JEREMÍAS

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nubarus
view post Posted on 24/8/2010, 09:12




CAPÍTULO 31

El retorno de los deportados


31:1 En aquel tiempo —oráculo del Señor— yo seré el Dios de todas las familias de Israel y ellos serán mi Pueblo.
31:2 Así habla el Señor:
Halló gracia en el desierto
el pueblo que escapó de la espada;
Israel camina hacia su descanso.
31:3 De lejos se le apareció el Señor:
Yo te amé con un amor eterno,
por eso te atraje con fidelidad.
31:4 De nuevo te edificaré y serás reedificada,
virgen de Israel;
de nuevo te adornarás con tus tamboriles
y saldrás danzando alegremente;
31:5 de nuevo plantarás viñas
sobre los montes de Samaría:
los que las planten tendrán los primeros frutos.
31:6 Porque llega el día en que los vigías gritarán
sobre la montaña de Efraím:
"¡De pie, subamos a Sión,
hacia el Señor, nuestro Dios!"
31:7 Porque así habla el Señor:
¡Griten jubilosos por Jacob,
aclamen a la primera de las naciones!
Háganse oír, alaben y digan:
"¡El Señor ha salvado a su pueblo,
al resto de Israel!".
31:8 Yo los hago venir del país del Norte
y los reúno desde los extremos de la tierra;
hay entre ellos ciegos y lisiados,
mujeres embarazadas y parturientas:
¡es una gran asamblea la que vuelve aquí!
31:9 Habían partido llorando,
pero yo los traigo llenos de consuelo;
los conduciré a los torrentes de agua
por un camino llano,
donde ellos no tropezarán.
Porque yo soy un padre para Israel
y Efraím es mi primogénito.

La futura felicidad de Sión


31:10 ¡Escuchen, naciones, la palabra del Señor,
anúncienla en las costas más lejanas!
Digan: "El que dispersó a Israel lo reunirá,
y lo cuidará como un pastor a su rebaño".
31:11 Porque el Señor ha rescatado a Jacob,
lo redimió de una mano más fuerte que él.
31:12 Llegarán gritando de alegría a la altura de Sión,
afluirán hacia los bienes del Señor,
hacia el trigo, el vino nuevo y el aceite,
hacia las crías de ovejas y de vacas.
Sus almas serán como un jardín bien regado
y no volverán a desfallecer.
31:13 Entonces la joven danzará alegremente,
los jóvenes y los viejos se regocijarán;
yo cambiaré su duelo en alegría,
los alegraré y los consolaré de su aflicción.
31:14 Colmaré a los sacerdotes con la grasa de las víctimas,
y mi pueblo se saciará de mis bienes
—oráculo del Señor—.

El llanto de Israel y la compasión del Señor

31:15 Así habla el Señor:
¡Escuchen! En Ramá se oyen lamentos,
llantos de amargura:
es Raquel que llora a sus hijos;
ella no quiere ser consolada,
porque ya no existen.
31:16 Así habla el Señor:
Reprime tus sollozos,
ahoga tus lágrimas,
porque tu obra recibirá su recompensa
—oráculo del Señor—
y ellos volverán del país enemigo.
31:17 Sí, hay esperanza para tu futuro
—oráculo del Señor—:
los hijos regresarán a su patria.
31:18 Oigo muy bien a Efraím
que se estremece de pesar:
"Me has corregido, y yo acepté la corrección
como un ternero no domado.
Conviérteme y yo me convertiré,
porque tú, Señor, eres mi Dios.
31:19 Sí, después de apartarme, me arrepentí,
y al darme cuenta, me he golpeado el pecho.
Estoy avergonzado y confundido,
porque cargo con el oprobio de mi juventud".
31:20 ¿Es para mí Efraím un hijo querido
o un niño mimado,
para que cada vez que hablo de él,
todavía lo recuerde vivamente?
Por eso mis entrañas se estremecen por él,
no puedo menos que compadecerme de él
—oráculo del Señor—.
Exhortación a retomar el buen camino
31:21 Levanta para ti mojones,
colócate señales,
fíjate bien en el sendero,
en el camino que has recorrido.
¡Vuelve, virgen de Israel,
vuelve a estas tus ciudades!
31:22 ¿Hasta cuándo irás de aquí para allá,
hija apóstata?
Porque el Señor crea algo nuevo en el país:
la mujer rodea al varón.

La restauración de Judá


31:23 Así habla el Señor de los ejércitos, el Dios de Israel: De nuevo se dirá esta palabra en el país de Judá y en sus ciudades, cuando yo haya cambiado su suerte:
¡Que el Señor te bendiga,
morada de justicia,
Montaña santa!
31:24 Allí se establecerán Judá y todas sus ciudades, los agricultores y los que se desplazan con los rebaños.
31:25 Porque yo abrevaré a los que están agotados y colmaré a los que están exhaustos.
31:26 De pronto me desperté y abrí los ojos, y mi sueño había sido agradable.
31:27 Llegarán los días —oráculo del Señor— en que yo sembraré la casa de Israel y la casa de Judá con semilla de hombres y semilla de animales.
31:28 Y así como yo he velado sobre ellos para arrancar y derribar, para demoler, perder y hacer el mal, así también velaré sobre ellos para edificar y para plantar —oráculo del Señor—.
31:29 En aquellos días, no se dirá más:
Los padres comieron uva verde
y los hijos sufren la dentera.
31:30 No, cada uno morirá por su propia iniquidad:
todo el que coma uva verde
sufrirá la dentera.

La nueva Alianza

31:31 Llegarán los días —oráculo del Señor— en que estableceré una nueva Alianza con la casa de Israel y la casa de Judá.
31:32 No será como la Alianza que establecí con sus padres el día en que los tomé de la mano para hacerlos salir del país de Egipto, mi Alianza que ellos rompieron, aunque yo era su dueño —oráculo del Señor—.
31:33 Esta es la Alianza que estableceré con la casa de Israel, después de aquellos días —oráculo del Señor—: pondré mi Ley dentro de ellos, y la escribiré en sus corazones; yo seré su Dios y ellos serán mi Pueblo.
31:34 Y ya no tendrán que enseñarse mutuamente, diciéndose el uno al otro: "Conozcan al Señor". Porque todos me conocerán, del más pequeño al más grande —oráculo del Señor—. Porque yo habré perdonado su iniquidad y no me acordaré más de su pecado.

La inquebrantable fidelidad del Señor a Israel

31:35 Así habla el Señor,
el que puso el sol para alumbrar el día,
la luna y las estrellas para iluminar la noche,
el que agita el mar y rugen sus olas;
su nombre es Señor de los ejércitos:
31:36 Si este ordenamiento dejara de regir
delante de mi —oráculo del Señor—
entonces, también la descendencia de Israel
dejaría de ser para siempre una nación delante de mí.
31:37 Así habla el Señor:
Si se pudieran medir los cielos en lo alto
y explorar aquí abajo los cimientos de la tierra,
también yo rechazaría a la descendencia de Israel
a causa de todo lo que hicieron —oráculo del Señor—.

La nueva Jerusalén

31:38 Llegarán los días —oráculo del Señor— en que la ciudad será reconstruida para el Señor, desde la torre de Jananel hasta la puerta del Ángulo.
31:39 La cuerda de medir se extenderá en línea recta hasta la colina de Gareb, y luego girará hacia Goa.
31:40 Todo el valle de los cadáveres y de la ceniza de los sacrificios, y todos los campos hasta el torrente Cedrón, hasta el ángulo de la puerta de los Caballos, al oriente, estarán consagrados al Señor: ¡nunca más se arrancará, nunca más se demolerá!
 
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nubarus
view post Posted on 24/8/2010, 10:32




CAPÍTULO 32

La compra de un campo, signo de la restauración futura


32:1 Palabra que llegó a Jeremías de parte del Señor, el décimo año de Sedecías, rey de Judá, que era el año decimoctavo de Nabucodonosor.
32:2 En ese entonces, el ejército del rey de Babilonia estaba asediando a Jerusalén, y el profeta Jeremías estaba preso en el patio de la guardia, en la casa del rey de Judá.
32:3 Allí lo había puesto preso Sedecías, porque profetizaba en estos términos: "Así habla el Señor: Miren que yo voy a entregar esta ciudad en manos del rey de Babilonia, y él la tomará;
32:4 Sedecías no escapará de las manos de los caldeos, sino que caerá en manos del rey de Babilonia: él le hablará cara a cara y lo verá con sus propios ojos;
32:5 Sedecías será llevado a Babilonia, y allí permanecerá hasta que yo me ocupe de él —oráculo del Señor—. Si ustedes combaten contra los caldeos, no conseguirán nada".
32:6 Jeremías dijo: "La palabra del Señor me llegó en estos términos:
32:7 Janamel, hijo de tu tío Salúm, viene hacia ti para decirte: Compra mi campo que está en Anatot, porque a ti te corresponde adquirirlo, en virtud del derecho de rescate".
32:8 Janamel, el hijo de mi tío, vino a verme en el patio de la guardia, según la palabra del Señor, y me dijo: "Cómprame mi campo que está en Anatot, en el país de Benjamín, porque tú tienes el derecho de adquisición y de rescate: cómpramelo". Yo comprendí que esa era la palabra del Señor;
32:9 compré a Janamel, el hijo de mi tío, el campo que está en Anatot, y le pesé la plata: diecisiete siclos de plata.
32:10 Hice la escritura, la sellé, la certifiqué con testigos y pesé la plata en una balanza.
32:11 Luego tomé la escritura de la compra —la que había sido sellada, con las cláusulas y las estipulaciones, y la que había quedado abierta—
32:12 y la entregué a Baruc, hijo de Nerías, hijo de Maasías, en presencia de Janamel, el hijo de mi tío, en presencia de los testigos que habían firmado la escritura de la compra, y en presencia de todos los judíos que estaban en el patio de la guardia.
32:13 Luego, a la vista de ellos, di esta orden a Baruc:
32:14 "Así habla el Señor de los ejércitos, el Dios de Israel: Toma estas escrituras —la que está sellada y la que está abierta— y mételas en una vasija de arcilla, para que se conserven por mucho tiempo.
32:15 Porque así habla el Señor de los ejércitos, el Dios de Israel: De nuevo se comprarán casas, campos y viñas en este país".
32:16 Después de entregar la escritura de la compra a Baruc, hijo de Nerías, yo dirigí al Señor esta súplica:
32:17 "¡Ah, Señor! Tú has hecho el cielo y la tierra con tu gran fuerza y tu brazo poderoso: para ti no hay nada imposible.
32:18 Tú das prueba de fidelidad a millares, y retribuyes la iniquidad de los padres en el pecho de sus hijos después de ellos. ¡Dios grande y fuerte, cuyo nombre es Señor de los ejércitos,
32:19 grande en consejo y poderoso en obras, que tienes los ojos abiertos sobre los caminos de los hombres, para dar a cada uno según su conducta y según el fruto de sus acciones!
32:20 Tú has hecho signos y prodigios en el país de Egipto, y también en Israel y entre los hombres hasta el día de hoy, y así te has ganado un renombre, como se ve en el día de hoy.
32:21 Tú has hecho salir a tu pueblo Israel del país de Egipto, con signos y prodigios, con mano fuerte y brazo poderoso, provocando un gran terror.
32:22 Tú les has dado esta tierra, como se lo habías jurado a sus padres, una tierra que mana leche y miel.
32:23 Pero cuando entraron y tomaron posesión de ella, no escucharon tu voz ni caminaron según tu Ley: no hicieron nada de lo que tú les habías mandado, y tú les enviaste toda esta desgracia.
32:24 Ahora, los terraplenes llegan hasta la ciudad para expugnarla, y la ciudad va a ser entregada, por la espada, el hambre y la peste, en manos de los caldeos que combaten contra ella. Así se ha cumplido lo que tú habías dicho, y tú lo estás viendo.
32:25 Sin embargo, eres tú el que me ha dicho: 'Compra el campo a precio de plata y toma unos testigos', mientras la ciudad es entregada en manos de los caldeos".
32:26 La palabra del Señor llegó a Jeremías en estos términos:
32:27 Yo, el Señor, soy el Dios de todo ser viviente: ¿hay algo imposible para mí?
32:28 Por eso, así habla el Señor: Yo voy a entregar esta ciudad en manos de los caldeos y en manos de Nabucodonosor, rey de Babilonia, y él la tomará.
32:29 Los caldeos que combaten contra esta ciudad entrarán en ella, le prenderán fuego y la quemarán, con las casas sobre cuyos techos se quemaba incienso a Baal y se derramaban libaciones a otros dioses, a fin de agraviarme.
32:30 Porque los hijos de Israel y los hijos de Judá han hecho desde su juventud lo que es malo a mis ojos; porque los hijos de Israel no han hecho más que agraviarme con la obra de sus manos —oráculo del Señor—.
32:31 Sí, esta ciudad ha sido para mí un motivo de ira y de furor, desde el día en que fue edificada hasta el día de hoy, y yo la apartaré lejos de mi rostro,
32:32 a causa de todo el mal que los hijos de Israel y los hijos de Judá han cometido para agraviarme: ellos, sus reyes, sus príncipes, sus sacerdotes y sus profetas, los hombres de Judá y los habitantes de Jerusalén.
32:33 Ellos me han vuelto la espalda, no el rostro; y aunque traté de enseñarles incansablemente, no han escuchado ni aprendido la lección.
32:34 Han puesto sus ídolos inmundos en la Casa que es llamada con mi Nombre, para volverla impura.
32:35 Han edificado los lugares altos de Baal que están en el valle de Ben Hinnóm,para hacer pasar por el fuego en honor de Moloc a sus hijos y a sus hijas, cosas que yo no les había mandado ni se me había pasado por la mente: ¡cometer esta abominación para hacer pecar a Judá!
32:36 Y ahora, así habla el Señor, el Dios de Israel, a esta ciudad de la que ustedes dicen: "Va a caer en manos del rey de Babilonia, por la espada, el hambre y la peste".
32:37 Yo los reuniré de todos los países adonde los había expulsado a causa de mi ira, de mi furor y de mi gran irritación; los haré volver a este lugar y haré que vivan seguros.
32:38 Ellos serán mi Pueblo y yo seré su Dios.
32:39 Les daré un corazón íntegro y una conducta íntegra, a fin de que me teman constantemente, para su propia felicidad y la de sus hijos después de ellos.
32:40 Estableceré con ellos una alianza eterna, por la cual nunca dejaré de seguirlos para hacerles el bien, y pondré mi temor en sus corazones, para que nunca se aparten de mí.
32:41 Mi alegría será colmarlos de bienes, y los plantaré sólidamente en este país, con todo mi corazón y con toda mi alma.
32:42 Porque así habla el Señor: Así como atraje sobre este país toda esta gran desgracia, así también atraeré sobre ellos todo el bien que les prometo.
32:43 Entonces se comprarán campos en este país del que ustedes dicen: "Es un país desolado, sin hombres ni animales, que va a caer en manos de los caldeos".
32:44 Se comprarán campos a precio de plata, se firmarán escrituras, se las sellará, se pondrán testigos en el país de Benjamín, en los alrededores de Jerusalén, en todas las ciudades de Judá, en las ciudades de la Montaña, en las ciudades de la Sefelá y en las ciudades del Négueb. Porque yo cambiaré su suerte —oráculo del Señor—.
 
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belzebuth666
view post Posted on 25/8/2010, 07:40




CAPÍTULO 33

Nuevas promesas de restauración


33:1 La palabra del Señor llegó a Jeremías por segunda vez, mientras todavía estaba detenido en el patio de la guardia, en estos términos:
33:2 Así habla el Señor que hizo la tierra y la formó para que subsistiera —¡su nombre es el Señor!—:
33:3 Invócame y yo te responderé, y te anunciaré cosas grandes e impenetrables, que tú no conocías.
33:4 Porque así habla el Señor, el Dios de Israel, acerca de las casas de esta ciudad y de las casas de los reyes de Judá, derribadas para levantar terraplenes y empalizadas,
33:5 a fin de combatir a los caldeos y llenar la ciudad con los cadáveres de los hombres que yo herí en mi ira y en mi furor, porque oculté mi rostro a esta ciudad a causa de todas sus maldades:
33:6 Yo voy a cicatrizar su llaga y la voy a sanar; los sanaré y les descubriré tesoros de paz y seguridad.
33:7 Cambiaré la suerte de Judá y la suerte de Israel, y los reconstruiré como al principio.
33:8 Los purificaré de toda la iniquidad con que pecaron contra mí, les perdonaré todas las iniquidades con que pecaron y se rebelaron contra mí.
33:9 Jerusalén será para mí un nombre gozoso, un honor y una gloria, entre todas las naciones de la tierra, que oirán todo el bien que yo les hago: ellas temerán y temblarán por todo el bienestar y toda la paz que les concedo.
33:10 Así habla el Señor: En este lugar del que ustedes dicen: "Está desierto, sin hombres ni animales", en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén, que están devastadas, sin hombres ni habitantes ni animales, se oirá de nuevo
33:11 el grito de alegría y el grito de júbilo, el canto del esposo y el canto de la esposa, y el canto de los que dicen, mientras presentan el sacrificio de alabanza en la Casa del Señor:
"Den gracias al Señor de los ejércitos,
porque es bueno el Señor,
porque es eterno su amor".
Sí, yo cambiaré la suerte de este país, y será como al principio, dice el Señor.
33:12 Así habla el Señor de los ejércitos: En este lugar que está desierto, sin hombres ni animales, y en todas sus ciudades, habrá de nuevo un redil donde los pastores harán descansar a sus rebaños.
33:13 En todas las ciudades de la Montaña, en las ciudades de la Sefelá, en las ciudades del Négueb, en el país de Benjamín, en los alrededores de Jerusalén y en las ciudades de Judá, las ovejas pasarán de nuevo bajo las manos del que las recuenta, dice el Señor.

Promesas sobre el reino y el sacerdocio

33:14 Llegarán los días —oráculo del Señor— en que yo cumpliré la promesa que pronuncié acerca de la casa de Israel y la casa de Judá:
33:15 En aquellos días y en aquel tiempo, haré brotar para David un germen justo, y él practicará la justicia y el derecho en el país.
33:16 En aquellos días, estará a salvo Judá
y Jerusalén habitará segura.
Y la llamarán así:
"El Señor es nuestra justicia".
33:17 Porque así habla el Señor: Nunca le faltará a David un sucesor que se siente en el trono de la casa de Israel.
33:18 Y a los sacerdotes levitas nunca les faltará un descendiente que esté delante de mí para ofrecer el holocausto, hacer quemar la oblación y presentar el sacrificio cada día.
33:19 La palabra del Señor llegó a Jeremías en estos términos:
33:20 Así habla el Señor: Si ustedes pueden romper mi alianza con el día y mi alianza con la noche, de manera que el día y la noche no aparezcan más a su tiempo,
33:21 entonces también se romperá mi alianza con mi servidor David, de manera que no tenga más un hijo que reine sobre su trono, y mi alianza con los sacerdotes levitas, mis ministros.
33:22 Así como no se puede contar el ejército del cielo, ni medir la arena del mar, así multiplicaré la descendencia de David, mi servidor, y a los levitas, que son mis ministros.
33:23 La palabra del Señor llegó a Jeremías en estos términos:
33:24 ¿No ves lo que dice esta gente: "A las dos familias que había elegido, el Señor las ha rechazado"? Así desprecian a mi pueblo, y ya no lo consideran una nación.
33:25 Así habla el Señor: Si yo no establecí mi alianza con el día y con la noche, si no fijé el ordenamiento del cielo y de la tierra,
33:26 entonces también rechazaré a la descendencia de Jacob y de David, mi servidor, no tomando de ella jefes para el linaje de Abraham, de Isaac y de Jacob. Pero no, yo cambiaré su suerte y me compadeceré de ellos.
 
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astaroth1
view post Posted on 25/8/2010, 07:58




FRAGMENTOS ADICIONALES

CAPÍTULO 34

Anuncio de la destrucción de Jerusalén y de la cautividad de Sedecías


34:1 Palabra que llegó a Jeremías de parte del Señor, mientras Nabucodonosor, rey de Babilonia, y todo su ejército, junto con todos los reinos de la tierra sometidos a su dominio y todos los pueblos, combatían contra Jerusalén y contra todas sus ciudades:
34:2 Así habla el Señor, el Dios de Israel: Ve a decir a Sedecías, rey de Judá: Así habla el Señor: Mira que yo voy a entregar esta ciudad en manos del rey de Babilonia, y él la incendiará.
34:3 Tú mismo no te librarás de él, porque ciertamente serás capturado y entregado en sus manos. Tus ojos verán los ojos del rey de Babilonia, él te hablará cara a cara, y tú irás a Babilonia.
34:4 Sin embargo, ¡escucha la palabra del Señor, Sedecías, rey de Judá! Así habla el Señor acerca de ti: Tú no morirás por la espada,
34:5 sino que morirás en paz. Y así como se quemaron perfumes por tus padres, los reyes antiguos que te han precedido, así se quemarán perfumes por ti, y se entonará por ti la lamentación: "¡Ay Señor!" Esta es la palabra que yo te he dicho —oráculo del Señor—.
34:6 El profeta Jeremías dijo a Sedecías, rey de Judá, todas estas palabras en Jerusalén.
34:7 Mientras tanto, el ejército del rey de Babilonia combatía contra Jerusalén y contra todas las ciudades de Judá que todavía quedaban, o sea, contra Laquis y contra Azecá. Porque estas eran las únicas plazas fuertes que habían quedado entre las ciudades de Judá.

La liberación de los esclavos

34:8 Palabra que llegó a Jeremías de parte del Señor, después que el rey Sedecías concertó un pacto con todo el pueblo de Jerusalén, para proclamar una liberación:
34:9 Cada uno debía dejar en libertad a su esclavo hebreo —varón o mujer— de manera que nadie retuviera como esclavo a un hermano suyo judío.
34:10 Todos los jefes y todo el pueblo que habían participado en la alianza, aceptaron dejar en libertad a sus esclavos y esclavas, de manera que ya no los tendrían a su servicio: aceptaron y los dejaron en libertad.
34:11 Pero después se volvieron atrás e hicieron retornar a los esclavos y esclavas que habían dejado en libertad, y los redujeron de nuevo a la esclavitud.
34:12 Entonces la palabra del Señor llegó a Jeremías en estos términos:
34:13 Así habla el Señor, el Dios de Israel: Yo establecí una alianza con sus padres, el día en que los hice salir del país de Egipto, del lugar de esclavitud, diciendo:
34:14 "Al cabo de cada siete años, cada uno de ustedes dejará libre a su hermano, al hebreo que se haya vendido a ti: él te servirá seis años, y después lo dejarás en libertad". Pero sus padres no escucharon ni inclinaron sus oídos.
34:15 Hoy ustedes se habían convertido y habían hecho lo que es recto a mis ojos, proclamando cada uno la liberación de su prójimo; ustedes habían hecho un pacto en mi presencia, en la Casa que es llamada con mi Nombre.
34:16 Pero después se volvieron atrás y profanaron mi Nombre: cada uno hizo retornar a su esclavo y a su esclava, que habían dejado enteramente libres, y los redujeron de nuevo a la esclavitud.
34:17 Por eso, así habla el Señor: Ustedes no me han escuchado, proclamando cada uno la liberación de su hermano y de su prójimo. Ahora, yo proclamo para ustedes una liberación —oráculo del Señor—: los dejo librados a la espada, a la peste y al hambre, y los convertiré en un motivo de horror para todos los reyes de la tierra.
34:18 Y a los hombres que transgredieron mi alianza, que no cumplieron las cláusulas del pacto que habían concertado en mi presencia, los trataré como al ternero que ellos cortaron en dos y entre cuyos pedazos pasaron.
34:19 A los jefes de Judá y a los jefes de Jerusalén, a los eunucos y a los sacerdotes, y a toda la gente del país que pasaron entre los pedazos del ternero,
34:20 los entregaré en manos de sus enemigos y en manos de los que atentan contra sus vidas, y sus cadáveres serán pasto de los pájaros del cielo y de los animales de la tierra.
34:21 En cuanto a Sedecías, rey de Judá, y a sus jefes, los entregaré en manos de sus enemigos, en manos de los que atentan contra sus vidas, y en manos del ejército del rey de Babilonia, que acaba de levantar el asedio.
34:22 Yo daré una orden —oráculo del Señor— y los haré volver hacia esta ciudad: combatirán contra ella, la tomarán y la incendiarán. Y a las ciudades de Judá las convertiré en un país desolado y sin habitantes.
 
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astaroth1
view post Posted on 25/8/2010, 08:40




CAPÍTULO 35

El ejemplo de los recabitas


35:1 Palabra que llegó a Jeremías de parte del Señor, en los días de Joaquím, hijo de Josías, rey de Judá, en estos términos:
35:2 "Ve al clan de los recabitas y habla con ellos; llévalos a la Casa del Señor, a una de las salas, y dales a beber vino".
35:3 Yo tomé entonces a Iaazanías, hijo de Jeremías, hijo de Jabasinías, así como a sus hermanos, a todos sus hijos y a toda la familia de los recabitas.
35:4 Los llevé a la Casa del Señor, a la sala de los hijos de Janán, hijo de Igdalías, hombre de Dios, la que estaba al lado de la sala de los jefes, encima de la sala de Maasías, hijo de Salúm, guardián del umbral.
35:5 Luego puse ante los hijos de la familia de los recabitas jarras llenas de vino y copas, y les dije: "Beban el vino".
35:6 Pero ellos respondieron: "Nosotros no bebemos vino. Porque Jonadab, hijo de Recab, nuestro antepasado, nos ha dado esta orden: Nunca beban vino, ni ustedes, ni sus hijos.
35:7 No edifiquen casas, no siembren semillas, no planten viñas ni tengan nada de eso; habiten en carpas durante toda la vida, a fin de vivir largos días sobre el suelo donde ustedes residen como extranjeros.
35:8 Y nosotros hemos obedecido las instrucciones de Jonadab, hijo de Recab, nuestro antepasado, en todo lo que él nos ordenó: nosotros no bebemos vino durante toda la vida, lo mismo que nuestras mujeres, nuestros hijos y nuestras hijas;
35:9 no edificamos casas para habitar, no tenemos viñas ni campos ni sembrados,
35:10 sino que habitamos en carpas. Así obedecemos y obramos en todo conforme a lo que nos ha ordenado Jonadab, nuestro antepasado.
35:11 Pero cuando Nabucodonosor, rey de Babilonia, subió contra el país, dijimos: Vengan, entremos en Jerusalén para escapar del ejército de los caldeos y del ejército de Arám. Por eso estamos ahora en Jerusalén".
35:12 La palabra del Señor llegó entonces a Jeremías, en estos términos:
35:13 Así habla el Señor de los ejércitos, el Dios de Israel: Ve a decir a los hombres de Judá y a los habitantes de Jerusalén: ¿No aprenderán ustedes la lección ni escucharán mis palabras?
35:14 La palabra de Jonadab, hijo de Recab, se ha puesto en práctica: él ordenó a sus hijos que no bebieran vino, y ellos no lo han bebido hasta el día de hoy, obedeciendo la orden de sus antepasados; yo, en cambio, les he hablado a ustedes incansablemente, y no me han escuchado.
35:15 Les envié incansablemente a todos mis servidores los profetas, para decirles: Vuelvan de su mal camino, enmienden sus acciones, no vayan detrás de otros dioses para servirlos, y entonces habitarán en el suelo que yo les he dado, a ustedes y a sus padres. ¡Pero ustedes no han inclinado el oído ni me han escuchado!
35:16 Así, los hijos de Jonadab, hijo de Recab, cumplieron la orden que les había dado su padre, mientras que este pueblo no me ha escuchado.
35:17 Por eso, así habla el Señor, el Dios de los ejércitos, el Dios de Israel: Yo voy a atraer sobre Judá y sobre todos los habitantes de Jerusalén toda la desgracia con que los había amenazado. Porque les hablé, y ellos no escucharon, los llamé, y ellos no respondieron.
35:18 Y a la familia de los recabitas, Jeremías les dijo: "Así habla el Señor de los ejércitos, el Dios de Israel: Porque ustedes han obedecido la orden de Jonadab, su antepasado; porque han observado todos sus mandamientos y han obrado conforme a lo que él les ordenó,
35:19 por eso, así habla el Señor de los ejércitos, el Dios de Israel: Nunca le faltará a Jonadab, hijo de Recab, un descendiente que esté todos los días en mi presencia".
 
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nubarus
view post Posted on 27/8/2010, 10:46




LOS PADECIMIENTOS DE JEREMÍAS

CAPÍTULO 36

Lectura pública de los oráculos de Jeremías


36:1 El cuarto año de Joaquím, hijo de Josías, rey de Judá, llegó a Jeremías esta palabra de parte del Señor:
36:2 Toma un rollo y escribe en él todas las palabras que yo te he dicho acerca de Israel, de Judá y de todas las naciones, desde que comencé a hablarte en tiempos de Josías, hasta el día de hoy.
36:3 Tal vez los de la casa de Judá, al enterarse de todo el mal que tengo pensado hacerles, se vuelvan cada uno de su mal camino, y así yo pueda perdonarles su iniquidad y su pecado.
36:4 Jeremías llamó a Baruc, hijo de Nerías, y Baruc escribió en un rollo, bajo el dictado de Jeremías, todas las palabras que el Señor le había dicho.
36:5 Luego Jeremías dio esta orden a Baruc: "Yo estoy impedido; no puedo entrar en la Casa del Señor.
36:6 Por eso irás tú, y leerás las palabras del Señor en el rollo que has escrito bajo mi dictado. Lo harás a oídos del pueblo, en la Casa del Señor, en el día del ayuno; y que lo oigan también todos los hombres de Judá que vengan de sus ciudades.
36:7 Tal vez su plegaria llegue hasta el Señor, y se vuelva cada uno de su mal camino. Porque es grande la ira y el furor con que el Señor ha amenazado a este pueblo".
36:8 Baruc, hijo de Nerías, hizo exactamente lo que le había ordenado el profeta Jeremías, leyendo en el rollo las palabras del Señor, en la Casa del Señor.
36:9 El quinto año de Joaquím, hijo de Josías, rey de Judá, en el noveno mes, se convocó para un ayuno delante del Señor a todo el pueblo de Jerusalén y a todo el pueblo que llegaba de las ciudades de Judá a Jerusalén.
36:10 Entonces Baruc leyó en el rollo las palabras de Jeremías, en la Casa del Señor, en la sala de Guemarías, hijo de Safán, el secretario, en el atrio superior, a la entrada de la puerta Nueva de la Casa del Señor ; y lo hizo en presencia de todo el pueblo.
36:11 Miqueas, hijo de Guemarías, hijo de Safán, al oír todas las palabras del Señor escritas en el rollo,
36:12 bajó a la casa del rey, a la sala del secretario, donde estaban sesionando todos los jefes: Elisamá, el secretario, Delaías, hijo de Semaías, Elnatán, hijo de Acbor, Guemarías, hijo de Safán, Sedecías, hijo de Ananías, y todos los demás jefes.
36:13 Y Miqueas les contó todo lo que había oído cuando Baruc leía en el rollo, delante de todo el pueblo.
36:14 Entonces todos los jefes enviaron a Iehudí, hijo de Natanías, hijo de Selemías, hijo de Cusí, para que dijera a Baruc: "Toma el libro que has leído en presencia del pueblo y ven". Baruc, hijo de Nerías, tomo consigo el rollo y se presentó ante ellos.
36:15 Ellos le dijeron: "Siéntate y léelo delante de nosotros". Baruc lo leyó delante de ellos.
36:16 Y cuando oyeron todas las palabras, temblando, se miraron unos a otros, y exclamaron: "Es preciso que comuniquemos al rey todas estas palabras".
36:17 Luego interrogaron a Baruc, diciendo: "Indícanos cómo has escrito todas estas palabras".
36:18 Baruc les respondió: "Jeremías me dictaba de viva voz todas estas palabras, y yo escribía con tinta en el rollo".
36:19 Los jefes dijeron a Baruc: "Ve y ocúltate, tú lo mismo que Jeremías; que nadie sepa dónde están".
36:20 Y después de depositar el rollo en la sala de Elisamá, el secretario, se presentaron ante el rey en la corte, y lo pusieron al tanto de todo.
36:21 El rey envió a Iehudí para que tomara el rollo, y este lo tomó de la sala del secretario Elisamá. Iehudí lo leyó delante del rey y de todos los jefes que estaban de pie junto a él.
36:22 El rey estaba sentado en la sala de invierno —era entonces el noveno mes— y había ante él un brasero encendido.
36:23 Y a medida que Iehudí leía tres o cuatro columnas, el rey las cortaba con el cortaplumas del secretario y las arrojaba al fuego del brasero. Así hasta que todo el rollo se consumió por completo en el fuego del brasero.
36:24 Pero ni el rey ni sus servidores temblaron al oír todas estas palabras, ni se rasgaron las vestiduras.
36:25 Y aunque Elnatán, Delaías y Guemarías intervinieron ante el rey para que no quemara el rollo, él no les hizo caso.
36:26 Luego el rey ordenó a Ierajmel, hijo del rey, a Seraías, hijo de Azriel, y a Selemías, hijo de Abdel, que apresaran a Baruc, el escriba, y a Jeremías, el profeta. Pero el Señor los mantuvo ocultos.
36:27 La palabra del Señor llegó a Jeremías, después que el rey quemó el rollo con las palabras que había escrito Baruc bajo el dictado de Jeremías, en estos términos:
36:28 "Toma otro rollo y escribe en él todas las palabras que estaban en el primer rollo, el que quemó Joaquím, rey de Judá.
36:29 Y tu dirás contra Joaquím, rey de Judá: Así habla el Señor: Tú has quemado este rollo, diciendo: ¿Por qué has escrito que el rey de Babilonia vendrá indefectiblemente, que él arrasará este país y hará desaparecer de él a hombres y animales?
36:30 Por eso, así habla el Señor contra Joaquím, rey de Judá: Él no tendrá un descendiente que se siente en el trono de David, y su cadáver será arrojado al calor durante el día y al frío durante la noche.
36:31 A él, a su descendencia y a sus servidores, los castigaré por su iniquidad, y haré venir sobre ellos, sobre los habitantes de Jerusalén y sobre la gente de Judá, todo el mal con que los amenacé, sin que ellos me escucharan".
36:32 Entonces Jeremías tomó otro rollo y se lo entregó a Baruc, hijo de Nerías, el escriba. Este escribió en él, bajo el dictado de Jeremías, todas las palabras del rollo que Joaquím, rey de Judá, había quemado en el fuego. Y además, fueron añadidas muchas otras palabras como aquellas.
 
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nubarus
view post Posted on 27/8/2010, 11:11




CAPÍTULO 37

Juicio sobre Sedecías


37:1 El rey Sedecías, hijo de Josías —a quien Nabucodonosor, rey de Babilonia, había constituido rey en el país de Judá— reinó en lugar de Conías, hijo de Joaquím.
37:2 Pero ni él, ni sus servidores, ni el pueblo del país escucharon las palabras que había dicho el Señor por medio del profeta Jeremías.

Nueva consulta de Sedecías a Jeremías


37:3 El rey Sedecías envió a Iucal, hijo de Selemías, y al sacerdote Sefanías, hijo de Maasías, para que dijeran al profeta Jeremías: "Ruega por nosotros al Señor, nuestro Dios".
37:4 Mientras tanto, Jeremías se desplazaba libremente en medio del pueblo, y aún no lo habían puesto en la cárcel.
37:5 Además, las tropas del Faraón habían salido de Egipto, y los caldeos que sitiaban a Jerusalén, al oír la noticia, habían levantado el asedio.
37:6 La palabra del Señor llegó al profeta Jeremías, en estos términos:
v7 Así habla el Señor, el Dios de Israel: Esto es lo que le dirán al rey de Judá, que los envía a consultarme: El ejército del Faraón que salió en auxilio de ustedes, se volverá a su país, a Egipto.
37:8 Entonces los caldeos volverán, combatirán contra esta ciudad, la tomarán y la incendiarán.
37:9 Así habla el Señor: No se engañen a ustedes mismos, diciendo: "Seguro que los caldeos se irán lejos de nosotros". ¡Porque ellos no se irán!
37:10 Aun cuando derrotaran a todo el ejército de los caldeos que combaten contra ustedes, y no les quedaran más que algunos heridos, estos se levantarían cada uno en su carpa y prenderían fuego a esta ciudad.

Arresto y encarcelamiento de Jeremías

37:11 Como el ejército de los caldeos se había alejado de Jerusalén por el avance de las tropas del Faraón,
37:12 Jeremías quiso salir de Jerusalén para ir al país de Benjamín, a fin de ocuparse allí de una repartición de bienes en medio de los suyos.
37:13 Y mientras estaba en la puerta de Benjamín, donde se encontraba un capitán de guardias llamado Jirías, hijo de Selemías, hijo de Ananías, este detuvo al profeta Jeremías, diciendo: "¡Vas a pasarte a los caldeos!"
37:14 Jeremías respondió: "¡Es falso! Yo no me paso del lado de los caldeos". Pero Jirías no lo escuchó; detuvo a Jeremías y lo llevó ante los jefes.
37:15 Estos se irritaron contra Jeremías, lo golpearon y lo encarcelaron en la casa de Jonatán, el secretario, que habían convertido en prisión.
37:16 Así Jeremías fue a parar dentro de una cisterna abovedada y pasó allí mucho tiempo.

Consulta secreta de Sedecías al profeta

37:17 El rey Sedecías lo mandó traer, y lo interrogó secretamente en su propia casa, diciendo: "¿Hay alguna palabra de parte del Señor?" "Sí", respondió Jeremías, y añadió: "Tú serás entregado en manos del rey de Babilonia".
37:18 Luego Jeremías dijo al rey Sedecías: "¿Qué falta cometí contra ti, contra tus servidores y contra este pueblo, para que me hayan puesto en una prisión?
37:19 ¿Dónde están los profetas que les profetizaban, diciendo: El rey de Babilonia no vendrá contra ustedes ni contra este país?
37:20 Y ahora, ¡dígnate escuchar, rey, mi señor! Que mi súplica llegue hasta ti: ¡No me hagas volver a la casa de Jonatán, el secretario, no sea que muera allí!"
37:21 Entonces el rey Sedecías mandó poner bajo custodia a Jeremías en el patio de la guardia, y ordenó que le dieran cada día una rosca de pan de la calle de los Panaderos, hasta que no hubiera más pan en la ciudad. Y Jeremías permaneció en el patio de la guardia.
 
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nubarus
view post Posted on 27/8/2010, 13:55




CAPÍTULO 38

Jeremías arrojado a un aljibe


38:1 Sefatías, hijo de Matán, Guedalías, hijo de Pasjur, Iucal, hijo de Selemías, y Pasjur, hijo de Malquías, oyeron las palabras que Jeremías decía a todo el pueblo:
38:2 "Así habla el Señor: El que permanezca en esta ciudad morirá por la espada, el hambre y la peste; el que se rinda a los caldeos vivirá y su vida será para él un botín: sí, él quedará con vida.
38:3 Así habla el Señor: Esta ciudad será entregada al ejército del rey de Babilonia, y este la tomará".
38:4 Los jefes dijeron al rey: "Que este hombre sea condenado a muerte, porque con semejantes discursos desmoraliza a los hombres de guerra que aún quedan en esta ciudad, y a todo el pueblo. No, este hombre no busca el bien del pueblo, sino su desgracia".
38:5 El rey Sedecías respondió: "Ahí lo tienen en sus manos, porque el rey ya no puede nada contra ustedes".
38:6 Entonces ellos tomaron a Jeremías y lo arrojaron al aljibe de Malquías, hijo del rey, que estaba en el patio de la guardia, descolgándolo con cuerdas. En el aljibe no había agua sino sólo barro, y Jeremías se hundió en el barro.
38:7 Ebed Mélec, el cusita, un eunuco de la casa del rey, se enteró de que habían puesto a Jeremías en el aljibe. Mientras el rey estaba sentado a la puerta de Benjamín,
38:8 Ebed Mélec salió de la casa del rey y le dijo:
38:9 "Rey, mi señor, esos hombres han obrado mal tratando así a Jeremías; lo han arrojado al aljibe, y allí abajo morirá de hambre, porque ya no hay pan en la ciudad".
38:10 El rey dio esta orden a Ebed Mélec, el cusita: "Toma de aquí a tres hombres contigo, y saca del aljibe a Jeremías, el profeta, antes de que muera".
38:11 Ebed Mélec tomó consigo a tres hombres y entró en la casa del rey, en el vestuario; tomó de allí unos trapos y unos vestidos viejos, y se los hizo llegar a Jeremías con unas cuerdas, dentro del aljibe.
38:12 Ebed Mélec, el cusita, dijo a Jeremías: "Colócate estos trapos y estos vestidos viejos entre las axilas y las cuerdas". Jeremías lo hizo así.
38:13 Ellos tiraron a Jeremías con las cuerdas y lo sacaron del aljibe. Y Jeremías permaneció en el patio de la guardia.

Último encuentro de Jeremías con Sedecías


38:14 El rey Sedecías mandó que le trajeran a Jeremías, el profeta, a la tercera entrada de la Casa del Señor. El rey dijo a Jeremías: "Tengo que preguntarte una cosa; no me ocultes nada".
38:15 Jeremías respondió a Sedecías: "Si te la digo, seguro que me harás morir; y si te doy un consejo, no me escucharás".
38:16 Pero el rey Sedecías hizo este juramento a Jeremías, en secreto: "¡Por la vida del Señor que nos ha dado la vida, no te haré morir ni te pondré en manos de los hombres que atentan contra tu vida!".
38:17 Jeremías dijo a Sedecías: "Así habla el Señor, Dios de los ejércitos, el Dios de Israel: Si te rindes a los jefes del rey de Babilonia, tu vida estará a salvo, y esta ciudad no será incendiada: vivirás tú, y también tu familia.
38:18 Pero si no te rindes a los jefes del rey de Babilonia, esta ciudad será entregada en manos de los caldeos e incendiada, y tú no escaparás de sus manos".
38:19 El rey Sedecías dijo a Jeremías: "Estoy preocupado por los judíos que se pasaron al enemigo; temo que los caldeos me entreguen en sus manos, y ellos me traten desconsideradamente".
38:20 Jeremías respondió: "No te entregarán. Escucha entonces la voz del Señor en esto que yo te digo; así te irá bien y estará a salvo tu vida.
38:21 Pero si te niegas a rendirte, esto es lo que el Señor me hizo ver:
38:22 todas las mujeres que aún quedan en la casa del rey de Judá serán llevadas a los jefes de los caldeos, y ellas dirán:
¡Te han seducido y han podido contra ti
tus amigos más íntimos!
Apenas tus pies se hundieron en el fango,
ellos se echaron para atrás.
38:23 A todas tus mujeres y a tus hijos se los llevarán a los caldeos; y tú mismo no escaparás de sus manos, sino que caerás en manos del rey de Babilonia. En cuanto a esta ciudad, será consumida por el fuego".
38:24 Sedecías dijo a Jeremías: "Que nadie se entere de estas palabras, y tú no morirás.
38:25 Si los jefes se enteran de que yo hablé contigo, y vienen a decirte: 'Infórmanos sobre lo que has dicho al rey y sobre lo que él te dijo; no nos ocultes nada y no te haremos morir',
26 tú les dirás: 'He pedido encarecidamente al rey que no me haga volver a la casa de Jonatán, a morir allí'".
38:27 Todos los jefes, en efecto, fueron a ver a Jeremías y lo interrogaron. Pero él les informó ateniéndose a lo que le había ordenado el rey, y ellos lo dejaron tranquilo, porque nadie había oído la conversación.
38:28 Jeremías permaneció en el patio de la guardia hasta el día en que Jerusalén fue tomada. Y él estaba allí cuando Jerusalén fue tomada.
 
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nubarus
view post Posted on 27/8/2010, 14:30




CAPÍTULO 39

La caída de Jerusalén y la captura de Sedecías


39:1 El noveno año de Sedecías, rey de Judá, en el décimo mes, Nabucodonosor, rey de Babilonia, llegó hasta Jerusalén con todo su ejército, y la sitiaron.
39:2 El undécimo año de Sedecías, el día nueve del cuarto mes, se abrió una brecha en la ciudad.
39:3 Entonces entraron todos los jefes del rey de Babilonia, y se instalaron en la puerta del Medio: Nergalsaréser, Samgarnebó, Sarsequím, jefe de los eunucos, Nergalsaréser, gran mago, y todos los otros jefes del rey de Babilonia.
39:4 Al ver esto, Sedecías, rey de Judá, y todos los hombres de guerra huyeron de la ciudad, saliendo de noche por el camino del jardín del rey, por la puerta entre las dos murallas, y tomaron el camino de la Arabá.
39:5 Las tropas de los caldeos los persiguieron, y alcanzaron a Sedecías en las estepas de Jericó. Lo apresaron y lo hicieron subir a Riblá, en el país de Jamat, ante Nabucodonosor, rey de Babilonia, y este dictó sentencia contra él.
39:6 El rey de Babilonia hizo degollar en Riblá a los hijos de Sedecías ante sus propios ojos, y también a todos los nobles de Judá.
39:7 A Sedecías le sacó los ojos y lo ató con una doble cadena de bronce, para llevarlo a Babilonia.

La ruina de Jerusalén y la segunda deportación a Babilonia (587)

39:8 Los caldeos incendiaron la casa del rey y las casas del pueblo, y derribaron las murallas de Jerusalén.
39:9 Nebuzaradán, comandante de la guardia, deportó a Babilonia al resto de la población que había quedado en la ciudad, a los desertores que se habían pasado a él, y al resto de los artesanos.
39:10 Sólo a los más pobres entre el pueblo, a los que no poseían nada, Nebuzaradán, comandante de la guardia, los dejó en el país de Judá, asignándoles en aquel día viñas y terrenos.
39:11 Nabucodonosor, rey de Babilonia, había dado esta orden a Nebuzaradán, comandante de la guardia, acerca de Jeremías:
39:12 "Tómalo, mira por él, y no le hagas ningún mal, sino trátalo como él te diga".
39:13 Nebuzaradán, comandante de la guardia, Nebusazbán, jefe de los eunucos, Nergalsaréser, jefe de los magos, y todos los altos oficiales del rey de Babilonia,
39:14 mandaron sacar a Jeremías del patio de la guardia, y se lo encomendaron a Godolías, hijo de Ajicám, hijo de Safán, para que lo dejara ir a su casa. Así Jeremías permaneció en medio del pueblo.

Oráculo en favor de Ebed Mélec

39:15 La palabra del Señor llegó a Jeremías, mientras estaba detenido en el patio de la guardia, en estos términos:
39:16 Ve a decir a Ebed Mélec, el cusita: Así habla el Señor de los ejércitos, el Dios de Israel: Yo voy a cumplir mis palabras acerca de esta ciudad, para mal y no para bien; tú las tendrás presentes en aquel día.
39:17 Pero yo te libraré en aquel día —oráculo del Señor— y tú no serás entregado en las manos de los hombres que temes.
39:18 Porque ciertamente yo te dejaré escapar, y no caerás bajo la espada; tu vida será para ti un botín, porque has confiado en mí —oráculo del Señor—.
 
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samael69
view post Posted on 28/8/2010, 12:37




CAPÍTULO 40

La liberación de Jeremías


40:1 Palabra que llegó a Jeremías de parte del Señor, después que Nebuzaradán, comandante de la guardia, lo dejó ir de Ramá, donde lo encontró atado con cadenas entre todos los cautivos de Jerusalén y de Judá, que eran deportados a Babilonia.
40:2 El comandante de la guardia tomó aparte a Jeremías y le dijo: "El Señor, tu Dios, anunció esta desgracia para este lugar,
40:3 y la hizo venir; él obró conforme a lo que había dicho. Porque ustedes han pecado contra el Señor y no han escuchado su voz, les ha sobrevenido esto.
40:4 Y ahora, yo te libro hoy de las cadenas que tienes en tus manos. Si quieres venir conmigo a Babilonia, ven y yo velaré por ti; pero si prefieres no venir conmigo a Babilonia, no lo hagas. Tienes todo el país delante de ti: ve adonde te guste o te convenga ir".
40:5 Y como él aún no se decidía a volver, añadió: "Vuelve junto a Godolías, hijo de Ajicám, hijo de Safán, a quien el rey de Babilonia nombró gobernador de las ciudades de Judá, y permanece con él en medio del pueblo, o ve adonde te convenga ir". El comandante de la guardia le dio víveres y un regalo, y lo despidió.
40:6 Jeremías se fue junto a Godolías, hijo de Ajicám, a Mispá, y permaneció con él, en medio del pueblo que había quedado en el país.

Godolías, gobernador de Judá

40:7 Todos los jefes de las tropas que estaban en el campo, lo mismo que sus hombres, se enteraron de que el rey de Babilonia, había nombrado a Godolías, hijo de Ajicam, gobernador del país, y le había encomendado a los hombres, las mujeres y los niños, y a la gente pobre del país, que no habían sido deportados a Babilonia.
40:8 Ellos se presentaron a Godolías en Mispá: eran Ismael, hijo de Natanías, Iojanán, hijo de Caréaj, Seraías, hijo de Tanjumet, los hijos de Efai el netofita e Iazanías, hijo de Maacá, junto con sus hombres.
40:9 Godolías, hijo de Ajicán, hijo de Safán, les hizo este juramento, a ellos y a sus hombres: "No tengan miedo de servir a los caldeos; permanezcan en el país, sirvan al rey de Babilonia, y les irá bien.
40:10 Yo permaneceré en Mispá, para estar a las órdenes de los caldeos que vengan hasta nosotros. En cuanto a ustedes, recojan el vino, los frutos y el aceite, pónganlos en recipientes, y permanezcan en las ciudades que ocupan".
40:11 También los judíos que estaban en Moab, entre los amonitas y en Edóm, y los que estaban en todos los demás países, oyeron que el rey de Babilonia había dejado un resto de Judá y le había puesto como gobernador a Godolías, hijo de Ajicám, hijo de Safán.
40:12 Todos esos judíos volvieron de los lugares adonde habían sido expulsados; y una vez llegados al país de Judá, junto a Godolías, en Mispá, recogieron vino y frutos en gran cantidad.
40:13 Iojanán, hijo de Caréaj, y todos los jefes de las tropas que estaban en el campo, se presentaron a Godolías, en Mispá,
40:14 y le dijeron: "¿No sabes acaso que Baalís, rey de los amonitas, envió a Ismael, hijo de Natanías, para que atente contra tu vida?" Pero Godolías, hijo de Ajicám, no les creyó.
40:15 Entonces Iojanán, hijo de Caréaj, dijo en secreto a Godolías, en Mispá: "Déjame que vaya a matar a Ismael, hijo de Natanías, sin que nadie se entere. ¿Por qué va a atentar contra tu vida? ¿Por qué van a ser dispersados todos los judíos que se han reunido junto a ti, y por qué va a perecer todo el resto de Judá?"
40:16 Pero Godolías, hijo de Ajicám, respondió a Iojanán, hijo de Caréaj: "No hagas eso, porque es falso lo que tú dices acerca de Ismael".
 
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samael69
view post Posted on 28/8/2010, 13:03




CAPÍTULO 41

El asesinato de Godolías


41:1 Ahora bien, en el séptimo mes, Ismael, hijo de Natanías, hijo de Elisamá, que era de estirpe real, fue con diez hombres a Mispá, a ver a Godolías, hijo de Ajicám, y comieron todos juntos allí en Mispá.
41:2 De pronto, Ismael, hijo de Natanías, se levantó con los diez hombres que lo acompañaban, e hirieron con la espada a Godolías, hijo de Ajicám, hijo de Safán: así hicieron morir a quien el rey de Babilonia había designado gobernador del país.
41:3 Ismael mató también a todos los judíos que estaban con Godolías en Mispá, y a los guerreros caldeos que se encontraban allí.
41:4 Al día siguiente del asesinato de Godolías, cuando nadie lo sabía aún,
41:5 llegaron unos hombres de Siquém, de Silo y de Samaría, ochenta en total, con la barba raída, la ropa desgarrada, y con el cuerpo lleno de incisiones, trayendo oblaciones e incienso para presentarlos en la Casa del Señor.
41:6 Ismael, hijo de Natanías, les salió al encuentro desde Mispá. Él iba llorando, y cuando los alcanzó les dijo: "¡Vengan a ver a Godolías, hijo de Ajicám!"
41:7 Pero cuando llegaron al centro de la ciudad, Ismael, hijo de Natanías, y los hombres que lo acompañaban, los degollaron y los arrojaron dentro de la cisterna.
41:8 Entre ellos se encontraban diez hombres, que dijeron a Ismael: "No nos mates, porque tenemos escondido en el campo trigo, cebada, aceite y miel". Y él desistió de hacerlos morir junto con sus hermanos.
41:9 La cisterna donde Ismael arrojó los cadáveres de los hombres que había matado era la gran cisterna que había hecho el rey Asá para defenderse de Basá, rey de Israel; es esa la que Ismael, hijo de Natanías, llenó de víctimas.
41:10 Luego Ismael llevó cautivo a todo el resto de la gente que estaba en Mispá, así como también a las hijas del rey, que Nebuzaradán, comandante de la guardia, había confiado a Godolías, hijo de Ajicám. Ismael, hijo de Natanías, los llevó cautivos y partió con la intención de pasar a territorio amonita.

La reacción de Iojanán

41:11 Cuando Iojanán, hijo de Caréaj, y todos los jefes de las tropas que estaban con él, se enteraron del crimen que había cometido Ismael, hijo de Natanías,
41:12 reunieron a todos los hombres y fueron a combatir contra él. Lo alcanzaron junto a las grandes Aguas de Gabaón.
41:13 Al ver a Iojanán, hijo de Caréaj, y a todos los jefes de las tropas que lo acompañaban, toda la gente que estaba con Ismael se alegró.
41:14 Toda la gente que Ismael llevaba cautiva desde Mispá dio media vuelta y se fue con Iojanán, hijo de Caréaj.
41:15 En cuanto a Ismael, hijo de Natanías, escapó de Iojanán con ocho hombres, y se fue a territorio amonita.
41:16 Iojanán, hijo de Caréaj, y todos los jefes de las tropas que lo acompañaban, tomaron a todo el resto del pueblo que Ismael, hijo de Natanías, se había llevado cautivo desde Mispá, después de dar muerte a Godolías, hijo de Ajicám: eran hombres de guerra, mujeres, niños y eunucos, a los que él hizo volver de Gabaón.
41:17 Emprendieron la marcha e hicieron un alto en Guerut Quimhán —que está en las cercanías de Belén— con el propósito de seguir adelante y entrar en Egipto,
41:18 lejos de los caldeos. Ellos les temían, en efecto, porque Ismael, hijo de Natanías, había matado a Godolías, hijo de Ajicám, a quien el rey de Babilonia había designado gobernador del país.
 
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astaroth1
view post Posted on 28/8/2010, 13:33




CAPÍTULO 42

La huida a Egipto: consulta al profeta Jeremías


42:1 Entonces todos los jefes de las tropas, con Iojanán, hijo de Caréaj, Azarías, hijo de Maasías, y todo el pueblo, desde el más pequeño al más grande, acudieron
42:2 al profeta Jeremías y le dijeron: "¡Que nuestra súplica llegue hasta ti! Ruega al Señor, tu Dios, en favor de todo este resto, porque de los muchos que éramos hemos quedado unos pocos, como lo ves con tus propios ojos.
42:3 Que el Señor, tu Dios, nos indique el camino que debemos seguir y lo que debemos hacer".
42:4 El profeta Jeremías les dijo: "De acuerdo. Voy a rogar al Señor, su Dios, como ustedes dicen, y les comunicaré todo lo que el Señor les responda, sin ocultarles nada".
42:5 Ellos dijeron a Jeremías: "Que el Señor sea un testigo veraz y fidedigno contra nosotros, si no obramos en todo conforme a la palabra que el Señor, tu Dios, te enviará para nosotros.
42:6 Nos guste o no, oiremos la voz del Señor, nuestro Dios, a quien ahora te enviamos a consultar, para que nos vaya bien por haber obedecido la voz del Señor, nuestro Dios".

La respuesta de Jeremías


42:7 Al cabo de diez días, la palabra del Señor llegó a Jeremías.
42:8 Él llamó a Iojanán, hijo de Caréaj, a todos los jefes de las tropas que estaban con él, y también a todo el pueblo, del más pequeño al más grande,
42:9 y les dijo: "Así habla el Señor, el Dios de Israel, a quien ustedes me enviaron para presentarle una súplica:
42:10 Si ustedes permanecen en este país, yo los edificaré y no los demoleré, los plantaré y no los arrancaré, porque me arrepiento del mal que les hice.
42:11 No teman al rey de Babilonia, del que ahora tienen miedo; no le teman —oráculo del Señor— porque yo estoy con ustedes para salvarlos y para librarlos de su mano.
42:12 Yo haré que ustedes encuentren compasión, y él se compadecerá de ustedes y los dejará habitar en el país.
42:13 Pero si ustedes, desoyendo la voz del Señor, su Dios, dicen: 'No permaneceremos en este país';
42:14 si dicen: 'No, entraremos en el país de Egipto; allí no veremos guerra, no oiremos el sonido de la trompeta, ni estaremos hambrientos de pan; es allí donde queremos permanecer',
42:15 entonces, escuchen la palabra del Señor, ustedes, resto de Judá: Así habla el Señor de los ejércitos, el Dios de Israel: Si ustedes pretenden a toda costa entrar en Egipto, para residir allí,
42:16 la espada que ustedes temen los alcanzará allí, en Egipto, y el hambre que les da miedo se adherirá a ustedes allí, en Egipto, y morirán.
42:17 Todos los que pretendan a toda costa entrar en Egipto para residir allí, morirán por la espada, el hambre y la peste; ninguno de ellos sobrevivirá ni escapará a la desgracia que atraeré sobre ellos.
42:18 Porque así habla el Señor de los ejércitos, el Dios de Israel: Como se ha derramado mi ira y mi furor sobre los habitantes de Jerusalén, así se derramará sobre ustedes mi furor cuando entren en Egipto; ustedes se convertirán en imprecación, devastación, maldición e ignominia, y no volverán más a este lugar".
42:19 Pero Jeremías dijo: "Esta es la palabra que el Señor les dirige, resto de Judá: 'No entren en Egipto'. Sepan bien que hoy yo les hago una solemne advertencia.
42:20 Ustedes se han perjudicado a sí mismos cuando me enviaron ante el Señor, su Dios, diciendo: 'Ruega en favor nuestro al Señor, nuestro Dios; comunícanos todo lo que diga el Señor, nuestro Dios, y nosotros lo haremos'.
42:21 Hoy se lo he comunicado a ustedes, pero ustedes no han oído la voz del Señor, su Dios, en nada de lo que él me envió a decirles.
42:22 Y ahora pueden estar seguros de que morirán por la espada, el hambre y la peste, en el lugar donde quieren entrar para residir allí".
 
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astaroth1
view post Posted on 28/8/2010, 14:16




CAPÍTULO 43

43:1 Apenas Jeremías terminó de comunicar a todo el pueblo todas las palabras del Señor, su Dios, las que el Señor le había mandado decirles —las palabras antes mencionadas—
43:2 Azarías, hijo de Maasías, Iojanán, hijo de Caréaj, y todos aquellos hombres arrogantes dijeron a Jeremías: "¡Es falso lo que tú dices! No es el Señor, nuestro Dios, el que te ha enviado a decirnos: 'No entren en Egipto para residir allí'.
43:3 Es Baruc, hijo de Nerías, el que te instiga contra nosotros, a fin de entregarnos en manos de los caldeos, para que ellos nos maten o nos destierren a Babilonia".

La desobediencia a la advertencia de Jeremías


43:4 Pero Iojanán, hijo de Caréaj, lo mismo que todos los jefes de las tropas y todo el pueblo, se negaron a escuchar la voz del Señor, que les mandaba quedarse en el país de Judá.
43:5 Iojanán, hijo de Caréaj, y todos los jefes de las tropas tomaron a todo el resto de Judá, a los que habían vuelto a residir en el país de Judá, después de haber sido dispersados entre las naciones vecinas:
43:6 a los hombres, las mujeres, los niños y las hijas del rey, a todas las personas que Nebuzaradán, comandante de la guardia, había dejado con Godolías, hijo de Ajicám, hijo de Safán, y también al profeta Jeremías y a Baruc, hijo de Nerías.
43:7 Y ellos entraron en el país de Egipto, porque no escucharon la voz del Señor. Así llegaron a Tafnis.

Anuncio de la conquista de Egipto por Nabucodonosor

43:8 La palabra del Señor llegó a Jeremías en Tafnis, en estos términos:
43:9 Toma en tus manos unas piedras grandes, y húndelas, a la vista de algunos judíos, en el cemento del piso de ladrillos que está a la entrada de la casa del Faraón, en Tafnis.
43:10 Luego les dirás: Así habla el Señor de los ejércitos, el Dios de Israel: Miren que yo mando traer a Nabucodonosor, rey de Babilonia, mi servidor: él instalará su trono encima de estas piedras que yo he hundido, y extenderá sobre ellas su baldaquino.
43:11 Él vendrá y castigará al país de Egipto:
¡El destinado a la muerte, a la muerte,
el destinado al cautiverio, al cautiverio,
el destinado a la espada, a la espada!
43:12 Prenderá fuego a los templos de los dioses de Egipto, los quemará y llevará cautivos a los dioses; espulgará el país de Egipto como un pastor espulga su ropa, y saldrá de allí sano y salvo.
43:13 Hará pedazos los obeliscos de Bet Semes —la que está en el país de Egipto— e incendiará los templos de los dioses de Egipto.
 
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astaroth1
view post Posted on 28/8/2010, 15:05




CAPÍTULO 44

Vaticinio de Jeremías contra los refugiados en Egipto


44:1 Palabra que llegó a Jeremías para todos los judíos que habitaban en Egipto, los que habitaban en Migdol, en Tafnis, en Nof y en el distrito de Patrós:
44:2 Así habla el Señor de los ejércitos, el Dios de Israel: Ustedes han visto todo el mal que atraje sobre Jerusalén y sobre todas las ciudades de Judá: hoy ellas están en ruinas y sin habitantes,
44:3 a causa del mal que cometieron para agraviarme, yendo a quemar incienso en honor de otros dioses que no conocían ellos, ni ustedes, ni sus padres.
44:4 Yo les envié incansablemente a todos mis servidores los profetas, para decirles: No cometan estas cosas abominables que yo detesto.
44:5 Pero ellos no han escuchado ni han inclinado su oído, a fin de convertirse de su maldad dejando de quemar incienso a otros dioses.
44:6 Entonces se derramaron mi ira y mi furor, y abrasaron las ciudades de Judá y las calles de Jerusalén, que se han convertido en ruina y desolación, como sucede en el día de hoy.
44:7 Y ahora, así habla el señor, Dios de los ejércitos, el Dios de Israel: ¿Por qué se hacen un mal tan grande a ustedes mismos? ¿Por qué se hacen exterminar de en medio de Judá, hombres y mujeres, niños y pequeños, sin dejar para ustedes ni siquiera un resto?
44:8 Esto es lo que consiguen, agraviándome con las obras de sus manos y quemando incienso a otros dioses en el país de Egipto, donde han entrado para residir allí, a fin de hacerse exterminar y de convertirse en maldición e ignominia entre todas las naciones de la tierra.
44:9 ¿Acaso han olvidado la maldad de sus padres, la maldad de los reyes de Judá y la de sus príncipes, la maldad de ustedes mismos y de sus mujeres, cometidas en el país de Judá y en las calles de Jerusalén?
44:10 Hasta el día de hoy, ellos no han sentido compunción ni temor y no han caminado conforme a mi Ley y a mis preceptos, que yo puse delante de ustedes y de sus padres.
44:11 Por eso, así habla el Señor de los ejércitos, el Dios de Israel: Yo vuelvo mi rostro contra ustedes para su mal, para exterminar a todo Judá.
44:12 Tomaré al resto de Judá que se empeñó en entrar en Egipto para residir allí, y todos desaparecerán completamente en el país de Egipto: caerán bajo la espada, desaparecerán completamente por el hambre desde el más pequeño al más grande, morirán por la espada y el hambre, y se convertirán en imprecación, devastación, maldición e ignominia.
44:13 Yo pediré cuenta a los que habitan en el país de Egipto como le pedí cuenta a Jerusalén por medio de la espada, el hambre y la peste.
44:14 No habrá fugitivo ni sobreviviente para el resto de Judá, para los que entraron en el país de Egipto a fin de residir allí. En cuanto a volver al país de Judá, adonde ellos suspiran por volver, no, no volverán, salvo algunos fugitivos.

La respuesta de los refugiados al vaticinio de Jeremías

44:15 Todos los hombres que sabían que sus mujeres quemaban incienso a otros dioses, así como también las mujeres presentes —una gran asamblea— y todo el pueblo que habitaba en el país de Egipto, en Patrós, respondieron a Jeremías:
44:16 "En lo que respecta a la palabra que nos has dirigido en nombre del Señor, no te escucharemos.
44:17 Por el contrario, llevaremos a cabo la promesa que ha salido de nuestra boca: quemaremos incienso a la Reina de los cielos y le haremos libaciones, como lo hacíamos nosotros y nuestros padres, nuestros reyes y nuestros príncipes, en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén. Entonces nos saciábamos de pan, éramos felices y no veíamos la desgracia.
44:18 Pero desde que dejamos de quemar incienso a la Reina de los cielos y de derramarle libaciones, carecemos de todo y desapareceremos completamente por la espada y el hambre".
44:19 Y las mujeres añadieron: "Cuando nosotros quemamos incienso a la Reina de los cielos y le derramamos libaciones, ¿acaso hacemos tortas con su figura y le derramamos libaciones sin el consentimiento de nuestros maridos?"

Réplica de Jeremías ante la obstinación de los refugiados

44:20 Jeremías dijo entonces a todo el pueblo, a los hombres, a las mujeres y a toda la gente que le había dado esa respuesta:
44:21 "¿Acaso el Señor no recordó y tuvo bien presente ese incienso que ustedes quemaban en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén, ustedes y sus padres, sus reyes y sus príncipes, y también el pueblo del país?
44:22 Y como el Señor ya no podía soportar las malas acciones y las abominaciones que ustedes cometían, su país se ha convertido en un desierto, una devastación y una maldición, y ha quedado despoblado, como en el día de hoy.
44:23 Porque ustedes quemaron incienso y pecaron contra el Señor, porque ustedes no escucharon la voz del Señor ni caminaron según su Ley, sus preceptos y sus testimonios, por eso les ha sobrevenido esta desgracia, como en el día de hoy".
44:24 Jeremías dijo a todos los hombres y a todas las mujeres: "Escuchen la palabra del Señor, todos ustedes, gente de Judá, que están en el país de Egipto:
44:25 Así habla el Señor de los ejércitos, el Dios de Israel: Ustedes, las mujeres, con su boca han declarado esto, y con sus manos lo han llevado a cabo: 'Cumpliremos nuestros votos de quemar incienso a la Reina de los cielos y derramarle libaciones'. Muy bien: ¡cumplan sus votos, hagan libaciones!
44:26 Pero escuchen la palabra del Señor, todos ustedes, gente de Judá que habitan en el país de Egipto: Juro por mi gran Nombre —dice el Señor— que mi Nombre no será más invocado por la boca de ningún hombre de Judá, y que nadie dirá: ¡Por la vida del Señor! en todo el país de Egipto.
44:27 Yo vigilo sobre ustedes para mal y no para bien: todos los hombres de Judá que están en el país de Egipto desaparecerán completamente por la espada y por el hambre, hasta ser exterminados.
44:28 Sólo unos pocos librados de la espada retornarán de Egipto al país de Judá. Y todo el resto de Judá, los que entraron en el país de Egipto para residir allí, sabrán qué palabra se realiza, si la mía o la de ellos.
44:29 Y esta será para ustedes —oráculo del Señor— la señal de que yo voy a castigarlos, en este lugar, a fin de que sepan que mis palabras contra ustedes se cumplirán seguramente para su propio mal:
44:30 Así habla el Señor: Voy a entregar al faraón Jofrá, rey de Egipto, en manos de sus enemigos y en manos de los que atentan contra su vida, como entregué a Sedecías, rey de Judá, en manos de su enemigo Nabucodonosor, rey de Babilonia,que intentaba quitarle la vida".
 
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astaroth1
view post Posted on 28/8/2010, 15:26




CAPÍTULO 45

Reproches y promesas de Jeremías a Baruc

45:1 Palabra que el profeta Jeremías dirigió a Baruc, hijo de Nerías, cuando él, bajo el dictado de Jeremías, escribía estas palabras en un rollo, en el cuarto año de Joaquím, hijo de Josías, rey de Judá:
45:2 "Así habla el Señor, el Dios de Israel, acerca de ti, Baruc:
45:3 Tú dices: '¡Pobre de mí, porque el Señor añade aflicción a mi dolor! ¡Estoy cansado de gemir, y no encuentro descanso!'
45:4 Esto es lo que le dirás a Baruc: Así habla el Señor: Lo que había edificado, lo voy a demoler; lo que había plantado, lo voy a arrancar.
45:5 ¡Tú buscas para ti grandes cosas! No las busques más, porque yo haré venir una desgracia sobre todo ser viviente —oráculo del Señor— pero yo haré que tú conserves la vida como botín dondequiera que vayas".
 
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51 replies since 16/8/2010, 11:07   861 views
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