HISTORIA DE LA MAGIA, Eliphas Levi

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satanas1
view post Posted on 16/3/2009, 00:03




"A fin de llegar a ser Dios, debe retenerse la respiración —es decir, debe inhalarse lo más posible, hasta dilatar bien el pecho— y en segundo lugar, debe repetirse interiormente el OM divino cuarenta veces, durante ese estado. En tercer lugar, la expiración sigue muy lentamente, diri-giendo con la mente la respiración a través de los cielos para establecer contacto con el éter universal. Quienes triunfen en este ejercicio deben estar ciegos, sordos e inmóviles como un tronco. La postura es sobre las rodillas y los codos, con el rostro vuelto hacia el Norte. Se tapa una fosa nasal, se inhala aire con la otra, que luego también se tapa; la acción se acompaña fijando el pensamiento en la idea de que Dios es el Creador, que El está en todos los animales, tanto en la hormiga como en el elefan-te. La mente debe enfrascarse en estos pensamientos. Primero se recita el OM doce veces y después veinticuatro veces durante cada inspiración, y luego lo más rápidamente posible. Este ejercicio debe continuar durante tres meses —sin temor, sin remisión, comiendo y durmiendo poco. Al cuarto mes se manifestarán los Devas, al quinto mes se habrán adquirido todas las cualidades de los Devatás, al sexto mes el operador se habrá sal-vado, convirtiéndose en Dios."

Lo que parece cierto es que, al sexto mes, el fanático, suficientemente imbécil como para perseverar en esta práctica, estará muerto o loco. Sin embargo, si sobreviviera realmente a este ejercicio de respiración mística, el Oupnek'hat no lo deja en el feliz estado mencionado sino que le hace pasar a otras experiencias.

"Clausura el ano con la punta del dedo, y luego lleva la respiración de abajo hacia arriba por el lado derecho; hazla circular tres veces en torno del segundo centro del cuerpo; de allí llévala hasta el ombligo, que es el tercer centro; luego al cuarto, que es la mitad del pecho; sub-siguientemente, a la garganta, que es el quinto; y finalmente al sexto, que es la base de la nariz. Retén allí la respiración: se ha convertido en la el alma universal."
 
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nubarus
view post Posted on 16/3/2009, 00:08




Este parece simplemente un método auto-hipnótico de inducir cierta congestión cerebral. Pero el autor del tratado continúa:

"Piensa, por tanto, en el gran OM, que es el nombre del Creador y es la voz universal, pura e invisible, que llena todas las cosas. Esta voz es el Creador Mismo, quien se torna audible para los contemplativos de diez maneras. El primer sonido semeja el de un gorrioncillo; el segundo es el doble del primero en volumen; el tercero parece el sonido de un cím-balo; el cuarto es como el murmullo de una gran concha; el quinto es comparable al canto de la lira de la India; el sexto es como el son del instrumento llamado tal; el séptimo parece el son de una flauta bacabou, sostenida junto al oído; el octavo es como el del instrumento llamado Pakaoudj, que se golpea con la mano; el noveno es como el son de una trompetilla, y el décimo como el de un trueno. En cada uno de estos so-nidos el contemplativo atraviesa diferentes estados, y en el décimo se convierte en Dios. En el primer sonido, se erizan todos los pelos de su cuerpo; en el segundo, sus miembros se entumecen; en el tercero, siente en toda su estructura esa clase de agotamiento que sigue a la relación amorosa; en el cuarto, su cabeza se marea y está como ebrio; en el quin-to, la fuerza vital fluye hacia atrás, dentro de su cerebro; en el sexto, esta fuerza desciende en él y con ella se nutre; en el séptimo, se con-vierte en dueño de la visión, puede ver dentro de los corazones de los de-más, y oir las voces más distantes; en el noveno, se torna tan etéreo que puede pasar por donde lo desee y ver sin ser visto, como los ángeles; en el décimo, se convierte en la voz universal e indivisible. Es el gran crea-dor, el ser eterno, exento de todo y, el convertirse en la paz perfecta, dis-pensa paz al mundo."

Lo notable de estos curiosísimos extractos es su exhaustiva descrip-ción de los fenómenos que caracterizan al sonambulismo lúcido, combi-nado con una completa práctica de autohipnosis; este es el arte de inducir el éxtasis por tensión de la voluntad y fatiga del sistema nervioso. Recomendamos, por tanto, a los mesmeristas un cuidadoso estudio de los misterios del Oupnek'hat. El uso graduado de narcóticos y de una escala de discos coloreados producirá efectos análogos a los descriptos por el hechicero de la India. Ragon suministró la receta en su obra La Maso-nería Oculta. El Oupnek'hat da un método más simple de perder la con-ciencia y llegar al éxtasis; consiste en mirar con ambos ojos la punta de la nariz y mantener este acto, o más bien esta mirada, hasta que sobre-venga la parálisis del nervio óptico. Todas estas prácticas son igualmente dolorosas, peligrosas y ridiculas; lejos estamos de recomendarlas a alguien; pero no cuestionamos que un lapso mayor o menor, según la sensibilidad de los sujetos, inducirá el éxtasis, la catalepsia e incluso un desmayo mortal. A fin de obtener la visión y los fenómenos de segunda visión, debe llegarse a un estado similar al de sueño, muerte y locura. En esto los de la India se destacan, y tal vez debamos referir a sus secretos el extraño poder de ciertos médiums norteamericanos.
 
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astaroth1
view post Posted on 16/3/2009, 00:14




La Magia Negra puede ser definida como el arte de inducir una ma-nía artificial en nosotros y en los demás; pero es asimismo, y sobre to-do, la ciencia de envenenar. Sin embargo, lo que generalmente se desconoce, (y el descubrimiento en nuestros días se debe a Du Potet), es que es posible destruir la vida mediante la súbita congestión o retiro de la Luz Astral. Esto puede tener lugar cuando, a través de una serie de ejer-cicios casi imposibles, similares a los descriptos por el hechicero de la India, nuestro sistema nervioso, habituado ya a todas las tensiones y fa-tigas, se convirtió en una especie de pila galvánica viviente, capaz de con-densar y proyectar potentemente la luz que intoxica o destruye.

Sin embargo, no llegamos al final del Oupnek'hat y sus prodigios mágicos; hay un arcano final que el tenebroso hierofante confía a sus iniciados como secreto supremo; en realidad es la sombra y el revés del gran misterio de la Magia Trascendental. Ahora bien, esta última es ab-soluta en la moralidad y, consiguientemente, en la dirección de la activi-dad y en la libertad. Por el otro lado, la del "Oupnek'hat es absoluta en inmoralidad, en fatalidad y en quietismo letal; el autor de esa obra de la India se expresa así: "Es legítimo mentir para facilitar los matrimo-nios, exaltar las virtudes de un Brahmán o las buenas cualidades de una vaca. Dios es verdad, y en El sombra y luz son una sola cosa. Quien esté familiarizado con esta verdad, nunca miente, pues su misma falsedad se convierte en verdad. Cualquier pecado que cometa, cualquier maldad que ejecute, jamás es culpable; si cometiere un doble parricidio, si matara a un Brahmán iniciado en los misterios de los Vedas; en una palabra, cual-quier cosa que hiciere, su luz no se desvirtuará, pues Dios dice: Yo soy el Alma Universal; en Mí están el bien y el mal, que se moderan mutua-mente; quien conoce esto, no puede pecar, pues es tan universal como Yo Mismo."

Tales doctrinas son incompatibles con la civilización, y además, al es-tereotipar su jerarquía social, la India sedimentó la anarquía en las cas-tas, mientras la vida social es cuestión de intercambio. Ahora bien, el intercambio es imposible cuando todo pertenece a unos pocos, y nada a los demás. ¿Qué significan los niveles sociales en un estado civil supues-to donde nadie puede caer ni elevarse? Aquí está el largamente demorado castigo del fratricidio, que abarca a toda su raza y la condena a muerte. Si interviene alguna nación extranjera, orgullosa y egoísta, sacrificará a la India, tal como las leyendas orientales nos cuentan que Caín fue muer-to por Lamec. No obstante, ¡ay del asesino de Caín! —así dicen los oráculos sagrados de la Biblia.
 
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nubarus
view post Posted on 16/3/2009, 18:39




Capítulo IV

LA MAGIA HERMÉTICA


En Egipto, la Magia alcanza un nivel acabado como ciencia univer-sal, y se formula como doctrina perfecta. Como resumen de todos los dogmas en boga en el mundo antiguo, nada supera ni iguala a los pocos párrafos grabados por Hermes en una piedra preciosa, denominada la Tabla de Esmeralda. La unidad del ser y la unidad en la armonía de las cosas, según las escalas ascendentes y descendentes; la evolución progre-siva y proporcional de la Palabra; la ley inmutable del equilibrio y el progreso graduado de las analogias universales; la correspondencia entre la idea y su expresión, proporcionando una medida de semejanza entre el Creador y lo creado; la matemática esencial del infinito, demostrada por las dimensiones de un solo ángulo en lo finito: todo esto está expresado por una sola proposición: "lo que existe arriba es como lo que existe abajo, y lo que existe abajo es como lo que existe arriba, para la reali-zación de las maravillas de la cosa única". A esto se añade la revelación y la descripción iluminadora del medio creador, el fuego pantomórfico, el gran medio de la fuerza oculta: en una palabra, la Luz Astral.

"El sol es su padre y la luna, su madre; el viento le llevó en sus en-trañas". Se desprende que esta luz emanó del sol y recibió forma y mo-vimiento rítmico de las influencias de la luna, mientras la atmósfera es su receptáculo y prisión. "La tierra es su nodriza", es decir, es equilibra-da y puesta en movimiento por el calor central de la tierra. "Este es el principio universal, el TELESMA del mundo".

Hermes sigue expresando de qué manera esta luz, que también es una fuerza, puede ser aplicada como palanca, como disolvente universal y como medio formativo y coagulativo; asimismo, cómo esta luz debe ser extraída de los cuerpos en los que está latente a fin de imitar todos los artificios de la Naturaleza con el auxilio de sus diversas manifesta-ciones como fuego, movimiento, esplendor, gas radiante, agua hirviente o, finalmente, tierra ígnea. La Tabla de Esmeralda contiene toda la Ma-gia en una sola página. Las otras obras atribuidas a Hermes, (El Divino Pimandro, Asclepio, Minerva del Mundo, etc.) son consideradas gene-ralmente por los críticos como producciones de la Escuela de Alejandría; no obstante, contienen las tradiciones herméticas preservadas en los santuarios teúrgicos. Para quienes poseen las claves del simbolismo, las doc-trinas de Hermes jamás se perderán; en medio de toda su ruina, los mo-numentos de Egipto son tantas hojas dispersas que pueden ser recogidas, reconstruyéndose así íntegramente el libro de estas doctrinas. En ese vasto libro, las letras mayúsculas son los templos, y las frases son las ciu-dades puntuadas con obeliscos y con la esfinge.
 
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nubarus
view post Posted on 16/3/2009, 19:02




La división física de Egipto fue una síntesis mágica, y los nombres de sus provincias correspondieron a las cifras de los números sagrados. El reino de Sesostris estaba dividido en tres partes; de éstas, el Egipto Superior, o la Tebaida, era un tipo de mundo celestial y la tierra del éx-tasis; el Egipto Inferior era el símbolo de la tierra, mientras el Egipto Medio o Central era la tierra de la ciencia y de la alta iniciación. Cada una de estas partes se subdividía en diez provincias, llamadas Nomas, y estaba ubicada bajo la particular protección de un dios. Por tanto, había treinta dioses, agrupados de a tres, que expresaban simbólicamente de es-ta manera todas las ideaciones posibles de la tríada dentro de la década, o de otro modo, el triple significado material, filosófico y religioso de las ideas absolutas atribuidas primitivamente a los números. Así tenemos la triple unidad, o la primera tríada; el binario triple formado por la primera tríada y su reflejo, que es la Estrella de Salomón; la tríada tri-ple, o la idea completa bajo cada una de sus tres formas; el cuaternario triple, que es el número cíclico de las revoluciones astrales, y así suce-sivamente. La geografía de Egipto bajo el reinado de Sesostris es, por tanto, un pentáculo o resumen simbólico de todo el dogma mágico origi-nado con Zoroastro y redescubierto o formulado más precisamente por Hermes.

De esta manera, la tierra de Egipto pasó a ser como un gran volumen y las instrucciones allí contenidas se multiplicaron al traducirse en cua-dros, esculturas y arquitectura, a lo largo y a lo ancho de las ciudades y en todos los templos. Hasta el desierto tuvo sus enseñanzas eternas, y su palabra de piedra fue fijada firmemente en los cimientos de las pirá-mides. Estas mismas se alzaron como fronteras de la inteligencia huma-na, en cuya presencia la colosal esfinge meditaba una edad tras otra, hundiéndose gradual e insensiblemente en las arenas del desierto. Incluso en la actualidad, su cabeza, borrada por obra del tiempo, emerge aún de su sepulcro, como si aguardase expectantemente la señal de su inhu-mación completa con la llegada de una voz humana que revele a un mun-do nuevo el problema de las pirámides.

Desde nuestro punto de vista, Egipto es cuna de la ciencia y la sabi-duría, pues revistió con imágenes el antiguo dogma del primer Zoroastro con mayor exactitud y pureza (si es que no con mayor riqueza) que los de la India. El Arte Sacerdotal y el Arte Regio crearon en Egipto adeptos por iniciación, y ésta no se restringió a los límites egoístas de casta. Sa-bemos que un esclavo judío no sólo logró la iniciación sino también el rango de ministro en jefe, e incluso tal vez de Gran Hierofante, pues desposó a la hija de un sacerdote egipcio, y hay evidencias de que el sacerdocio de ese país no toleraba uniones inconvenientes. José concretó en Egipto su sueño de comunión; estableció el sacerdocio y el estado como únicos propietarios y, de esa manera, únicos arbitros del trabajo y la riqueza. De este modo abolió la aflicción y convirtió a todo Egipto en una familia patriarcal. Es cuestión de común conocimiento que su ele-vación se debió a su destreza en la interpretación de los sueños, ciencia a la que en la actualidad hasta los cristianos devotos rehusan dar crédito, aunque reconocen que la Biblia, que narra las prodigiosas adivinaciones de José, es la palabra del Espíritu Santo. La ciencia de José no era sino comprensión de las analogías naturales que subsisten entre las ideas y las imágenes, o entre la Palabra (el Verbo) y sus símbolos. Sabía que el alma, inmersa por el sueño en la Luz Astral, percibe los reflejos de sus pensamientos más secretos, y hasta de sus presentimientos; sabía además que el arte de traducir los jeroglíficos del sueño es la clave de la lucidez universal, puesto que todos los seres inteligentes tienen revelaciones en sueños.
 
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samael69
view post Posted on 16/3/2009, 19:34




La base de la ciencia jeroglífica absoluta era un alfabeto en el que las deidades estaban representadas con letras, las letras representadas con ideas, las ideas eran convertibles en números, y los números eran signos perfectos. Este alfabeto jeroglífico fue el gran secreto que Moisés encerró en su Cabala; su origen egipcio es conmemorado en el Sepker Yetzirah, en el que se lo refiere a Abraham. Ahora bien, este alfabeto es el famoso Libro de Thoth, y el Conde de Gebelin fue quien adivinó que había sido preservado hasta nuestros días en forma de cartas del Tarot. Después pasó a manos de Etteilla, quien lo interpretó equivocadamente, pues ni siquiera un estudio de más de treinta años pudo expiar su falta de sen-tido común ni suplir las deficiencias de su educación. El documento exis-te aún entre los escombros de los monumentos egipcios; y su clave más curiosa y completa se halla en la gran obra sobre Egipto, perteneciente a Atanasio Kircher. Es copia de una tabla isíaca que perteneciera al céle-bre Cardenal Bembo. La tabla en cuestión es de cobre, con figuras esmal-tadas; lamentablemente se perdió. Sin embargo, la copia suministrada por Kircher es exacta. El erudito jesuíta adivinó que contenía la clave jeroglífica de los alfabetos sagrados, aunque no pudo desarrollar la ex-plicación. Está dividida en tres compartimientos iguales; arriba están las doce casas del cielo, y debajo están las correspondientes distribuciones del trabajo en todo el año, mientras en el medio están los veintiún signos sagrados que responden a las letras del alfabeto. En medio de todos está una figura sentada de la IYNX pantomórfica, emblema del ser universal y correspondiente, como tal, al Yod hebreo, o a la letra única de la que fueron formadas todas las demás letras. La IYNX está circundada por la tríada ofita, que responde a las Tres Letras Madres de los alfabetos egip-cio y hebreo. A la derecha están las tríadas ibimórficas y serápicas; a la izquierda están las de Neftis y Hécate, que representan el fuego fructifi-cador, activo y pasivo, fijo y volátil, y el agua generadora. Cada par de triadas en conjunción con el centro produce un septenario, y un septenario está contenido en el centro. Los tres septenarios proveen el número absoluto de los tres mundos, al igual que el número completo de las letras primitivas, al que se añade un signo complementario, como cero a los nueve números. Los diez números y las veintidós letras se denominan, en el cabalismo, los Treinta y dos Senderos de la Sabiduría, y su des-cripción filosófica está sujeta al venerado libro prístino conocido como Sepher Yetzirah, cuyo texto se hallará en la colección de Pistorio y en otras partes. El alfabeto de Thoth es el original de nuestro Tarot, sólo de manera indirecta, puesto que el último es de origen judío en las copias que se conservan y sus dibujos no se remontan más allá del reinado de Carlos VII. Las cartas de Jacquemin Gringonneur son los primeros Ta-rots de los que tenemos conocimiento, pero reproducen símbolos perte-necientes a la más remota antigüedad. El juego en su forma moderna fue un experimento por parte de los astrólogos para devolver la razón al rey ya citado. Los oráculos del Tarot dan respuestas tan exactas como la matemática y tan medidas como las armonías de la Naturaleza. Tales respuestas son resultado de la variada combinación de los diferentes sig-nos. Pero requiere considerable ejercicio de la razón utilizar un instru-mento perteneciente a la razón y la ciencia; el pobre rey, en su estado infantiloide, sólo vio los juguetes de un niño en las figuras del artista, y convirtió el misterioso alfabeto cabalístico en un juego de cartas.
 
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nubarus
view post Posted on 16/3/2009, 19:46




Moisés nos cuenta que los israelitas se llevaron los vasos sagrados de los egipcios al abandonar la tierra de la esclavitud. El relato es alegórico, pues es difícil que el gran profeta haya estimulado en su pueblo un acto de latrocinio; los vasos sagrados en cuestión eran los misterios del conocimiento egipcio, adquiridos por el mismo Moisés en la corte del Faraón. De ningún modo estamos sugiriendo que los milagros de este hombre de Dios pueden referirse a la Magia; mas por la autoridad de la Biblia sabemos que Jannes y Mambres, magos del Faraón y consiguiente-mente grandes hierofantes de Egipto, en virtud de su arte empezaron a obrar prodigios similares a los de Moisés. Transformaron varas en ser-pientes y viceversa, lo que puede explicarse por prestigio o fascinación; cambiaron el agua en sangre; produjeron infinidad de ranas en un ins-tante; pero no pudieron hacer aparecer moscas ni otros insectos parásitos (por las razones que ya explicamos) cuando se vieron obligados a con-fesarse vencidos.

Moisés triunfó y guió a los israelitas fuera de la tierra de la escla-vitud. Fue en esa época cuando la ciencia verdadera se perdió en Egipto, pues los sacerdotes, abusando de la confianza implícita del pueblo, permi-tieron que el conocimiento degenerase en embrutecedora idolatría. Ese es el escollo de la ciencia esotérica; la verdad debe ser velada pero no escondida al pueblo; el simbolismo no debe ser deshonrado haciéndolo caer en el absurdo; el velo sagrado de Isis debe ser preservado en su be-lleza y dignidad. En esto fracasó el sacerdocio egipcio; el vulgo y los necios entendieron las formas jeroglíficas de Isis y Hermanubis como cosas reales; así se interpretó a Osiris como un buey, mientras que el sabio Hermes era un perro. El Osiris transformado se enmascaró bajo el dis-fraz del toro de Apis; los sacerdotes no impidieron que el pueblo ado-rase la carne dispuesta para sus cocinas. Era tiempo de salvar las tradi-ciones santas; Moisés fundó una nueva nación y prohibió todo culto de imágenes; pero lamentablemente el pueblo había vivido largo tiempo entre idólatras, y el recuerdo del toro de Apis permaneció con ellos en el de-sierto. Conocemos la historia del Becerro de Oro al que los hijos de Israel fueron siempre un poco adictos. Sin embargo, Moisés no quiso que fue-sen olvidados los jeroglíficos sagrados y los santificó, consagrándolos al culto purificado del Dios verdadero. Veremos cómo todos los objetos que entran en el culto de Jehová fueron de carácter simbólico, recordando los signos venerables de la revelación prístina. Pero primero debemos con-cluir con los gentiles, siguiendo a través de la civilización pagana el rela-to de la materialización de los jeroglíficos y de la degeneración de los antiguos ritos.
 
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nubarus
view post Posted on 21/3/2009, 19:13




Capítulo V

LA MAGIA EN GRECIA


Pasemos ahora al período en el que las ciencias exactas de la Magia asumieron su forma natural externa, que es la de la belleza. En el Zohar vemos cómo el prototipo humano surgió en los cielos y se reflejó debajo de las aguas del ser. Este hombre ideal, esta sombra del dios panto-mórfico, este fantasma viril de forma perfecta, no estaba destinado a mo-rar solo en el mundo del simbolismo. Recibió una compañera bajo el cielo benéfico de la Hélade. La Venus celestial, la casta y fértil Venus, la madre triple de las tres Gracias, surgió a su vez, no ya de los aletar-gados abismos del caos sino de las olas vividas y fluidas del sonoro ar-chipiélago de la poesía, donde las islas recamadas con glaucos árboles y flores semejan cráteras de los dioses.

El septenario mágico de Caldea penetra en la música con las siete cuerdas de la lira órfica. Su armonía transforma los bosques y desiertos de Grecia. Ante las melodiosas canciones de Orfeo las rocas se pulen, los robles se mecen rítmicamente y las bestias salvajes se someten al hom-bre. Con esa magia, Anfión erigió las murallas de Tebas, la ciudad de la sabiduría de Cadmo, la ciudad de la iniciación, ella misma un pentáculo como las siete maravillas del mundo. Tal como Orfeo dio vida a los nú-meros, Cadmo ligó el pensamiento a los sellos de las letras. Uno fundó una nación consagrada a todo lo bello; a esa misma nación, el otro le proveyó una tierra natal, que correspondiese a su genio y amor.

En las antiguas tradiciones helenas Orfeo integra el número de los héroes del Vellocino de Oro, primeros conquistadores de la Gran Obra. El Vellocino de Oro es el atavío del sol; es la luz aplicada a las necesi-dades del hombre; es el gran secreto de las operaciones mágicas; es, en fin, la iniciación como debe ser entendida esencialmente; y su búsqueda llevó a aquellos héroes alegóricos hasta la mística Asia. Por el otro lado, Cadmo era desterrado voluntario de la gloriosa Tebas de Egipto; él introdujo en Grecia el conocimiento de las letras y de la armonía de la que éstas son imágenes. La nueva Tebas, la típica ciudad de la sabidu-ría, fue construida según las medidas de esa armonía, pues la ciencia con-siste en la correspondencia rítmica entre los caracteres jeroglíficos, fo-néticos y numéricos, cuyo movimiento inherente responde a las leyes eternas de la matemática. Tebas es circular y su ciudadela es cuadrada; como el cielo de la Magia, tiene siete puertas, y su leyenda estaba destinada a convertirse en la epopeya del ocultismo y en la presagiada historia del genio humano.

Todas estas alegorías misteriosas, todas estas tradiciones inspiradas, son el alma de la civilización griega; pero debemos disuadirnos de bus-car la historia real de sus héroes poéticos de otro modo que no sea en las transformaciones de la historia oriental introducidas en Grecia por hierofantes desconocidos. Los grandes de aquellos tiempos sólo escribie-ron la historia de las ideas, y a duras penas estaban familiarizados con las luchas humanas pertenecientes al nacimiento de los imperios. Hornero siguió sus pasos, guiando a los dioses, que son los tipos inmortales del pensamiento; fue en este sentido que sobrevino un alzamiento del mundo en el entrecejo de Júpiter. Si Grecia introdujo en Asia fuego y espada, fue para vengar las profanaciones de la ciencia y la virtud que tributaban sacrificios a la lujuria; fue para restaurar a Minerva y Juno en el impe-rio del mundo, a despecho de la Venus sensual que arruinó a sus amantes devotos. Tal es la sublime misión de la poesía, que sustituye a los dioses por los hombres, o las causas por los efectos, y los conceptos eternos por las tristes encarnaciones de la grandeza sobre la tierra. Se alzan las ideas y ellas también pueden abatir imperios; algún tipo de fe se halla en la raíz de toda grandeza, y a fin de que la fe sea poesía, o en otras palabras, creadora, debe fundarse en la verdad. La única historia digna de ocupar a los sabios es la de la luz que triunfa eternamente sobre la oscuridad. Lo que se llama civilización es un gran día de este sol.

 
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nubarus
view post Posted on 21/3/2009, 19:44




La fábula del Vellocino de Oro conecta la Magia hermética con las iniciaciones griegas. El Vellocino de Oro del carnero solar, que obtendrán quienes posean soberanía universal, representa la Gran Obra. El bajel de los argonautas, construido con la madera de los robles proféticos de Dodo-na, el bajel parlante, es la nave de los misterios de Isis, el arca de la fuerza vital y la renovación, el cofre de Osiris, el huevo de la regeneración divina. El aventurero Jasón es quien está preparado para la iniciación, pero sólo es héroe por su valentía; tiene toda la inconstancia y todas las flaquezas de la humanidad, pero lleva consigo las personificaciones de todo poder. Hércules, que significa fuerza bruta, no cumple un papel real en la obra, pues pierde el camino al perseguir amores indignos. Los demás llegan a la tierra de la iniciación, a Cólquida, donde aún se conserva el resto de los secretos zoroastrianos. La cuestión es cómo obtener la clave de estos misterios, y nuevamente la ciencia es traicionada por una mujer. Medea entrega a Jasón los arcanos de la Gran Obra, con el reino y la vida de su padre; pues es una ley fatal del santuario oculto que la revelación de sus secretos implica la muerte de quien se mostró incapaz de preservarlos. Medea informa a Jasón sobre los monstruos con los que debe combatir y sobre los que le asegurará la victoria. Primero está la alada serpiente de la tierra, el fluido astral que debe ser atrapado y asegurado; hay que arrancarle los dientes y sembrarlos en un erial, arado previamente por los toros de Marte. Los dientes del dragón son los ácidos que disuelven la tierra metálica luego de preparársela con doble fuego y fuerzas magnéticas de la tierra. Sobreviene una fermentación, comparable a una gran batalla; lo impuro es devorado por lo puro, y el espléndido Vellocino es la recom-pensa del adepto.

Así concluye el relato mágico de Jasón y sigue el de Medea, pues la antigüedad helena procuró incluir en esta historia la epopeya completa de la ciencia oculta. La Magia hermética es seguida por la goecia, el parri-cidio, el fratricidio, y el infanticidio, sacrificando todo a sus pasiones, sin disfrutar jamás la cosecha de sus crímenes. Medea traiciona a su padre como Cam, y asesina a su hermano como Caín. Apuñala a sus hijos, en-venena a su rival y recoge el odio de aquél cuyo amor codicia. Superfi-cialmente puede asombrar que Jasón no gane en sabiduría al dominar el Vellocino de Oro, pero ha de recordarse que debe el descubrimiento de sus secretos solamente a la traición. Es un ladrón como Prometeo y no un adepto como Orfeo; busca más bien riqueza y poder que conocimiento. Por eso muere miserablemente, pues las virtudes inspiradoras y soberanas del Vellocino de Oro jamás las entenderá nadie, salvo los discípulos de Orfeo.

Prometeo, el Vellocino de Oro, la Tebaida, la Ilíada y la Odisea —cin-co grandes epopeyas, llenas de misterios de la Naturaleza y del destino humano— constituyen la biblia de la antigua Grecia, un monumento ci-clópeo, una montaña sobre otra, una obra maestra sobre otra, una forma sobre otra, algo bello como la luz misma y entronizado sobre pensamien-tos eternos, en verdad sublimes. Sin embargo, por su propia cuenta y riesgo los hierofantes de la poesía confiaron a los griegos estas ficciones mara-villosas en las que está encerrada la verdad. Esquilo, que se atrevió a describir las luchas titánicas, las miserias sobrehumanas y las esperanzas divinas de Prometeo —Esquilo, el poeta terrífico de la familia de Edipo— fue acusado de traicionar y profanar los misterios y se libró apenas de rigurosa condena. No podemos comprender ahora su designio integral, que era una trilogía dramática que abarcaba toda la historia simbólica de Prometeo. Se colige que mostró al pueblo reunido cómo Prometeo fue liberado por Alcides y cómo Júpiter fue apartado de su trono. La omni-potencia del genio y su sufrimiento, y la victoria decisiva de la paciencia sobre el poder, son delicadas, sin duda, pero la muchedumbre vería allí el triunfo futuro de la impiedad y la anarquía. Prometeo venciendo a Júpiter podría entenderse como el pueblo destinado a liberarse un día de sus sacerdotes y reyes; y esas culpables esperanzas valdrían mucho en el prodigo aplauso acordado a quien reveló imprudentemente esta perspec-tiva. A las tendencias del dogma hacia la poesía debemos las obras maes-tras en cuestión, y por tanto no hemos de ser incluidos entre los austeros iniciados que desearían, como Platón, coronar y luego desterrar a los poetas; pues los poetas de verdad son embajadores de Dios sobre la tierra y quienes los rechazan no merecen la bendición de los cielos.
 
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astaroth1
view post Posted on 21/3/2009, 19:59




El gran iniciador de Grecia y quien primero la civilizó fue también su primer poeta, pues, incluso admitiendo que Orfeo fue una personalidad mítica o fabulosa, debemos creer en la existencia de Museo y atribuirle los versos que llevan el nombre de su maestro. Por lo demás, poco nos importa si uno de los argonautas se llamó Orfeo o no, pues el creador poético hizo más que vivir; vive en la inmortalidad, para siempre. La fábula órfica es un dogma acabado, una revelación de los destinos sacer-dotales, una nueva forma ideal del culto de la belleza. La regeneración y la redención del amor ya están allí indicados. Orfeo desciende al infierno, buscando a Eurídice, y debe llevársela de vuelta, sin verla; así el hombre puro debe crear a su compañera, elevarla hacia sí mediante la devoción, si desearla. Merecemos poseer el objeto del amor verdadero, renunciando al objeto de la pasión. Ya estamos en la atmósfera de los sueños puros de la caballería cristiana. Pero el hierofante es un hombre todavía; titu-bea, interroga y mira. Ah miseror Eurydicem. Orfeo enviuda y se afirma en su pureza; el matrimonio con Eurídice no se consumó, y como viudo de una virgen, se mantuvo en la virginidad. El poeta no tiene dos cora-zones, y los hijos de la raza de los dioses aman una vez, una sola vez. Las inspiraciones paternas, los anhelos de un ideal que se hallará más allá de la tumba y la viudez se santifican en su consagración a la Musa sagrada. ¡Qué revelación como adelanto de inspiraciones aún por venir! Orfeo, llevando en su corazón una herida que nada podrá curar salvo la muerte, se convierte en médico de almas y cuerpos; al final muere, víctima de su castidad: la muerte que sufre es la de los iniciadores y los profetas. Pe-rece proclamando la unidad de Dios y, asimismo, la unidad del amor: esto, en un período posterior, fue la raíz de los Misterios Orficos.

Luego de manifestarse tan por encima de su época, Orfeo ganó, a su debido tiempo, la reputación de hechicero y encantador. Igual que a Sa-lomón, se le atribuyó el conocimiento de cuerpos simples y minerales, de la medicina celestial y de la piedra filosofal. Sin duda, estaba familiari-zado con esto, puesto que personifica la iniciación primitiva, la caída y reparación en su leyenda: las tres divisiones de la gran obra de la hu-manidad.

Según Ballanche, la iniciación órfica puede resumirse de la siguiente manera: "Sujetándose en primer lugar a la influencia de los elementos, la propia influencia del hombre puede después gobernarlos. La creación es el acto de una magia divina que es continua y eterna. La verdadera exis-tencia reside para el hombre en el auto-conocimiento. La responsabilidad es para él una conquista y hasta el castigo por el pecado es otra ocasión de victoria. Toda la vida se funda en la muerte, y la palingenesia es la ley de la separación. El matrimonio es la reproducción en la humanidad del gran misterio cosmogónico. Ha de ser uno solo, como Dios y la Na-turaleza son un solo. Esta es la unidad del Arbol de la Vida, mientras la perversión es la división y la muerte. La astrología es una síntesis porque el Arbol de la Vida es un solo árbol y porque sus ramas —esparcidas por los cielos y con las flores de las estrellas— están en correspondencia con sus raíces, que están ocultas en la tierra. El conocimiento de las virtudes médicas y mágicas existentes en las plantas, los metales y cuerpos dotados de variados grados de vida, es también un conocimiento sintético. La ca-pacidad de organización en sus diversos grados es revelada también por una síntesis. Las asociaciones y afinidades de los metales, como el alma vegetativa de las plantas y todos los poderes de asimilación, también se hacen conocer mediante una síntesis."

Se ha dicho que la belleza es el esplendor de la verdad, y por tanto a esta gran luz de Orfeo debemos atribuirle la perfección de la forma que se manifiesta por primera vez en Grecia. A él solamente —como origen— puede referirse la escuela del divino Platón, aquel pagano, padre de toda la alta filosofía cristiana. Pitágoras y los iluminados de Alejandría deri-van de él sus misterios. La iniciación no sufre vicisitudes; es la misma y única iniciación dondequiera la hallemos a lo largo de las edades. Los últimos discípulos de Martines de Pasqually son todavía hijos de Orfeo; pero adoran al Realizador de la filosofía antigua, que es el Verbo encar-nado de los cristianos.
 
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nubarus
view post Posted on 21/3/2009, 20:10




Hemos dicho que la primera parte de la fábula relativa al Vellocino de Oro encarna los secretos de la Magia órfica y que la segunda parte se dedica a juiciosas advertencias contra los abusos de la Goecia o Magia de la oscuridad. La Magia falsa, o goética, conocida en la actualidad bajo el nombre de hechicería, jamás podrá asumir el rango de ciencia; es el empirismo de la fatalidad. Toda pasión excesiva produce una fuerza ar-tificial imposible de dominar, pero esa fuerza obedece a la tiranía de la pasión. Por eso Alberto Magno nos aconseja no maldecir a nadie cuando estamos encolerizados. Es el relato de Hipólito maldecido por Teseo. La pasión excesiva es locura real, y ésta, a su vez, es embriaguez o congestión de Luz Astral. Por eso la locura es contagiosa y las pasiones en general operan como verdadera brujería. Las mujeres son superiores a los hom-bres en hechicería porque se dejan llevar más fácilmente por el exceso de pasión. La palabra "hechicero" designa claramente a las víctimas del azar y, por así decirlo, de los empozoñados hongos de la fatalidad.

Los hechiceros griegos, pero especialmente los de Tesalia, experimen-taron horribles preceptos y se entregaron a abominables ritos. En su ma-yoría eran mujeres desgastadas por placeres que ya no podían satisfacer, viejas cortesanas, monstruos de inmoralidad y fealdad. Celosas del amor y la vida, aquellas perversas criaturas sólo hallaban amantes en las tumbas, o más bien violaban sepulcros para devorar con sucias caricias los hela-dos cuerpos de mancebos. Robaban niños y ahogaban sus gritos apretán-dolos contra sus pechos flaccidos. Se las conocía como lamiae, stryges y empusae; los niños eran objeto de su envidia y odio, y por esta razón los sacrificaban. Algunas, como la Canidia que mencionara Horacio, los en-terraban hasta la cabeza y los dejaban morir de hambre, poniéndoles al-rededor comida que no podrían alcanzar; otras les cortaban cabeza, manos y pies, y hervían su grasa en vasijas de cobre hasta que adquiría la con-sistencia de un ungüento que después mezclaban con zumo de beleño, belladona y amapolas negras. Con este ungüento untaban sus órganos. irritados incesantemente por sus deseos detestables; también frotaban sus sienes y sobacos, y luego caían en un letargo lleno de sueños desenfrena-dos y lujuriosos. Hablemos con claridad: estos son los orígenes y esta es la práctica tradicional de la Magia Negra; estos son los secretos legados a la Edad Media; y a su tiempo esas son las supuestas víctimas inocentes a las que la execración pública, mucho más que el fallo de los inquisidores, condenó a las llamas. Fue en Italia y España, sobre todo, donde abundó la raza de las stryges, lamiae y empusae, incluso en un período posterior; quienes lo duden deberían consultar a los más experimentados criminó-logos de estos países, recopilados por Francisco Torreblanca, Abogado Real de la Cancillería de Granada, en su Epitome Delictorum.
 
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nubarus
view post Posted on 21/3/2009, 20:43




Medea y Circe son los tipos de Magia Maléfica entre los griegos. Circe es la hembra viciosa que embruja y degrada a sus amantes; Medea es la descarada envenenadora que se atreve a todo y convierte a la misma Naturaleza en instigadora de sus crímenes. Existen realmente las criatu-ras que encantan como Circe y cuya proximidad corrompe. Sólo pueden inspirar pasiones brutales; agotan a su víctima y luego la desdeñan. De-ben ser tratadas de acuerdo con la política de Ulises, sometiéndolas a la obediencia por miedo y con capacidad para abandonarlas, al final, sin pe-sadumbre. Son monstruos bellos, sin corazón, y su vanidad es toda su vida. Los antiguos las describieron con forma de sirenas.

En cuanto a Medea, ésta es la perversidad encarnada, que quiere y realiza el mal. Es capaz de amar, el miedo no la detiene, pero su amor es más terrible que su odio. Es mala madre y destructora de niños; ama de noche, y bajo los rayos de la luna recoge hierbas nocivas para preparar venenos. Magnetiza el aire, trae dolor a la tierra, infecta el agua y empon-zoña hasta el fuego. Los reptiles le suministran sus pieles; musita palabras espantosas; la huella de la sangre la sigue; y de sus manos caen miembros mutilados. Sus consejos enloquecen, sus caricias engendran horror.

Esa es la mujer que buscó elevarse por encima de los deberes de su sexo, familiarizándose con las ciencias prohibidas. Los hombres la evitan, los niños se esconden cuando pasa. Está vacía de razón, está vacía de amor verdadero, y las estratagemas de la Naturaleza en revuelta continua contra ella son el tormento siempre renovado de su orgullo.
 
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nubarus
view post Posted on 22/3/2009, 19:05




Capítulo VI

LA MAGIA MATEMÁTICA DE PITAGORAS


Quien inició a Numa (de la pericia mágica de aquél ya hemos dicho algo) fue un personaje conocido como Tarcón, discípulo de un caldeo lla-mado Tages. Entonces la ciencia tenía sus apóstoles que recorrían el mun-do, creando sacerdotes y reyes. No era raro que, en cumplimiento de los designios de la Providencia, se desatase la persecución; así sucedió que, hacia la 72a Olimpíada, o cuatro generaciones después del reinado de Numa, Pitágoras de Samos buscó refugio en Italia para librarse de la ti-ranía de Polícrates. El gran promotor de la filosofía de los números había visitado todos los santuarios del mundo, visitando incluso Judea, donde sufrió la circuncisión a costa de su admisión en los misterios de la Ca-bala que, aunque no sin cierta reserva, le fue comunicada por los profetas Ezequiel y Daniel. Luego, pero nuevamente no sin dificultad, obtuvo la iniciación egipcia, siendo recomendado por el rey Amasis. La capacidad de su genio complementó las imperfectas revelaciones de los hierofantes, de modo que se convirtió en un maestro y en uno de los expositores de los misterios.

Pitágoras definió a Dios como verdad viviente y absoluta, revestida de luz; definió al Verbo como número manifestado por la forma; y deri-vó todas las cosas de la Tetractys, es decir, de la tetrada. Según él, la re-ligión es la expresión suprema de la justicia; la medicina, la práctica más perfecta de la ciencia; la belleza, armonía; la fuerza, la razón; la felici-dad, la perfección; mientras la verdad aplicada consistía en desconfiar de la flaqueza y perversidad de los hombres.

Cuando se radicó en Crotona, los magistrados de esta ciudad, al ver que ejercía tan grande influencia sobre las mentes y los corazones, al prin-cipio se mostraron preocupados respecto de su persona; pero al final bus-caron su consejo. Pitágoras les aconsejó que cultivasen las Musas y man-tuviesen el más perfecto acuerdo entre ellos, porque las disputas entre maestros fomentaban la rebelión entre los siervos. Después les enseñó su gran precepto religioso, político y social: "No hay mal que no sea prefe-rible a la anarquía," axioma de aplicación universal y de profundidad casi infinita, pero que ni siquiera nuestra época está lo suficientemente ilus-trada como para entenderlo.
 
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nubarus
view post Posted on 22/3/2009, 19:30




Fuera de las tradiciones de su vida, lo que queda de Pitágoras son sus Versos Áureos y sus Símbolos; los primeros se convirtieron en lugares comunes de la moralidad popular, tan grande fue su repercusión a través de las edades. Fueron traducidos de esta manera:

"Adora primero a los dioses inmortales como la Ley lo establece y ordena. Reverencia al juramento y luego a los héroes, llenos de bondad y de luz... Honra de modo similar a tus padres y a tus seres más ínti-mos. De todo el resto de la humanidad, convierte en tu amigo a quien se distinga por su virtud. Escucha siempre sus suaves exhortaciones, y toma como ejemplo sus acciones virtuosas y útiles. Evita en la mayor medida posible detestar a tu amigo por una falta leve. Comprende que el poder es vecino cercano de la necesidad... Vence y domina estas pasiones: la gula, la pereza, la sensualidad y la ira. No obres mal, ni en presencia de otros ni en privado y, por sobre todas las cosas, respétate. A continuación, observa justicia en tus acciones y palabras... Los bienes de la fortuna son inciertos; tal como se adquieren, de modo similar se pierden. For-múlate siempre esta reflexión: el destino ha dispuesto que todos los hom-bres mueran... Soporta tu suerte con paciencia, sea cual fuere, y no estés jamás descontento con ella; pero esfuérzate, en la medida de tus posibi-lidades, por remediarla. Considera que el destino no envía la máxima por-ción de estos infortunios a los hombres buenos. .. Que ningún hombre te seduzca con sus palabras ni sus actos, ni te tiente a decir o hacer lo que no es provechoso para ti. Consulta y delibera antes de actuar, para no cometer acciones necias, pues el papel del hombre miserable consiste en hablar y actuar sin reflexionar. Pero haz lo que no te aflija después, ni te obligue a arrepentirte. No hagas nada que no entiendas: pero aprende todo lo que tienes obligación de conocer, y por ese medio llevarás una vida muy placentera. De ningún modo descuides la salud de tu cuerpo; pero bríndale bebida y alimento con la debida medida, y asimismo el ejer-cicio que necesita.. . Acostúmbrate a un modo de vida limpio y decente, sin lujos. .. Haz sólo las cosas que no te lesionen, y delibera antes de realizarlas. Jamás consientas dormirte al cerrar los párpados, después de acostarte, hasta que hayas examinado con tu razón todas tus acciones del día. ¿En qué me equivoqué? ¿Qué hice? ¿Qué omití de lo que debía hacer?"

Hasta aquí los Versos Áureos parecen ser solamente instrucciones de un maestro de escuela. Sin embargo, importan una interpretación dife-rente. Son las leyes preliminares de la iniciación mágica, que constituyen la primera parte de la Gran Obra, es decir, la creación del adepto perfecto. Esto es demostrado por los versos siguientes:

"Juro por quien transmitió en nuestras almas el Sagrado Cuaternio, origen de la naturaleza, cuya causa es eterna. Jamás empezarás a poner tu mano en obra alguna hasta que hayas rezado a los dioses para que realicen lo que vas a empezar. Una vez que te hayas familiarizado con este hábito, conocerás la constitución de los Dioses Inmortales y de los hombres. Incluso cuan diferentes son los seres, y qué los contiene y une. . .y nada de este mundo te será oculto... ¡Oh Júpiter, Padre nuestro! Si quieres librar a los hombres de todos los males que los oprimen, muéstra-les de qué demonio hacen uso. Pero ten valor; la raza de los hombres es divina... Una vez despojado de tu cuerpo mortal, cuando llegues al Éter purísimo, serás un dios, inmortal, incorruptible, y la muerte no tendrá más dominio sobre ti."
 
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satanas1
view post Posted on 22/3/2009, 19:47




Pitágoras dijo también: "Así como hay tres conceptos divinos y tres reinos inteligibles, de igual modo hay una palabra triple, porque el orden jerárquico es manifestado siempre por la tríada. Hay o) un lenguaje sim-ple, 6) un lenguaje jeroglífico, y c) un lenguaje simbólico. En otros tér-minos, existe la palabra que expresa, existe la que oculta y, finalmente, existe la palabra que significa: toda la inteligencia hierática está en la ciencia perfecta de estos tres grados."

De este modo encerró la doctrina en símbolos, pero evitando perso-nificaciones e imágenes que, en su opinión, engendraban idolatría más tarde o más temprano. Incluso se le imputó que detestaba a los poetas, pero fue a los poetastros a los que prohibió el arte: "Tú, que no tienes arpa, procura no cantar con métrica", dice en sus símbolos. Un hombre tan grande como él jamás podría descuidar la correspondencia exacta entre los pensamientos sublimes y las bellas expresiones figuradas; en verdad, sus propios símbolos rebosan poesía: "No desparrames las flores con que es-tán confeccionadas las coronas" Con tales términos exhorta a sus discípu-los a no rebajar jamás la gloria ni burlarse de lo que a menudo le parece bueno honrar.

De este modo encerró la doctrina en símbolos, pero evitando perso-nificaciones e imágenes que, en su opinión, engendraban idolatría más tarde o más temprano. Incluso se le imputó que detestaba a los poetas, pero fue a los poetastros a los que prohibió el arte: "Tú, que no tienes arpa, procura no cantar con métrica", dice en sus símbolos. Un hombre tan grande como él jamás podría descuidar la correspondencia exacta entre los pensamientos sublimes y las bellas expresiones figuradas; en verdad, sus propios símbolos rebosan poesía: "No desparrames las flores con que es-tán confeccionadas las coronas" Con tales términos exhorta a sus discípu-los a no rebajar jamás la gloria ni burlarse de lo que a menudo le parece bueno honrar.

Pitágoras fue casto pero, lejos de ordenar el celibato a sus discípulos, contrajo matrimonio y tuvo hijos. En el recuerdo queda una bella ex-presión de su esposa: se le preguntó si no era un requisito en la mujer que se purificase luego de tener relación con un hombre, y en ese caso después de qué lapso podía considerarse suficientemente purificada para acercarse a las cosas sagradas. Replicó: —Inmediatamente, si fue con el marido; pero si fue con otro, jamás.

Igual severidad de principios, igual pureza de costumbres calificaban en la escuela de Pitágoras para ser iniciado en los misterios de la Natu-raleza y así se lograba el imperio sobre el yo por el que podían gober-narse los poderes elementales. Pitágoras poseía la facultad que denomina-mos segunda visión, luego conocida como adivinación. Un día estaba con sus discípulos en la playa y apareció una nave en el horizonte.

—-Maestro, —dijo uno de sus acompañantes, —¿significaría riqueza que me diesen el cargamento de ese barco?
—Para ti sería más que inútil, —respondió Pitágoras.
—En ese caso, lo dejaría para mis herederos.
—¿Desearías legarles dos cadáveres?

El barco llegó a puerto y quedó demostrado que transportaba el ca-dáver de un hombre cuya voluntad había sido ser enterrado en su propio país.
 
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