El Evangelio según San Lucas

« Older   Newer »
  Share  
astaroth1
view post Posted on 26/3/2016, 01:58




los demás." El mismo cura entonces al enfermo al que ellos no habían logrado curar. Luego les dice:
"Ha de acontecer que el Hijo del Hombre será entregado en manos de hombres"; esto quiere decir: está
por llegar el tiempo en que paulatinamente ha de fluir en los hombres lo que ellos, por su misión
terrestre, deberán desarrollar. Dicho con otras palabras: el tiempo en que el Yo que en su suprema
conformación se presentó en el Cristo, será entregado al hombre. "Poned en vuestros oídos estas
palabras; porque ha de acontecer que el Hijo del Hombre será entregado en manos de hombres. Mas
ellos no entendían esta palabra, y les era encubierta para que no la entendiesen." (Lucas 9, 44-45).
Podemos preguntar: ¿Cuántos hombres la han comprendido hasta hoy? Ciertamente, serán cada vez más
los que comprenderán que en aquel momento el Yo, el Hijo del Hombre, debió entregarse a la
humanidad. Además, el Cristo dio la explicación apropiada para aquel tiempo, diciendo: El hombre
actual es, por una parte, resultado de las fuerzas antiguas las que habían obrado antes de la influencia de
las entidades luciféricas y, por otra parte, de estas fuerzas luciféricas que arrastraron al hombre a un
nivel más bajo de su estado anímico-espiritual. Las consecuencias se manifiestan en las facultades del
hombre actual. En lo que surgió del germen originario se entremezcló, en la conciencia del hombre, lo
que le hizo descender a una esfera más baja; él es un ser binario: como resultado de la evolución, su
conciencia actual se halla compenetrada de las fuerzas luciféricas. Sólo la parte en que reina lo
inconsciente, o sea, lo que en cierto modo proviene, como un remanente, de la evolución a través de
Saturno, Sol y Luna, cuando aún no existieron las fuerzas luciféricas; únicamente esto fluye en el
hombre como su parte virgínea. Sin embargo, esto no puede aunarse con él si no desarrolla en sí mismo
el principio del Cristo. El ser humano, como hoy se nos presenta, es, ante todo, el resultado de lo
heredado, de lo que proviene del germen; y sólo su elemento de "infancia" contiene aún un remanente
de su existencia de antes de la influencia luciférica; el elemento de "edad madura", en cambio, se halla
compenetrado de las fuerzas luciféricas, las cuales hacen valer su influencia desde el primitivo estado
embrionario, y ya al niño lo compenetran. En la vida común no se hace visible lo que antes de la
influencia luciférica se ha vertido en el ser humano; pero la fuerza del Cristo volverá a despertarlo, al
unirse con el elemento que constituye las mejores fuerzas de la naturaleza infantil del hombre. La fuerza
del Cristo no ha de vincularse con las facultades que el hombre echó a perder, las que tienen su origen
en el mero intelecto, sino con lo que ha quedado de la antigua naturaleza infantil, pues ésta es lo mejor
del ser humano. "Entonces entraron en disputa, cuál de ellos sería el mayor", lo que significa: quién
sería el más apropiado para acoger en sí mismo el principio del Cristo. "Mas Jesús, viendo los
pensamientos del corazón de ellos, tomó un niño, y púsole junto a ellos, diciendo cualquiera que
recibiere este niño en mi nombre" - quiere decir, quien en el nombre del Cristo se uniera con lo que ha
quedado de los tiempos preluciféricos - "a mí recibe; y quien me recibiere a mí, recibe al que me envió";
lo que equivale a decir: al que envió a la Tierra esta parte del ser humano. Esto es el gran significado del
elemento que en la naturaleza humana debe cuidarse y cultivarse: su elemento "infantil". Podemos
esforzarnos en desarrollar las promisorias predisposiciones de una persona la que, probablemente, hará
buenos progresos. Sin embargo, hoy en día no se toma en consideración lo que existe en lo más
profundo del ser humano, que es el elemento en que se han conservado las fuerzas infantiles al que ante
todo habría que tomar en cuenta, puesto que las nuevas facultades han de despertarse a través de ese
elemento, por medio del principio del Cristo. Todo hombre lleva en si mismo dicha naturaleza infantil
la que, si es activa, posee también la sensibilidad para unirse con el principio del Cristo. En cambio, si
las fuerzas sometidas a la influencia luciférica, por más elevadas que sean, actúan solas, rechazan y se
burlan de lo que como fuerzas del Cristo pueda vivir en la Tierra, tal como el Cristo mismo lo ha
vaticinado. El Evangelio de Lucas nos enseña cuál es el sentido del nuevo mensaje. Cuando el antiguo
iniciado, con la señal de Jonás en la frente, aparecía ante los hombres, fue reconocido como capacitado
de hablar de los mundos espirituales; mas sólo lo conocieron por su aspecto exterior los que habían
recibido la instrucción correspondiente, pues se requiere cierta preparación para comprender la
característica de la señal de Jonás. Empero, se necesitaba una nueva preparación - más allá de la señal
de Salomón y la de Jonás - para abrir camino a un nuevo modo de comprender y de madurar al alma
humana. Los contemporáneos de Cristo Jesús, normalmente, sólo eran capaces de comprender el modo
antiguo; la mayoría de ellos pudieron comprender a Juan el Bautista, pero les causó extrañeza que, para
 
Top
astaroth1
view post Posted on 26/3/2016, 02:25




dar algo totalmente nuevo, el Cristo se dirigiera a hombres de apariencia absolutamente distinta de la
acostumbrada. Habíanse imaginado que El se sentara al lado de los que hacían los ejercicios antiguos, a
fin de proporcionarles su enseñanza. No pudieron comprender que El se dirigiera a hombres por ellos
considerados como "pecadores". Mas El les decía: "Si mi mensaje totalmente nuevo lo transmitiera a la
humanidad de la manera antigua, en lugar de elegir una forma enteramente nueva, sería lo mismo que
remendar de paño nuevo un vestido viejo; o echar vino nuevo en odres viejos. Mas lo que ahora debe
darse a la humanidad como algo superior a la señal de Salomón o la de Jonás, habrá que verterlo en
odres nuevos, es decir en formas nuevas. Debéis hacer un esfuerzo para comprender de un modo nuevo
el mensaje que también es nuevo". Debieron comprenderlo, no en base a los conocimientos adquiridos
intelectualmente, sino por la potente influencia del Yo, por lo que de la naturaleza espiritual del Cristo
se había derramado en ellos. Para esto estaban predestinados, no los instruidos en sentido de las
doctrinas antiguas, sino los que, a pesar de haber pasado por muchas encarnaciones anteriores, eran
gentes sencillas quienes comprendieron al Cristo, gracias a la fuerza de fe, derramada en ellas.
Consecuentemente, ante los ojos del mundo, también hubo que presentarles una "señal". En el gran
escenario de la historia universal debió realizarse lo que, en el curso de siglos y milenios, se había
realizado, como el pasar por la "muerte mística", en los Templos de los Misterios. Apareció ante el
mundo y se evidenció en el Gólgota como acontecimiento absoluto, todo lo misteriosamente realizado
en los grandes templos de la iniciación. Con gran intensidad se presentó ante la humanidad lo que antes,
en los tres días y medio de la antigua iniciación, sólo se había presentado a los iniciados. Así se explica
que el conocedor de los hechos debió describir lo sucedido en Gólgota como la iniciación antigua
transformada en hecho histórico y trasladada al escenario exterior de la historia universal. Lo que
anteriormente los pocos iniciados habían experimentado en los templos de los Misterios: el hallarse
durante tres días y medio en estado parecido a la muerte - proporcionándoles la convicción de que lo
espiritual siempre superará a lo corpóreo y que lo anímico-espiritual pertenece a un mundo superior -
eso debió realizarse una vez ante los ojos de todo el mundo. El acontecimiento de Gólgota fue una
iniciación trasladada al plano externo de la historia del mundo, realizada no sólo para los que lo
presenciaron, sino para toda la humanidad. Lo que irradió de la muerte en la Cruz, se extendió de allí
hacia toda la humanidad: con cada gota de sangre de las heridas de Cristo Jesús, una corriente de vida
espiritual fluyó hacia toda la humanidad. Pues, como fuerza debió entonces fluir hacia la humanidad lo
que antes, como sabiduría, había emanado de otras grandes individualidades. Esta es la gran diferencia
entre el acontecimiento del Gólgota y la enseñanza de los demás fundadores de una religión. Las
facultades del hombre actual no alcanzan para comprender correctamente lo que en el Gólgota sucedió.
Al principio de la evolución terrestre, el Yo humano se unió con la sangre como su expresión exterior.
De no haber venido el Cristo, los hombres hubieran fortalecido su Yo a tal grado que hubieran
desarrollado un egoísmo destructivo, pero el acontecimiento del Gólgota los preservó de tal peligro. Al
verterse la sangre de las heridas del Cristo Jesús, se derramó el exceso de la substancia del Yo, como
"señal" de que se estaba sacrificando el excedente de egoísmo de la naturaleza humana. Para
comprenderlo, hemos de penetrar más profundamente en el significado espiritual del sacrificio del
Gólgota. Esto no es asequible al intelecto y la mirada superficial del químico, pues en un análisis
químico de la sangre que se derramó en el Gólgota, se hubieran encontrado las mismas substancias que
la sangre humana generalmente contiene. No obstante, quien examinara esa sangre con los medios de la
investigación oculta, encontraría que efectivamente se trataba de una sangre distinta. Sin el inmenso
amor que hizo fluir la sangre del Gólgota, la humanidad, debido al exceso de sangre, se hubiera perdido
en el egoísmo; y el investigador oculto descubre ese inmenso amor que penetra la sangre del Gólgota.
Particularmente, ha sido la intención del autor del Evangelio de Lucas, describir que por el Cristo llegó
al mundo ese inmenso amor que paso a paso ha de expulsar el egoísmo. Cada evangelista describe lo
que resulta de su particular intención y tarea; y si examináramos más profundamente todos los hechos,
encontraríamos que todos los aspectos contradictorios desaparecen, contradicciones que la investigación
materialista pueda encontrar, como por ejemplo las diferencias en cuanto a los acontecimientos previos
al nacimiento de Jesús de Nazareth, las que dejan de existir al explicarse lo realmente sucedido. Lucas
describe lo que los ministros del verbo, los que lo han visto por sus ojos, pudieron percibir; y también
 
Top
astaroth1
view post Posted on 26/3/2016, 03:05




nos habla del amor que se derrama y que perdona, incluso en los casos en que en el mundo físico se le
hace sufrir lo más espantoso; de modo que desde la cruz, con toda razón, suenan las palabras: "Padre,
perdónalos, porque no saben lo que hacen." Por su inmenso amor, el crucificado pide perdón para los
que le crucificaron. Aparte, ¡vuelvo a afirmar que este es el Evangelio que nos habla de la fuerza de la
fe! Debióse corroborar que en la naturaleza humana hay algo que, por el solo hecho de verterse al
mundo, es capaz de liberar al hombre del mundo sensorio, por más estrechamente que se halle ligado a
él. Imaginémonos a un hombre tan atado al mundo sensorio, por toda clase de crímenes, que la justicia
del mundo ejecuta la condena; pero que él, no obstante, háyase guardado lo que en su ser pueda hacer
germinar la fuerza de la fe. Tal hombre, comparado con otro que no sea capaz de hacer germinar esa
fuerza, se diferenciará de éste al igual que uno de los malhechores del Gólgota se diferenciaba del otro.
El primero poseía la fe cual una débil luz que irradia al mundo espiritual; es por ello que no ha de perder
el vínculo con lo espiritual y que el Cristo le dice: "De cierto te digo que hoy, puesto que tú sabes que
estás vinculado al mundo espiritual, estarás conmigo en aquello que se halla en el paraíso." De esta
manera, en el Evangelio de Lucas, aparte de la verdad sobre el amor, resuenan también, desde la cruz,
las verdades de la fe y la esperanza. Además, desde el ámbito anímico que el autor de este Evangelio
nos describe, ha de cumplirse algo más. El hombre, compenetrado del amor que fluyó de la cruz del
Gólgota, dirá: La evolución sobre la Tierra ha de realizarse de tal manera que el espíritu que en mí tiene
vida, en el curso del tiempo transformará toda la existencia física terrestre. El principio del Dios Padre,
que existió antes de la influencia luciférica, será restituido a ese mismo principio, pero el principio del
Cristo penetrará todo nuestro espíritu, y por nuestras manos se manifestará lo que en nuestras almas
vive como una clara imagen. En nuestras manos, creadas por el principio del Dios Padre, fluirá el
principio del Cristo. En lo que los hombres, a través de sus encarnaciones, hacen por medio de sus
cuerpos, fluirá lo espiritual que proviene del Misterio del Gólgota; de modo que el mundo externo será
transformado por el principio del Cristo. La calma que emanó de la cruz del Gólgota conducirá a la
suprema esperanza por el porvenir, al ideal: En mi ser germinará la fe, en mi ser germinará el amor; la
fe y el amor, al acrecentarse, penetrarán toda la existencia exterior. "La esperanza por el porvenir de la
humanidad acompañará a la “fe” y el amor, y el hombre comprenderá que en el futuro deberá adquirir la
calma y la certeza: Si tengo fe y amor, también puedo tener la esperanza de que lo recibido del Cristo
fluirá, cada vez más, hacia fuera. Así, el hombre comprenderá las palabras que como alto ideal
resonaron desde la cruz: 'Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu". Así, desde la cruz, suenan las
palabras de la fe y de la esperanza en el Evangelio que nos describe la confluencia en Jesús de Nazareth
de las anteriormente separadas corrientes espirituales. Lo que otrora la humanidad había recibido como
"sabiduría", fluyó en ella como fuerza del alma, como el elevado ideal del Cristo. Con las verdades
espirituales que la ciencia espiritual nos transmite, se desarrollará en nosotros la facultad para comprender
que son palabras vivientes las que contiene un documento religioso como el que Lucas ha dado a la
humanidad; además la ciencia espiritual nos revela el significado de su contenido oculto. De esta
manera podemos comprender las palabras que resuenan en el momento en que el Nirmanakaya del Buda
hace fluir su fuerza en el niño Jesús natánico. Desde los mundos espirituales, la revelación fluye hacia la
Tierra y, como amor y paz, esa misma revelación encuentra su reflejo en los corazones humanos, en la
medida en que los hombres desarrollan en si mismos lo que, como buena voluntad, el principio del
Cristo hace surgir del centro humano, su Yo. Esto resuena, con claridad y calor, en las palabras del
Evangelio de Lucas: La revelación desde las alturas de los mundos espirituales, y su imagen reflejo en
los corazones humanos, trae la paz a aquellos hombres que en sí mismos, en el curso de la evolución
terrestre, desarrollan la verdadera buena voluntad.

FIN
 
Top
77 replies since 15/3/2016, 02:04   1640 views
  Share