
se las invente».
«¡Sí, hacia el mall, volvió a exclamar el joven.
Tú has dicho la verdad, Zaratustra. Desde que quiero elevarme hacia la altura ya no
tengo confianza en mí mismo, y ya nadie tiene confianza en mí, - ¿cómo ocurrió esto?
Me transformo demasiado rápidamente: mi hoy refuta a mi ayer. A menudo salto los
escalones cuando subo, - esto no me lo perdona ningún escalón.
Cuando estoy arriba, siempre me encuentro solo. Nadie habla conmigo, el frío de la soledad
me hace estremecer. ¿Qué es lo que quiero yo en la altura?
Mi desprecio y mi anhelo crecen juntos; cuanto más alto subo, tanto más desprecio al
que sube. ¿Qué es lo que quiere éste en la altura?
¡Cómo me avergüenzo de mi subir y tropezar! ¡Cómo me burlo de mi violento jadear!
¡Cómo odio al que vuela! ¡Qué cansado estoy en la altura!»
Aquí el joven calló. Y Zaratustra miró detenidamente el árbol junto al que se hallaban y
dijo:
«Este árbol se encuentra solitario aquí en la montaña; ha crecido muy por encima del
hombre y del animal.
Y si quisiera hablar, no tendría a nadie que lo comprendiese: tan alto ha crecido.
Ahora él aguarda y aguarda, - ¿a qué aguarda, pues? Habita demasiado cerca del asiento
de las nubes: ¿acaso aguarda el primer rayo?»70.
Cuando Zaratustra hubo dicho esto el joven exclamó con ademanes violentos: «Sí, Zaratustra,
tú dices verdad. Cuando yo quería ascender a la altura, anhelaba mi caída, ¡y tú
eres el rayo que yo aguardaba! Mira, ¿qué soy yo desde que tú nos has aparecido? ¡La
envidia de ti es lo que me ha destruido!» - Así dijo el joven, y lloró amargamente71.
Mas Zaratustra lo rodeó con su brazo y se lo llevó consigo. Y cuando habían caminado
un rato juntos, Zaratustra comenzó a hablar así:
Mi corazón está desgarrado. Aún mejor que tus palabras es tu ojo el que me dice todo el
peligro que corres.
Todavía no eres libre, todavía buscas la libertad. Tu búsqueda te ha vuelto insomne y te
ha desvelado demasiado. Quieres subir a la altura libre, tu alma tiene sed de estrellas.
Pero también tus malos instintos tienen sed de libertad.
Tus perros salvajes quieren libertad; ladran de placer en su cueva cuando tu espíritu se
propone abrir todas las prisiones72.
Para mí eres todavía un prisionero que se imagina la libertad: ay, el alma de tales prisioneros
se torna inteligente, pero también astuta y mala.
El liberado del espíritu tiene que purificarse todavía. Muchos restos de cárcel y de
moho quedan aún en él: su ojo tiene que volverse todavía puro.
Sí, yo conozco tu peligro. Mas por mi amor y mi esperanza te conjuro: ¡no arrojes de ti
tu amor y tu esperanza!
Todavía te sientes noble, y noble te sienten todavía también los otros, que te detestan y
te lanzan miradas malvadas. Sabe que un noble les es a todos un obstáculo en su camino.
También a los buenos un noble les es un obstáculo en su camino: y aunque lo llamen
bueno, con ello lo que quieren es apartarlo a un lado.
El noble quiere crear cosas nuevas y una nueva virtud. El bueno quiere las cosas viejas,
y que se conserven.
Pero el peligro del noble no es volverse bueno, sino insolente, burlón, destructor.
Ay, yo he conocido nobles que perdieron su más alta esperanza. Y desde entonces calumniaron
todas las esperanzas elevadas.
Desde entonces han vivido insolentemente en medio de breves placeres, y apenas se
trazaron metas de más de un día.
“El espíritu es también voluptuosidad” - así dijeron. Y entonces se le quebraron las alas
a su espíritu: éste se arrastra ahora de un sitio para otro y mancha todo lo que roe.
En otro tiempo pensaron convertirse en héroes: ahora son libertinos. Pesadumbre y
horror es para ellos el héroe.
Mas por mi amor y mi esperanza te conjuro: ¡no arrojes al héroe que hay en tu alma!
¡Conserva santa tu más alta esperanza!

Así habló Zaratustra.

68 Éste es uno de los capítulos de mayor impregnación evangélica en su ambientación. Recuerda sobre
todo la conversación de Jesús con el joven rico (véase el Evangelio de Mateo, 19, 16 y ss.), pero también el
hecho de que Jesús encontrase a algunos de sus primeros discípulos debajo de un árbol; véase el Evangelio
de Juan, 1, 48: «Contestó Jesús, y le dijo: Antes de que Felipe te llamase, te vi cuando estabas debajo de la
higuera. Natanael le contestó: Rabbí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel. Contestó Jesús y le
dijo: ¿Porque te he dicho que te vi debajo de la higuera crees? Cosas mayores has de ver.»
69 Reminiscencia del Evangelio de Juan, 3, 8: «El viento sopla donde quiere; oyes el ruido, pero no sabes
de dónde viene ni adónde va.»
70 Véase, en la cuarta parte, Del hombre superior, 6, donde vuelve a aludirse a lo aquí indicado.
71 Como en varias otras ocasiones, Nietzsche utiliza aquí la expresión evangélica con que se caracteriza
el llanto de Pedro tras negar a Jesús; véase el Evangelio de Mateo, 26, 75: «Y enseguida cantó un gallo.
Pedro se acordó de las palabras de Jesús: “Antes que cante el gallo me negarás tres veces”. Y saliendo
fuera, lloró amargamente».
72 Véase antes, De las alegrías y de las pasiones, y más tarde, sobre todo, Del hijo y del matrimonio,
donde se desarrolla este mismo pensamiento.
 
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nubarus
view post Posted on 28/10/2008, 01:32




De los predicadores de la muerte 73

Hay predicadores de la muerte: y la tierra está llena de seres a quien hay que predicar
que se alejen de la vida.
Llena está la tierra de superfluos, corrompida está la vida por los demasiados. ¡Ojalá los
saque alguien de esta vida con el atractivo de la «vida eterna»!
«Amarillos»: así se llama a los predicadores de la muerte, o «negros». Pero yo quiero
mostrároslos todavía con otros colores.
Ahí están los seres terribles, que llevan dentro de sí el animal de presa y no pueden elegir
más que o placeres o autolaceración. E incluso sus placeres continúan siendo autolaceración.
Aún no han llegado ni siquiera a ser hombres, esos seres terribles: ¡ojalá prediquen el
abandono de la vida y ellos mismos se vayan a la otra!74.
Ahí están los tuberculosos del alma: apenas han nacido y ya han comenzado a morir, y
anhelan doctrinas de fatiga y de renuncia.
¡Querrían estar muertos, y nosotros deberíamos aprobar su voluntad! ¡Guardémonos de
resucitar a esos muertos y de lastimar a esos ataúdes vivientes!
Si encuentran un enfermo, o un anciano, o un cadáver, enseguida dicen: «¡la vida está
refutada!»
Pero sólo están refutados ellos, y sus ojos, que no ven más que un solo rostro en la existencia.
Envueltos en espesa melancolía, y ávidos de los pequeños incidentes que ocasionan la
muerte: así es como aguardan, con los dientes apretados.
O: extienden la mano hacia las confituras y, al hacerlo, se burlan de su niñería: penden
de esa caña de paja que es su vida y se burlan de seguir todavía pendientes de una caña de
paja75
Su sabiduría dice: «¡tonto es el que continúa viviendo, mas también nosotros somos así
de tontos! ¡Y ésta es la cosa más tonta en la vida!» -
«La vida no es más que sufrimiento» - esto dicen otros, y no mienten: ¡así, pues, procurad
acabar vosotros! ¡Así, pues, procurad que acabe esa vida que no es más que sufrimiento!
Y diga así la enseñanza de vuestra virtud: «¡tú debes matarte a ti mismo! ¡Tú debes quitarte
de en medio a ti mismo!»76 –
«La voluptuosidad es pecado, - así dicen los unos, que predican la muerte - ¡apartémonos
y no engendremos hijos!»
«Dar a luz es cosa ardua, - dicen los otros - ¿para qué dar a luz? ¡No se da a luz más
que seres desgraciados!» Y también éstos son predicadores de la muerte.
«Compasión es lo que hace falta - así dicen los terceros. ¡Tomad lo que yo tengo! ¡Tomad
lo que yo soy! ¡Tanto menos me atará así la vida!»
Si fueran compasivos de verdad, quitarían a sus prójimos el gusto de la vida. Ser malvados
- ésa sería su verdadera bondad.
Pero ellos quieren librarse de la vida: ¡qué les importa el que, con sus cadenas y sus regalos,
aten a otros más fuertemente todavía! -
Y también vosotros, para quienes la vida es trabajo salvaje e inquietud: ¿no estáis muy
cansados de la vida? ¿No estáis muy maduros para la predicación de la muerte?
Todos vosotros que amáis el trabajo salvaje y lo rápido, nuevo, extraño, - os soportáis
mal a vosotros mismos, vuestra diligencia es huida y voluntad de olvidarse a sí mismo.
Si creyeseis más en la vida, os lanzaríais menos al instante. ¡Pero no tenéis en vosotros
bastante contenido para la espera - y ni siquiera para la pereza!
Por todas partes resuena la voz de quienes predican la muerte: y la tierra está llena de
seres a quienes hay que predicar la muerte.
O «la vida eterna»: para mí es lo mismo, - ¡con tal de que se marchen pronto a ella!

Así habló Zaratustra.

73 Un amplio desarrollo de las ideas que aparecen en este capítulo puede verse en La genealogía de la
moral.
74 Dahinfahren. Nietzsche utiliza aquí el término empleado por Lutero en su traducción de la Biblia para
indicar el «tránsito» (a la otra vida).
75 Alusión a Pascal: «El hombre es una caña que piensa.»
76 Más adelante, De la muerte libre, puede verse un amplio desarrollo de esta idea.
 
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astaroth1
view post Posted on 28/10/2008, 01:38




De la guerra y el pueblo guerrero

No queremos que con nosotros sean indulgentes nuestros mejores enemigos, ni tampoco
aquellos a quienes amamos a fondo. ¡Por ello dejadme que os diga la verdad!
¡Hermanos míos en la guerra! Yo os amo a fondo, yo soy y he sido vuestro igual. Y yo
soy también vuestro mejor enemigo. ¡Por ello dejadme que os diga la verdad!
Yo sé del odio y de la envidia de vuestro corazón. No sois bastante grandes para no conocer
odio y envidia. ¡Sed, pues, bastante grandes para no avergonzaros de ellos!
Y si no podéis ser santos del conocimiento, sed al menos guerreros de él. Éstos son los
acompañantes y los precursores de tal santidad.
Veo muchos soldados: ¡muchos guerreros es lo que quisiera yo ver! «Uni-forme» se
llama lo que llevan puesto: ¡ojalá no sea un¡-formidad lo que con ello encubren!
Debéis ser de aquellos cuyos ojos buscan siempre un enemigo - vuestro enemigo. Y en
algunos de vosotros hay un odio a primera vista.
¡Debéis buscar vuestro enemigo, debéis hacer vuestra guerra, y hacerla por vuestros
pensamientos! ¡Y si vuestro pensamiento sucumbe, vuestra honestidad debe cantar victoria
a causa de ello!
Debéis amar la paz como medio para nuevas guerras. Y la paz corta más que la larga77.
A vosotros no os aconsejo el trabajo, sino la lucha. A vosotros no os aconsejo la paz,
sino la victoria. ¡Sea vuestro trabajo una lucha, sea vuestra paz una victoria!
Sólo se puede estar callado y tranquilo cuando se tiene una flecha y un arco: de lo contrario,
se charla y se disputa. ¡Sea vuestra paz una victoria!
¿Vosotros decís que la buena causa es la que santifica incluso la guerra? Yo os digo: la
buena guerra es la que santifica toda causa.
La guerra y el valor han hecho más cosas grandes que el amor al prójimo. No vuestra
compasión, sino vuestra valentía es la que ha salvado hasta ahora a quienes se hallaban en
peligro.
«¿Qué es bueno?», preguntáis. Ser valiente es bueno78. Dejad que las niñas pequeñas
digan: «ser bueno es ser bonito y a la vez conmovedor».
Se dice que no tenéis corazón: pero vuestro corazón es auténtico, y yo amo el pudor de
vuestra cordialidad. Vosotros os avergonzáis de vuestra pleamar, y otros se avergüenzan
de su bajamar.
¿Sois feos? ¡Bien, hermanos míos! ¡Envolveos en lo sublime, que es el manto de lo feo!
Y si vuestra alma se hace grande, también se vuelve altanera, y en vuestra sublimidad
hay maldad. Yo os conozco.
En la maldad el altanero se encuentra con el debilucho. Pero se malentienden recíprocamente.
Yo os conozco.
Sólo os es lícito tener enemigos que haya que odiar, pero no enemigos para despreciar.
Es necesario que estéis orgullosos de vuestro enemigo: entonces los éxitos de él son también
vuestros éxitos79.
Rebelión - ésa es la nobleza en el esclavo. ¡Sea vuestra nobleza obediencia! ¡Vuestro
propio mandar sea un obedecer!
«Tú debes» le suena a un buen guerrero más agradable que «yo quiero»80, y a todo lo
que os es amado debéis dejarle que primero os mande.
¡Sea vuestro amor a la vida amor a vuestra esperanza más alta: y sea vuestra esperanza
más alta el pensamiento más alto de la vida!
Pero debéis permitir que yo os ordene vuestro pensamiento más alto - y dice así: el
hombre es algo que debe ser superado.
¡Vivid, pues, vuestra vida de obediencia y de guerra! ¡Qué importa vivir mucho tiempo!
¡Qué guerrero quiere ser tratado con indulgencia!
¡Yo no os trato con indulgencia, yo os amo a fondo, hermanos míos en la guerra!

Así habló Zaratustra.

77 En la cuarta parte, Coloquio con los reyes, los reyes recordarán a Zaratustra estas palabras.
78 En el mismo capítulo citado en la nota anterior, los reyes dicen a Zaratustra. «Nadie ha dicho hasta
ahora palabras tan belicosas como: “¿Qué es bueno? Ser valiente es bueno”. La buena guerra es la que
santifica toda causa. Oh, Zaratustra, la sangre de nuestros padres se agitaba en nuestro cuerpo al oír tales
palabras.»
79 El propio Zaratustra cita más adelante esta enseñanza suya; véase, en la tercera parte, De las tablas viejas
y nuevas, 21.
80 La contraposición entre «tú debes» y «yo quiero» ha sido desarrollada antes en esta misma parte, De
las tres transformaciones, Zaratustra volverá a mencionarla en la parte tercera, De tablas viejas y nuevas, 9.
 
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nubarus
view post Posted on 28/10/2008, 17:50




Del nuevo ídolo

En algún lugar existen todavía pueblos y rebaños, pero no entre nosotros, hermanos míos:
aquí hay Estados.
¿Estado? ¿Qué es eso? ¡Bien! Abridme ahora los oídos, pues voy a deciros mi palabra
sobre la muerte de los pueblos. Estado se llama el más frío de todos los monstruos fríos81.
Es frío incluso cuando miente; y ésta es la mentira que se desliza de su boca: «Yo, el Estado,
soy el pueblo.»
¡Es mentira! Creadores fueron quienes crearon los pueblos y suspendieron encima de
ellos una fe y un amor: así sirvieron a la vida.
Aniquiladores son quienes ponen trampas para muchos y las llaman Estado: éstos suspenden
encima de ellos una espada y cien concupiscencias.
Donde todavía hay pueblo, éste no comprende al Estado y lo odia, considerándolo mal
de ojo y pecado contra las costumbres y los derechos.
Esta señal os doy82: cada pueblo habla su lengua propia del bien y del mal: el vecino no
la entiende. Cada pueblo se ha inventado su lenguaje propio en costumbres y derechos.
Pero el Estado miente en todas las lenguas del bien y del mal; y diga lo que diga, miente
- y posea lo que posea, lo ha robado.
Falso es todo en él; con dientes robados muerde, ese mordedor. Falsas son incluso sus
entrañas.
Confusión de lenguas del bien y del mal: esta señal os doy como señal del Estado. ¡En
verdad, voluntad de muerte es lo que esa señal indica! ¡En verdad, hace señas a los predicadores
de la muerte!
Nacen demasiados: ¡para los superfluos fue inventado el Estado!
¡Mirad cómo atrae a los demasiados! ¡Cómo los devora y los masca y los rumia!
«En la tierra no hay ninguna cosa más grande que yo: yo soy el dedo ordenador de
Dios» - así ruge el monstruo. ¡Y no sólo quienes tienen orejas largas yvista corta se postran
de rodillas!
¡Ay, también en vosotros, los de alma grande, susurra él sus sombrías mentiras! ¡Ay, él
adivina cuáles son los corazones ricos, que con gusto se prodigan!
¡Sí, también os adivina a vosotros, los vencedores del viejo Dios! ¡Os habéis fatigado
en la lucha, y ahora vuestra fatiga continúa prestando culto al nuevo ídolo!
¡Héroes y hombres de honor quisiera colocar en torno a sí el nuevo ídolo! ¡Ese frío
monstruo - gusta de calentarse al sol de buenas conciencias!
Todo quiere dároslo a vosotros el nuevo ídolo, si vosotros lo adoráis83: se compra así el
brillo de vuestra virtud y la mirada de vuestros ojos orgullosos.
¡Quiere que vosotros le sirváis de cebo para pescar a los demasiados! ¡Sí, un artificio
infernal ha sido inventado aquí, un caballo de la muerte, que tintinea con el atavío de
honores divinos!
Sí, aquí ha sido inventada una muerte para muchos, la cual se precia a sí misma de ser
vida: ¡en verdad, un servicio íntimo para todos los predicadores de la muerte!
Estado llamo yo al lugar donde todos, buenos y malos, son bebedores de venenos: Estado,
al lugar en que todos, buenos y malos, se pierden a sí mismos: Estado, al lugar donde
el lento suicidio de todos - se llama «la vida».
¡Ved, pues, a esos superfluos! Roban para sí las obras de los inventores y los tesoros de
los sabios: cultura llaman a su latrocinio - ¡y todo se convierte para ellos en enfermedad y
molestia!
¡Ved, pues, a esos superfluos! Enfermos están siempre, vomitan su bilis y lo llaman periódico84.
Se devoran unos a otros y ni siquiera pueden digerirse.
¡Ved, pues, a esos superfluos! Adquieren riquezas y con ello se vuelven más pobres.
Quieren poder y, en primer lugar, la palanqueta del poder, mucho dinero, - ¡esos insolventes!
¡Vedlos trepar, esos ágiles monos! Trepan unos por encima de otros, y así se arrastran
al fango y a la profundidad.
Todos quieren llegar al trono: su demencia consiste en creer - ¡que la felicidad se sienta
en el trono! Con frecuencia es el fango el que se sienta en el trono - y también a menudo
el trono se sienta en el fango.
Dementes son para mí todos ellos, y monos trepadores y fanáticos. Su ídolo, el frío
monstruo, me huele mal: mal me huelen todos ellos juntos, esos idólatras.
Hermanos míos, ¿es que queréis asfixiaros con el aliento de sus hocicos y de sus concupiscencias?
¡Es mejor que rompáis las ventanas y saltéis al aire libre!
¡Apartaos del mal olor! ¡Alejaos de la idolatría de los superfluos!
¡Apartaos del mal olor! ¡Alejaos del humo de esos sacrificios humanos!
Aún está la tierra a disposición de las almas grandes. Vacíos se encuentran aún muchos
lugares para eremitas solitarios o en pareja, en torno a los cuales sopla el perfume de mares
silenciosos.
Aún hay una vida libre a disposición de las almas grandes.
En verdad, quien poco posee, tanto menos es poseído: ¡alabada sea la pequeña pobreza!
85.
Allí donde el Estado acaba comienza el hombre que no es superfluo: allí comienza la
canción del necesario, la melodía única e insustituible.
Allí donde el Estado acaba, - ¡miradme allí, hermanos míos! ¿No veis el arco iris y los
puentes del superhombre?

Así habló Zaratustra.

81 Sobre la caracterización del Estado como monstruo puede verse también, más adelante, la conversación
de Zaratustra con el «perro de fuego»: segunda parte, De grandes acontecimientos.
82 «Esta señal os doy» es frase bíblica que aparece en Isaías, 7, 14: «Pues bien, el Señor mismo os dará
una señal: He aquí que la virgen concebirá y parirá un hijo.» También los Evangelios utilizan repetidas
veces la expresión «dar una señal».
83 Cita del Evangelio de Mateo, 4,9: «Todo esto te daré si, postrándote ante mí, me adoras» (palabras del
Tentador a Jesús).
84 Sobre la caracterización del «periódico» véase también, en la tercera parte, Del pasar de largo.
85 Sobre la «pequeña pobreza» puede verse, en la cuarta parte, La Cena, donde el adivino «cita» esta frase
de Zaratustra y le da una explicación irónica.
 
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astaroth1
view post Posted on 28/10/2008, 17:55




De las moscas del mercado

Huye, amigo mío, a tu soledad! Ensordecido te veo por el ruido de los grandes hombres,
y acribillado por los aguijones de los pequeños.
El bosque y la roca saben callar dignamente contigo. Vuelve a ser igual que el árbol al
que amas, el árbol de amplias ramas: silencioso y atento pende sobre el mar.
Donde acaba la soledad, allí comienza el mercado; y donde comienza el mercado, allí
comienzan también el ruido de los grandes comediantes y el zumbido de las moscas venenosas.
En el mundo las mejores cosas no valen nada sin alguien que las represente: grandes
hombres llama el pueblo a esos actores.
El pueblo comprende poco lo grande, esto es: lo creador. Pero tiene sentidos para todos
los actores y comediantes de grandes cosas.
En torno a los inventores de nuevos valores gira el mundo: - gira de modo invisible. Sin
embargo, en torno a los comediantes giran el pueblo y la fama: así marcha el mundo.
Espíritu tiene el comediante, pero poca conciencia de espíritu. Cree siempre en aquello
que mejor le permite llevar a los otros a creer - ¡a creer en él!
Mañana tendrá una nueva fe, y pasado mañana, otra más nueva. Sentidos rápidos tiene
el comediante, igual que el pueblo, y presentimientos cambiantes.
Derribar - eso significa para él: demostrar. Volver loco a uno - eso significa para él:
convencer. Y la sangre es para él el mejor de los argumentos86.
A una verdad que sólo en oídos delicados se desliza llámala mentira y nada. ¡En verdad,
sólo cree en dioses que hagan gran ruido en el mundo!
Lleno de bufones solemnes está el mercado - ¡y el pueblo se gloría de sus grandes
hombres! Éstos son para él los señores del momento.
Pero el momento los apremia: así ellos te apremian a ti. Y también de ti quieren ellos
un sí o un no. ¡Ay!, ¿quieres colocar tu silla entre un pro y un contra?
¡No tengas celos de esos incondicionales y apremiantes, amante de la verdad! Jamás se
ha colgado la verdad del brazo de un incondicional.
A causa de esas gentes súbitas, vuelve a tu seguridad: sólo en el mercado le asaltan a
uno con un ¿sí o no?
Todos los pozos profundos viven con lentitud sus experiencias: tienen que aguardar
largo tiempo hasta saber qué fue lo que cayó en su profundidad.
Todo lo grande se aparta del mercado y de la fama: apartados de ellos han vivido desde
siempre los inventores de nuevos valores.
Huye, amigo mío, a tu soledad: te veo acribillado por moscas venenosas. ¡Huye allí
donde sopla un viento áspero, fuerte! ¡Huye a tu soledad! Has vivido demasiado cerca de
los pequeños y mezquinos. ¡Huye de su venganza invisible! Contra ti no son otra cosa
que venganza.
¡Deja de levantar tu brazo contra ellos! Son innumerables, y no es tu destino el ser espantamoscas.
Innumerables son esos pequeños y mezquinos; y a más de un edificio orgulloso han
conseguido derribarlo ya las gotas de lluvia y los yerbajos.
Tú no eres una piedra, pero has sido ya excavado por muchas gotas. Acabarás por resquebrájarteme
y por rompérteme en pedazos bajo tantas gotas.
Fatigado te veo por moscas venenosas, lleno de sangrientos rasguños te veo en cien sitios;
y tu orgullo no quiere ni siquiera encolerizarse.
Sangre quisieran ellas de ti con toda inocencia, sangre es lo que sus almas exangües codician
- y por ello pican con toda inocencia.
Mas tú, profundo, tú sufres demasiado profundamente incluso por pequeñas heridas; y
antes de que te curases, ya se arrastraba el mismo gusano venenoso por tu mano.
Demasiado orgulloso me pareces para matar a esos golosos. ¡Pero procura que no se
convierta en tu fatalidad el soportar toda su venenosa injusticia!
Ellos zumban a tu alrededor también con su alabanza: impertinencia es su alabanza87.
Quieren la cercanía de tu piel y de tu sangre.
Te adulan como a un dios o a un demonio; lloriquean delante de ti como delante de un
dios o de un demonio. ¡Qué importa! Son aduladores y llorones, y nada más.
También suelen hacerse los amables contigo. Pero ésa fue siempre la astucia de los cobardes.
¡Sí, los cobardes son astutos!
Ellos reflexionan mucho sobre ti con su alma estrecha, - ¡para ellos eres siempre preocupante!
Todo aquello sobre lo que se reflexiona mucho se vuelve preocupante.
Ellos te castigan por todas tus virtudes. Sólo te perdonan de verdad - tus fallos.
Como tú eres suave y de sentir justo, dices: «No tienen ellos la culpa de su mezquina
existencia». Mas su estrecha alma piensa: «Culpable es toda gran existencia.»
Aunque eres suave con ellos, se sienten, sin embargo, despreciados por ti; y te pagan
tus bondades con daños encubiertos.
Tu orgullo sin palabras repugna siempre a su gusto; se regocijan mucho cuando alguna
vez eres bastante modesto para ser vanidoso.
Lo que nosotros reconocemos en un hombre, eso lo hacemos arder también en él. Por
ello ¡guárdate de los pequeños!
Ante ti ellos se sienten pequeños, y su bajeza arde y se pone al rojo contra ti en invisible
venganza.
¿No has notado cómo solían enmudecer cuando tú te acercabas a ellos, y cómo su fuerza
los abandonaba, cual humo de fuego que se extingue?
Sí, amigo mío, para tus prójimos eres tú la conciencia malvada: pues ellos son indignos
de ti. Por eso te odian y quisieran chuparte la sangre.
Tus prójimos serán siempre moscas venenosas; lo que en ti es grande - eso cabalmente
tiene que hacerlos más venenosos y siempre más moscas.
Huye, amigo mío, a tu soledad y allí donde sopla un viento áspero, fuerte. No es tu destino
el ser espantamoscas.

Así habló Zaratustra.

86 Sobre la sangre como argumento de la verdad puede verse, en la segunda parte, De los sacerdotes;
Nietzsche desarrolla esta idea también en el 53 de El Anticristo.
87 Véase Más allá del bien y del mal: «En el elogio hay más entrometimiento que en la censura».
 
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nubarus
view post Posted on 28/10/2008, 18:02




De la castidad

Y o amo el bosque. En las ciudades se vive mal; hay en ellas demasiados lascivos.
¿No es mejor caer en las manos de un asesino que en los sueños de una mujer lasciva?
Y contempladme esos hombres: sus ojos lo dicen - no conocen nada mejor en la tierra
que yacer con una mujer. Fango hay en el fondo de su alma; ¡y ay si su fango tiene además
espíritu!
¡Si al menos fueran perfectos en cuanto animales! Mas del animal forma parte la inocencia.
¿Os aconsejo yo matar vuestros sentidos? Yo os aconsejo la inocencia de los sentidos.
¿Os aconsejo yo la castidad? La castidad es en algunos una virtud, pero en muchos es
casi un vicio.
Éstos son sin duda continentes: mas la perra Sensualidad mira con envidia desde todo
lo que hacen.
Incluso hasta las alturas de su virtud y hasta la frialdad del espíritu los sigue ese, bicho
con su insatisfacción.
¡Y con qué buenos modales sabe mendigar la perra Sensualidad un pedazo de espíritu
cuando se le deniega un pedazo de carne!
¿Vosotros amáis las tragedias y todo lo que destroza el corazón? Mas yo desconfío de
vuestra perra.
Para mí tenéis ojos demasiado crueles, y miráis lascivamente a los que sufren. ¿Es que
vuestra voluptuosidad no ha hecho más que enmascararse, y se llama compasión?
Y también os propongo esta parábola: no pocos que quisieron expulsar a su demonio
fueron a parar ellos mismos dentro de los cerdos88.
A quien la castidad le resulte dificil se le debe desaconsejar: para que no se convierta
ella en el camino hacia el infierno - es decir, hacia el fango y la lascivia del alma89.
¿Hablo yo de cosas sucias? Para mí no es esto lo peor.
Al hombre del conocimiento le disgusta bajar al agua de la verdad no cuando está sucia,
sino cuando no es profunda.
En verdad, hay personas castas de raíz: son dulces de corazón, ríen con más gusto y
más frecuencia que vosotros.
Se ríen incluso de la castidad y preguntan: «¡Qué es castidad!
¿No es castidad una tontería? Pero esa tontería ha venido a nosotros, y no nosotros a
ella.
Hemos ofrecido albergue y corazón a ese huésped: ahora habita en nosotros, - ¡que se
quede todo el tiempo que quiera!»

Así habló Zaratustra.

88 Alusión al Evangelio de Mateo, 9,28-32: «Llegó él a la orilla de enfrente, a la región de los gadarenos.
Desde el cementerio salieron a su encuentro dos endemoniados; eran tan peligrosos que nadie se atrevía a
transitar por aquel camino. De pronto empezaron a gritar: “¿Quién te mete a ti en esto, Hijo de Dios? ¿Has
venido aquí a atormentarnos antes de tiempo?” Una gran piara de cerdos estaba hozando a distancia. Los
demonios le dijeron: “Si nos echas, mándanos a la piara”. Jesús les dijo: “Id”. Salieron y se fueron a los
cerdos. De pronto la piara se abalanzó al lago, acantilado abajo, y murió ahogada.»
89 Paráfrasis de 1 Corintios, 7, 1-2: «Bueno es al hombre no tocar mujer: mas, por evitar la fornicación,
tenga cada uno su mujer y cada una tenga su marido.»
 
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astaroth1
view post Posted on 28/10/2008, 18:06




Del amigo

Uno siempre a mi alrededor es demasiado» - así piensa el eremita. «Siempre uno por
uno - ¡da a la larga dos!»
Yo y mí están siempre dialogando con demasiada vehemencia: ¿cómo soportarlo si no
hubiese un amigo?
Para el eremita el amigo es siempre el tercero: el tercero es el corcho que impide que el
diálogo de los dos se hunda en la profundidad.
Ay, existen demasiadas profundidades para todos los eremitas. Por ello desean ardientemente
un amigo y su altura. Nuestra fe en otros delata lo que nosotros quisiéramos creer
de nosotros mismos. Nuestro anhelo de un amigo es nuestro delator.
Y a menudo no se quiere, con el amor, más que saltar por encima de la envidia. Y a
menudo atacamos y nos creamos un enemigo para ocultar que somos vulnerables.
«¡Sé al menos mi enemigo!» - así habla el verdadero respeto, que no se atreve a solicitar
amistad.
Si se quiere tener un amigo hay que querer también hacer la guerra por él: y para hacer
la guerra hay que poder ser enemigo.
En el propio amigo debemos honrar incluso al enemigo. ¿Puedes tú acercarte mucho a
tu amigo sin pasarte a su bando?
En nuestro amigo debemos tener nuestro mejor enemigo. Con tu corazón debes estarle
máximamente cercano cuando le opones resistencia.
¿No quieres llevar vestido alguno delante de tu amigo? ¿Debe ser un honor para tu
amigo el que te ofrezcas a él tal como eres? ¡Pero él te mandará al diablo por esto!
El que no se recata provoca indignación: ¡tanta razón tenéis para temer la desnudez!
¡Sí, si fueseis dioses, entonces os sería lícito avergonzaros de vuestros vestidos!90
Nunca te adornarás bastante bien para tu amigo: pues debes ser para él una flecha y un
anhelo hacia el superhombre.
¿Has visto ya dormir a tu amigo - para conocer cuál es su aspecto?91 ¿Pues qué es, por
lo demás, el rostro de tu amigo? Es tu propio rostro, en un espejo grosero e imperfecto.
¿Has visto ya dormir a tu amigo? ¿No te horrorizaste de que tu amigo tuviese tal aspecto?
Oh, amigo mío, el hombre es algo que tiene que ser superado.
Un el adivinar y en el permanecer callado debe ser maestro el amigo: tú no tienes que
querer ver todo. Tu sueño debe descubrirte lo que tu amigo hace en la vigilia.
Un adivinar sea tu compasión: para que sepas primero si tu amigo quiere compasión.
Tal vez él ame en ti los ojos firmes y la mirada de la eternidad.
Ocúltese bajo una dura cáscara la compasión por el amigo, debes dejarte un diente en
ésta. Así tendrá la delicadeza y la dulzura que le corresponden.
¿Eres tú aire puro, y soledad, y pan, y medicina para tu amigo? Más de uno no puede
librarse a sí mismo de sus propias cadenas y es, sin embargo, un redentor para el amigo.
¿Eres un esclavo? Entonces no puedes ser amigo. ¿Eres un tirano? Entonces no puedes
tener amigos92.
Durante demasiado tiempo se ha ocultado en la mujer un esclavo y un tirano. Por ello la
mujer no es todavía capaz de amistad: sólo conoce el amor.
En el amor de la mujer hay injusticia y ceguera frente a todo lo que ella no ama. Y hasta
en el amor sapiente de la mujer continúa habiendo agresión inesperada y rayo y noche
al lado de la luz.
La mujer no es todavía capaz de amistad: gatas continúan siendo siempre las mujeres, y
pájaros. O, en el mejor de los casos, vacas.
La mujer no es todavía capaz de amistad. Pero decidme, varones, ¿quién de vosotros es
capaz de amistad?
¡Cuánta pobreza, varones, y cuánta avaricia hay en vuestra alma! Lo que vosotros dais
al amigo, eso quiero darlo yo hasta a mi enemigo, y no por eso me habré vuelto más pobre.
Existe la camaradería: ¡ojalá exista la amistad!

Así habló Zaratustra.

90 Reminiscencia de la frase de Séneca (carta 31): Deus nudus est (Dios está desnudo).
91 Véase la nota 31.
92 Zaratustra condensa en este párrafo la doctrina griega sobre la amistad expuesta por Platón en La república
(576 a) y por Aristóteles en la Etica a Nicómaco (1161 a 30 - b 10).
 
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nubarus
view post Posted on 28/10/2008, 18:10




De las mil metas y de la «única» meta 93

Muchos países ha visto Zaratustra, y muchos pueblos: así ha descubierto el bien y el
mal de muchos pueblos. Ningún poder mayor ha encontrado Zaratustra en la tierra que
las palabras bueno y malvado.
Ningún pueblo podría vivir sin antes realizar valoraciones; mas si quiere conservarse,
no le es lícito valorar como valora el vecino.
Muchas cosas que este pueblo llamó buenas son para aquel otro afrenta y vergüenza:
esto es lo que yo he encontrado. Muchas cosas que eran llamadas aquí malvadas las encontré
allí adornadas con honores de púrpura.
Jamás un vecino ha entendido al otro: siempre su alma se asombraba de la demencia y
de la maldad del vecino.
Una tabla de valores está suspendida sobre cada pueblo. Mira, es la tabla de sus superaciones;
mira, es la voz de su voluntad de poder94.
Laudable es aquello que le parece difícil; a lo que es indispensable y a la vez difícil
llámalo bueno; y a lo que libera incluso de la suprema necesidad, a lo más raro, a lo dificilísimo,
- a eso lo ensalza como santo.
Lo que hace que él domine y venza y brille, para horror y envidia de su vecino: eso es
para él lo elevado, lo primero, la medida, el sentido de todas las cosas.
En verdad, hermano mío, si has conocido primero la necesidad y la tierra y el cielo y el
vecino de un pueblo: adivinarás sin duda la ley de sus superaciones y la razón de que
suba por esa escalera hacia su esperanza.
«Siempre debes ser tú el primero y aventajar a los otros95: a nadie, excepto al amigo,
debe amar tu alma celosa» - esto provocaba estremecimientos en el alma de un griego: y
con ello siguió la senda de su grandeza.
«Decir la verdad y saber manejar bien el arco y la flecha» - esto le parecía precioso y a
la vez difícil a aquel pueblo96 del que proviene mi nombre - el nombre que es para mí a la
vez precioso y difícil.
«Honrar padre y madre y ser dóciles para con ellos hasta la raíz del alma»: ésta fue la
tabla de la superación que otro pueblo suspendió por encima de sí, y con ello se hizo poderoso
y eterno97.
«Guardar fidelidad y dar por ella el honor y la sangre aun por causas malvadas y peligrosas
»: con esta enseñanza se domeñó a sí mismo otro pueblo98 y domeñándose de ese
modo quedó pesadamente grávido de grandes esperanzas.
En verdad, los hombres se han dado a sí mismos todo su bien y todo su mal. En verdad,
no los tomaron de otra parte, no los encontraron, éstos no cayeron sobre ellos como una
voz del cielo.
Para conservarse, el hombre empezó implantando valores en las cosas, - ¡él fue el primero
en crear un sentido a las cosas, un sentido humano! Por ello se llama «hombre», es
decir: el que realiza valoraciones99.
Valorar es crear: ¡oídlo, creadores! El valorar mismo es el tesoro y la joya de todas las
cosas valoradas.
Sólo por el valorar existe el valor: y sin el valorar estaría vacía la nuez de la existencia.
¡Oídlo, creadores!
Cambio de los valores - es cambio de los creadores. Siempre aniquila el que tiene que
ser un creador.
Creadores lo fueron primero los pueblos, y sólo después .los individuos; en verdad, el
individuo mismo es la creación más reciente.
Los pueblos suspendieron en otro tiempo por éncima de sí una tabla del bien. El amor
que quiere dominar y el amor que quiere obedecer crearon juntos para sí tales tablas.
El placer de ser rebaño es más antiguo que el placer de ser un yo: y mientras la buena
conciencia se llame rebaño, sólo la mala conciencia dice: yo.
En verdad, el yo astuto, carente de amor, el que quiere su propia utilidad en la utilidad
de muchos: ése no es el origen del rebaño, sino su ocaso.
Amantes fueron siempre, y creadores, los que crearon el bien y el mal. Fuego de amor
arde en los nombres de todas las virtudes, y fuego de cólera.
Muchos países ha visto Zaratustra, y muchos pueblos: ningún poder mayor ha encontrado
Zaratustra en la tierra que las obras de los amantes: «bueno» y «malvado» es el
nombre de tales obras.
En verdad, un monstruo es el poder de ese alabar y censurar. Decidme, hermanos míos,
¿quién me domeña ese monstruo? Decidme, ¿quién pone en cadenas las mil cervices de
ese animal?
Mil metas ha habido hasta ahora, pues mil pueblos ha habido. Sólo falta la cadena que
ate las mil cervices, falta la única meta. Todavía no tiene la humanidad meta alguna.
Mas decidme, hermanos: si a la humanidad le falta todavía la meta, ¿no falta todavía
también - ella misma?

Así habló Zaratustra.

93 Suele traducirse este título por: «De las mil y una metas.» Como se verá por el desarrollo de todo el
capítulo y sobre todo por los párrafos finales, Nietzsche no se ha querido dejar llevar por la expresión popular
en todos los idiomas: «las mil y una», sino que, como él mismo dice: «Mil metas ha habido hasta ahora,
pues mil pueblos ha habido. Sólo falta la cadena de las mil cervices, falta la única meta.» La versión aquí
dada, «De las mil metas y de la única meta», se apoya en el hecho de haber escrito Nietzsche: Von tausend
und Einem Ziele, en lugar de: Von tausend und einem Ziele, como habría escrito si hubiera querido decir:
«De las mil y una metas.»
94 Primera aparición de la expresión «voluntad de poder»; a este concepto se le dedicará sobre todo, en la
segunda parte, el capítulo titulado De la superación de sí mismo.
95 Esta divisa del honor de la sociedad aristocrática griega tiene su expresión clásica en el verso 208 del
libro VI de La Ilíada: «Siempre ser el mejor y estar por encima de los demás». Idénticas palabras se repiten
en el verso 784 del libro XI, donde aparecen como consejo del anciano Peleo a su hijo Aquiles.
96 El pueblo persa. Véase también Ecce homo: «Decir la verdad y disparar bien con flechas, ésa es la virtud
persa».
97 El pueblo judío. Véase Éxodo, 20,12: «Honra a tu padre y a tu madre, para que vivas largos años en la
tierra que Yahvé, tu Dios, va a darte».
98 El pueblo alemán.
99 Nietzsche basa esta afirmación suya en su creencia de que la palabra alemana Mensch (hombre) viene
del latín mensuratio (medida). Esta misma opinión la aduce también en La genealogía de la moral.
 
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astaroth1
view post Posted on 28/10/2008, 18:16




Del amor al prójimo

Vosotros os apretujáis alrededor del prójimo y tenéis hermosas palabras para expresar
ese vuestro apretujaros. Pero yo os digo: vuestro amor al prójimo es vuestro mal amor a
vosotros mismos.
Cuando huis hacia el prójimo huís de vosotros mismos, y quisierais hacer de eso una
virtud: pero yo penetro vuestro «desinterés».
El tú es más antiguo que el yo; el tú ha sido santificado, pero el yo, todavía no: por eso
corre el hombre hacia el prójimo.
¿Os aconsejo yo el amor al prójimo? ¡Prefiero aconsejaros la huida del prójimo y el
amor al lejano!100
Más elevado que el amor al prójimo es el amor al lejano y al venidero; más elevado que
el amor a los hombres es el amor a las cosas y a los fantasmas.
Ese fantasma que corre delante de ti, hermano mío, es más bello que tú; ¿por qué no le
das tu carne y tus huesos ? Pero tú tienes miedo y corres hacia tu prójimo.
No conseguís soportaros a vosotros mismos y no os amáis bastante: por eso queréis seducir
al prójimo a que ame, y doraros a vosotros con su error.
Yo quisiera que no soportaseis a ninguna clase de prójimo ni a sus vecinos; así tendríais
que crear, sacándolo de vosotros mismos, vuestro amigo y su corazón exuberante.
Invitáis a un testigo cuando queréis hablar bien de vosotros mismos; y una vez que lo
habéis seducido a pensar bien de vosotros, también vosotros mismos pensáis bien de vosotros.
No miente tan sólo aquel que habla en contra de lo que sabe, sino ante todo aquel que
habla en contra de lo que no sabe. Y así es como vosotros habláis de vosotros en sociedad,
y, al mentiros a vosotros, mentís al vecino.
Así habla el necio: «el trato con hombres estropea el carácter, especialmente si no se
tiene ninguno».
El uno va al prójimo porque se busca a sí mismo, y el otro, porque quisiera perderse.
Vuestro mal amor a vosotros mismos es lo que os trueca la soledad en prisión.
Los más lejanos101 son los que pagan vuestro amor al prójimo; y en cuanto os juntáis
cinco, siempre tiene que morir un sexto.
Yo no amo tampoco vuestras fiestas102: demasiados comediantes he encontrado siempre
en ellas, y también los espectadores se comportaban a menudo como comediantes.
Yo no os enseño el prójimo, sino el amigo. Sea el amigo para vosotros la fiesta de la
tierra y un presentimiento del superhombre.
Yo os enseño el amigo y su corazón rebosante. Pero hay que saber ser una esponja si se
quiere ser amado por corazones rebosantes.
Yo os enseño el amigo en el que el mundo se encuentra ya acabado, como una copa del
bien, - el amigo creador, que siempre tiene un mundo acabado que regalar.
Y así como el mundo se desplegó para él, así volverá a plegársele en anillos, como el
devenir del bien por el mal, como el devenir de las finalidades surgiendo del azar.
El futuro y lo lejano sean para ti la causa de tu hoy: en tu amigo debes amar al superhombre
como causa de ti.
Hermanos míos, yo no os aconsejo el amor al prójimo: yo os aconsejo el amor al lejano.

Así habló Zaratustra.

100 Náchste, Fernste. La circunstancia de que derNächste (el prójimo) sea en alemán un superlativo
(nahe, cerca: Nachbar, vecino; Nächste, prójimo, o, si se quiere, el «más próximo de todos») permite a
Nietzsche ampliar verbalmente la distancia entre los dos extremos y decir: der Fernste (el más lejano de
todos), en lugar de der Ferne (el lejano), que sería, en castellano, lo contrario del prójimo (próximo). El
«amor al prójimo» es un precepto bíblico: Levítico, 19, 18; Evangelio de Mateo, 22, 39; Evangelio de Marcos,
12, 31: «Ama a tu prójimo como a ti mismo.»
101 Véasela nota anterior.
102 Véase Amós, 5, 21: «Yo, odio y aborrezco vuestras fiestas» (palabras de Yahvé a los hebreos).
 
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nubarus
view post Posted on 28/10/2008, 18:20




Del camino del creador

Quieres marchar, hermano mío, a la soledad? ¿Quieres buscar el camino que lleva a ti
mismo? Deténte un poco y escúchame.
«El que busca, fácilmente se pierde a sí mismo. Todo irse a la soledad es culpa»: así
habla el rebaño. Y tú has formado parte del rebaño durante mucho tiempo.
La voz del rebaño continuará resonando dentro de ti. Y cuando digas «yo ya no tengo la
misma conciencia que vosotros», eso será un lamento y un dolor.
Mira, aquella conciencia única dio a luz también ese dolor: y el último resplandor de
aquella conciencia continúa brillando sobre tu tribulación.
Pero ¿tú quieres recorrer el camino de tu tribulación, que es el camino hacia ti mismo?
¡Muéstrame entonces tu derecho y tu fuerza para hacerlo!
¿Eres tú una nueva fuerza y un nuevo derecho? ¿Un primer movimiento? ¿Una rueda
que se mueve por sí misma?103 ¿Puedes forzar incluso a las estrellas a que giren a tu
alrededor?
¡Ay, existe tanta ansia de elevarse! ¡Existen tantas convulsiones de los ambiciosos!
¡Muéstrame que tú no eres un ansioso ni un ambicioso!
Ay, existen tantos grandes pensamientos que no hacen más que lo que el fuelle: inflan y
producen un vacío aún mayor. ¿Libre te llamas a ti mismo? Quiero oír tu pensamiento
dominante, y no que has escapado de un yugo.
¿Eres tú alguien al que le sea lícito escapar de un yugo? Más de uno hay que arrojó de
sí su último valor al arrojar su servidumbre.
¿Libre de qué? ¡Qué importa eso a Zaratustra! Tus ojos deben anunciarme con claridad:
¿libre para qué?
¿Puedes prescribirte a ti mismo tu bien y tu mal y suspender tu voluntad por encima de
ti como una ley? ¿Puedes ser juez para ti mismo y vengador de tu ley?
Terrible cosa es hallarse solo con el juez y vengador de la propia ley. Así es arrojada
una estrella al espacio vacío y al soplo helado de hallarse solo.
Hoy sufres todavía a causa de los muchos, tú que eres uno solo: hoy conservas aún todo
tu valor y todas tus esperanzas. Mas alguna vez la soledad te fatigará, alguna vez tu orgullo
se curvará y tu valor rechinará los dientes. Alguna vez gritarás «¡estoy solo!».
Alguna vez dejarás de ver tu altura y contemplarás demasiado cerca tu bajeza; tu sublimidad
misma te aterrorizará como un fantasma. Alguna vez gritarás: «¡Todo es falso
»104!
Hay sentimientos que quieren matar al solitario; ¡si no lo consiguen, ellos mismos tienen
que morir entonces! Mas ¿eres tú capaz de ser asesino?
¿Conoces ya, hermano mío, la palabra «desprecio»? ¿Y el tormento de tu justicia, de
ser justo con quienes te desprecian?
Tú fuerzas a muchos a cambiar de doctrina acerca de ti; esto te lo hacen pagar caro. Te
aproximaste a ellos y pasaste de largo: esto no te lo perdonan nunca.
Tú caminas por encima de ellos105: pero cuanto más alto subes, tanto más pequeño te
ven los ojos de la envidia. El más odiado de todos es, sin embargo, el que vuela.
«¡Cómo vais a ser justos conmigo! - tienes que decir - yo elijo para mí vuestra injusticia
como la parte que me ha sido asignada.»
Injusticia y suciedad arrojan ellos al solitario: pero, hermano mío, si quieres ser una estrella,
¡no tienes que iluminarlos menos por eso!
¡Y guárdate de los buenos y justos! Con gusto crucifican a quienes se inventan una virtud
para sí mismos, - odian al solitario.
¡Guárdate también de la santa simplicidad!106 Para ella no es santo lo que no es simple;
también le gusta jugar con el fuego - con el fuego de las hogueras para quemar seres
humanos.
¡Y guárdate también de los asaltos de tu amor! Con demasiada prisa tiende el solitario
la mano a aquel con quien se encuentra.
A ciertos hombres no te es lícito darles la mano, sino sólo la pata: y yo quiero que tu
pata tenga también garras.
Pero el peor enemigo con que puedes encontrarte serás siempre tú mismo; a ti mismo te
acechas tú en las cavernas y en los bosques.
¡Solitario, tú recorres el camino que lleva a ti mismo! ¡Y tu camino pasa al lado de ti
mismo y de tus siete demonios!
Un hereje serás para ti mismo, y una bruja y un hechicero y un necio y un escéptico y
un impío y un malvado.
Tienes que querer quemarte a ti mismo en tu propia llama: ¡cómo te renovarías si antes
no te hubieses convertido en ceniza!
Solitario, tú recorres el camino del creador: ¡con tus siete demonios quieres crearte para
ti un Dios!
Solitario, tú recorres el camino del amante: te amas a ti mismo y por ello te desprecias
como sólo los amantes saben despreciar.
¡El amante quiere crear porque desprecia! ¡Qué sabe del amor el que no tuvo que despreciar
precisamente aquello que amaba!
Vete a tu soledad con tu amor y con tu crear, hermano mío; sólo más tarde te seguirá la
justicia cojeando.
Vete con tus lágrimas a tu soledad, hermano mío. Yo amo a quien quiere crear por encima
de sí mismo y por ello perece.

Así habló Zaratustra.

103 Véase antes De las tres transformaciones, la descripción del niño: «Inocencia es el niño, y olvido, un
nuevo comienzo, un juego, una rueda que se mueve por sí misma, un primer movimiento, un santo decir
sí».
104 Un desarrollo de esta idea puede verse en La genealogía de la moral, apartado tercero, «¿Qué significan
los ideales ascéticos?». También aquí se alude más adelante a esto mismo: véase, en la cuarta parte, La
sombra.
105 Véase, en la segunda parte, De los doctos.
106 O sancta simplicitas es frase que se dice pronunciada por Juan Hus (1369-1415) cuando, encontrándose
sobre la hoguera a que se le había condenado por hereje, vio cómo una viejecilla, movida por su celo
religioso, arrojaba más leña a las llamas en que aquél ardía.
 
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astaroth1
view post Posted on 28/10/2008, 18:26




De viejecillas y de jovencillas

Por qué te deslizas a escondidas y de manera esquiva en el crepúsculo, Zaratustra?
¿Qué es lo que escondes con tanto cuidado bajo tu manto?
¿Es un tesoro que te han regalado? ¿O un niño que has dado a luz? ¿O es que tú mismo
sigues ahora los caminos de los ladrones, tú amigo de los malvados?» -
¡En verdad, hermano mío!, dijo Zaratustra, es un tesoro que me han regalado: es una
pequeña verdad lo que llevo conmigo. Pero es revoltosa como un niño pequeño; y si no le
tapo la boca, grita a voz en cuello.
Cuando hoy recorría solo mi camino, a la hora en que el sol se pone, me encontré con
una viejecilla, la cual habló así a mi alma:
«Muchas cosas nos ha dicho Zaratustra también a nosotras las mujeres, pero nunca nos
ha hablado sobre la mujer».
Y yo le repliqué: «Sobre la mujer se debe hablar tan sólo a varones».
«Háblame también a mí acerca de la mujer, dijo ella; soy bastante vieja para volver a
olvidarlo enseguida.»
Y yo accedí al ruego de la viejecilla y le hablé así107:
Todo en la mujer es un enigma, y todo en la mujer tiene una única solución: se llama
embarazo.
El varón es para la mujer un medio: la finalidad es siempre el hijo. ¿Pero qué es la mujer
para el varón?
Dos cosas quiere el varón auténtico: peligro y juego. Por ello quiere él a la mujer, que
es el más peligroso de los juguetes.
El varón debe ser educado para la guerra, y la mujer, para la recreación del guerrero:
todo lo demás es tontería.
Los frutos demasiado dulces - al guerrero no le gustan. Por ello le gusta la mujer: amarga
es incluso la más dulce de las mujeres.
La mujer entiende a los niños mejor que el varón, pero éste es más niño que aquélla.
En el varón auténtico se esconde un niño: éste quiere jugar. ¡Adelante, mujeres, descubrid
el niño en el varón!
Sea un juguete la mujer, puro y delicado, semejante a la piedra preciosa, iluminado por
las virtudes de un mundo que todavía no existe.
¡Resplandezca en vuestro amor el rayo de una estrella! Diga vuestra voluntad: «¡Ojalá
diese yo a luz el superhombre!»
¡Haya valentía en vuestro amor! ¡Con vuestro amor debéis lanzaros contra aquel que os
infunde miedo!
¡Que vuestro honor esté en vuestro amor! Por lo demás, poco entiende de honor la mujer.
Pero sea vuestro honor amar siempre más de lo que sois amadas y no ser nunca las
segundas.
Tema el varón a la mujer cuando ésta ama: entonces realiza ella todos los sacrificios, y
todo lo demás lo considera carente de valor.
Tema el varón a la mujer cuando ésta odia: pues en el fondo del alma el varón es tan sólo
malvado, pero la mujer es allí mala.
¿A quién odia más la mujer? - Así le dijo el hierro al imán: «A ti es a lo que más odio,
porque atraes, pero no eres bastante fuerte para retener».
La felicidad del varón se llama: yo quiero. La felicidad de la mujer se llama: él quiere.
«¡Mira, justo ahora se ha vuelto perfecto el mundo!» - así piensa toda mujer cuando
obedece desde la plenitud del amor.
Y la mujer tiene que obedecer y tiene que encontrar una profundidad para su superficie.
Superficie es el ánimo de la mujer, una móvil piel tempestuosa sobre aguas poco profundas.
Pero el ánimo del varón es profundo, su corriente ruge en cavernas subterráneas: la mujer
presiente su fuerza, mas no la comprende. -
Entonces me replicó la viejecilla: «Muchas gentilezas acaba de decir Zaratustra, y sobre
todo para quienes son bastante jóvenes para ellas.
¡Es extraño, Zaratustra conoce poco a las mujeres, y, sin embargo, tiene razón sobre
ellas! ¿Ocurre esto acaso porque para la mujer nada es imposible?108
¡Y ahora toma, en agradecimiento, una pequeña verdad! ¡Yo soy bastante vieja para
ella!
Envuélvela bien y tápale la boca: de lo contrario grita a voz en cuello esta pequeña verdad.
»
«¡Dame, mujer, tu pequeña verdad!», dije yo. Y así habló la viejecilla:
«¿Vas con mujeres? ¡No olvides el látigo!»109

Así habló Zaratustra.

107 Una paráfrasis y ampliación de las ideas sobre la mujer expuestas aquí por Zaratustra pueden verse en
Ecce homo.
108 Paráfrasis irónica del Evangelio de Lucas, 1, 37: «Para Dios nada es imposible». Son palabras del ángel
Gabriel a María al anunciarle que su pariente Isabel ha concebido un hijo en su vejez.
109 En la tercera parte, La otra canción del baile, Zaratustra usará este látigo para hacer que la vida -«una
mujer»- baile.
 
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nubarus
view post Posted on 28/10/2008, 18:46




De la picadura de la víbora

Un día habíase quedado Zaratustra dormido debajo de una higuera, pues hacía calor, y
había colocado sus brazos sobre el rostro. Entonces vino una víbora y le picó en el cuello,
de modo que Zaratustra se despertó gritando de dolor110. Al retirar el brazo del rostro vio
a la serpiente: ésta reconoció entonces los ojos de Zaratustra, dio la vuelta torpemente y
quiso marcharse. «¡No, dijo Zaratustra; todavía no has recibido mi agradecimiento! Me
has despertado a tiempo, mi camino es todavía largo.» «Tu camino es ya corto, dijo la
víbora con tristeza; mi veneno mata.» Zaratustra sonrió. «¿En alguna ocasión ha muerto
un dragón por el veneno de una serpiente? - dijo. ¡Pero toma de nuevo tu veneno! No eres
bastante rica para regalármelo.» Entonces la víbora se lanzó otra vez alrededor de su cuello
y le lamió la herida.
En una ocasión en que Zaratustra contó esto a sus discípulos, éstos preguntaron: «¿Y
cuál es, Zaratustra, la moraleja de tu historia?» Zaratustra respondió así:
Los buenos y justos me llaman el aniquilador de la moral111: mi historia es inmoral.
Si vosotros tenéis un enemigo, no le devolváis bien por mal: pues eso lo avergonzaría.
Sino demostrad que os ha hecho un bien.
¡Y es preferible que os encolericéis a que avergoncéis a otro! Y si os maldicen, no me
agrada que queráis bendecir112. ¡Es mejor que también vosotros maldigáis un poco!
¡Y si se ha cometido una gran injusticia con vosotros, cometed vosotros enseguida cinco
pequeñas! Es horrible ver a alguien a quien la injusticia lo oprime sólo a él.
¿Sabíais ya esto? Injusticia dividida es justicia a medias. ¡Y sólo debe cargar con la injusticia
aquel que sea capaz de llevarla!
Una pequeña venganza es más humana que ninguna. Y si el castigo no es también un
derecho y un honor para el prevaricador, entonces tampoco me gusta vuestro castigo.
Es más noble quitarse a sí mismo la razón que mantenerla, sobre todo si se la tiene. Sólo
que hay que ser bastante rico para hacerlo.
No me gusta vuestra fría justicia; y desde los ojos de vuestros jueces me miran siempre
el verdugo y su fría cuchilla113. Decidme, ¿dónde se encuentra la justicia que sea amor
con ojos clarividentes?
¡Inventad, pues, el amor que soporta no sólo todos los castigos, sino también todas las
culpas!
¡Inventad, pues, la justicia que absuelve a todos, excepto a los que juzgan!
¿Queréis oír todavía otra cosa? En quien quiere ser radicalmente justo, en ése incluso la
mentira se convierte en afabilidad con los hombres.
¡Mas cómo voy yo a querer ser radicalmente justo! ¡Cómo puedo dar a cada uno lo suyo!
Básteme esto: yo doy a cada uno lo mío.
¡En fin, hermanos, cuidad de no ser injustos con ningún eremita! ¡Cómo podría olvidar
un eremita! ¡Cómo podría él resarcirse!
Cual un pozo profundo es un eremita. Es fácil arrojar dentro una piedra; mas una vez
que ha llegado al fondo, decidme, ¿quién quiere sacarla de nuevo?
¡Guardaos de ofender al eremita! Pero si lo habéis hecho, ¡entonces matadlo además!

Así habló Zaratustra.

110 Posible reminiscencia de Hamlet, I, 5. La Sombra (el alma del padre de Hamlet) le cuenta a éste: «Ha
corrido la voz de que, estando yo dormido en mi jardín, me picó una serpiente...»
111 Véase la nota 28.
112 Antítesis de lo que dice el Evangelio de Mateo, 5, 44: «Bendecid a quienes os maldicen.»
113 Véase antes, Del pálido delincuente.
 
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143 replies since 27/10/2008, 23:52   1592 views
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