| CAPÍTULO 16
El canto de Judit
16:1 Judit dijo: "¡Entonen un canto a mi Dios con tamboriles, canten al Señor con címbalos; compongan en su honorun salmo de alabanza, glorifiquen e invoquen su Nombre! 16:2 Porque el Señor es un Dios que pone fin a las guerras: él estableció su campamento en medio del pueblo y me libró de mis perseguidores. 16:3 De las montañas del norte llegó Asiria, avanzó con un ejército innumerable: sus tropas obstruyeron los valles y su caballería cubrió las colinas. 16:4 Amenazó con incendiar mis territorios y pasar a mis jóvenes al filo de la espada, con estrellar a mis pequeños contra el suelo y entregar a mis niños como presa y a mis muchachas como botín. 16:5 ¡Pero el Señor todopoderoso los eliminó por la mano de una mujer! 16:6 Su jefe no fue abatido por jóvenes guerreros, ni lo golpearon hijos de titanes, ni lo atacaron enormes gigantes: lo desarmó Judit, la hija de Merarí, con la hermosura de su rostro. 16:7 Ella se quitó su ropa de luto, para exaltar a los afligidos de Israel: ungió su rostro con perfumes, 16:8 se ajustó el cabello con una diadema, se puso ropa de lino para seducirlo. 16:9 Sus sandalias deslumbraron los ojos del guerrero, su hermosura le cautivó el corazón... ¡y la espada le cortó la cabeza! 16:10 Los persas temblaron por su audacia y los medos se turbaron por su temeridad. 16:11 Entonces mi pueblo humillado gritó de alegría y los otros se llenaron de espanto; mis débiles lanzaron gritos de triunfo y ellos quedaron aterrados; mi pueblo alzó su voz y ellos se dieron a la fuga. 16:12 Hijos de jóvenes mujeres los traspasaron, los acribillaron como a esclavos fugitivos: ¡todos perecieron en el combate de mi Señor! 16:13 Cantaré a mi Dios un canto nuevo: ¡Señor, tú eres grande y glorioso, admirable por tu poder e invencible! 16:14 Que te sirvan todas las criaturas, porque tú lo dijiste y fueron hechas, enviaste tu espíritu y él las formó, y nadie puede resistir a tu voz. 16:15 Las montañas y las aguas se sacudirán desde sus cimientos, las rocas se derretirán como cera en tu presencia, pero tú siempre te muestras propicio con aquellos que te temen. 16:16 Poco vale un sacrificio de aroma agradable y menos aún toda la grasa ofrecida en holocausto, pero el que teme al Señor será grande para siempre. 16:17 ¡Ay de las naciones que se levantan contra mi pueblo! El Señor todopoderoso las castigará en el día del Juicio: pondrá en su carne fuego y gusanos, y gemirán de dolor eternamente".
Celebración litúrgica de la victoria
16:18 Apenas llegaron a Jerusalén, todos adoraron a Dios y, una vez que el pueblo se purificó, ofrecieron sus holocaustos, sus ofrendas voluntarias y sus dones. 16:19 Judit dedicó todo el mobiliario de Holofernes, que el pueblo le había obsequiado, y consagró en homenaje a Dios el cortinado que ella misma había arrancado de su lecho. 16: 20 El pueblo prolongó los festejos durante tres meses delante del Templo de Jerusalén, y Judit permaneció con ellos.
Los últimos años de Judit
16:21 Pasado este tiempo, cada uno regresó a su herencia. Judit, por su parte, volvió a Betulia y siguió administrando sus bienes. Ella se hizo célebre en su tiempo por todo el país. 16:22 Muchos la pretendieron como esposa, pero ella no volvió a casarse, después que su esposo Manasés murió y fue a reunirse con sus antepasados. 16:23 Su fama fue creciendo cada vez más, mientras envejecía en la casa de su esposo, hasta llegar a los ciento cinco años. Otorgó la libertad a su servidora, y murió en Betulia, siendo sepultada en la caverna de su esposo Manasés. 16:24 La casa de Israel estuvo de duelo por ella durante siete días. Antes de morir había repartido sus bienes entre los parientes de su esposo Manasés y entre sus propios parientes. 16:25 Nadie atemorizó a los israelitas mientras vivió Judit, y hasta mucho tiempo después de su muerte.
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