Edgar Allan Poe, Maestro del terror

« Older   Newer »
  Share  
nubarus
view post Posted on 26/1/2009, 20:57




El gusano vencedor

¡Mirad! Noche de fiesta,
Solemne; es del futuro
En los postreroa años de la vida.
Un coro de guerubes,
Alados, y con tules encubiertos,
Ajando con sus lágrimas los tules,
A un drama de terror y de esperanzas
Asisten en grandioso coliseo
Mientras exhala sobrehumana orquesta
La musica sublime de los cielos.
Mimos. de Dios imagen,
Moviendose veloces, con cautela
Murmuran: ¡Meros titeres que impulsa
La voluntad de inmensos y disformes
Seres que van mudando
La escena, y arrojando de sus alas
De cóndor, agitadas en la sombra,
La invisible desgracia!
¡Oh, nunca este confuso Drama será olvidado!
Nunca con su Fantasma, eternamente
Por un tropel en vano perseguido,
De circulo a traves, que siempre gira
Y torna al mismo sitio;
Siendo la esencia de la oscura trama
El horror, la locura y el delito.
Mas ved! Entre la turba
Mimica se introdujo una rastrera
Figura! Ser inmundo,
Cuerpo color de sangre que acechaba
Alla en la soledad del escenario,
Se tuerce! Se retuerce! Con mortales
Tormentos en su pasto se convierten
Los mimos; y los a.nqeles gimieron
Cuando sus viles uñas
Mancho con sangre humana el vil insecto.
Las luces se extinguieron!
Y todo yace extinto!
Y, por cubrir las formas Tremulas, e1 telón, funebre manto,
Cae con la rapidez de una tormenta.
Y palidos y mustios los querubes,
Irguiendose, arranchndose sus velos,
Afirman que la misera comedia
Es la tragedia " Hombre"
Y el inmundo gusano
El heroe vencedor de esta tragedia.

Edgar Allan Poe
 
Top
nubarus
view post Posted on 27/1/2009, 16:27




Annabel Lee

Hace muchos, muchos años, en un reino junto al mar,
Habitaba una doncella cuyo nombre os he de dar,
Y el nombre que daros puedo es el de Annabel Lee,
quien vivía para amarme y ser amada por mí.
Yo era un niño y era ella una niña junto al mar,
En el reino prodigioso que os acabo de evocar.
Más nuestro amor fue tan grande cual jamás yo
presentí,
Más que el amor compartimos con mi bella Annabel
Lee,
Y los nobles de su estirpe de abolengo señorial
Los ángeles en el cielo envidiaban tal amor,
Los alados serafines nos miraban con rencor.
Aquel fue el solo motivo, ¡hace tanto tiempo ya!,
por el cual, de los confines del océano y más allá,
Un gélido viento vino de una nube y yo sentí
Congelarse entre mis brazos a mi bella Annabel Lee.
La llevaron de mi lado en solemne funeral.
A encerrarla la llevaron por la orilla de la mar
A un sepulcro en ese reino que se alza junto al mar,
Los arcángeles que no eran tan felices cual los dos,
Con envidia nos miraban desde el reino que es de
Dios.
Ese fue el solo motivo, bien lo podéis preguntar,
Pues lo saben los hidalgos de aquel reino junto al mar,
Por el cual un viento vino de una nube carmesí
Congelando una noche a mi bella Annabel Lee.
Nuestro amor era tan grande y aún más firme en su
candor
Que aquel de nuestros mayores, más sabios en el
amor.
Ni los ángeles que moran en su cielo tutelar,
Ni los demonios que habitan negros abismos del mar
Podrán apartarme nunca del alma que mora en mí,
Espíritu luminoso de mi
hermosa Annabel Lee.
Pues los astros no se elevan sin traerme la mirada
Celestial que, yo adivino, son los ojos de mi amada.
Y la luna vaporosa jamás brilla baladí
Pues su fulgor es ensueño de mi bella Annabel Lee.
Yazgo al lado de mi amada, mi novia bien amada,
Mientras retumba en la playa la nocturna marejada,
Yazgo en su tumba labrada cerca del mar rumoroso,
En su sepulcro a la orilla del océano proceloso.

Edgar Allan Poe
 
Top
nubarus
view post Posted on 29/1/2009, 17:19




EL VALLE DE LA INQUIETUD

¡Hubo aquí, antaño, un valle callado y sonriente
donde nadie habitaba.
Partiéronse las gentes a la guerra,
dejando a los luceros de ojos dulces,
que velaran, de noche, desde azuladas torres
las flores y en el centro del valle cada día
la roja luz del sol yacía indolente.
Mas ya quien lo visite advertiría
la inquietud de ese valle melancólico.
No hay en él nada quieto
sino el aire que ampara
aquella soledad de maravilla.
¡Ah! Ningún viento mece aquellos árboles
que palpitan al modo de los helados mares
en torno de las Hébridas brumosas.
¡Ah! Ningún viento arrastra aquellas nubes,
que crujen levemente por el cielo intranquilo,
turbadas desde el alba hasta la noche
sobre las violetas que allí yacen,
como ojos humanos de mil suertes,
sobre ondulantes lirios,
que lloran en las tumbas ignoradas.
Ondulan, y de sus fragantes cimas
cae eterno rocío, gota a gota.
Lloran, y por sus tallos delicados,
como aljofar, van lágrimas perennes.

Edgar Allan Poe
 
Top
nubarus
view post Posted on 30/1/2009, 16:55




EL DÍA MÁS FELIZ


El día más feliz, la hora más dichosa
Que mi triste y marchito corazón vivió
Y esa esperanza de poder y orgullo que vanidosa
Presta voló.


¿Dije poder? Pues sí, tal yo pensaba,
Pero ¡ay!, ha tiempo que se desvanecieron
Las visiones que en mi juventud guardaba


Y al final murieron.
¿Y el orgullo? ¿Qué tengo yo que ver contigo?
Aún es posible que otra infausta alma
Reciba el veneno que me diste enemigo


El día más feliz, la hora más dichosa
Que mis ojos verán o han visto enardecidos,
Del orgullo y poder la visión majestuosa ,
¡Son sueños idos!


Mas si aquella esperanza de poder y de orgullo
Se me ofreciera hoy con su dolor y su melancolía
Pienso que aun así el vano orgullo
Una vez más no viviría.


Porque en sus alas hubo un polvo oscuro
Que al aletear cayó en lluvia dispersa
Esencia poderosa y malhadada
Que mata al alma con su roce impuro.

EDGAR A. POE
 
Top
nubarus
view post Posted on 31/1/2009, 18:41




EL PALACIO EMBRUJADO


De nuestros valles el más lozano
Un gran palacio muy elevado
Radiante y bello guardaba antaño
De ángeles santos fuera poblado.
Era el dominio del buen Monarca
Del Pensamiento.
Ningún querube con su ala abarca
Tal monumento.

Las oriflamas flotan gloriosas
Áureas al viento desde el tejado,
(Esto en el viejo tiempo pasado
De antiguas cosas)
Toda voluta de aire retoza
En la dulzura de un día tal.
Hay un perfume alado ideal
Que las almenas apenas roza.


Del feliz valle los visitantes
Por dos ventanas solían ver
Danza de espíritus, al ofrecer
Laúd templado notas vibrantes,
Mientras que en trono alto y sereno,


(¡Porfirogeno!)
Ver se podía al soberano del reino arcano.
Perlas, rubíes, grato dechado
la perla augusta resplandecía
Allí fluía... allí fluía...
El eco cuyo deber alado
Era cantar
Al genio ilustre, genio dorado
Del Rey sin par.


Viles villanos que el luto emboza
Se apoderaron del alto Estado
(¡Nunca hay mañana para el cuidado!)
¡Duelo que el tiempo jamás desbroza!
Hoy en su casa ya no es la gloria
La flor ambigua
Pues sólo queda dormida historia
Leyenda antigua.


Y los viajeros que al valle bajan
Por dos ventanas de fatuo fuego
Ven vastas formas que se barajan
A un son discorde en raro juego
Y un río horrendo que se desliza
Bajo el portón pálido y seco,
Torrente horrible, eterno eco
De carcajada ya sin sonrisa.

EDGAR A. POE
 
Top
satanas1
view post Posted on 2/2/2009, 00:19




AL SILENCIO


Hay cualidades, incorpóreos seres
que tienen doble vida y son espejo
de esa entidad gemela que dimana .
de materia y de luz, sólido y sombra.


Hay un doble silencio -mar y costa-
cuerpo y alma. Uno mora en sitios solos
con nuevas hierbas; una grave gracia,
algún recuerdo humano, algunas lágrimas,
Quítanle horror, su nombre es «ya no más»
es el silencio corporal: ¡No temas!
Carece del poder de hacer el mal.


Mas, si el hado veloz (¡suerte imprevista!)
te presenta su sombra (elfo su nombre
que vaga en soledades, que no ha hollado
el pie del hombre), encomiéndate a Dios.

EDGAR A. POE
 
Top
nubarus
view post Posted on 3/2/2009, 17:30




ULALUME


Los cielos cenicientos y sombríos,
crespas las hojas, lívidas y mustias,
y era una noche del doliente octubre
del tiempo inmemorial entre las brumas,
era en las tristes márgenes del Auber,
el lago tenebroso de aguas mudas,
ante los bosques tétricos del Weir,
la región espectral de la pavura.


A solas con mi alma recorría
avenida titánica y oscura
de fúnebres cipreses, o con mi alma,
con Psiquis, alma que el misterio turba...
Era la edad del corazón volcánico
como las llamas del Yaanek sulfúreas,
como las lavas del Yaanek que brotan
allá del polo en la región nocturna.

Pocas palabras nos dijimos, era
como una confidencia íntima y muda;
palabras serias, pensamientos graves
que la memoria para siempre turban;
no recordamos que era el triste octubre,
que era la noche, ¡noche infausta y única!
no recordamos la región del Auber
que tanto conoció mi desventura,
ni el bosque fantasmagórico del Weir,
la región espectral de la pavura.


Y cuando la noche avanza
de estrellas al vago temblor
al fin de la oscura avenida
un lánguido rayo se ve,
fulgor diamantino que anuncia
de fúnebre velo al través,
que emerge de nube fantástica
la Luna, la blanca Astarté.


Y yo dije a mi alma: «Más que Diana
ardiente aquella misteriosa Luna
rueda al través de un éter de suspiros;
lágrimas de su faz una por una
caen donde el gusano nunca muere.
Para mostrarnos la celeste ruta
y el alma imperio de la paz letea
atrás deja a Leo en las alturas,
sus estrellas traspasando,
de Leo a su despecho, ora nos busca
y sus miradas límpidas y dulces
son las miradas que el amor anuncian.»


Mas, Psiquis dijo señalando al cielo:
«La palidez de ese astro me conturba;
pronto, huyamos de aquí pronto, es preciso».
Y de sus alas recogió las plumas
con intenso terror, y sollozando,
presa de pronto de invencible angustia
plegó las alas hasta el polvo frío
lentas dejando descender las plumas.


Y yo le dije: «Tu terror es vano,
sigamos esa luz trémula y pura,
que nos bañen sus rayos cristalinos,
sus rayos sibilinos que ya auguran
e irradian la belleza y la esperanza.
Mira: la senda de los cielos busca:
Sigamos sin temor sus limpias rayas
Que ellos a playa llevarán seguro,
sigamos esa luz limpia y tranquila
a través de la bóveda cerúlea».


Tranquilicé a mi Psiquis y besándola
de su mente aparté las inquietudes
y sus zozobras disipé profundas,
y convencerla que siguiera pude.
Llegamos hasta el fin; ¡ojalá nunca
llegara! Al fin de la avenida lúgubre
nos detuvo la puerta de una tumba
¡oh triste noche del lejano octubre!
nos detuvo la losa de una tumba,
de legendario monumento fúnebre.
¡Oh, hermana! -dije- ¿Qué inscripción confusa
en la sellada losa se descubre?
Respondióme: «Ulalume», ésta es su tumba,
¡la tumba de tu pálida Ulalume!


Quedó mi corazón como ese cielo
ceniciento, como esas hojas mustias,
como esas hojas yertas y crispadas.
¡Ay!, pensé: el mismo octubre fue sin duda
fue en esa misma noche cuando vine
al través del horror y de la bruma
aquí trayendo mi doliente carga.
¡Oh, noche infausta, infausta cual ninguna!
¡Oh!, ¿qué infernal espíritu me trajo
a esta región fatal de la tristura?
Bien conozco el mudo lago del Auber,
y esta comarca que el horror anubla,
y el bosque fantástico de Weir,
¡la región espectral de la pavura!

EDGAR A. POE
 
Top
nubarus
view post Posted on 4/2/2009, 16:27




EL LAGO


De mi vida en la distante primavera, jubilosa primavera,
Dirigí mi paso errante a una mágica ribera.
La ribera solitaria, la ribera silenciosa
De un salvaje lago ignoto que circundan y oscurecen
Negra cinta rocallosa
Y copudos altos Dinos que las auras estremecen
Pero cuando allí la noche su fúnebre manto arroja
Y el místico y gemebundo viento de su melodía,
Entonces, ¡oh!, entonces quiere despertar de su congoja
Del terror del lago triste, despertar el alma mía.
Mas ese terror que dejaba en mi espíritu contento;
Hoy, ni las joyas ni el afán de la riqueza,
Como antes, a contemplarlo llevarán mi pensamiento,
Ni el amor por más que fuese el amor de tu belleza.
La muerte estaba en el fondo de la ola envenenada,
Y una tumba en lo más hondo, pérfidamente adornada
Para quien a su amargura breve tregua hubiera dado
Un solaz, a los dolores de su espíritu afligido,
Y en un Edén transformado
El salvaje lago ignoto, lago triste y escondido.

EDGAR A. POE
 
Top
nubarus
view post Posted on 5/2/2009, 18:22




SONETO A LA CIENCIA


¡Ciencia! del tiempo viejo la hija eres.
Todo lo cambias con tus ojos vagos
¿Por qué en mi corazón saciarte quieres,
¡Oh cuervo!, cuyas alas son estragos?


¿Te amaré yo, ni el sabio en sus anhelos,
Si explayar no dejas sus quimeras
Cuando busca tesoros en los cielos
Dejándose llevar de alas ligeras?


¿No supiste arrancar del carro a Diana,
Y echar las hamadríadas de sus lares
Para acogerse a estrella más lejana?


¿No quitaste a las náyades los mares
Y al elfo el prado? ¿Acaso no prescindo
Por ti del sueño al pie del tamarindo?

EDGAR A. POE
 
Top
nubarus
view post Posted on 6/2/2009, 18:51




A HELENA

Sólo una vez te he visto
Sólo una vez- en tiempo ya lejano.
Sé que no muy lejano -pero velan
Brumas de lo pasado su distancia.
Era una medianoche
Del dulce mes de julio; y de la luna –
Que, en ascensión feliz como tu vida
Buscaba, entre los cielos, á más alta
Región, rápida senda-Un velo descendía con reposo,
Con pesadez, con sueño
-Un velo indefinido
De plata y seda y luz- que se extendía


De los erguidos rostros de mil rosas
De un encantado Edén, lleno de calma,
Por el que blandamente o con sigilo
Tan sólo a deslizarse se atreviera
El viento -se extendía
En los erguidos rostros de esas rosas
Que, cual desvanecidas de ternura,
Soltaban en retomo
A la amorosa luz que las besaba.
Sus perfumadas almas -se extendían
En los erguidos rostros de las rosas,
Que sonreían con feliz deliquio en ese paraíso que hechizaba
De tu presencia en él la poesía.


Te vi, como los ángeles, vestida
De blanco, en muelle alfombra de violetas
El cuerpo dulcemente reclinado,
Mientras que, de la luna,
La plateada luz se reflejaba
En los rostros erguidos de las rosas
Y en tu bello semblante
Al cielo alzado con profunda pena.
¿No fue el mismo Destino
Quien en la dulce medianoche -en julio
No fue el mismo destino (cuyo nombre
También es sentimiento) quien detuvo
Mi paso en el dintel del paraíso
Para aspirar el delicado incienso
De esas dormidas rosas?
Todo era soledad, silencio, en torno.
Y, mientras daba a su ruindad olvido,
El mundo que aborrece el alma mía,
Del impalpable sueño en los misterios,
Dos seres angustiados
Velábamos a solas: tú conmigo.
(¡Oh, Cielos! ¡Oh, Señor! ¡Cómo se agita
Mi corazón uniendo estas palabras!)
¡A solas tú conmigo!... El pie detuve... .
La pálida hermosura
Del cielo descendido a tu existencia,
Miré con devoción; y, al encontrarse
Mi vista con la tuya,
Todo dejó de ser, formas y vida,
En ese Edén que tú, maga sublime,
Con tus divinos ojos encantabas.


Perdió la luna su fulgor de perlas
Y huyeron a mis ojos fascinados,
Los ya musgosos bancos, los senderos,
Los árboles, las flores;
Y las puras esencias
De las dormidas rosas fallecieron
En los amantes brazos de los aires.
Todo -todo expiró menos tu imagen;
y aún ella, con la lumbre de la luna
Aún ella se extinguió para mi vista,
Que sólo vi el fulgor de tu mirada
Y el alma de tus ojos
Alzados con pesar a las alturas.
Los vi -y el mundo fueron
Para mi ser tus ojos imantados.
Los vi más breves horas
-Los vi hasta que la luna huyó del cielo.
¡Qué tormentosas luchas
Del corazón!
¡Qué impíos infortunios!
¡Qué lúgubres historias! descubrían,
En misteriosa unión esas esferas
De pura luz celeste!... ¡Y qué brillantes,
Sublimes esperanzas! ¡Qué apacible
Mar de engrandecimiento! ¡Qué osadas ambiciones!
¡Y para amar, qué inmenso poderío!


Ya la amorosa diana
Al mundo se ocultó bajo una densa
Nube de tempestad de occidente;
Y tú, pálida sombra,
Entre la sepulcral y hosca arboleda,
Te deslizaste huyendo taciturna.
Mas sólo la figura de tu cuerpo
-Sólo ella- del jardín y de mi vida
Por siempre se alejó: como dos astros
Quedaron ante mí tus bellos ojos.
Tus ojos que dejarme no quisieron
Y en esa noche, oscura ya, alumbraron
La triste senda de mi hogar sombrío.
Tus ojos, que jamás, cual la esperanza,
Mi ser abandonaron; y me siguen,
Me guían, me seducen
En el largo transcurso de los años.
Ellos mis dueños son y yo su esclavo
Su misión es dar lumbre
Con nobles entusiasmos a mi alma,
Cual mi deber salvarme
De su guiadora luz a los destellos,
Y ser purificado por su llama,
Y ser santificado
De su fuego celeste en los fulgores.
Ellos mi alma llenan de hermosura
(Que es la esperanza), y lejos
Allá en el cielo, brillan: dos estrellas
Ante las que, en el triste y silencioso
Desvelo de mi noche me arrodillo.
Y luego, cuando el día
De alegre claridad la tierra inunda,
Los veo aún: ¡dos dulces
Y centelleantes vésperos, que el rayo
Del mismo sol no extingue!

EDGAR A. POE
 
Top
nubarus
view post Posted on 7/2/2009, 18:00




LA DURMIENTE

Era la medianoche, en junio, tibia, bruna.
Yo estaba bajo un rayo de la mística luna,
Que de su blanco disco como un encantamiento
Vertía sobre el valle un vapor somnoliento.
Dormitaba en las tumbas el romero fragante,
Y al lago se inclinaba el lirio agonizante,
Y envueltas en la niebla en el ropaje acuoso,
Las ruinas descansaban en vetusto reposo.
¡Mirad! también el lago semejante al Leteo,
Dormita entre las sombras con lento cabeceo,
Y del sopor consciente despertarse no quiere
Para el mundo que en tomo lánguidamente
/muere
Duerme toda belleza y ved dónde reposa
Irene, dulcemente, en calma deleitosa.
Con la ventana abierta a los cielos serenos,
De claros laminares y de misterios llenos.


Oh, mi gentil señora, ¿no te asalta el espanto?
¿Por qué está tu ventana, así, en la noche
/abierta?
Los aires juguetones desde el bosque frondoso,
Risueños y lascivos en tropel rumoroso
Inundan tu aposento y agitan la cortina
Del lecho en que tu hermosa cabeza se reclina,
Sobre los bellos ojos de copiosas pestañas,
Tras los que el alma duerme en regiones
/extrañas,
Como fantasmas tétricos, por el sueño y los
/muros
Se deslizan las sombras de perfiles oscuros.
Oh, mi gentil señora, ¿no te asalta el espanto?
¿Cuál es, di, de tu ensueño el poderoso encanto?
Debes de haber venido de los lejanos mares
A este jardín hermoso de troncos seculares.
Extraños son, mujer, tu palidez, tu traje,
Y de tus largas trenzas el flotante homenaje;
Pero aún es más extraño el silencio solemne
En que envuelves tu sueño misterioso y
/perenne.
La dama gentil duerme. ¡Que duerman para el
/mundo!
Todo lo que es eterno tiene que ser profundo.
El cielo lo ha amparado bajo su dulce manto,
Trocando este aposento por otro que es más
/santo,
Y por otro más triste, el lecho en que reposa.
Yo le ruego al Señor, que con mano piadosa,
La deje descansar con sueño no turbado,
Mientras que los difuntos desfilan por su lado.
Ella duerme, amor mío. ¡Oh!, mi alma le desea
Que así como es eterno, profundo el sueño sea;
Que los viles gusanos se arrastren suavemente
En torno de sus manos y en torno de su frente;
Que en la lejana selva, sombría y centenaria,
Le alcen una alta tumba tranquila y solitaria
Donde flotan al viento, altivos y triunfales,
De su ilustre familia los paños funerales;
Una lejana tumba, a cuya puerta fuerte
Piedras tiró, de niña, sin temor a la muerte,
Y a cuyo duro bronce no arrancará más sones,
Ni los fúnebres ecos de tan tristes mansiones
¡Qué triste imaginarse pobre hija del pecado
Que el sonido fatídico a la puerta arrancado,
Y que quizá con gozo resonara en tu oído,
de la muerte terrífica era el triste gemido!

EDGAR A. POE
 
Top
nubarus
view post Posted on 10/2/2009, 16:51




LOS ESPÍRITUS DE LA MUERTE

I


Tu alma, con sus sombríos pensamientos,
Se hallará sola en la siniestra tumba.
Nadie querrá saber lo que en secreto
Tu corazón y tu conciencia ocultan.

II

Sé silencioso en soledad tan grande,
Que no es tal soledad, pues te circundan,
Los espíritus todos de la muerte,
Que ya en vida rondaban en tu busca.
Ellos querrán ensombrecerte el alma
Con sus negros arcanos y sus dudas.
Sé silencioso en soledad tan grande;
Cierra los labios cual la misma tumba.

III

Y la noche, aunque clara y luminosa,
Se tornará de pronto en cueva oscura;
Desde sus altos tronos las estrellas
No alumbrarán tu soledad adusta.
Mas sus rojizos globos sin fulgores
Han de ser a tu tedio y a tu angustia
Como incendio voraz, cual una fiebre
De los que libre no has de verte nunca.

IV

No podrás desechar los pensamientos
Ni las visiones que tu mente turban,
Y que antes en tu espíritu dejaban
La huella del rocío en la llanura.

V

La brisa, que es de Dios el puro aliento,
Soplará en torno de la helada tumba,
Y en la colina tenderá su velo
La niebla vaporosa y taciturna.
Las tinieblas, las sombras invioladas
Símbolo y prenda son; hablan y auguran.
Sobre las altas copas de los árboles
Tiende el misterio su cerrada túnica.

EDGAR A. POE
 
Top
nubarus
view post Posted on 12/2/2009, 14:03




PARA ANNIE


¡Alabemos al Eterno!
el mal ha cesado ya
y la fiebre del vivir
ahora vencida está.

Sumido en honda tristeza
y carente de energías
tendido todo a lo largo
van transcurriendo mis días.


Ni un solo músculo muevo
pero muy poco me importa;
pues mejoro lentamente
y esto ya me reconforta.


Tan sosegado y tranquilo
hoy en mi tálamo duermo que al verme se creería
que estoy más muerto que enfermo.


Ayes, quejas y gemidos,
lamentaciones y llanto,
aquieta el latido horrible
de mi corazón un tanto.


Con la fiebre por la vida
que enloquecía mi mente,
penas e incomodidades
se alejaron prestamente.


Lo que más me torturaba,
sed de una pasión impía,
bebiendo en cierta fontana
tranquilicé el alma mía.


De no lejana caverna
brota un manantial riente
en el que presto mis labios
saciaron su sed ardiente.


Que nadie tilde de oscura
a la pieza en que reposo,
ni de pequeño a este tálamo
donde yazgo venturoso.


Nadie durmió en lecho igual y,
para en verdad dormir,
otro semejante al mío
es preciso conseguir.


¡Cuán dulcemente reposa
mi alma tantalizada!
Su aspiración por las rosas
y mirtas ya fue olvidada.


Junto a su lecho imagina
otra más suave fragancia de
romero y pensamientos
que embellecen su prestancia.


Extasiada en el recuerdo
de mi Annie y su belleza,
es como duerme mi alma
inebriada en su pureza.


De mi Annie la constancia
admira con embeleso
y recuerda que en su trenza
depositó un tierno beso.


Enlázame con ternura,
con gran pasión me acaricia;
y yo, adormido en su seno,
descanso en plena delicia.


Esta es la causa real
de mi sereno reposo;
y, aunque muerto me creáis
vivo tranquilo y gozoso.


Fulge más mi corazón
que las celestes estrellas;
pues brilla para mi Annie,
la de las miradas bellas.


En el amor de mi Annie
está mi ser abrasado;
y en sus ojos tan ardientes
siempre pienso extasiado.

EDGAR A. POE
 
Top
nubarus
view post Posted on 13/2/2009, 18:42




EL REINO DE LAS HADAS


¡Valles privados de luz,
fieros y umbríos torrentes,
cuyos contornos las gentes nunca
pueden descubrir!


Gota a gota allí las lágrimas
sin cesar van deslizando
y las lunas aguardando
vense doquiera lucir.


Cada instante de la noche crecen,
y luego se achican;
al punto se modifican
y se cambian de lugar.


De sus faces siempre pálidas
emiten vapores ellas,
que a las tremantes estrellas
hacen su brillo ocultar.


Cerca de la medianoche,
otra más opaca luna,
que las hadas por su bruma,
no encontraron superior,


llega bajo el horizonte
y asiéntase en las montañas
circunferencias extrañas
esparciendo en derredor.


Sus vestiduras flotantes
circuyen los caseríos,
los distantes señoríos,
los bosques y el mismo mar.


Los espíritus danzantes
y los seres adormidos
en laberintos henchidos
de luz se ven sepultar.


¡Cuán profundo hállase entonces
el éxtasis de su sueño
mientras con pálido ceño
las vemos presto venir!


Levántase de mañana
y con sus lunares velos
cual albatros, por los cielos,
vénse, al viento, sacudir.


Mas las hadas, una vez
que se hubieron refugiado
cabe esa luna, y dejado
lo que sirvióles de abrigo,


Ya nunca logran hallar
por aquellos mil lugares
ningunas lunas lunares
que sean refugio amigo.


Las moléculas del astro
pronto se volatilizan
y en fina lluvia deslizan
aquella materia astral.


Por eso, las mariposas
que en vano buscan los cielos,
insatisfechas, sus vuelos
escrutan lo sideral.


Y al descender ya cansadas,
en sus alas temblorosas
nos traen las mariposas
partículas desgajadas
de aquellas lunas hermosas.

EDGAR A. POE
 
Top
nubarus
view post Posted on 15/2/2009, 16:31




LA CIUDAD EN EL MAR


Una ciudad exótica se yergue solitaria
donde la Parca pálida implantó sus reales;
allá en el Occidente, la tumba funeraria
a pérfidos y nobles liberó de sus males.


Sus templos, sus palacios y torres carcomidas
que ni oscilan ni tiemblan al impulso del viento,
difieren de los nuestros; y sus aguas dormidas
reposan melancólicas en singular concento.


En la velada noche de esa ciudad callada,
ningún rayo desciende desde el empíreo cielo.
Sólo un resplandor ígneo de la mar alejada
cruza las largas noches de aquel inmenso
/suelo.


Por torres, por almenas, por cúpulas y alturas,
por templos, por palacios y muros babilónicos,
por macizos de hiedra sobre las esculturas,
los resplandores lívidos circulan melancólicos.


Ni siquiera respeta la soledad umbría
las florecillas pétreas de los valiosos frisos
que adornan de sus templos en fúnebre armonía
los claveles, violetas, pámpanos y narcisos.


Bajo el azul del cielo, sumidas en tristeza,
las linfas no agitadas duermen en la ciudad;
y las sombras y flores de aquella fortaleza
parecen suspendidas del aire, en igualdad.


De un torreón, la Parca, cual fantasma gigante,
contempla con orgullo el país señorial
y a sus pies yace inerte... y sonríe triunfante
dueña omnímoda y grave de aquel suelo letal.


Ábrense muchos templos y tumbas sin sus losas
al nivel de las aguas tranquilas y brillantes,
Sin que a dejar sus lechos las induzcan
/premiosas
las joyas de los muertos e ídolos de diamantes.


Aquel amplio desierto que al cristal se asemeja
carece en absoluto de toda ondulación.
Ni una ola siquiera por allí ver se deja...
nada indica si hay vientos en mar de otra
/región.


Mas ahora en el aire nótase un movimiento
que estremece allá abajo aquesta soledad;
en el piélago oscuro el agua en ronco acento
saca de su marasmo a esta triste ciudad.


Sus altos capiteles bambolear parecen
y hundirse entre las ondas que calmas eran
/antes.
Los picos que en la bruma del cielo ya se
/mecen
abrirse parecieran en huecos, oscilantes.


Entonces ya las ondas tienen luz más rojiza...
deslízanse las horas lánguidas y silentes;
quizá sea engullida la ciudad quebradiza
entre ayes y gemidos que no son de vivientes.


Cuando desaparezca y quede sepultada
bajo la mar profunda con todo su oleaje,
vendrá de los mil tronos de Luzbel la mesnada
y entonces el Infierno le rendirá homenaje.

EDGAR A. POE
 
Top
52 replies since 8/12/2008, 22:47   4697 views
  Share