HECHOS DE LOS APÓSTOLES

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astaroth1
view post Posted on 21/12/2011, 20:20




CAPÍTULO 16

Pablo y Timoteo


16:1 Pablo llegó luego a Derbe y más tarde a Listra, donde había un discípulo llamado
hijo de una judía convertida a la fe y de padre pagano.
16:2 Timoteo gozaba de buena fama entre los hermanos de Listra y de Iconio.
16:3 Pablo quería llevarlo consigo, y por eso lo hizo circuncidar en consideración a los judíos que había allí, ya que todo el mundo sabía que su padre era pagano.
16:4 Por las ciudades donde pasaban, transmitían las decisiones tomadas en Jerusalén por los Apóstoles y los presbíteros, recomendando que las observaran.
16:5 Así, las Iglesias se consolidaban en la fe, y su número crecía día tras día.

La travesía de Asia Menor

16:6 Como el Espíritu Santo les había impedido anunciar la Palabra en la provincia de Asia, atravesaron Frigia y la región de Galacia.
16:7 Cuando llegaron a los límites de Misia, trataron de entrar en Bitinia, pero el Espíritu de Jesús no se lo permitió.
16:8 Pasaron entonces por Misia y descendieron a Tróade.
16:9 Durante la noche, Pablo tuvo una visión. Vio a un macedonio de pie, que le rogaba: "Ven hasta Macedonia y ayúdanos".
16:10 Apenas tuvo esa visión, tratamos de partir para Macedonia, convencidos de que Dios nos llamaba para que la evangelizáramos.

La fundación de la Iglesia de Filipos


16:11 Nos embarcamos en Tróade y fuimos derecho a Samotracia, y al día siguiente a Neápolis.
16:12 De allí fuimos a Filipos, ciudad importante de esta región de Macedonia y colonia romana. Pasamos algunos días en esta ciudad,
16:13 y el sábado nos dirigimos a las afueras de la misma, a un lugar que estaba a orillas del río, donde suponíamos que habría un sitio para orar. Nos sentamos y dirigimos la palabra a las mujeres que se habían reunido allí.
16:14 Había entre ellas una, llamada Lidia, negociante en púrpura, de la ciudad de Tiatira, que adoraba a Dios. Mientras escuchaba, el Señor le abrió el corazón para que aceptara las palabras de Pablo.
16:15 Después de bautizarse, junto con su familia, nos pidió: "Si ustedes consideran que he creído verdaderamente en el Señor, vengan a alojarse en mi casa"; y nos obligó a hacerlo.

La adivina de Filipos

16:16 Un día, mientras nos dirigíamos al lugar de oración, nos salió al encuentro una muchacha poseída de un espíritu de adivinación, que daba mucha ganancia a sus patrones adivinando la suerte.
16:17 Ella comenzó a seguirnos, a Pablo y a nosotros, gritando: "Esos hombres son los servidores del Dios Altísimo, que les anuncian a ustedes el camino de la salvación".
16:18 Así lo hizo durante varios días, hasta que al fin Pablo se cansó y, dándose vuelta, dijo al espíritu: "Yo te ordeno en nombre de Jesucristo que salgas de esta mujer", y en ese mismo momento el espíritu salió de ella.

El arresto de Pablo y de Silas

16:19 Pero sus patrones, viendo desvanecerse las esperanzas de lucro, se apoderaron de Pablo y de Silas, los arrastraron hasta la plaza pública ante las autoridades,
16:20 y llevándolos delante de los magistrados, dijeron: "Esta gente está sembrando la confusión en nuestra ciudad. Son unos judíos
16:21 que predican ciertas costumbres que nosotros, los romanos, no podemos admitir ni practicar".
16:22 La multitud se amotinó en contra de ellos, y los magistrados les hicieron arrancar la ropa y ordenaron que los azotaran.
16:23 Después de haberlos golpeado despiadadamente, los encerraron en la prisión,
ordenando al carcelero que los vigilara con mucho cuidado.
16:24 Habiendo recibido esta orden, el carcelero los encerró en una celda interior y les sujetó los pies en el cepo.

La conversión del carcelero

16:25 Cerca de la medianoche, Pablo y Silas oraban y cantaban las alabanzas de Dios, mientras los otros prisioneros los escuchaban.
16:26 De pronto, la tierra comenzó a temblar tan violentamente que se conmovieron los cimientos de la cárcel, y en un instante, todas las puertas se abrieron y las cadenas de los prisioneros se soltaron.
16:27 El carcelero se despertó sobresaltado y, al ver abiertas las puertas de la prisión, desenvainó su espada con la intención de matarse, creyendo que los prisioneros se habían escapado.
16:28 Pero Pablo le gritó: "No te hagas ningún mal, estamos todos aquí".
16:29 El carcelero pidió unas antorchas, entró precipitadamente en la celda y, temblando, se echó a los pies de Pablo y de Silas.
16:30 Luego los hizo salir y les preguntó: "Señores, ¿qué debo hacer para alcanzar la salvación?"
16:31 Ellos le respondieron: "Cree en el Señor Jesús y te salvarás, tú y toda tu familia".
16:32 En seguida le anunciaron la Palabra del Señor, a él y a todos los de su casa.
16:33 A esa misma hora de la noche, el carcelero los atendió y curó sus llagas. Inmediatamente después, fue bautizado junto con toda su familia.
16:34 Luego los hizo subir a su casa y preparó la mesa para festejar con los suyos la alegría de haber creído en Dios.

La liberación de Pablo y de Silas

16:35 Cuando amaneció, los magistrados enviaron a los inspectores para que dijeran al carcelero: "Deja en libertad a esos hombres".
16:36 El carcelero comunicó entonces a Pablo: "Los magistrados me mandan decir que los deje en libertad; por lo tanto, salgan y vayan en paz".
16:37 Pero Pablo respondió a los inspectores: "Ellos nos hicieron azotar públicamente sin juicio previo, a nosotros que somos ciudadanos romanos, y nos pusieron en la cárcel. ¡Y ahora nos quieren hacer salir a escondidas! ¡De ninguna manera! Que vengan ellos en persona a dejarnos en libertad".
16:38 Los inspectores repitieron estas palabras a los magistrados; estos, al enterarse de que eran ciudadanos romanos, se asustaron
16:39 y fueron a tratar amigablemente con ellos. Luego los pusieron en libertad y los invitaron a alejarse de la ciudad.
16:40 Cuando salieron de la prisión, Pablo y Silas fueron a la casa de Lidia, donde volvieron a ver a los hermanos y los exhortaron. Después partieron.
 
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satanas1
view post Posted on 22/12/2011, 18:49




CAPÍTULO 17

Dificultades de Pablo con los judíos de Tesalónica

17:1 Atravesaron Anfípolis y Apolonia, y llegaron a Tesalónica, donde los judíos tenían una sinagoga.
17:2 Pablo, como de costumbre, se dirigió a ellos y discutió durante tres sábados, basándose en la Escritura.
17:3 Explicaba los textos y demostraba que el Mesías debía sufrir y resucitar de entre los muertos. "Y el Mesías, afirmaba, es este Jesús que yo les anuncio".
17:4 Algunos se convencieron y se unieron al grupo de Pablo y de Silas, lo mismo que un gran número de adoradores de Dios, de paganos y no pocas mujeres influyentes.
17:5 Llenos de envidia, los judíos reunieron un grupo de gente de la calle y promovieron un alboroto, sembrando la agitación en la ciudad. Entonces se presentaron delante de la casa de Jasón en busca de Pablo y de Silas, para conducirlos ante la asamblea del pueblo.
17:6 Como no los encontraron, arrastraron a Jasón y a algunos hermanos ante los magistrados de la ciudad, gritando: "Esos que han revolucionado todo el mundo, han venido también aquí
17:7 y Jasón los ha recibido en su casa. Toda esta gente contraviene los edictos del Emperador, pretendiendo que hay otro rey, llamado Jesús".
17:8 Estos gritos impresionaron mucho a la multitud y a los magistrados,
17:9 y solamente después de haber exigido una fianza de parte de Jasón y de los otros, los pusieron en libertad.

Nuevas dificultades de Pablo en Berea

17:10 Esa misma noche, los hermanos hicieron partir a Pablo y a Silas hacia Berea. En cuanto llegaron, se dirigieron a la sinagoga de los judíos.
17:11 Como estos eran mejores que los de Tesalónica, acogieron la Palabra con sumo interés, y examinaban todos los días las Escrituras para verificar la exactitud de lo que oían.
17:12 Muchos de ellos abrazaron la fe, lo mismo que algunos paganos, entre los cuales había mujeres de la aristocracia y un buen número de hombres.
17:13 Pero, cuando los judíos de Tesalónica se enteraron de que Pablo había anunciado la Palabra de Dios también en Berea, fueron allí a perturbar a la multitud sembrando la agitación.
17:14 Entonces los hermanos hicieron partir inmediatamente a Pablo en dirección al mar; Silas y Timoteo, en cambio, permanecieron allí.
17:15 Los que acompañaban a Pablo lo condujeron hasta Atenas, y luego volvieron con la orden de que Silas y Timoteo se reunieran con él lo más pronto posible.

Pablo en Atenas

17:16 Mientras los esperaba en Atenas, Pablo sentía que la indignación se apoderaba de él, al contemplar la ciudad llena de ídolos.
17:17 Discutía en la sinagoga con los judíos y con los que adoraban a Dios, y también lo hacía diariamente en la plaza pública con los que pasaban por allí.
17:18 Incluso, algunos filósofos epicúreos y estoicos dialogaban con él. Algunos comentaban: "¿Qué estará diciendo este charlatán?", y otros: "Parece ser un predicador de divinidades extranjeras", porque Pablo anunciaba a Jesús y la resurrección.
17:19 Entonces lo llevaron con ellos al Areópago y le dijeron: "¿Podríamos saber en qué consiste la nueva doctrina que tú enseñas?
17:20 Las cosas que nos predicas nos parecen extrañas y quisiéramos saber qué significan".
17:21 Porque todos los atenienses y los extranjeros que residían allí, no tenían otro pasatiempo que el de transmitir o escuchar la última novedad.

Discurso de Pablo en el Areópago

17:22 Pablo, de pie, en medio del Areópago, dijo: "Atenienses, veo que ustedes son, desde todo punto de vista, los más religiosos de todos los hombres.
17:23 En efecto, mientras me paseaba mirando los monumentos sagrados que ustedes tienen, encontré entre otras cosas un altar con esta inscripción: "Al dios desconocido". Ahora, yo vengo a anunciarles eso que ustedes adoran sin conocer.
17:24 El Dios que ha hecho el mundo y todo lo que hay en él no habita en templos hechos por manos de hombre, porque es el Señor del cielo y de la tierra.
17:25 Tampoco puede ser servido por manos humanas como si tuviera necesidad de algo, ya que él da a todos la vida, el aliento y todas las cosas.
17:26 Él hizo salir de un solo principio a todo el género humano para que habite sobre toda la tierra, y señaló de antemano a cada pueblo sus épocas y sus fronteras,
17:27 para que ellos busquen a Dios, aunque sea a tientas, y puedan encontrarlo. Porque en realidad, él no está lejos de cada uno de nosotros.
17:28 En efecto, en él vivimos, nos movemos y existimos, como muy bien lo dijeron algunos poetas de ustedes: "Nosotros somos también de su raza".
17:29 Y si nosotros somos de la raza de Dios, no debemos creer que la divinidad es semejante al oro, la plata o la piedra, trabajados por el arte y el genio del hombre.
17:30 Pero ha llegado el momento en que Dios, pasando por alto el tiempo de la ignorancia, manda a todos los hombres, en todas partes, que se arrepientan.
17:31 Porque él ha establecido un día para juzgar al universo con justicia, por medio de un Hombre que él ha destinado y acreditado delante de todos, haciéndolo resucitar de entre los muertos".
17:32 Al oír las palabras "resurrección de los muertos", unos se burlaban y otros decían: "Otro día te oiremos hablar sobre esto".
17:33 Así fue cómo Pablo se alejó de ellos.
17:34 Sin embargo, algunos lo siguieron y abrazaron la fe. Entre ellos, estaban Dionisio el Areopagita, una mujer llamada Dámaris y algunos otros.
 
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satanas1
view post Posted on 23/12/2011, 16:16




CAPÍTULO 18

La fundación de la Iglesia de Corinto

18:1 Después de esto, Pablo dejó Atenas y fue a Corinto.
18:2 Allí encontró a un judío llamado Aquila, originario del Ponto, que acababa de llegar de Italia con su mujer Priscila, a raíz de un edicto de Claudio que obligaba a todos los judíos a salir de Roma. Pablo fue a verlos,
18:3 y como ejercía el mismo oficio, se alojó en su casa y trabajaba con ellos haciendo tiendas de campaña.
18:4 Todos los sábados, Pablo discutía en la sinagoga y trataba de persuadir tanto a los judíos como a los paganos.
18:5 Cuando Silas y Timoteo llegaron de Macedonia, Pablo se dedicó por entero a la predicación de la Palabra, dando testimonio a los judíos de que Jesús es el Mesías.
18:6 Pero como ellos lo contradecían y lo injuriaban, sacudió su manto en señal de protesta, diciendo: "Que la sangre de ustedes caiga sobre sus cabezas. Yo soy inocente de eso; en adelante me dedicaré a los paganos".
18:7 Entonces, alejándose de allí, fue a lo de un tal Ticio Justo, uno de los que adoraban a Dios y cuya casa lindaba con la sinagoga.
18:8 Crispo, el jefe de la sinagoga, creyó en el Señor, junto con toda su familia. También muchos habitantes de Corinto, que habían escuchado a Pablo, abrazaron la fe y se hicieron bautizar.
18:9 Una noche, el Señor dijo a Pablo en una visión: "No temas. Sigue predicando y no te calles.
18:10 Yo estoy contigo. Nadie pondrá la mano sobre ti para dañarte, porque en esta ciudad hay un pueblo numeroso que me está reservado".
18:11 Pablo se radicó allí un año y medio, enseñando la Palabra de Dios.
Pablo ante el procónsul Galión
18:12 Durante el gobierno del procónsul Galión en Acaya, los judíos se confabularon contra Pablo y lo condujeron ante el tribunal,
18:13 diciendo: "Este hombre induce a la gente a que adore a Dios de una manera contraria a la Ley".
18:14 Pablo estaba por hablar, cuando Galión dijo a los judíos: "Si se tratara de algún crimen o de algún delito grave, sería razonable que los atendiera.
18:15 Pero tratándose de discusiones sobre palabras y nombres, y sobre la Ley judía, el asunto les concierne a ustedes; yo no quiero ser juez en estas cosas".
18:16 Y los hizo salir del tribunal.
18:17 Entonces todos se apoderaron de Sóstenes, el jefe de la sinagoga, y lo golpearon ante el tribunal. Pero a Galión todo esto lo tuvo sin cuidado.

El regreso de Pablo a Antioquía

18:18 Pablo permaneció todavía un cierto tiempo en Corinto. Después se despidió de sus hermanos y se embarcó hacia Siria en compañía de Priscila y de Aquila. En Cencreas, a raíz de un voto que había hecho, se hizo cortar el cabello.
18:19 Cuando llegaron a Éfeso, Pablo se separó de sus compañeros para ir a la sinagoga y dialogar con los judíos.
18:20 Estos le rogaron que se quedara más tiempo, pero Pablo no accedió,
18:21 sino que se despidió de ellos, diciéndoles: "Volveré otra vez, si Dios quiere". Y partió de Éfeso.
18:22 Desembarcó en Cesarea, subió para saludar a la Iglesia y luego descendió a Antioquía.

EL TERCER VIAJE MISIONERO DE PABLO

Comienzo del viaje

18:23 Después de haber permanecido un tiempo allí, partió de nuevo y recorrió sucesivamente la región de Galacia y la Frigia, animando a todos los discípulos.

La actividad de Apolo en Éfeso y en Corinto

18:24 Un judío llamado Apolo, originario de Alejandría, había llegado a Éfeso. Era un hombre elocuente y muy versado en las Escrituras.
18:25 Había sido iniciado en el Camino del Señor y, lleno de fervor, exponía y enseñaba con precisión lo que se refiere a Jesús, aunque no conocía otro bautismo mas que el de Juan.
18:26 Comenzó a hablar con decisión en la sinagoga. Después de oírlo, Priscila y Aquila lo llevaron con ellos y le explicaron más exactamente el Camino de Dios.
18:27 Como él pensaba ir a Acaya, los hermanos lo alentaron, y escribieron a los discípulos para que lo recibieran de la mejor manera posible. Desde que llegó a Corinto fue de gran ayuda, por la gracia de Dios, para aquellos que habían abrazado la fe,
18:28 porque refutaba vigorosamente a los judíos en público, demostrando por medio de las Escrituras que Jesús es el Mesías.
 
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astaroth1
view post Posted on 23/12/2011, 20:29




CAPÍTULO 19

Los discípulos de Juan el Bautista en Éfeso


19:1 Mientras Apolo permanecía en Corinto, Pablo, atravesando la región interior, llegó a Éfeso. Allí encontró a algunos discípulos
19:2 y les preguntó: "Cuando ustedes abrazaron la fe, ¿recibieron el Espíritu Santo?" Ellos le dijeron: "Ni siquiera hemos oído decir que hay un Espíritu Santo".
19:3 "Entonces, ¿qué bautismo recibieron?", les preguntó Pablo. "El de Juan", respondieron.
19:4 Pablo les dijo: "Juan bautizaba con un bautismo de penitencia, diciendo al pueblo que creyera en el que vendría después de él, es decir, en Jesús".
19:5 Al oír estas palabras, ellos se hicieron bautizar en el nombre del Señor Jesús.
19:6 Pablo les impuso las manos, y descendió sobre ellos el Espíritu Santo. Entonces comenzaron a hablar en distintas lenguas y a profetizar.
19:7 Eran en total unos doce hombres.

La fundación de la Iglesia de Éfeso

19:8 Pablo fue luego a la sinagoga y durante tres meses predicó abiertamente, hablando sobre el Reino de Dios y tratando de persuadir a sus oyentes.
19:9 Pero como algunos se obstinaban y se negaban a creer, denigrando el Camino del Señor delante de la asamblea, Pablo rompió con ellos. Luego tomó aparte a sus discípulos y dialogaba diariamente en la escuela de Tirano.
19:10 Así lo hizo durante dos años, de modo que todos los habitantes de la provincia de Asia, judíos y paganos, tuvieron ocasión de escuchar la Palabra del Señor.

Los exorcistas judíos

19:11 Por intermedio de Pablo, Dios realizaba milagros poco comunes,
19:12 hasta tal punto que al aplicarse sobre los enfermos pañuelos o lienzos que habían tocado el cuerpo de Pablo, aquellos se curaban y quedaban libres de los malos espíritus.
19:13 Algunos exorcistas ambulantes judíos, hicieron la prueba de pronunciar el nombre del Señor Jesús sobre los poseídos por los malos espíritus, diciendo: "Yo los conjuro por ese Jesús que anuncia Pablo".
19:14 Un cierto Sevas, Sumo Sacerdote judío, tenía siete hijos que practicaban estos exorcismos.
19:15 El espíritu malo les respondió: "Yo conozco a Jesús y sé quién es Pablo, pero ustedes, ¿quiénes son?"
19:16 Y el hombre poseído por el espíritu malo, abalanzándose sobre los exorcistas, los dominó a todos y los maltrató de tal manera que debieron escaparse de esa casa desnudos y cubiertos de heridas.
19:17 Todos los habitantes de Éfeso, tanto judíos como paganos, se enteraron de este hecho y, llenos de temor, glorificaban el nombre del Señor Jesús.
19:18 Muchos de los que habían abrazado la fe venían a confesar abiertamente sus prácticas,
19:19 y un buen número de los que se habían dedicado a la magia traían sus libros y los quemaban delante de todos. Se estimó que el valor de estos libros alcanzaba a unas cincuenta mil monedas de plata.
19:20 Así, por el poder del Señor, la Palabra se difundía y se afianzaba.

Los proyectos de Pablo

19:21 Después de esto, Pablo se propuso ir a Jerusalén pasando por Macedonia y Acaya. "Primero iré allí, decía, y luego tendré que ir también a Roma".
19:22 Envió a Macedonia a dos de sus colaboradores, Timoteo y Erasto, y él permaneció en Asia un tiempo más.

El motín de los orfebres de Éfeso


19:23 Fue entonces, cuando se produjeron graves desórdenes a causa del Camino del Señor.
19:24 Un orfebre llamado Demetrio fabricaba reproducciones en plata del templo de Diana, proporcionando así abundante trabajo a los artesanos.
19:25 Demetrio los reunió, junto con los que hacían trabajos similares, y les dijo: "Ustedes saben perfectamente que nuestro bienestar depende de esta industria.
19:26 Pero ahora ustedes mismos ven y oyen que no solamente en Éfeso, sino también en casi toda la provincia de Asia, ese Pablo ha conquistado y seducido a mucha gente, pretendiendo que los dioses fabricados por mano de hombre no son dioses.
19:27 De esa manera, no solamente nuestra profesión está amenazada de caer en el descrédito, sino que el templo mismo de la gran diosa Diana corre el riesgo de ser tenido por nada, y aquella a quien adoran toda el Asia y el mundo entero, terminará por quedar despojada de su prestigio".
19:28 Al oír estas palabras, la multitud se enfureció y comenzó a gritar: "¡Viva la gran Diana de los efesios!",
19:29 y se produjo un gran desorden en la ciudad. Todos irrumpieron en el teatro, arrastrando a los macedonios Gayo compañeros de viaje de Pablo.
19:30 Pablo quería presentarse delante de la asamblea, pero sus discípulos se lo impidieron.
19:31 Hasta algunos magistrados de la ciudad, que eran amigos suyos, le rogaron que no se expusiera yendo al teatro.
19:32 Todo el mundo gritaba al mismo tiempo, ya que la confusión reinaba en la concurrencia, y la mayor parte ni siquiera sabía por qué se había reunido.
19:33 Entonces hicieron salir de entre la multitud a Alejandro, a quien los judíos empujaban hacia adelante. Este, pidiendo silencio con la mano, quería dar una explicación a la asamblea.
19:34 Pero en cuanto advirtieron que era un judío, todos se pusieron a gritar unánimemente durante dos horas: "¡Viva la gran Diana de los efesios!"
19:35 Por fin, el secretario de la ciudad consiguió calmar a la multitud, diciendo: "Efesios, ¿qué hombre de este mundo ignora que la ciudad de Éfeso es la guardiana del templo de la gran diosa Diana y de su estatua venida del cielo?
19:36 Siendo esta una verdad innegable, deben quedarse tranquilos y no actuar apresuradamente.
19:37 Esos hombres que ustedes trajeron, no han cometido ningún sacrilegio ni han dicho ninguna blasfemia contra nuestra diosa.
19:38 Y si Demetrio y sus artesanos tienen una queja contra alguien, para eso están los tribunales y los procónsules ante quienes se pueden presentar las acusaciones.
19:39 Si ustedes tienen que debatir algún otro asunto, se decidirá en la asamblea legal.
19:40 Porque corremos el riesgo de ser acusados de sediciosos, a causa de lo que acaba de suceder, ya que no tenemos ningún motivo para justificar este tumulto". Y con estas palabras, disolvió la asamblea.
 
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belzebuth666
view post Posted on 23/12/2011, 23:19




CAPÍTULO 20

Partida de Pablo hacia Grecia


20:1 Cuando cesó el tumulto, Pablo llamó a los discípulos y después de haberlos exhortado, se despidió de ellos y partió hacia Macedonia.
20:2 Atravesó toda esa región, exhortando vivamente a sus hermanos, y llegó a Grecia,
20:3 donde permaneció tres meses. Cuando iba a embarcarse para Siria, los judíos tramaron una conspiración contra él, y por eso, decidió volver por Macedonia.
20:4 Lo acompañaban Sópatro de Berea, hijo de Pirro; Aristarco y Segundo de Tesalónica; Gayo de Derbe, Timoteo, y también Tíquico de la provincia de Asia.
20:5 Estos se adelantaron y nos esperaron en Tróade.
20:6 Nosotros, partimos de Filipos por mar después de la fiesta de los panes Ácimos, y cinco días más tarde, nos reunimos con ellos en Tróade donde pasamos una semana.

La visita de Pablo a Tróade

20:7 El primer día de la semana, cuando nos reunimos para partir el pan, Pablo, que debía salir al día siguiente, dirigió la palabra a la asamblea y su discurso se prolongó hasta la medianoche.
20:8 La habitación donde nos habíamos reunido estaba muy iluminada.
20:9 Un muchacho llamado Eutico, que se había sentado en el borde de la ventana, tenía mucho sueño y se dormía mientras Pablo hablaba, hasta que, vencido por el sueño, se cayó desde el tercer piso. Cuando lo levantaron, estaba muerto.
20:10 Pablo bajó, se echó sobre él y, abrazándolo, dijo: "No se alarmen, porque está vivo".
20:11 Volvió a subir, partió el pan y comió. Luego siguió hablando mucho tiempo hasta el amanecer; y después salió.
20:12 En cuanto al muchacho, lo llevaron a su casa con vida, y todos se sintieron muy reconfortados.

El viaje desde Tróade a Mileto

20:13 Nosotros nos adelantamos en barco, navegando en dirección a Asos, donde debíamos recoger a Pablo. Él lo había dispuesto así, porque iba a hacer el viaje por tierra.
20:14 Cuando nos juntamos en Asos, Pablo se embarcó con nosotros y nos dirigimos a Mitilene.
20:15 Partimos de allí al día siguiente y llegamos frente a Quío. Al otro día, fuimos a Samos y, después de hacer escala en Trogilio, al día siguiente llegamos a Mileto.
20:16 Pablo había decidido pasar de largo por Éfeso, para no retrasarse demasiado en Asia. Estaba apurado porque, de ser posible, quería estar en Jerusalén el día de Pentecostés.

La despedida de Pablo a los presbíteros de Éfeso

20:17 Desde Mileto, mandó llamar a los presbíteros de la Iglesia de Éfeso.
20:18 Cuando estos llegaron, Pablo les dijo: "Ya saben cómo me he comportado siempre con ustedes desde el primer día que puse el pie en la provincia de Asia.
20:19 He servido al Señor con toda humildad y con muchas lágrimas, en medio de las pruebas a que fui sometido por las insidias de los judíos.
20:20 Ustedes saben que no he omitido nada que pudiera serles útil: les prediqué y les enseñé tanto en público como en privado,
20:21 instando a judíos y a paganos a convertirse a Dios y a creer en nuestro Señor Jesús.
20:22 Y ahora, como encadenado por el Espíritu, voy a Jerusalén sin saber lo que me sucederá allí.
20:23 Sólo sé que, de ciudad en ciudad, el Espíritu Santo me va advirtiendo cuántas cadenas y tribulaciones me esperan.
20:24 Pero poco me importa la vida, mientras pueda cumplir mi carrera y la misión que recibí del Señor Jesús: la de dar testimonio de la Buena Noticia de la gracia de Dios.
20:25 Y ahora sé que ustedes, entre quienes pasé predicando el Reino, no volverán a verme.
20:26 Por eso hoy declaro delante de todos que no tengo nada que reprocharme respecto de ustedes.
20:27 Porque no hemos omitido nada para anunciarles plenamente los designios de Dios.
20:28 Velen por ustedes, y por todo el rebaño sobre el cual el Espíritu Santo los ha constituido guardianes para apacentar a la Iglesia de Dios, que él adquirió al precio de su propia sangre.
20:29 Yo sé que después de mi partida se introducirán entre ustedes lobos rapaces que no perdonarán al rebaño.
20:30 Y aun de entre ustedes mismos, surgirán hombres que tratarán de arrastrar a los discípulos con doctrinas perniciosas.
20:31 Velen, entonces, y recuerden que durante tres años, de noche y de día, no he cesado de aconsejar con lágrimas a cada uno de ustedes.
20:32 Ahora los encomiendo al Señor y a la Palabra de su gracia, que tiene poder para construir el edificio y darles la parte de la herencia que les corresponde, con todos los que han sido santificados.
20:33 En cuanto a mí, no he deseado ni plata ni oro ni los bienes de nadie.
20:34 Ustedes saben que con mis propias manos he atendido a mis necesidades y a las de mis compañeros.
20:35 De todas las maneras posibles, les he mostrado que así, trabajando duramente, se debe ayudar a los débiles, y que es preciso recordar las palabras del Señor Jesús: "La felicidad está más en dar que en recibir"".
20:36 Después de decirles esto, se arrodilló y oró junto a ellos.
20:37 Todos se pusieron a llorar, abrazaron a Pablo y lo besaron afectuosamente,
20:38 apenados sobre todo porque les había dicho que ya no volverían a verlo. Después lo acompañaron hasta el barco.
 
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astaroth1
view post Posted on 24/12/2011, 13:46




CAPÍTULO 21

El viaje de Pablo a Jerusalén


21:1 Después de separarnos de ellos, nos embarcamos y fuimos derecho a Cos; al día siguiente, llegamos a Rodas y de allí pasamos a Pátara.
21:2 Como encontramos un barco que iba a Fenicia, subimos a bordo y partimos.
21:3 Avistamos la isla de Chipre y, dejándola a nuestra izquierda, seguimos navegando en dirección a Siria, hasta que por fin, atracamos en el puerto de Tiro, donde el barco debía descargar.
21:4 Allí encontramos a algunos discípulos y permanecimos una semana con ellos. Estos, iluminados por el Espíritu, aconsejaban a Pablo que no subiera a Jerusalén,
21:5 pero llegado el momento de partir, proseguimos nuestro viaje. Todos nos acompañaron hasta las afueras de la ciudad, incluso las mujeres y los niños. En la playa nos arrodillamos para orar,
21:6 y habiéndonos despedido, nosotros subimos al barco y ellos se volvieron a sus casas.
21:7 De Tiro fuimos a Tolemaida, poniendo así término a la travesía. Allí saludamos a los hermanos y nos detuvimos un día con ellos.
21:8 Al día siguiente, volvimos a partir y llegamos a Cesarea, donde fuimos a ver a Felipe, el predicador del Evangelio, uno de los Siete, y nos alojamos en su casa.
21:9 El tenía cuatro hijas solteras que profetizaban.
21:10 Permanecimos allí muchos días, y durante nuestra estadía, bajó de Judea un profeta llamado Agabo.
21:11 Este vino a vernos, tomó el cinturón de Pablo, se ató con él los pies y las manos, y dijo: "El Espíritu Santo dice: Así atarán los judíos en Jerusalén al dueño de este cinturón y lo entregarán a los paganos".
21:12 Al oír estas palabras, los hermanos del lugar y nosotros mismos rogamos a Pablo que no subiera a Jerusalén.
21:13 Pablo respondió: "¿Por qué lloran así y destrozan mi corazón? Yo estoy dispuesto, no solamente a dejarme encadenar, sino también a morir en Jerusalén por el nombre del Señor Jesús".
21:14 Y como no conseguíamos persuadirlo, no insistimos más y dijimos: "Que se haga la voluntad del Señor".

La llegada a Jerusalén

21:15 Algunos días después, terminados nuestros preparativos, subimos a Jerusalén.
21:16 Iban con nosotros algunos discípulos de Cesarea, que nos hicieron alojar en casa de un tal Mnasón de Chipre, un discípulo de la primera hora.
21:17 Cuando llegamos a Jerusalén, los hermanos nos recibieron con alegría.
21:18 Al día siguiente, Pablo fue con nosotros a casa de Santiago, donde también se reunieron todos los presbíteros.
21:19 Después de saludarlos, Pablo expuso detalladamente todo lo que Dios había hecho entre los paganos a través de su ministerio.
21:20 Ellos alabaron a Dios por lo que acababan de oír, pero le advirtieron: "Tú sabes, hermano, que millares de judíos han abrazado la fe, y que todos ellos son celosos cumplidores de la Ley.
21:21 Ahora bien, ellos han oído decir que con tus enseñanzas apartas de Moisés a todos los judíos que viven entre los paganos, diciéndoles que no circunciden a sus hijos y no sigan más sus costumbres.
21:22 ¿Qué haremos entonces? Porque seguramente se van a enterar de tu llegada.
21:23 Tienes que hacer lo que te vamos a decir: Aquí tenemos a cuatro hombres que están obligados por un voto:
21:24 llévalos contigo, purifícate con ellos y paga lo que corresponde para que se hagan cortar el cabello. Así todo el mundo sabrá que no es verdad lo que han oído acerca de ti, sino que tú también eres un fiel cumplidor de la Ley.
21:25 En cuanto a los paganos que abrazaron la fe, les hemos enviado nuestras decisiones, a saber: que se abstengan de la carne inmolada a los ídolos, de la sangre, de la carne de animales muertos sin desangrar y de las uniones ilegales".
21:26 Al día siguiente, Pablo tomó consigo a esos hombres, se purificó con ellos y entró en el Templo. Allí hizo saber cuándo concluiría el plazo fijado para la purificación, es decir, cuándo debía ofrecerse la oblación por cada uno de ellos.

EL CAUTIVERIO DE PABLO Y SU VIAJE A ROMA

El arresto de Pablo


21:27 Casi al final de los siete días, cuando los judíos venidos de Asia vieron a Pablo en el Templo, amotinaron a la multitud y se apoderaron de él,
21:28 gritando: "¡Socorro, israelitas! Este es el hombre que predica a todos y en todas partes contra nuestro pueblo, contra la Ley y contra este Templo, y ahora ha llegado a introducir en él a los paganos, profanando este lugar santo".
21:29 Decían esto porque antes habían visto con él en la ciudad a Trófimo de Éfeso, y creían que Pablo lo había introducido en el Templo.
21:30 La ciudad entera se alborotó, y de todas partes acudió el pueblo. Se apoderaron de Pablo, lo sacaron fuera del Templo y cerraron inmediatamente las puertas.
21:31 Ya iban a matarlo, cuando llegó al tribuno de la cohorte la noticia de que toda Jerusalén estaba convulsionada.
21:32 En seguida el tribuno, con unos soldados y centuriones, se precipitó sobre los manifestantes. Al ver al tribuno y a los soldados, dejaron de golpear a Pablo.
21:33 El tribuno se acercó, tomó a Pablo y mandó que lo ataran con dos cadenas; después preguntó quién era y qué había hecho.
21:34 Todos gritaban al mismo tiempo, y a causa de la confusión, no pudo sacar nada en limpio. Por eso hizo conducir a Pablo a la fortaleza.
21:35 Al llegar a la escalinata, los soldados tuvieron que alzarlo debido a la violencia de la multitud,
21:36 porque el pueblo en masa lo seguía, gritando: "¡Que lo maten!"
21:37 Cuando lo iban a introducir en la fortaleza, Pablo dijo al tribuno: "¿Puedo decirte una palabra?". "¿Tú sabes griego?, le preguntó el tribuno.
21:38 Entonces, ¿no eres el egipcio que hace unos días provocó un motín y llevó al desierto a cuatro mil terroristas?"
21:39 "Yo soy judío, dijo Pablo, originario de Tarso, ciudadano de una importante ciudad de Cilicia. Te ruego que me permitas hablar al pueblo".
21:40 El tribuno se lo permitió, y Pablo, de pie sobre la escalinata, hizo una señal al pueblo con la mano. Se produjo un gran silencio, y Pablo comenzó a hablarles en hebreo.
 
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belzebuth666
view post Posted on 24/12/2011, 20:43




CAPÍTULO 22

Discurso de Pablo a los judíos de Jerusalén


22:1 "Hermanos y padres, les dijo, escuchen lo que hoy les voy a decir en mi defensa".
22:2 Al oír que hablaba en hebreo, el silencio se hizo aún más profundo. Pablo prosiguió:
22:3 "Yo soy judío, nacido en Tarso de Cilicia, pero me he criado en esta ciudad y he sido iniciado a los pies de Gamaliel en la estricta observancia de la Ley de nuestros padres. Estaba lleno de celo por Dios, como ustedes lo están ahora.
22:4 Perseguí a muerte a los que seguían este Camino, llevando encadenados a la prisión a hombres y mujeres;
22:5 el Sumo Sacerdote y el Consejo de los ancianos son testigos de esto. Ellos mismos me dieron cartas para los hermanos de Damasco, y yo me dirigí allá con el propósito de traer encadenados a Jerusalén a los que encontrara en esa ciudad, para que fueran castigados.
22:6 En el camino y al acercarme a Damasco, hacia el mediodía, una intensa luz que venía del cielo brilló de pronto a mi alrededor.
22:7 Caí en tierra y oí una voz que me decía: "Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?"
22:8 Le respondí: "¿Quién eres, Señor?", y la voz me dijo: "Yo soy Jesús de Nazaret, a quien tú persigues".
22:9 Los que me acompañaban vieron la luz, pero no oyeron la voz del que me hablaba.
22:10 Yo le pregunté: "¿Qué debo hacer, Señor?" El Señor me dijo: "Levántate y ve a Damasco donde se te dirá lo que debes hacer".
22:11 Pero como yo no podía ver, a causa del resplandor de esa luz, los que me acompañaban me llevaron de la mano hasta Damasco.
22:12 Un hombre llamado Ananías, fiel cumplidor de la Ley, que gozaba de gran prestigio entre los judíos del lugar,
22:13 vino a verme y, acercándose a mí, me dijo: "Hermano Saulo, recobra la vista". Y en ese mismo instante, pude verlo.
22:14 Él siguió diciendo: "El Dios de nuestros padres te ha destinado para conocer su voluntad, para ver al Justo y escuchar su Palabra,
22:15 porque tú darás testimonio ante todos los hombres de lo que has visto y oído.
22:16 Y ahora, ¿qué esperas? Levántate, recibe el bautismo y purifícate de tus pecados, invocando su Nombre".
22:17 De vuelta a Jerusalén, mientras oraba en el Templo, caí en éxtasis
22:18 y vi al Señor que me decía: "Aléjate rápidamente de Jerusalén, porque ellos no recibirán el testimonio que tú darás de mí".
22:19 Entonces respondí: "Ellos saben, Señor, que yo iba de una sinagoga a otra para encarcelar y azotar a los que creen en ti.
22:20 Y saben que cuando derramaban la sangre de Esteban, tu testigo, yo también estaba presente, aprobando su muerte y cuidando la ropa de los verdugos".
22:21 Pero él me dijo: "Vete, porque quiero enviarte lejos, a las naciones paganas"".

La ciudadanía romana de Pablo

22:22 Hasta aquí los judíos lo escucharon, pero al oír estas palabras comenzaron a gritar diciendo: "¡Elimina a este hombre. No merece vivir!"
22:23 Todos vociferaban, agitaban sus mantos y tiraban tierra al aire.
22:24 El tribuno hizo entrar a Pablo en la fortaleza y ordenó que lo azotaran para saber por qué razón gritaban así contra él.
22:25 Cuando lo sujetaron con las correas, Pablo dijo al centurión de turno: "¿Les está permitido azotar a un ciudadano romano sin haberlo juzgado?"
22:26 Al oír estas palabras, el centurión fue a informar al tribuno: "¿Qué vas a hacer?, le dijo. Este hombre es ciudadano romano".
22:27 El tribuno fue a preguntar a Pablo: "¿Tú eres ciudadano romano?" Y él le respondió: "Sí".
22:28 El tribuno prosiguió: "A mí me costó mucho dinero adquirir esa ciudadanía". "En cambio, yo la tengo de nacimiento", dijo Pablo.
22:29 Inmediatamente, se retiraron los que iban a azotarlo, y el tribuno se alarmó al enterarse de que había hecho encadenar a un ciudadano romano.
22:30 Al día siguiente, queriendo saber con exactitud de qué lo acusaban los judíos, el tribuno le hizo sacar las cadenas, y convocando a los sumos sacerdotes y a todo el Sanedrín, hizo comparecer a Pablo delante de ellos.
 
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nubarus
view post Posted on 26/12/2011, 11:00




CAPÍTULO 23

Pablo ante el Sanedrín


23:1 Con los ojos fijos en el Sanedrín, Pablo dijo: "Hermanos, hasta hoy yo he obrado con rectitud de conciencia delante de Dios".
23:2 Pero el Sumo Sacerdote Ananías ordenó a sus asistentes que le pegaran en la boca.
23:3 Entonces Pablo replicó: "A ti te golpeará Dios, hipócrita. ¡Tú te sientas allí para juzgarme según la Ley y, violando la Ley, me haces golpear!"
23:4 Los asistentes le advirtieron: "Estás insultando al Sumo Sacerdote de Dios".
23:5 "Yo no sabía, hermanos, que era el Sumo Sacerdote, respondió Pablo, porque está escrito: No maldecirás al jefe de tu pueblo".
23:6 Pablo, sabiendo que había dos partidos, el de los saduceos y el de los fariseos, exclamó en medio del Sanedrín: "Hermanos, yo soy fariseo, hijo de fariseos, y ahora me están juzgando a causa de nuestra esperanza en la resurrección de los muertos".
23:7 Apenas pronunció estas palabras, surgió una disputa entre fariseos y saduceos, y la asamblea se dividió.
23:8 Porque los saduceos niegan la resurrección y la existencia de los ángeles y de los espíritus; los fariseos, por el contrario, admiten una y otra cosa.
23:9 Se produjo un griterío, y algunos escribas del partido de los fariseos, se pusieron de pie y protestaron enérgicamente: "Nosotros no encontramos nada de malo en este hombre. ¿Y si le hubiera hablado algún espíritu o un ángel...?"
23:10 Como la disputa se hacía cada vez más violenta, el tribuno, temiendo por la integridad de Pablo, mandó descender a los soldados para que lo sacaran de allí y lo llevaran de nuevo a la fortaleza.
23:11 A la noche siguiente, el Señor se apareció a Pablo y le dijo: "Ánimo, así como has dado testimonio de mí en Jerusalén, también tendrás que darlo en Roma".

La conjuración de los judíos contra Pablo

23:12 Al amanecer, los judíos se confabularon y se comprometieron bajo juramento a no comer ni beber, hasta no haber matado a Pablo.
23:13 Los comprometidos en la conjuración eran más de cuarenta.
23:14 Fueron al encuentro de los sumos sacerdotes y los ancianos, y les dijeron: "Nosotros nos hemos comprometido bajo juramento a no probar nada antes de haber matado a Pablo.
23:15 Pónganse de acuerdo con el Sanedrín, y propongan al tribuno que lo haga comparecer delante de ustedes con el pretexto de examinar más exactamente su causa; nosotros, por nuestra parte, estaremos preparados para matarlo en el camino".
23:16 Pero un sobrino de Pablo, al enterarse de la emboscada, se dirigió a la fortaleza y entró para prevenir a Pablo.
23:17 Este, llamando a uno de los centuriones, le dijo: "Acompaña a este muchacho hasta donde está el tribuno, porque tiene algo que comunicarle".
23:18 El centurión lo llevó y dijo al tribuno: "El prisionero Pablo me pidió que te trajera a este muchacho, porque tiene algo que decirte".
23:19 El tribuno, tomándolo de la mano, lo llevó aparte y le preguntó: "¿Qué tienes que comunicarme?"
23:20 El muchacho le respondió: "Los judíos, bajo pretexto de examinar más a fondo la causa, se han puesto de acuerdo para pedirte que mañana presentes a Pablo ante el Sanedrín.
23:21 No les creas. Es una emboscada que le preparan más de cuarenta de ellos, comprometidos bajo juramento a no comer ni beber hasta haberlo matado. Ya están dispuestos y sólo esperan tu consentimiento".
23:22 El tribuno despidió al muchacho, haciéndole esta recomendación: "No digas a nadie que me has contado esto".

El traslado de Pablo a Cesarea

23:23 Después llamó a dos centuriones y les dijo: "Preparen doscientos soldados, setenta jinetes y doscientos lanceros, para que salgan en dirección a Cesarea a las nueve de la noche.
23:24 Preparen también caballos para Pablo, y llévenlo sano y salvo hasta el gobernador Félix".
23:25 Y escribió una carta que decía:
23:26 "Claudio Lisias saluda al excelentísimo gobernador Félix.
23:27 Aquí te envío a un hombre que fue detenido por los judíos, y cuando ya lo iban a matar, enterándome de que era ciudadano romano, intervine con mis soldados y pude rescatarlo.
23:28 Queriendo saber exactamente de qué lo acusaban, lo hice comparecer delante del Tribunal judío,
23:29 pero comprobé que se lo acusaba por cuestiones relativas a la Ley de los judíos, y que no había ningún cargo por el que mereciera la muerte o la prisión.
23:30 Informado de que se tramaba una conspiración contra este hombre, he querido enviarlo allí en seguida, ordenando también a sus acusadores que te expongan los cargos que tengan contra él. Adiós".
23:31 De acuerdo con la orden recibida, los soldados tomaron a Pablo y lo condujeron de noche a Antipátride.
23:32 Al día siguiente, dejaron que los jinetes partieran con él, y ellos se volvieron a la fortaleza.
23:33 Llegados a Cesarea, los jinetes entregaron la carta al gobernador y le presentaron a Pablo.
23:34 El gobernador leyó la carta y preguntó de qué provincia era. Al saber que era de Cilicia,
23:35 dijo: "Te oiré cuando lleguen tus acusadores". Y lo hizo poner bajo custodia en el pretorio de Herodes.
 
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nubarus
view post Posted on 27/12/2011, 12:35




CAPÍTULO 24

El proceso de Pablo ante Félix


24:1 Cinco días después, el Sumo Sacerdote Ananías bajó con algunos ancianos y un abogado llamado Tértulo, para presentar delante del gobernador la acusación que tenían contra Pablo.
24:2 Hicieron comparecer a Pablo, y Tértulo presentó la acusación en estos términos: "Excelentísimo Félix: La profunda paz de que gozamos gracias a ti y las reformas que nuestra nación debe a tu gobierno,
24:3 constituyen para nosotros, siempre y en todas partes, un motivo de inmensa gratitud.
24:4 Como no queremos importunarte demasiado, te ruego que nos escuches un momento con tu habitual cordialidad.
24:5 Hemos comprobado que este hombre es una verdadera peste: él suscita disturbios entre todos los judíos del mundo y es uno de los dirigentes de la secta de los nazarenos.
24:6 Ha intentado incluso profanar el Templo, y por eso, nosotros lo detuvimos. Queríamos juzgarlo de acuerdo con nuestra Ley,
24:7 pero intervino el tribuno Lisias, que lo arrancó violentamente de nuestras manos
24:8 y ordenó a sus acusadores que comparecieran delante de ti. Si lo interrogas, tú mismo reconocerás que nuestros cargos contra él son bien fundados".
24:9 Los judíos ratificaron esto, asegurando que era verdad.

Discurso de Pablo ante el gobernador romano

24:10 Cuando el gobernador hizo señas a Pablo de que hablara, este respondió: "Con entera confianza voy a defender mi causa, porque sé que gobiernas esta nación desde hace varios años.
24:11 Como tú mismo puedes averiguarlo, no hace todavía doce días que subí en peregrinación a Jerusalén
24:12 y nunca se me vio ni en el Templo, ni en las sinagogas, ni en la ciudad, discutiendo con alguien o amotinando a la gente.
24:13 Ellos tampoco pueden probarte aquello de lo que me acusan ahora.
24:14 Pero sí te confieso que sirvo al Dios de mis padres, siguiendo el Camino que mis acusadores consideran una secta. Creo en todo lo que está contenido en la Ley y escrito en los Profetas,
24:15 y tengo la misma esperanza en Dios que ellos tienen: la esperanza de que habrá una resurrección de justos y pecadores.
24:16 Por eso trato de conservar siempre una conciencia irreprochable delante de Dios y de los hombres.
24:17 Después de unos cuantos años, vine a traer limosnas a mis compatriotas y a presentar ofrendas.
24:18 Así fue cómo algunos judíos de la provincia de Asia me encontraron en el Templo: yo me había purificado y no estaba provocando ninguna clase de amotinamiento ni de tumulto.
24:19 Son ellos los que hubieran debido presentarse ante ti para acusarme, si tenían alguna queja contra mí.
24:20 Por lo menos, que digan los que están aquí de qué delito me encontraron culpable cuando comparecí delante del Sanedrín.
24:21 A no ser que se trate de lo único que dije, puesto de pie en medio de ellos: "Hoy ustedes me juzgan a causa de la resurrección de los muertos"".

La cautividad de Pablo en Cesarea

24:22 Félix, que estaba muy bien informado de todo lo concerniente al Camino del Señor, postergó la causa, diciendo: "Cuando descienda de Jerusalén el tribuno Lisias, me expediré en este asunto".
24:23 Después ordenó al centurión que custodiara a Pablo, pero dejándole una cierta libertad y sin impedir que sus amigos lo atendieran.
24:24 Algunos días después, se presentó Félix con su mujer Drusila, que era judía. Él mandó a llamar a Pablo y lo oyó hablar acerca de la fe en Jesucristo.
24:25 Pero cuando Pablo se puso a tratar sobre la justicia, la continencia y el juicio futuro, Félix, lleno de temor, le respondió: "Por ahora puedes irte; te volveré a llamar en la primera ocasión".
24:26 Al mismo tiempo, él esperaba que Pablo le diera dinero, y por eso lo hacía llamar frecuentemente para conversar con él.
24:27 Al cabo de dos años, Porcio Festo sucedió a Félix; y como éste quería congraciarse con los judíos, dejó a Pablo en la prisión.
 
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satanas1
view post Posted on 7/1/2012, 11:14




CAPÍTULO 25

La apelación de Pablo al Emperador

25:1 Tres días después de haberse hecho cargo de su provincia, Festo subió de Cesarea a Jerusalén.
25:2 Los sumos sacerdotes y los judíos más importantes acusaron entonces a Pablo en su presencia,
25:3 y le pidieron la gracia de que lo hiciera trasladar a Jerusalén. En realidad preparaban una emboscada para matarlo en el camino.
25:4 Pero Festo respondió que Pablo debía quedar bajo custodia en Cesarea, y que él mismo iría allí inmediatamente.
25:5 "Que los de más autoridad entre ustedes, añadió, vengan conmigo y presenten su acusación, si tienen algo contra él".
25:6 Festo permaneció en Jerusalén unos ocho o diez días, y luego bajó a Cesarea. Al día siguiente, se sentó en el tribunal e hizo comparecer a Pablo.
25:7 En cuanto llegó, los judíos venidos de Jerusalén lo rodearon, y presentaron contra él numerosas y graves acusaciones que no podían probar.
25:8 Pablo se defendía diciendo: "Yo no he cometido ninguna falta contra la Ley de los judíos, ni contra el Templo, ni contra el Emperador".
25:9 Festo, queriendo congraciarse con los judíos, se dirigió a Pablo y le dijo: "¿Quieres subir a Jerusalén para ser juzgado allí en mi presencia?"
25:10 Pablo respondió: "Estoy delante del tribunal del Emperador, y es aquí donde debo ser juzgado. Yo no hice ningún mal a los judíos, como tú lo sabes perfectamente.
25:11 Si soy culpable y he cometido algún delito que merezca la muerte, no me niego a morir, pero si las acusaciones que hacen los judíos contra mí carecen de fundamento, nadie tiene el derecho de entregarme a ellos. Apelo al Emperador".
25:12 Festo, después de haber consultado con su Consejo, respondió: "Ya que apelaste al Emperador, comparecerás ante él".

Encuentro de Festo y Agripa

25:13 Algunos días más tarde, el rey Agripa y Berenice llegaron a Cesarea y fueron a saludar a Festo.
25:14 Como ellos permanecieron varios días, Festo expuso al rey el caso de Pablo, diciéndole: "Félix ha dejado a un prisionero,
25:15 y durante mi estadía en Jerusalén, los sumos sacerdotes y los ancianos de los judíos, presentaron quejas pidiendo su condena.
25:16 Yo les respondí que los romanos no tienen la costumbre de entregar a un hombre antes de enfrentarlo con sus acusadores y darle la oportunidad de defenderse.
25:17 Ellos vinieron aquí, y sin ninguna demora, me senté en el tribunal e hice comparecer a ese hombre al día siguiente.
25:18 Pero cuando se presentaron los acusadores, estos no alegaron contra él ninguno de los cargos que yo sospechaba.
25:19 Lo que había entre ellos eran no sé qué discusiones sobre su religión, y sobre un tal Jesús que murió y que Pablo asegura que vive.
25:20 No sabiendo bien qué partido tomar en un asunto de esta índole le pregunté a Pablo si quería ir a Jerusalén para ser juzgado allí.
25:21 Pero como este apeló al juicio de Su Majestad imperial, yo ordené que lo dejaran bajo custodia hasta que lo enviara al Emperador".
25:22 Agripa dijo entonces a Festo: "A mí también me gustaría escuchar a ese hombre". "Mañana lo escucharás", respondió Festo.

Pablo ante el rey Agripa

25:23 Al día siguiente, Agripa y Berenice llegaron con gran pompa y entraron en la sala de audiencias, rodeados de los tribunos y de los hombres más importantes de la ciudad. A una orden de Festo, trajeron a Pablo.
25:24 Festo tomó la palabra, diciendo: "Rey Agripa y todos los que están aquí presentes, ustedes ven a este hombre, por quien toda la comunidad judía ha venido a verme, tanto aquí como en Jerusalén, insistiendo a gritos que no había que dejarlo vivir más.
25:25 Yo no he encontrado en él nada que merezca la muerte; pero ya que él mismo ha apelado al Emperador, he decidido enviárselo.
25:26 Como no tengo nada preciso que escribir sobre él al Soberano, lo hice comparecer ante ustedes, especialmente ante ti, rey Agripa; así, después de este interrogatorio, yo tendré algo para informar.
25:27 Porque me parece absurdo enviar a un prisionero, sin indicar al mismo tiempo los cargos que se le imputan"
 
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satanas1
view post Posted on 9/1/2012, 15:14




CAPÍTULO 26

Discurso de Pablo ante el rey Agripa

26:1 Agripa dijo a Pablo: "Estás autorizado a defenderte". Entonces Pablo, extendiendo la mano, comenzó su defensa, diciendo:
26:2 "Rey Agripa, me considero dichoso de tener que defenderme hoy, delante de ti, de las acusaciones que me hacen los judíos,
26:3 porque tú conoces todas las costumbres y controversias de los judíos. Por eso te ruego que me escuches con paciencia.
26:4 Todos los judíos saben cómo he vivido desde los primeros días de mi juventud, en medio de mi pueblo y en la misma Jerusalén.
26:5 Ellos me conocen desde hace mucho tiempo y si quieren, pueden atestiguar que he vivido como fariseo,
es decir, siguiendo la secta más rígida de nuestra religión.
26:6 Y si ahora soy sometido a juicio, es por mi esperanza en la promesa hecha por Dios a nuestros padres,
26:7 la promesa que nuestras doce tribus esperan ver cumplida, sirviendo a Dios fervientemente día y noche. A causa de esta esperanza, rey Agripa, soy acusado por los judíos.
26:8 ¿Por qué les parece increíble que Dios resucite a los muertos?
26:9 Yo, por mi parte, consideraba que debía combatir por todos los medios el nombre de Jesús de Nazaret.
26:10 Así lo hice en Jerusalén: yo mismo encarcelé a un gran número de santos con la autorización de los sumos sacerdotes, y cuando se los condenaba a muerte, mi voto era favorable.
26:11 Recorría frecuentemente las sinagogas, y los castigaba para obligarlos a renegar de su fe. Lleno de rabia contra ellos, los perseguía hasta en las ciudades extranjeras.
26:12 Una vez, cuando me dirigía a Damasco con plenos poderes y con la orden de los sumos sacerdotes,
26:13 en el camino, hacia el mediodía, vi una luz más brillante que el sol, que venía del cielo y me envolvía a mí y a los que me acompañaban.
26:14 Todos caímos en tierra, y yo oí una voz que me decía en hebreo: "Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Te lastimas al dar coces contra el aguijón".
26:15 Yo respondí: "¿Quién eres, Señor?" Él me dijo: "Soy Jesús, a quien tú persigues.
26:16 Levántate y permanece de pie, porque me he aparecido a ti para hacerte ministro y testigo de las cosas que has visto y de aquellas en que yo me manifestaré a ti.
26:17 Te libraré de los judíos y de las naciones paganas. A ellas te envío
26:18 para que les abras los ojos, y se conviertan de las tinieblas a la luz y del imperio de Satanás al verdadero Dios, y por la fe en mí, obtengan el perdón de los pecados y su parte en la herencia de los santos".
26:19 Desde ese momento, rey Agripa, nunca fui infiel a esa visión celestial.
26:20 Por el contrario, dirigiéndome primero a los habitantes de Damasco, luego a los de Jerusalén y de todo el país de Judea, y finalmente a los paganos, les prediqué que era necesario arrepentirse y convertirse a Dios, manifestando su conversión con obras.
26:21 Por todo esto, los judíos me detuvieron en el Templo y trataron de matarme.
26:22 Pero con la protección de Dios, he podido hasta el día de hoy seguir dando testimonio ante los pequeños y los grandes. Y nunca dije nada fuera de lo que los Profetas y Moisés anunciaron que iba a suceder,
26:23 es decir, que el Mesías debía sufrir y que, siendo el primero en resucitar de entre los muertos, anunciaría la luz a nuestro pueblo y a los paganos".

Reacciones del auditorio

26:24 Cuando Pablo llegó a este punto de su defensa, Festo dijo en voz alta: "Estás loco, Pablo; tu excesivo estudio te ha hecho perder la cabeza".
26:25 A lo que Pablo respondió: "No estoy loco, excelentísimo Festo, sino que digo la verdad y hablo con sensatez.
26:26 El rey está al corriente de todas estas cosas, por eso me dirijo a él con toda confianza: no creo que ignore nada de esto, porque no son cosas que sucedieron en un lugar oculto.
26:27 ¿Crees en los profetas, rey Agripa? Yo sé que crees en ellos".
26:28 Agripa contestó a Pablo: "¡Un poco más, y me convences que me haga cristiano!"
26:29 "No importa que se necesite poco o mucho para lograrlo, dijo Pablo. ¡Quiera Dios que no sólo tú, sino todos los que me escuchan hoy, lleguen a ser como yo..., pero sin estas cadenas!"
26:30 Entonces el rey se levantó, lo mismo que el gobernador, Berenice y los que estaban con ellos.
26:31 Al retirarse, comentaban entre sí: "Este hombre no ha hecho nada que merezca la muerte o la prisión".
26:32 Y Agripa dijo a Festo: "Podría ser dejado en libertad, si él mismo no hubiera apelado al Emperador".
 
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astaroth1
view post Posted on 16/1/2012, 19:15




CAPÍTULO 27

El viaje de Pablo a Roma


27:1 Cuando se decidió que debíamos embarcarnos para Italia, confiaron a Pablo y a otros prisioneros a un centurión de la cohorte imperial, llamado Julio.
27:2 Subimos a bordo de un barco de Adramicio que se dirigía a las costas de Asia, y zarpamos. Iba con nosotros Aristarco, un macedonio de Tesalónica.
27:3 Al día siguiente, llegamos a Sidón. Julio trató a Pablo con mucha consideración y le permitió ir a ver a sus amigos y ser atendido por ellos.
27:4 De allí, partimos y navegamos al resguardo de la isla de Chipre, porque soplaban vientos contrarios;
27:5 después, atravesando el mar de Cilicia y de Panfilia, llegamos a Mira de Licia.
27:6 Allí, el centurión encontró un barco alejandrino que iba a zarpar rumbo a Italia, y nos hizo embarcar en él.
27:7 Durante varios días, navegamos lentamente y, a duras penas, llegamos a la altura de Gnido. Como el viento era desfavorable, navegamos al resguardo de la isla de Creta hacia el cabo Salmoné,
27:8 y después de haberlo bordeado con gran dificultad, llegamos a un punto llamado Buenos Puertos, cerca de la ciudad de Lasea.

La tempestad

27:9 Ya había transcurrido bastante tiempo y la navegación se hacía peligrosa, porque había pasado la época del Ayuno solemne. Entonces Pablo les advirtió:
27:10 "Amigos, veo que la navegación no podrá continuar sin riesgo y sin graves pérdidas, no sólo para la carga y el barco, sino también para nuestras propias vidas".
27:11 Pero el centurión confiaba más en el capitán y en el patrón del barco que en las palabras de Pablo;
27:12 y como el puerto no se prestaba para invernar, la mayoría opinó que era mejor partir y llegar cuanto antes a Fenice, un puerto de Creta que mira hacia el suroeste y el noroeste, para pasar allí el invierno.
27:13 En ese preciso momento, se levantó una brisa del sur y creyeron que podrían realizar este proyecto. Zarparon y comenzaron a bordear la isla de Creta.
27:14 Pero muy pronto se desencadenó un huracán llamado Euraquilón, que provenía de la isla.
27:15 Como el barco no podía resistir al viento, fue arrastrado y nos dejamos llevar a la deriva.
27:16 Navegando a cubierto de una pequeña isla, llamada Cauda, a duras penas conseguimos recoger el bote salvavidas.
27:17 Después de subirlo, se utilizaron los cables de refuerzo para asegurar el casco de la nave. Luego, por temor de encallar en los bancos de Sirtes, se bajó el ancla, dejándola suelta, y así navegamos a la deriva.
27:18 Al día siguiente, como la tormenta todavía arreciaba, los marineros comenzaron a arrojar el cargamento.
27:19 Al tercer día, echaron al agua con sus propias manos los aparejos del barco.
27:20 Desde hacía varios días no se veía el sol ni las estrellas, y la tormenta seguía con la misma violencia, de modo que ya habíamos perdido toda esperanza de salvación.
27:21 Como ya hacía tiempo que no comíamos, Pablo, de pie en medio de todos, les dijo: "Amigos, debían haberme hecho caso: si no hubiéramos partido de Creta, nos hubiéramos ahorrado este riesgo y estas graves pérdidas.
27:22 De todas maneras, les ruego que tengan valor porque ninguno de ustedes perecerá; solamente se perderá el barco.
27:23 Esta noche, se me apareció un ángel del Dios al que yo pertenezco y al que sirvo,
27:24 y me dijo: "No temas, Pablo. Tú debes comparecer ante el Emperador y Dios te concede la vida de todos los que navegan contigo".
27:25 Por eso, amigos, tengan valor. Yo confío que Dios cumplirá lo que me ha dicho.
27:26 Pero tendremos que encallar contra una isla".

El naufragio

27:27 En la decimocuarta noche, todavía íbamos a la deriva por el Adriático, cuando hacia la medianoche, los marineros presintieron la cercanía de tierra firme.
27:28 Echaron la sonda al mar y comprobaron que había una profundidad de alrededor de unos treinta y seis metros. Un poco más adelante, la echaron de nuevo y vieron que había unos veintisiete metros.
27:29 Temiendo que fuéramos a chocar contra unos escollos, soltaron cuatro anclas por la popa, esperando ansiosamente que amaneciera.
27:30 Los marineros intentaron escaparse del barco, arrojando al mar el bote salvavidas, con el pretexto de soltar las anclas de proa.
27:31 Pero Pablo dijo al centurión y a los soldados: "Si esos marineros no permanecen a bordo, ustedes no podrán salvarse".
27:32 Entonces los soldados cortaron las amarras del bote y lo dejaron caer.
27:33 Mientras esperábamos que amaneciera, Pablo recomendó a todos que comieran algo, diciéndoles: "Hace catorce días que están a la expectativa, sin comer nada.
27:34 Les aconsejo que coman algo, porque están exponiendo su salud. Nadie perderá un solo cabello de su cabeza".
27:35 Después que dijo esto, tomó pan, dio gracias a Dios delante de todos, lo partió y se puso a comer.
27:36 Los demás se animaron y también comenzaron a comer.
27:37 Éramos en total doscientas setenta y seis personas a bordo.
27:38 Una vez satisfechos, comenzaron a aligerar el barco tirando el trigo al mar.
27:39 Cuando amaneció, los marineros no reconocieron la costa; sólo distinguían una bahía con una playa, e hicieron lo posible para llevar la nave en esa dirección.
27:40 Desataron las anclas y las dejaron caer al mar; al mismo tiempo, aflojaron las amarras de los timones. Después desplegaron al viento la vela artimón y enfilaron hacia la playa.
27:41 Pero chocaron contra un banco de arena, y el barco encalló. La proa se hundió en la arena y quedó inmóvil, mientras que la popa se deshacía por la violencia de las olas.
27:42 Entonces los soldados decidieron matar a los prisioneros, por temor de que alguno se escapara a nado.
27:43 Pero el centurión, que quería salvar a Pablo, impidió que lo hicieran, y ordenó que primero se tiraran al mar los que sabían nadar para llegar a tierra.
27:44 Los demás, lo harían valiéndose de tablas o de los restos del navío. Así todos llegaron a tierra sanos y salvos.
 
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belzebuth666
view post Posted on 18/1/2012, 18:48




CAPÍTULO 28

La estadía en Malta


28:1 Cuando estuvimos a salvo, nos enteramos de que la isla se llamaba Malta.
28:2 Sus habitantes nos demostraron una cordialidad nada común y nos recibieron a todos alrededor de un gran fuego que habían encendido a causa de la lluvia y del frío.
28:3 Pablo recogió unas ramas secas y las echó al fuego. El calor hizo salir una serpiente que se enroscó en su mano.
28:4 Cuando los habitantes del lugar vieron el reptil enroscado en su mano, comenzaron a decir entre sí: "Este hombre es seguramente un asesino: se ha salvado del mar, y ahora la justicia divina no le permite sobrevivir".
28:5 Pero él tiró la serpiente al fuego y no sufrió ningún mal.
28:6 Ellos esperaban que se hinchara o cayera muerto. Después de un largo rato, viendo que no le pasaba nada, cambiaron de opinión y decían: "Es un dios".
28:7 Había en los alrededores una propiedad perteneciente al principal de la isla, llamado Publio. Este nos recibió y nos brindó cordial hospitalidad durante tres días.
28:8 El padre de Publio estaba en cama con fiebre y disentería. Pablo fue a verlo, oró, le impuso las manos y lo curó.
28:9 A raíz de esto, se presentaron los otros enfermos de la isla y fueron curados.
28:10 Nos colmaron luego de toda clase de atenciones y cuando nos embarcamos, nos proveyeron de lo necesario.

El viaje desde Malta a Roma

28:11 Al cabo de tres meses nos embarcamos en un navío que había permanecido en la isla durante el invierno; era un barco alejandrino que tenía la insignia de Cástor y Pólux.
28:12 Hicimos escala en Siracusa, donde permanecimos tres días.
28:13 De allí, bordeando la costa llegamos a Regio. Al día siguiente, se levantó un viento del sur, y en dos días llegamos a Pozzuoli,
28:14 donde encontramos a unos hermanos que nos invitaron a permanecer una semana con ellos. Luego llegamos a Roma.

El encuentro de Pablo con los judíos de Roma

28:15 Los hermanos de esta ciudad, informados de nuestra llegada, nos salieron al encuentro y nos alcanzaron a la altura del "Foro de Apio" y en las "Tres Tabernas". Pablo, al verlos, dio gracias a Dios y se sintió reconfortado.
28:16 Cuando llegamos a Roma, recibió autorización para alojarse en una casa particular con un soldado que lo custodiara.
28:17 Tres días después convocó a los judíos principales, y cuando se reunieron les dijo: "Hermanos, sin haber hecho nada contra el pueblo ni contra las costumbres de nuestros padres, fui arrestado en Jerusalén y puesto en manos de los romanos.
28:18 Después de interrogarme, quisieron dejarme en libertad, porque no encontraban en mí nada que mereciera la muerte;
28:19 pero ante la oposición de los judíos, me vi obligado a apelar al Emperador, sin querer por esto acusar en nada a mi pueblo.
28:20 Por eso he querido verlos y hablarles, ya que a causa de la esperanza de Israel llevo estas cadenas".
28:21 Ellos le respondieron: "Nosotros no hemos recibido de Judea ninguna carta referente a ti, y ninguno de los hermanos que vinieron nos han contado nada que te sea desfavorable.
28:22 Pero ahora quisiéramos oírte exponer lo que piensas, porque sabemos que esta secta encuentra oposición en todas partes".

Los judíos de Roma frente a la predicación de Pablo

28:23 Entonces fijaron un día para encontrarse con él, y fueron a verlo en mayor número al lugar donde se alojaba. Pablo les habló durante todo el día sobre el Reino de Dios, dándoles toda clase de testimonio y tratando de persuadirlos para que creyeran en Jesucristo, a partir de la Ley de Moisés y de los Profetas.
28:24 Unos se convencían con sus palabras, pero otros se resistían a creer,
28:25 y mientras ellos se retiraban sin haberse puesto de acuerdo, Pablo dijo esta sola frase: "Son muy ciertas las palabras que el Espíritu Santo dijo a los padres de ustedes, por medio del profeta Isaías:
28:26 Ve a decir a este pueblo:
Por más que oigan no comprenderán,
por más que vean, no conocerán.
28:27 Porque el corazón de este pueblo se ha endurecido,
se taparon los oídos y cerraron los ojos,
por temor de que sus ojos vean,
que sus oídos oigan,
que su corazón comprenda,
que se conviertan,
y que yo los cure.
28:28 Sepan entonces que esa salvación de Dios va a ser anunciada a los paganos. Ellos sí que la escucharán".

Epílogo

28:30 Pablo vivió dos años enteros por sus propios medios, recibiendo a todos los que querían verlo,
28:31 proclamando el Reino de Dios, y enseñando con toda libertad y sin encontrar ningún obstáculo, lo concerniente al Señor Jesucristo.
 
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27 replies since 14/12/2011, 15:47   952 views
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