El Evangelio según San Mateo

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astaroth1
view post Posted on 9/4/2016, 01:50




el cuerpo mas apropiado y la sangre mas apropiada, habiéndose dado a la evolución de la humanidad
todo lo concerniente a los cuerpos físico y etéreo. Empero, en todo ser humano, como asimismo en el
que estuvo destinado al portador del Cristo, existen, aparte de los cuerpos físicos y etéreo, también el
cuerpo astral y el yo. De modo que hubo que hacer todo lo necesario para la debida preparación, no
solamente de los cuerpos físico y etéreo, sino también del cuerpo astral y del yo. Y para tan magno
acontecimiento como el de Palestina, todo esto no pudo realizarse en un solo ser humano, sino en dos
personalidades distintas. En efecto, los cuerpos físico y etéreo fueron preparados en la personalidad a
que se refiere el Evangelio de Mateo; el cuerpo astral y el yo, en cambio, fueron preparados en la
personalidad que conocemos como Jesús natanico, según lo expuesto en las conferencias sobre el
Evangelio de Lucas. ¿Como pudo esto realizarse? Hemos visto que ha sido necesario preparar de un
modo bien definido las 42 generaciones para lograr los vehículos apropiados para el Jesús del Evangelio
de Mateo. Pero también debieron prepararse el cuerpo astral y el yo para que mas tarde estos pudiesen
unirse con aquellos. Mas adelante veremos como pudieron unirse. Consideremos ahora el sueño con el
fin de comprender los preparativos a que se refiere el Evangelio de Lucas. He dicho que es una fantasía
que tiene su origen en la clarividencia inferior, creer que la "nube" que se observa sobre el cuerpo físico
y el etéreo del hombre que duerme, contenga la totalidad de su cuerpo astral y de su yo. En realidad es
así que, durante el sueño, cuando el hombre se halla fuera de sus cuerpos físico y etéreos, el esta
expandido en todo el cosmos, o sea, dentro de lo que pertenece a nuestro cosmos. El secreto de nuestro
sueño consiste, precisamente, en que del mundo de las estrellas (de ahí que hablamos del cuerpo astral
que se halla expandido en el mundo de las estrellas) recibimos las fuerzas purísimas de todo el cosmos,
fuerzas que, al despertar, traemos con nosotros para los cuerpos físico y etéreo en que volvemos a
sumergirnos. Volvemos entonces del mundo del sueño, fortalecidos por lo recibido del cosmos. ¿ Que
es lo que tiene que suceder cuando el hombre de nuestros tiempos, de un modo similar al de la era del
Cristo Jesús, adquiere la clarividencia en sentido superior? Actualmente es lo normal que el hombre se
torna inconsciente cuando su cuerpo astral y su yo dejan los cuerpos físico y etéreo. En cambio, la
conciencia clarividente, tiene que lograr la visión con los instrumentos del cuerpo astral y del yo
solamente, prescindiendo del uso de los cuerpos físico y etéreo. En tal caso, el hombre clarividente es
participe del mundo de las estrellas y lo percibe, pero no solo lo percibe, sino que penetra en dicho
mundo. De un modo parecido a como la conciencia del esenio se remonta a través de la sucesión de los
tiempos, de acuerdo con el orden septenario, así también el hombre actual debe elevarse a través de los
peldaños que le capacitan para la percepción clarividente del espacio cósmico. En otras conferencias ya
he señalado los peligros del desarrollo tanto en una como en otra dirección. En el fondo, en los esenios
fue un descender a los cuerpos físico y etéreo con el fin de encontrar allí a Dios. Fue así como si
alguien, al despertar, no tuviera la percepción del mundo circundante, sino que se sumergiera en los
cuerpos físico y etéreo para percibir las fuerzas de estos, lo que significaría percibir de adentro lo que es
su naturaleza exterior. Al despertar, el hombre desciende en sus cuerpos físico y etéreo sin ser
consciente de ello, pues en el momento del despertar su conciencia es desviada hacia el mundo
circundante, sin dirigirse hacia las fuerzas de esos dos cuerpos. Pero lo importante en los esenios fue
que aprendieron a percibir todas las fuerzas provenientes de las 42 generaciones, a distraer la mirada del
mundo circundante y a sumergirse en sus propios cuerpos físico y etéreo, donde percibían lo que allí
vivía en el sentido del misterio de las seis veces siete, esto es de las 42 generaciones. De un modo
similar, el hombre debe elevarse y ascender al cosmos para conocer los secretos en que éste se basa.
Esto es un esfuerzo mas grande. Cuando el hombre desciende a su propia naturaleza interior, se expone
ciertamente al peligro de someterse a las fuerzas de su naturaleza interior, los deseos, pasiones y todo
cuanto haya en el fondo del alma; fuerzas a que el hombre, normalmente, no presta atención; pues,
comúnmente, la educación exterior le preserva de conocer esas fuerzas, ni tiene la posibilidad de
obedecer a ellas, puesto que al despertar, la mirada es espontáneamente desviada hacia el mundo
exterior que se le presenta. Al sumergirse en la propia naturaleza interior, existe el peligro de perderse
en las pasiones bajas y las fuerzas egoístas propias, mientras que otro peligro surge cuando se
experimenta el "expandirse en todo el cosmos". Para caracterizarlo correctamente podemos decir: para
el que experimenta el instante en el que al dormirse no se torna inconsciente, sino que su cuerpo astral y
 
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astaroth1
view post Posted on 9/4/2016, 02:25




su yo le sirven entonces de instrumento para percibir el mundo espiritual, existe el peligro de sufrir una
ofuscación, como si uno se enfrentase a los rayos del sol. Tal persona queda ofuscada por la magnitud y
ante todo por lo desconcertante de las impresiones. Así como el misterio numérico de las seis veces
siete rige en los grados evolutivos de los esenios para conocer lo característico de lo heredado en los
cuerpos físico y etéreo, así también existe otro misterio numérico, el cual expresa como el hombre llega
al conocimiento de los misterios cósmicos, los misterios del universo. Para comprender este misterio,
igualmente podemos servirnos de los movimientos, constelaciones e imágenes que en el cosmos existen,
o sea, lo que en cierto modo figura inscripto en las estrellas. Así como por seis veces siete grados se
llega a conocer los secretos de la naturaleza interior del hombre, así, por otra parte, son doce veces siete,
esto es 84 escalones que conducen a los misterios espirituales del espacio cósmico. Al haber pasado por
doce veces siete, o sea, por 84 escalones, se llega al punto en que el laberinto de las fuerzas espirituales
cósmicas ya no resulta deslumbrante, sino que el hombre ha llegado a la quietud de orientarse en ese
enorme laberinto. Esto también lo enseñaron, en cierto sentido, los esenios. Cuando en tal sentido el
hombre se torna clarividente, se sumerge, al dormirse, en un elemento que encuentra su expresión en el
misterio numérico de doce veces siete. Pero al llegar a las doce veces siete ya se halla en lo espiritual,
pues al haber cumplido once veces siete grados, ya ha llegado al confín de los misterios. Hemos visto
que las siete veces siete ya abarcan lo espiritual; y lo mismo sucede con las doce veces siete. Para llegar
por este camino a lo espiritual, el hombre tiene que pasar con su cuerpo astral y su yo por once veces
siete escalones. Para expresarlo en el lenguaje de los astros, se toman entonces los siete planetas, y las
doce constelaciones del zodiaco, estas ultimas por lo que se experimenta en el espacio cósmico. Tal
como los siete planetas se sitúan, ocultándolas, en las doce constelaciones zodiacales, el hombre tiene
que pasar por siete veces doce, o mas bien por siete veces once escalones, dentro del espacio cósmico,
para llegar a lo espiritual. Esto corresponde a la imagen de la esfera de lo espiritual en las doce
constelaciones del zodiaco, con el nombre mismo en el centro. Pero lo espiritual se halla extendido de
tal manera que, para alcanzarlo, el hombre no debe empezar a extenderse desde el centro, sino en una
espiral, girando, en cierto modo, a través de siete vueltas espirales y, en cada una de ellas, por todas las
doce constelaciones zodiacales, quiere decir que debe pasar por siete veces doce puntos. Naturalmente,
esto es una imagen simbólica que significa que el hombre, girando de esta manera, llegaría a lo divinoespiritual
al pasar por la séptima vuelta zodiacal. De manera que el hombre, en vez de dirigir la mirada
desde el centro hacia el cosmos, estará mirando desde los doce puntos de la esfera espiritual para
observar lo que existe en el mundo. No basta, pues, situarse en un solo punto de vista, sino en esos doce.
Para elevarse a lo divino-espiritual había que pasar, con el cuerpo astral y el yo, por once veces siete escalones
y, al llegar a las doce veces siete, se hallaba dentro de lo espiritual. Para llegar a lo divino, el
cuerpo astral y el yo debían pasar por doce veces, o bien, por once veces siete grados. En forma
análoga, la divinidad debe bajar por once veces siete escalones, si quiere descender para conferir a un
yo las condiciones apropiadas. Por consiguiente, para describir las fuerzas espirituales que transformaron
al cuerpo astral y al yo en portador del Cristo, el Evangelio de Lucas debió relatar como la
fuerza divino-espiritual descendía a través de once veces siete escalones. Precisamente, puesto que el
Evangelio de Lucas nos caracteriza la otra personalidad para la cual fueron preparados el cuerpo astral y
el yo, no nos describe - como lo hace el Evangelio de Mateo - seis veces siete generaciones, sino once
veces siete escalones, por los cuales el Dios mismo (el Evangelio lo dice expresamente) hace descender
lo que luego vivió en la individualidad del Jesús del Evangelio de Lucas. Si en este Evangelio contamos
los escalones genealógicos a través de los cuales desciende la fuerza divina, se verificará que son
setenta y siete. En el Evangelio de Mateo debe aparecer el seis veces siete puesto que en el se describe
el misterio que rige en el descender de la fuerza divino que forja los cuerpos físico y etéreo: en el
Evangelio de Lucas, en cambio, debe aparecer el once veces siete que concuerda con el descender de la
fuerza divina que transforma el cuerpo astral y el yo. Así vemos cuan profundos son estos documentos y
que ellos efectivamente se refieren a los misterios de la iniciación: los escalones que lo divino-espiritual
desciende para penetrar en una individualidad humana y el elevarse al cosmos como lo describen los
Evangelios de Mateo y de Lucas. En la próxima conferencia explicaremos por que en el Evangelio de
Lucas también hay una genealogía y por que en la época en que muy pocos conocieron el misterio del
Cristo Jesús, este Evangelio se refiere, no obstante, a las 77 generaciones que corren desde Dios y Adán
hasta el Jesús natanico.
 
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astaroth1
view post Posted on 9/4/2016, 02:59




CAPITULO 6

LOS DISCÍPULOS DE JESHU BEN PANDIRA

LOS DOS NIÑOS JESÚS


Quien estudie el Evangelio de Lucas, principalmente el capítulo que trata de la genealogía del Jesús
natanico, estará de acuerdo con que las intenciones de su autor coinciden con lo expuesto en la
conferencia anterior. Hemos dicho que en el mismo sentido en que una fuerza divina penetró los
cuerpos físico y etéreo del Jesús salomónico, otra fuerza divina debió penetrar el cuerpo astral y el yo
del Jesús natanico del Evangelio de Lucas. En el se expresa claramente que esta ultima fuerza divina se
caracterizó por el hecho de que la sucesión genealógica fluye en línea directa desde el estado evolutivo
en que el ser humano aun no había entrado en su primera encarnación físico-terrenal. Vemos, por cierto,
que el Evangelio de Lucas remonta a través de generaciones, la descendencia de Jesús hasta Adán, hasta
Dios. Esto quiere decir que para encontrar aquel principio en el cuerpo astral y el yo del Jesús natanico,
hemos de remontarnos hasta un estado del ser humano en que este aun no había entrado en la
encarnación terrenal físico-sensoria, un estado en que aun no había descendido de la existencia divinoespiritual
sino que todavía se encontraba dentro de las esferas espirituales como un ser que en cierto
sentido podría denominarse un ser divino. De acuerdo con la investigación antroposófica hemos de
señalar el periodo de la antigua Lemuria en que el hombre aun no se había encarnado en los elementos
de la existencia terrestre, sino que se hallaba en una esfera divino-espiritual. El Evangelio de Lucas
realmente sigue observando la descendencia de Jesús hasta los tiempos antiguos en que el hombre aun
poseía naturaleza divina y en que aun no había sufrido la influencia luciferica. Efectivamente, fue la
intención de los Misterios, que a sus discípulos proporcionaban la iniciación, como en la conferencia
anterior lo hemos caracterizado, o sea el conocimiento de los grandes secretos del espacio cósmico,
conducirlos a un estado mas allá de su desarrollo terrenal. Esos Misterios quisieron enseñar a sus
discípulos como hay que juzgar el mundo sin servirse de los instrumentos dados al hombre desde que se
halla bajo la influencia luciferica. ¿Como se presenta el universo para la percepción clarividente, cuando
el hombre se independiza de la percepción mediante el cuerpo físico y el etéreo, librándose de todo
cuanto desde lo terrestre le afecta? Este fue para los discípulos de los Misterios el gran interrogante.
Antes de entrar en encarnaciones terrenales, y antes de convertirse en el "Adán terrestre" (hablando en
sentido de la Biblia y, principalmente, del Evangelio de Lucas) el hombre se hallaba en aquel estado
clarividente de una manera natural. Hay solamente dos posibilidades para llegar a ser un hombre divinoespiritual:
la primera es la sublime iniciación de los grandes Misterios; la otra no es posible realizarla en
una época cualquiera, sino que existió en un primitivo nivel de la existencia humana, antes de que,
durante el periodo de la Lemuria, el hombre divino descendiera a convertirse en lo que la Biblia llama el
"hombre terrestre"; pues "Adán" significa "hombre terrestre" que ya no es de índole divino-espiritual
sino arropado de elementos terrenales. Al exponer estos hechos, podría llamar la atención el que tan
solo se enumeren setenta y siete generaciones o escalones de descendencia o de existencia; y ya en el
Evangelio de Mateo podría parecer extraño que solo se enumeren cuarenta y dos generaciones desde
Abraham hasta Cristo, de modo que la cantidad de los años que generalmente se calculan por cada
generación no alcanzaría para cubrir la distancia al remontarse hasta Abraham. Sin embargo, habrá que
tener en cuenta que para los tiempos de los patriarcas anteriores a Salomón y David, con toda razón se
calculaban tiempos mas largos por cada generación. Para adecuarnos simplemente a los datos históricos
hemos de calcular, por ejemplo, las tres generaciones de Abraham, Isaac y Jacobo, no según la norma
actual, sino que el total de estas tres generaciones debe fijarse en doscientos quince años
aproximadamente, lo que también concuerda con el resultado de la investigación oculta. Tiempos aun
mas largos resultan para las generaciones desde Adán hasta Abraham; y a partir de este hacia abajo es
 
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astaroth1
view post Posted on 10/4/2016, 22:11




fácil verificar que los tiempos de cada generación eran mas largos, ya que a cada uno de los patriarcas
Abraham, Isaac y Jacobo se les atribuye una edad bastante avanzada al nacerles un hijo heredero. Si
actualmente se suele calcular en treinta y tres años el tiempo de una generación, los autores del
Evangelio de Mateo justificadamente calculaban setenta y cinco u ochenta e incluso mayor número de
años para una generación. Cabe destacar que desde abajo hasta Abraham, dicho Evangelio se refiere a
hombres individuales, lo que no es el caso si desde Abraham nos remontamos hacia arriba, tomando en
cuenta los respectivos nombres dados en el Evangelio de Lucas. Para explicarlo, hemos de recordar lo
que, si bien parece increíble para el hombre actual de ideas materialistas, es, sin embargo, lo correcto.
Lo que actualmente llamamos nuestra memoria, nuestro conciencia coherente y el recuerdo de lo
constante de nuestra naturaleza interior no abarca, para el hombre normal, sino el tiempo hacia atrás
hasta la primera infancia. El hombre moderno, al evocar el recuerdo de su vida, encontrara que el hilo
del recuerdo se corta en algún punto; la memoria de uno abarcara mas, la de otro menos de lo
vivenciado en la infancia; pero nuestra memoria no se extiende sino únicamente sobre la vida personal
del individuo; ni tampoco la abarca en su totalidad, hasta el fin del nacimiento. Si nos hacemos presente
como fueron las facultades anímicas, como asimismo las particularidades de la conciencia del hombre
de los tiempos antiguos, y si recordamos que al remontar al pasado de la evolución de la humanidad,
llegamos a épocas en que cierto estado clarividente ha sido lo normal de la conciencia humana, entonces
no nos parecerá extraño que con respecto a esos tiempos relativamente cercanos podamos decir (y la
investigación espiritual lo confirma): que en tiempos antiguos la relación de la memoria con la
conciencia humana era muy distinta de la de las épocas mas nuevas. Si nos remontamos pues, a los
tiempos anteriores a la época de Abraham, encontraremos que todo el estado del alma y principalmente
de la memoria, eran distintos; y esta diferencia se acentúa si nos remontamos aun mas, hasta y a través
del periodo atlante. En esos tiempos remotos fue así que la memoria abarcaba no solo las vivencias
personales de la vida propia, sino que se recordaba - pasando mas atrás del nacimiento - lo vivenciado
por el padre, el abuelo, etc. La memoria había sido algo que fluía, por medio de la sangre, a través de
una sucesión de generaciones; solo mas tarde se delimito a tiempos individuales y a la vida del
individuo. Los nombres utilizados en los tiempos antiguos significaban algo muy distinto a lo que
actualmente se entiende por el nombre de una persona; haría falta un estudio especifico para
comprender el modo de fijar los nombres propios en los tiempos antiguos. Es simplemente diletantismo
lo que al respecto dice la filología exterior de nuestros tiempos. En la antigüedad, el hombre pertenecía
a la esencia de la cosa, era algo esencialmente relacionado con el ser o la cosa correspondiente,
expresión y reflejo fonético del intimo carácter de un ser. Nuestra época no tiene la menor idea de estas
verdades; pues, de otro modo, no podría haber libros como por ejemplo "Critica del lenguaje" de Fritz
Mauthner; obra grandiosa, por cierto, en cuanto a los resultados modernos y la critica científica del
lenguaje, pero sin decir nada sobre lo esencial del lenguaje de los tiempos antiguos, en los que el
nombre no se aplicaba al hombre como individuo y con respecto a su vida personal, sino a todo cuanto
se abarcaba mediante la memoria. Quiere decir que se usaba el nombre por todo el tiempo que se
conservaba el recuerdo. El nombre Noe, por ejemplo, no se limita a un individuo, sino que significa que
hay un hombre que recuerda su vida propia y, traspasando su nacimiento, la de su padre, su abuelo, etc.
hasta donde se acababa la memoria; de modo que por el tiempo que la memoria abarcaba se usaba un
solo nombre para las personas que se sucedían por descendencia. "Adán", "Set", "Enoch", igualmente
son nombres que se usaban para tantas personas como por la memoria retrospectiva formaba una
unidad. Por consiguiente, si con respecto a los tiempos antiguos se dice que alguien se llama "Enoch",
esto significa que en una persona, hijo de otra de un nombre distinto, se inicia un nuevo hilo de
memoria, de modo que aquella ya no se acuerda de las personas anteriores. Pero el nuevo hilo de
memoria no se corta con la muerte de la personalidad que por primera vez es llamada "Enoch", sino que
se transmite del padre al hijo, al nieto, etc. hasta que se forme otro nuevo hilo de memoria. Quiere decir
que cuando se habla de Adán, esto se refiere a diversas personalidades dentro de la sucesión
genealógica. Se entiende que el Evangelio de Lucas emplea los nombres en tal sentido para explicar que
a la entidad-fuerza de la existencia divino-espiritual que se sumergió en el yo y el cuerpo astral del
Jesús natanico, la hemos de seguir remontándonos hasta donde el ser humano descendió por primera
 
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astaroth1
view post Posted on 10/4/2016, 22:44




vez en la encarnación terrenal. Resulta pues que el Evangelio de Lucas primero nos da los nombres de
personalidades-individuos. Pero al remontarnos mas allá de Abraham, llegamos a las épocas en que la
memoria abarca tiempos mas largos, de modo que varias personalidades que a través de la memoria
forman un yo, figuran bajo un solo nombre. Sobre esta base es mas fácil comprender que los setenta y
siete nombres enumerados por el Evangelio de Lucas realmente cubren tiempos muy largos que se
remontan hasta donde la entidad divino-espiritual del hombre se encarnó por primera vez en un cuerpo
humano físico-sensible. El otro aspecto de este misterio es el siguiente: quien en los grandes Misterios,
a través de los setenta y siete escalones, lograba purificar su alma de todo cuanto la humanidad había
introducido en su naturaleza durante la existencia terrestre, alcanzaba entonces el estado que
actualmente solo es posible si el hombre se independiza de su cuerpo y es capaz de vivir en el cuerpo
astral y el yo; y esto le permite derramarse sobre lo que ha dado origen a la Tierra, sobre todo nuestro
sistema cósmico. Esta ha sido la meta y así se llegaba a la entidad-fuerza que penetro en el cuerpo astral
y el yo del Jesús natanico. En el Jesús natanico se nos presenta lo que el hombre posee no por las
condiciones terrestres sino desde lo celestial y, por eso, el Evangelio de Lucas nos describe la entidad
divino-espiritual que compenetró e impregnó el cuerpo astral y el yo de Jesús. El Evangelio de Mateo,
en cambio, nos describe la entidad-fuerza divino-espiritual que por un lado obró en Abraham para dar
origen al órgano interior que le permitió adquirir conciencia de Jehová. Por otro lado, se trata de la
misma entidad-fuerza que a través de cuarenta y dos generaciones, actuó en el cuerpo físico y el etéreo
manteniendo una línea de transmisión hereditaria. En la conferencia anterior ya se ha dicho que esas
verdades, principalmente las enseñanzas del Evangelio de Mateo referentes al origen de la sangre de
Jesús de Nazareth, se cultivaban y enseñaban en las comunidades de los Terapeutas y Esenios, con su
gran maestro Jeshu ben Pandira, quien debió preparar la época del Cristo-Jesús. A sus discípulos, al
menos a unos pocos, debió preparar para la comprensión de que, al cumplirse determinado momento, a
saber: a cuarenta y dos generaciones después de Abraham, el pueblo hebreo debería alcanzar el grado de
desarrollo para que la individualidad de Zoroastro pudiese encarnarse en un descendiente de Abraham
de la línea salomónica de la casa de David. Naturalmente, para dar esta enseñanza, se requería entonces
la experiencia de los Misterios, y dentro de las Escuelas de los esenios hubo también discípulos que
efectivamente habían pasado por los cuarenta y dos escalones, de modo que pudieron ver, como clarividentes,
como fue la entidad que descendía a través de cuarenta y dos escalones. Fue la misión de los
esenios procurar que algunos pocos llegasen a la comprensión de lo que debió ser el Cristo. Ya hemos
hablado de la singular evolución de la individualidad que debió encarnarse en la sangre de cuyas
cualidades habla el Evangelio de Mateo. Sabemos que ese gran maestro, conocido como Zaratustra o
Zoroastro, enseño en Oriente lo que en estas conferencias hemos tomado en consideración y que lo
muestra a él como apropiado para la referida encarnación. Sabemos, además, que Zoroastro inauguro la
cultura egipcia, por haber cedido su cuerpo astral a Hermes; y que cedió a Moisés su cuerpo etéreo.
Zoroastro mismo pudo volver a encarnarse en otros cuerpos astral y etéreo, siendo de principal interés
su encarnación como Zarathas o Nazarathos en la antigua Caldea, en el sexto siglo antes de nuestra era,
cuando los sabios y magos caldeos y, principalmente, los mas sabios de los adeptos hebreos fueron sus
discípulos, durante el cautiverio de Babilonia. También en los seis siglos subsiguientes prevalecían, en
las escuelas ocultas caldeas, las tradiciones, ceremonias y cultos provenientes de Zoroastro por
mediación de Zarathas. Además, todas las generaciones de discípulos de la ciencia oculta de Caldea,
Babilonia y Asiria, veneraban profundamente a su gran maestro Zoroastro, reaparecido en Zarathas o
Nazarathos, impacientes de su próxima encarnación; pues sabían que el gran maestro y guía debía
reaparecer seis siglos mas tarde. Ellos conocieron el secreto de esa reaparición como algo que irradiaba
desde el porvenir. Al acercarse el momento en que ya estaba preparada la sangre para la nueva
encarnación de Zoroastro, se encaminaron desde el oriente los tres magos sabios, pues sabían que el
nombre venerado de Zoroastro mismo, como su astro, hubo de guiarles al lugar donde debió realizarse
su reencarnación. Fue el gran maestro mismo, que como "estrella" condujo a los tres magos al lugar de
nacimiento de Jesús del Evangelio de Mateo. Puede documentarse hasta filológicamente que, en
tiempos antiguos, la palabra estrella o astro se usaba como nombre para individualidades humanas. No
solamente por medio de la investigación espiritual, sino también por el uso de la palabra "astro" para
 
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astaroth1
view post Posted on 10/4/2016, 23:05




altas individualidades humanas, podría comprobarse que la estrella que orientó a los sabios fue
Zoroastro mismo, quiere decir que los magos fueron guiados por Zoroastro, el "Astro de Oro" quien los
condujo al sitio donde él debió encarnarse. Seis siglos antes de nuestra era, los magos de Oriente se
hermanaron con la individualidad que mas tarde se encarnó como Jesús del Evangelio de Mateo; y fue
Zoroastro mismo quien los condujo; ellos siguieron sus huellas. Pues fue, en cierto sentido, el paso de
Zoroastro, la estrella yéndose a Palestina la que indicó a los magos los caminos hacia el país en que
Zoroastro estuvo por entrar en su nueva encarnación. El secreto de la futura encarnación de Zoroastro
fue también del conocimiento de los Misterios caldeos. Pero el secreto de la preparación de la sangre
del pueblo hebreo a fin de obtenerla apropiada para la nueva corporalidad de Zoroastro, lo enseñaban
aquellos que en los Misterios de los esenios se elevaban a través de cuarenta y dos escalones. Había
pues dos categorías de hombres conocedores de los secretos concernientes al Jesús del Evangelio de
Mateo: los iniciados caldeos que conocieron lo relacionado con Zoroastro, la individualidad que debió
encarnarse en la sangre judaica y, por otra parte, los esenios con el conocimiento del secreto exterior de
la sangre y del cuerpo, conocimiento que se había enseñado en las escuelas de los esenios durante cien
años aproximadamente, referente al advenimiento del Jesús salomónico quien debió cumplir todas las
condiciones, de las cuales hemos hablado, como asimismo otras mas las que podemos caracterizar de la
siguiente manera. Después de muchos ejercicios y la purificación de su alma, el discípulo esenio fue
conducido hacia arriba por los cuarenta y dos escalones para conocer los secretos del cuerpo físico y del
etéreo. En cambio, aquella entidad que debió nacer encarnándose en esa sangre, poseía las facultades
que el discípulo esenio sólo alcanzaba a través de los cuarenta y dos escalones, después de muchas y
muy severas pruebas. De aquel otro había que decir: "El posee desde un principio, desde el nacimiento,
las facultades para desarrollar las predisposiciones". Los ejercicios y la purificación del alma que se
buscaban en las comunidades de los esenios fueron, en el fondo, la continuación de un discipulado
oculto que desde tiempos remotos existía dentro del judaísmo. En el siempre hubo lo que se denominaba
como "nasireado" o "nasireísmo" el que consistía en que el discípulo - ya antes de formarse las
sectas de los Terapeutas y de los Esenios - practicaba métodos bien definidos para desarrollar las
facultades del alma y del cuerpo. Principalmente, los nasireos empleaban un método que se basaba en
un determinado régimen dietética, método que incluso en nuestros tiempos es, en cierto sentido, útil
cuando en su desarrollo anímico el hombre desea progresar mas pronto de lo comúnmente posible. Ante
todo, renunciaron totalmente a la carne y al vino, y con ello obtuvieron cierto alivio, porque la comida
de carne efectivamente puede retardar el desarrollo espiritual, mientras que la abstención respectiva
proporciona un sensible alivio: crece la capacidad y la fuerza del alma para superar los respectivos
obstáculos y estorbos en el cuerpo físico y el etéreo. Pero esto no debe considerarse como una
propaganda a favor del vegetarismo. Pues el desarrollo no se consigue por el solo hecho de abstenerse
de comer carne, sino ante todo por el fortalecimiento del alma. La abstención meramente implica un
cambio en lo físico, y si no existe lo que desde el alma debe influir sobre el cuerpo, aquella no cumplía
su finalidad. Hubo pues en su tiempo el nasireísmo, y los esenios lo continuaron con su reglamento y
con instrucciones mucho mas severas, ampliándolo con todo lo descripto en las conferencias anteriores;
principalmente observaron la mas absoluta abstención de comer carne. Esto les permitía alcanzar
relativamente pronto una memoria mas extensa y la visión a través de cuarenta y dos generaciones.
Aprendieron a obtener la visión de los secretos de la crónica del Akasha. Se convirtieron en lo que
puede llamarse un brote primitivo de una rama, o de una planta, que enlaza muchas generaciones. Así
tuvieron conciencia de los hilos que los enlazaban con el árbol de toda la humanidad, de modo que
fueron hombres distintos de los que se separaban del tronco y cuya memoria se limitaba a la
personalidad individual. A aquellos hombres, dentro de las comunidades de los esenios, se los
denominó con una palabra que significaba "una rama viviente" en contraste a la rama cortada; eran
hombres que se sintieron aunados con la sucesión de las generaciones, no desprendidos del árbol de la
humanidad. A los discípulos esenios que principalmente observaban esa dirección, y que habían pasado
por los cuarenta y dos escalones, se los llamaba "Necireos". De entre esta categoría de los Necireos,
Jesús, hijo de Pandira, el maestro de las comunidades de los esenios, tuvo también un discípulo
predilecto y leal. De sus cinco discípulos, cada uno tuvo a su cargo una rama de la grandiosa enseñanza
 
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astaroth1
view post Posted on 13/4/2016, 00:44




común de Jeshu ben Pandira. Sus nombres fueron: Mathai, Nakai; el tercero que pertenecía a la clase de
los necireos, se llamó directamente Necireo; luego Boni y Thona. Estos cinco discípulos de Jeshu ben
Pandira, quien un siglo antes de nuestra era fue muerto por sacrilegio y herejía, cultivaron la magna
enseñanza de su maestro en cinco distintas esferas. La investigación oculta nos dice que después de la
muerte de Jeshu ben Pandira, su discípulo Mathai se dedicó particularmente a la sabiduría de la
preparación de la sangre para Jesús del Evangelio de Mateo. Por otra parte, Nacireo, el otro gran
discípulo cultivó la sabiduría del intimo estado del alma, ciencia relacionada con el antiguo pero
también con el nuevo nasireado. Su misión particular consistió en fundar una pequeña colonia. En
Palestina hubo muchas de tales colonias, y en cada una de ellas se cultivó una rama especial de la
enseñanza de los esenios. El nasireado a cargo de Necireo, debió cultivarse particularmente en la
colonia de misteriosa existencia y que en la Biblia obtuvo el nombre de "Nazareth". En esta colonia
fundada por Nacireo hubo hombres que cultivaron el antiguo nasireado y que vivieron dentro de un
severo secreto. Debido a ello fue lo mas natural que Jesús, después de traerle de vuelta de Egipto fuese
llevado al ambiente de este nasireado. A esto alude el Evangelio diciendo: Jesús fue llevado a la aldea
de Nazareth "para que se cumpliese lo que fue dicho por los profetas, que debía de ser llamado Nazareno".
Esto se ha interpretado de la mas variada manera puesto que los traductores no conocían
exactamente su significado. Lo importante fue que allí existió una colonia de los esenios en que Jesús
debió pasar su infancia. Ahora, antes de referimos a otros pormenores, principalmente a la relación con
el Jesús del Evangelio de Lucas, trataremos brevemente algo de lo característico del Jesús del Evangelio
de Mateo. Lo que al principio de este ultimo se relata, se basa en la enseñanza esenia de Jeshu ben
Pandira, la que acogió su discípulo Mathai, y ya los primeros secretos del Evangelio nos remiten a
Mathai. A través de todo ello y lo caracterizado por Mateo, ha sido posible preparar el cuerpo físico y el
etéreo de Jesús, si bien se trata igualmente, dentro de las cuarenta y dos generaciones, de influencias
sobre el cuerpo astral. Si hemos dicho que durante las primeras catorce generaciones lo principal fue el
cuerpo físico, durante las segundas catorce generaciones, el cuerpo etéreo, y para las terceras catorce
generaciones, a partir del Cautiverio de Babilonia, el cuerpo astral, hemos de señalar, no obstante, que
lo preparado de esta manera para Zoroastro, solo le resultó idóneo en cuanto a los cuerpos físico y
etéreo. En otras oportunidades siempre hemos dicho que desde el nacimiento hasta los siete años de
edad, el ser humano individual desarrolla particularmente el cuerpo físico; durante los siete años
siguientes - desde la segunda dentición hasta la madurez sexual - principalmente el cuerpo etéreo; solo
después viene el libre desarrollo del cuerpo astral. El desarrollo de los cuerpos físico y etéreo a través de
las generaciones desde Abraham en adelante, debió llegar a su termino con la nueva encarnación de
Zoroastro. Pero una vez concluido el desarrollo del cuerpo etéreo, lo así preparado ya no fue suficiente,
por lo cual el debió buscar el desarrollo del cuerpo astral. Para este fin se realiza lo grandioso y
maravilloso sin cuya comprensión tampoco podemos comprender todo el supremo misterio acerca del
Cristo Jesús. Durante su infancia, hasta la edad de doce años, la individualidad de Zoroastro se
desenvolvió en los cuerpos físico y etéreo del Jesús del Evangelio de Mateo. En este niño, debido al
clima, la pubertad que en nuestros territorios se calcula para los 14/15 años, sobrevino algo mas
temprano, de modo que a los doce años se había alcanzado todo cuanto pudo alcanzarse en los
debidamente preparados cuerpos físico y etéreo de la línea salomónica. Sucedió entonces que la
individualidad de Zoroastro abandonó esos dos vehículos de los cuales trata el Evangelio de Mateo y
pasó al Jesús del Evangelio de Lucas. Por lo expuesto en las conferencias sobre este ultimo, ya sabemos
que el "relato acerca del niño Jesús en el Templo" significa lo siguiente: cuando este niño del Evangelio
de Lucas repentinamente aparece a sus padres tan cambiado que ellos no pueden comprenderle, fue,
precisamente, porque en su ser interior había penetrado la individualidad de Zoroastro, la que hasta
entonces había vivido en el cuerpo físico y el etéreo del Jesús salomónico. Semejantes eventos pueden
producirse en la vida, por inverosímil que parezca a las concepciones superficiales materialistas.
Realmente, puede producirse el traspaso de una individualidad de un cuerpo a otro; y esto sucedió
cuando la individualidad de Zoroastro abandonó su cuerpo primitivo y pasó al de Jesús del Evangelio de
Lucas, es decir a un cuerpo en que se había especialmente preparado el cuerpo astral y el yo. A partir de
los doce años de edad, Zoroastro pudo entonces continuar su desarrollo en el especialmente preparado
 
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astaroth1
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cuerpo astral y el yo del Jesús natanico. Es por eso que el Evangelio explica lo extraordinario y
grandioso que el niño de doce años, sentado en el Templo entre los doctores de la ley, expone cosas de
singular significado. Pudo hacerlo porque en ese mismo instante la individualidad de Zoroastro había
penetrado en el. El cambio fue tan grande, que los padres no pudieron reconocerlo al encontrarlo entre
los doctores de la ley. Existieron pues, dos parejas, los padres de ambos niños Jesús, Con los nombres
"José" y "Maria" en ambos casos. En aquel entonces, José y Maria eran nombres muy comunes. El
Evangelio de Mateo habla de la genealogía de la línea salomónica de la casa de David; el otro niño, el
Jesús de la línea natanica, es el hijo de distintos padres, y de el nos habla el Evangelio de Lucas. Ambos
niños viven en la misma aldea y se desarrollan uno al lado del otro, hasta los doce años. Los Evangelios
dicen la verdad, solo hace falta comprenderlos. El Jesús de la línea natanica se desenvuelve con
inmensas fuerzas interiores. No es muy hábil en el apropiarse de la sabiduría y conocimientos
exteriores, pero posee una intimidad de animo y fuerza de amor casi ilimitadas, porque en su cuerpo
etéreo vivió la fuerza que fluía de los tiempos en que el hombre poseía existencia divina y aun no había
descendido a la encarnación terrenal. Este ser divino vivió en el con toda su fuerza de amor. Tuvo poco
de cuanto el hombre se apropia en el curso de las encarnaciones, por medio de los instrumentos del
cuerpo físico, pero su alma estuvo compenetrada de inmenso amor. Su fuerza interior fue tan grande
que ocurrió algo que hizo comprender la interioridad de este niño. El niño Jesús del Evangelio de Lucas
tuvo la facultad que comúnmente solo se suscita por la vida exterior: habló, es decir, pronunció ciertas
palabras inmediatamente después de nacer, palabras que sus padres pudieron comprender. Fue grande
con respecto a todo lo interior; pero poco apto para todo cuanto a través de las generaciones se adquiere
sobre la Tierra. Así se explica la gran sorpresa de los padres al presentárseles inesperadamente un niño
compenetrado de sabiduría exterior, de todo cuanto se adquiere por instrumentos exteriores. Este
enorme y repentino cambio fue posible porque en ese instante la individualidad de Zoroastro había
pasado del Jesús salomónico al Jesús de la línea natanica, de modo que fue Zoroastro, Zaratas, quien
habló en ese niño, cuando sus padres vinieron al Templo para buscarle. Se entiende que Zoroastro había
adquirido todas las facultades que pueden conquistarse por el uso de los instrumentos del cuerpo físico
y del etéreo. También había buscado la sangre de la línea salomónica y la corporalidad correspondiente,
pues en ellas habianse desarrollado al máximo las grandes fuerzas. De esta corporalidad tomó todo lo
que pudo apropiarse, y después lo aunó con la interioridad de la figura del Jesús natanico, proveniente
de los tiempos en que el hombre aun no había entrado en la encarnación terrenal: Los dos elementos
unieronse en una sola entidad. Pero hay algo mas que se nos presenta: aparte del cambio peculiar notado
por los padres de Jesús, hubo también una transformación exteriormente perceptible, pues se agrega
expresamente: "Y Jesús fue de buena apariencia exterior, creciendo en hábitos nobles y en sabiduría".
¿Por que enumeranse estas tres cualidades? Porque las tres le son propias ahora que en él se halla la
individualidad Zoroastro. En la Biblia las tres palabras comúnmente se traducen como sigue: "Y Jesús
crecía en sabiduría, en edad y en gracia para con Dios y los hombres". No se si efectivamente hace falta
que el Evangelio nos diga: ¡un adolescente de doce años crece en edad! Weizsacker traduce: "Y Jesús
crecía en sabiduría, figura y gracia para con Dios y los hombres". Todo esto no da el sentido correcto
sino que se quiere decir que en el Jesús natanico se halla ahora una individualidad que ya no es - como
antes - un ser meramente interior, sino que, por haberse desarrollado en un cuerpo físico perfecto,
también alcanzó una bien formada apariencia exterior. El Jesús natanico tampoco tenia antes los hábitos
que el hombre mediante su cuerpo etéreo adquiere en la vida. El poseía la inmensa fuerza de amor que
sirvió como base del futuro desarrollo. Pero esa disposición fue espontánea sin entrar en los hábitos;
mas la otra individualidad dio las fuerzas adquiridas en el desarrollo del cuerpo físico y del etéreo que
ahora se manifestaron en los hábitos impregnados en el cuerpo etéreo. La sabiduría como tercer
elemento ya es una cosa mas natural. El Jesús natanico no la poseía, pero si la inmensa fuerza de amor.
El crecer en sabiduría se explica por haberle penetrado la individualidad de Zoroastro. En una de las
conferencias sobre el Evangelio de Lucas ya hemos dicho que un hombre cuyo yo se ha desprendido,
quedando solamente con los cuerpos físico, etéreo y astral, posiblemente pueda seguir viviendo por
algún tiempo. Pero el Jesús salomónico, tal como había quedado después de haber sido abandonado por
la individualidad de Zoroastro, fue decayendo y murió poco después; quiere decir que el niño Jesús de
 
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astaroth1
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los primeros dos capítulos del Evangelio de Mateo murió poco después de sus doce años de edad. Al
principio se trata no de un solo niño Jesús, sino de dos; después los dos se convierten en uno. A veces,
los documentos de tiempos antiguos mencionan cosas bastante extrañas que solo comprenden quienes
conocen los hechos respectivos. Mas adelante nos ocuparemos de como llegaron a encontrarse los dos
niños Jesús; ahora solo agregaremos lo siguiente. En el así llamado "Evangelio egipcio" hay un pasaje
que ya en los primeros siglos de nuestra era fue considerado como herético, porque dentro de círculos
eclesiásticos trataban de ocultar la verdad. Mas existe un Evangelio apócrifo donde se dice" . . . que en
el mundo aparecerá la salvación cuando los dos se conviertan en uno y lo exterior será como lo
interior". Estas palabras expresan exactamente lo que acabo de relatar de acuerdo con los hechos
ocultos. Pues la salvación depende de que los dos se conviertan en uno. Esto se cumplió cuando a la
edad de doce años la individualidad de Zoroastro paso al Jesús natanico; y lo interior se transformó en
lo exterior. El alma del Jesús de Lucas fue de inmensa fuerza interior, pero esta interioridad se convirtió
en apariencia exterior cuando la individualidad de Zoroastro, que se había desarrollado en lo exterior del
cuerpo físico y el etéreo del Jesús salomónico, compenetró aquella interioridad, impregnándole a la vez
fuerzas desarrolladas en los cuerpos físico y etéreo; así los dos se convirtieron en uno. En esta
conferencia hemos dirigido la mirada sobre la entidad de Zoroastro desde su nacimiento como niño
Jesús del Evangelio de Mateo hasta que el, a los doce años, deja su cuerpo primitivo para penetrar en la
corporalidad del Jesús natanico y para seguir desarrollándose hasta tal perfección que mas tarde pudo
ofrecerla en sacrificio, acogiendo a la entidad del Cristo, en sus cuerpos físico, etéreo y astral.

CAPITULO 7

EL ACONTECIMIENTO DE PALESTINA COMO EJEMPLO Y CONSUMACIÓN DE LA GRAN INICIACIÓN


Para comprender en todo su alcance el significado del acontecimiento de Palestina, hemos de
mencionar, una vez mas, un hecho al que ya nos hemos referido en las conferencias sobre el Evangelio
de Lucas. Volver sobre ese hecho es tanto mas importante cuanto en esta conferencia haremos resaltar
los aspectos principales del advenimiento del Cristo. Después, o sea en las próximas conferencias,
agregaremos mas bien los pormenores al cuadro que en este daremos a grandes rasgos. Para ello es
necesario recordar una ley fundamental de la evolución de la humanidad. Esta ley consiste en que en el
curso de la evolución, el hombre va adquiriendo, cada vez mas, nuevas facultades y se eleva, paso a
paso, a mayor grado de perfección. Esto ya se verifica si se toma en cuenta el tiempo histórico conocido
exteriormente, durante el cual el hombre ha ido desarrollando las facultades que finalmente hicieron
posible la cultura actual. Empero, para que determinada facultad empiece por despertarse en la
naturaleza humana y para que ella, paso a paso, llegue a ser una facultad asequible a todo ser humano,
es necesario que ella primero aparezca en algún lugar y en un sentido singular. En las conferencias
acerca del Evangelio de Lucas hemos llamado la atención sobre el "sendero de ocho etapas" al que el
hombre puede entrar si se atiene a lo que el Gautama Buda hizo fluir en la evolución de la humanidad.
Comúnmente se lo describe como sigue: el recto entendimiento, el recto juicio, la recta palabra, el recto
actuar, el recto punto de vista, los rectos hábitos, la recta memoria y la recta contemplación. Estas son
bien definidas cualidades del alma humana. Podemos decir que desde los tiempos de la vida del Buda,
el ser humano ascendió al nivel que le hace posible desarrollar en si mismo las cualidades del sendero
de ocho etapas como intima facultad de la naturaleza del hombre. En los tiempos anteriores a la
encarnación del Gautama Buda sobre la Tierra, el ser humano no había sido capaz para adquirir esas
facultades. Hay que tener presente que para el desarrollo de ellas fue necesario el previo impulso de una
entidad tan alta como la del Gautama Buda, para que en el curso de siglos y milenios, el ser humano
pudiese desarrollarlas por su propio esfuerzo. Ciertamente esas facultades se desarrollaran desde ahora
en adelante en mucho hombres, y cuando un número suficiente de ellos las haya adquirido, la Tierra
 
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astaroth1
view post Posted on 13/4/2016, 02:01




habrá alcanzado la madurez para recibir al nuevo Buda, el Maitreya Buda, el que ahora es Bodisatva.
Para que semejante progreso pueda producirse, ha sido necesario que una altísima individualidad diera
el impulso a través de un gran acontecimiento y así sucedió que todas las cualidades del sendero de
ocho etapas existieron en un solo hombre, esto es, en la personalidad del Gautama Buda. Con ello, el
Buda dio el impulso para que todos los hombres pudiesen adquirir esas cualidades. Esto corresponde a
una ley de la evolución de la humanidad. Lo que por la entidad del Cristo ha de fluir en la humanidad,
no es algo que, como el impulso del Gautama Buda, tardara cinco milenios en realizarse, sino que se
trata de una facultad peculiar que se manifestará y producirá sus efectos en la humanidad, durante todo
el resto de la evolución terrestre. Preguntemos entonces: ¿que es lo que de un modo parecido pero como
impulso infinitamente superior al del Buda, ha venido por el Cristo? Podemos caracterizarlo de la
siguiente manera. Lo que en todos los tiempos precristianos solo dentro de los Misterios fue dado a la
humanidad, en cierto sentido se ha hecho posible desde el advenimiento del Cristo; y cada vez mas se
hará posible como facultad general de la naturaleza humana. Para comprenderlo mejor, hemos de
representarnos claramente la naturaleza de los antiguos Misterios y de la iniciación en los tiempos
precristianos. Ciertamente, la iniciación ha sido distinta en los diversos pueblos del orbe, y también
distinta en el curso de la evolución post-atlante. La iniciación en su totalidad estaba dividida de tal
manera que en los distintos pueblos se practicaban distintas partes de ella. Desde el punto de vista de la
reencarnación, se comprenderá que en los tiempos antiguos no era necesario que cada pueblo tuviese la
iniciación en todos los aspectos, puesto que un alma humana que en determinado pueblo conocía una
parte de la iniciación, llegaba a conocer la otra parte al reencarnarse sucesivamente dentro de otros
pueblos. Iniciación significa que el hombre dirige la mirada al mundo espiritual, facultad que no se
adquiere mediante la percepción sensoria y el intelecto exterior, dependientes de los instrumentos del
cuerpo físico. Dentro de veinticuatro horas de la vida normal, el hombre se halla dos veces allí donde
también esta el iniciado, solo que este lo vive de otro modo que el hombre durante la vida normal. En el
curso de cada veinticuatro horas, nos encontramos en estado de vigilia y en el sueño, alternativamente.
En nuestros libros y en conferencias hemos expuesto que al dormirse, el yo y el cuerpo astral del
hombre abandonan los cuerpos físico y etéreo: con su yo y cuerpo astral se expande entonces en todo
nuestro cosmos inmediato, del cual atrae las corrientes que el necesita durante la vida diurna de vigilia,
quiere decir que desde el dormirse hasta el despertar, el ser humano efectivamente se halla expandido
sobre la totalidad del mundo que le concierne; pero no es consciente de ello. La conciencia se apaga en
el momento del dormirse cuando el cuerpo astral y el yo dejan los cuerpos físico y etéreo, de modo que
se vive en el macrocosmos, sin ser consciente de ello dentro de la existencia corriente. La iniciación
precisamente consiste en que el hombre aprende a vivir en todo el cosmos no solo inconscientemente
sino experimentándolo todo con plena conciencia: es decir que aprende a penetrar conscientemente en la
existencia de los demás cuerpos celestes de nuestro sistema solar. Esta es la característica de la
iniciación en el macrocosmos. Si el hombre, al dormirse, pudiera percibir, sin la debida preparación, lo
que se halla en ese mundo, la fuerte y grandiosa impresión le haría experimentar lo que solo es
comparable al ofuscamiento por los rayos del sol y de la luz. En tal caso, el hombre experimentaría un
ofuscamiento cósmico y la extinción de su alma. Toda iniciación se fundamenta en que el hombre no
penetre en el macrocosmos, sin la debida preparación, sino bien preparado y con los órganos
fortalecidos de modo que pueda resistir el embate. Este es uno de los aspectos de la naturaleza de la
iniciación: el familiarizarse y el iluminarse para percibir el mundo en que el hombre se halla durante el
sueño, sin ser consciente de ello. Este encontrarse en el macrocosmos desorienta al hombre por que la
vida en el mundo sensible es bien distinta de lo que el llega a percibir en el mundo superior. En cierto
sentido, el hombre esta acostumbrado a considerar las cosas del mundo sensible desde un solo punto de
vista; y si experimenta algo que no concuerde exactamente con el juicio que el se ha formado desde
aquel punto de vista, lo considera como erróneo, en desacuerdo con lo acostumbrado. Quien con
semejante actitud (que para la vida sobre el plano físico resulta útil y cómoda) quisiera penetrar en el
macrocosmos, no podría jamás orientarse en este. En el mundo físico, el hombre se concentra en un solo
punto, vive como en una concha de caracol, desde la cual suele juzgar todo cuanto le circunda: lo
considera como correcto o como erróneo, según su propio punto de vista. En cambio, al penetrar en el
 
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astaroth1
view post Posted on 13/4/2016, 02:19




macrocosmos, no es posible hacerlo en una sola dirección sino que es preciso hacerlo en las mas
diversas direcciones, pues se trata de un expandirse en el macrocosmos, donde cesa la posibilidad de
adoptar un solo punto de vista. Ante todo es necesario desarrollar cierta flexibilidad y universalidad de
juicio. Naturalmente, no hace falta adoptar una infinidad de puntos de vista, como teóricamente
parecería posible, sino que para todas las situaciones que pueden presentarse, bastan doce puntos de
vista, los que en el lenguaje sideral de los Misterios pueden simbolizarse mediante los doce signos
zodiacales. Entre paréntesis quisiera hacer notar que en todos los círculos culturales que se basan en
verdades ocultas, fácilmente se cae en el error de confundir las costumbres de la vida corriente con lo
que se persigue en el circulo respectivo. Cuando se transmitan, incluso en forma exotérica, las verdades
obtenidas a través de la investigación suprasensible, hay que hacerlo desde distintos puntos de vista; y
en ello reside la causa de que suelen encontrar contradicciones quienes todo lo juzgan según la practica
corriente del plano físico. Cuando se miran las cosas desde distintos aspectos, es fácil encontrar
contradicciones. Pero en un movimiento científico-espiritual habría que tomar en consideración que las
aparentes discrepancias entre lo transmitido en distintas oportunidades, se deben a distintos puntos de
vista de lo tratado una u otra vez. Y para penetrar en el macrocosmos por el camino que acabamos de
describir, es preciso adoptar flexibilidad de observación; caso contrario se termina por perderse en un
laberinto. Para decirlo con una imagen del lenguaje estelar: si uno, por ejemplo, quisiera penetrar en el
cosmos en dirección a la constelación de Aries solamente, y si el universo, debido a su continuo
movimiento, le presenta lo que se halla en la constelación de Piscis, lo tomara por una experiencia
característica de Aries. Así se produce la confusión, y el hombre se halla en el laberinto. Por ello hay
que tener presente que efectivamente debemos valernos de doce puntos de vista a fin de orientarnos en
el laberinto del macrocosmos. Este es uno de los aspectos del penetrar en el macrocosmos. Pero, durante
la otra parte de las veinticuatro horas del día, sin ser consciente de ello, el hombre se halla también en el
mundo divino-espiritual. Al despertarse, el hombre se sumerge en los cuerpos físico y etéreo, pero no
percibe nada de este proceso, puesto que en ese mismo instante la percepción se dirige inmediatamente
hacia el mundo circundante. La percepción sería totalmente distinta, si el hombre se sumergiera
conscientemente en los cuerpos físico y etéreo. Resulta pues que por el estado de sueño el hombre se
preserva del penetrar conscientemente en el macrocosmos; porque no esta preparado para ello y, por el
hecho de que la percepción se deriva hacia el mundo circundante, se preserva de unirse conscientemente
con los cuerpos físico y etéreo. El peligro a que estaría expuesto al descender, sin la debida preparación,
en estos dos vehículos, es otro que el ofuscamiento y la desorientación que se producen por el penetrar
en el macrocosmos, sin estar preparado para ello. Si el hombre, sin preparación previa, se une con la
naturaleza de sus cuerpos físico y etéreo, identificándose con ella, ocurre que se fortalece sumamente lo
que constituye lo esencial de esos dos cuerpos terrestres. ¿Para que los ha recibido? Para que pueda
vivir en la naturaleza de un yo y desarrollar la conciencia del yo. Pero este yo llega al mundo de los
cuerpos físico y etéreo en su estado no purificado y sin estar debidamente preparado. Al descender sin
estar preparado, resulta que la percepción mística que entonces se produce, excluye ver la verdad
interior, presentándose al hombre imágenes alucinantes. Al abrírsele el aspecto de la propia naturaleza
interior, el hombre se une con todo cuanto en el se halla de inmoralidad y de deseos e instintos egoístas,
etc. Comúnmente, el no se une con esto, pues durante el día su percepción se desvía hacia las
experiencias en el mundo exterior y estas no se pueden ni comparar con lo que surge de la propia
naturaleza interior del hombre. En otras conferencias me he referido a lo que los mártires y los santos
del cristianismo nos describen como sus experiencias al sumergirse en su propia naturaleza. Esto fue lo
mismo que lo señalado ahora, pues esos santos nos describen las tentaciones y seducciones
experimentadas al omitir la percepción exterior y descender a lo interior. Esas descripciones dicen la
absoluta verdad. En este sentido resulta instructivo estudiar las biografías de los santos para ver como
actúan las pasiones, emociones, instintos y todo lo que no se experimenta cuando en la vida normal la
mirada se desvía hacia el mundo circundante. Podemos resumir: al descender en su interior, el hombre
es, en cierto modo, comprimido y enredado en su yoidad, intensamente reducido al punto en que no
quiere ser otra cosa que un yo que satisface sus propios deseos y apetencias y donde todo el mal en su
interior quiere apoderarse de su yo. Este es el estado de animo que en tales casos prevalece. Vemos pues
 
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astaroth1
view post Posted on 13/4/2016, 21:22




que por un lado sobreviene el peligro del ofuscamiento, cuando el hombre, sin la debida preparación,
quiere expandirse en el cosmos: por el otro lado, se ve comprimido en su yo: cuando se sumerge en su
propio cuerpo físico y el etéreo, sin estar preparado para ello. Pero existe otro aspecto mas de la
iniciación que se ha practicado por otros pueblos. Mientras que el expandirse en el cosmos
principalmente ha sido cultivado por los pueblos arios y los del norte, el otro modo ha sido desarrollado
en alto grado por los egipcios. Pero hay, además, la iniciación en que el hombre se acerca a lo divino
dirigiendo la mirada hacia la interioridad, llegando a conocer la realidad de lo divino por concentración
espiritual, al descender en su propia naturaleza. En los Misterios antiguos, la evolución de toda la
humanidad no había llegado a tal nivel que la iniciación, ya sea hacia fuera en el macrocosmos, o bien
hacia el microcosmos del ser humano mismo, hubiera podido realizarse con el iniciando abandonado a
si mismo. Cuando, por ejemplo, en la iniciación egipcia se conducía al hombre a unirse con las fuerzas
de sus cuerpos físico y etéreo, de modo que con plena conciencia vivenciaba los procesos de dichos
vehículos, las mas horrendas pasiones se lanzaban de su naturaleza astral; mundos demoníacos y
diabólicos salían de él. Es por esta razón que en los Misterios egipcios, al hierofante le hacia falta la
ayuda de otras personas que recibían lo que de la citada manera salía, y lo desviaban a través de su
propia naturaleza. De ahí se explica el actuar de doce asistentes, los que recibían a los demonios. Esto
quiere decir que en la iniciación antigua el iniciando nunca actuaba libremente, pues lo que en él
necesariamente se producía al sumergirse en los cuerpos físico y etéreo, solo podía y debía
desenvolverse, cuando y porque los doce asistentes recibían y domaban a los demonios. De manera
similar se procedía en los Misterios del norte donde, al penetrar en el macrocosmos se conseguía el
resultado buscado con la ayuda de doce servidores del iniciante. Ellos cedían sus fuerzas al iniciando
para capacitarle a desarrollar el pensar y el sentir necesarios para atravesar el laberinto del
macrocosmos. Semejante iniciación en que el hombre no esta libre, sino que depende enteramente de
aquella ayuda para desviar los demonios, paulatinamente debía dejar su lugar a una nueva iniciación en
que el hombre sabe encontrar el camino por si solo, y donde el iniciante que le facilita los medios para
obtener la iniciación, solo le dice: "Hay que hacer esto y aquello". Por este camino el hombre aun no ha
llegado muy lejos; no obstante, paso a paso, la humanidad desarrollará la facultad de elevarse al
macrocosmos como asimismo de descender al microcosmos, sin ayuda ajena, a sea, como entidad libre
de llegar a la iniciación en ambos sentidos. Para hacerlo posible, se ha producido el advenimiento del
Cristo, como punta de partida para la iniciación en ambas direcciones. Un supremo ser espiritual como
lo es el Cristo, debió una vez realizar de un modo general, tanto el descender en los cuerpos físico y
etéreo como asimismo el penetrar en el macrocosmos. En el fondo, el acontecimiento del Cristo consiste
en que esta entidad universal, en cierto sentido, "enseñó" lo que en el curso de la evolución terrestre
hacia su madurez podrá ser alcanzado por un numero suficientemente grande de personas. Para ello
dicho acontecimiento ha sido necesario. ¿ Que es entonces lo que aconteció? Por un lado debió
acontecer que el Cristo mismo descendiera en el cuerpo físico y el etéreo. Y como estos dos vehículos
de un ser humano fueron santificados por haber descendido en ellos la entidad del Cristo, lo que solo
una vez sucedió, se dio a la evolución de la humanidad el impulso que todo hombre que lo busque podrá
experimentar libremente el descender en los cuerpos físico y etéreo. Para ello, el Cristo debió descender
a la Tierra y realizar lo que jamás se había realizado. Pues en los Misterios antiguos lo realizado a través
del actuar de los asistentes, había algo muy distinto: el iniciando pudo descender y vivenciar los
secretos de los cuerpos físico y etéreo, como asimismo elevarse a los secretos del macrocosmos, pero de
manera tal que en realidad no vivía en su cuerpo físico; penetraba, por cierto, en los secretos del cuerpo
físico, pero no dentro del cuerpo físico mismo, sino que debía enteramente independizarse de este y, al
volver a la conciencia común, recordaba lo vivenciado en las esferas espirituales, pero sin poder
transmitirlo al cuerpo físico. Por el advenimiento del Cristo, estas condiciones debieron sufrir un
cambio radical y realmente fueron cambiadas. Resulta pues, que antes del tiempo del Cristo no existió
ningún cuerpo físico y etéreo cuyo yo penetrara la plena interioridad humana. Absolutamente nadie
podía entonces con el yo penetrar en los cuerpos físico y etéreo. EI Cristo mismo lo realizó por vez
primera y, como entidad infinitamente superior al hombre se hallaba, no obstante, unida a la naturaleza
humana; se derramó en el macrocosmos, sin ayuda alguna, a fuerza de la propia yoidad. Solo el Cristo
 
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astaroth1
view post Posted on 13/4/2016, 21:56




lo pudo hacer, y solo por ello puede el hombre adquirir la capacidad de penetrar libremente en el
macrocosmos. Estos hechos son los dos pilares fundamentales que de manera igual se nos presentan en
los dos Evangelios, el de Lucas y el de Mateo. ¿ Como se explica esto? Hemos visto que la
individualidad de Zoroastro, que en tiempos remotos post-atlantes fue el gran conductor asiático, mas
tarde apareció reencarnado como Zarathas o Nazarathos y después, como descendiente de la línea
salomónica de la casa de David, se encarnó en el niño Jesús. También hemos visto que durante doce
años esta individualidad de Zoroastro desarrolló en ese niño, quiere decir en si mismo, todas las
facultades que en el instrumento de los cuerpos físico y etéreo de un descendiente de la casa de David
pueden desarrollarse. Esos instrumentos son necesarios para desarrollar tales facultades las que la
individualidad de Zoroastro solo había alcanzado por haber vivido doce años en aquellos vehículos.
Abandonando el cuerpo de este niño, la individualidad de Zoroastro pasó después al del niño Jesús del
Evangelio de Lucas de la línea natanica de la casa de David. Este cambio tuvo lugar en el momento,
descripto por Lucas, en que en el Templo los padres volvieron a encontrar al hijo que durante la fiesta
se había extraviado. Poco después, el Jesús salomónico murió, y la individualidad de Zoroastro vivió
entonces en el Jesús del Evangelio de Lucas hasta los treinta años de edad, apropiándose todas las facultades
que es posible adquirir con los instrumentos que se poseen cuando, por un lado, ya se ha traído lo
adquirido en un cuerpo físico y etéreo como lo hemos descripto y, además, se agrega lo que se
conquista en un cuerpo astral y un yo como los poseía el Jesús del Evangelio de Lucas. Así, hasta los
treinta anos, se desenvolvió Zoroastro en el cuerpo del Jesús natanico, con todas las cualidades que
entonces le fueron posible desarrollar hasta tal grado que finalmente pudo ofrecer su tercer gran
sacrificio: el cuerpo físico que, por el termino de tres años se convierte en el cuerpo físico de la entidad
del Cristo. Después de haber ofrendado en tiempos anteriores sus cuerpos astral y etéreo para Hermes y
Moisés, respectivamente, da ahora en sacrificio su cuerpo físico, es decir, deja esta envoltura con lo
demás que en ella existe como cuerpo etéreo y cuerpo astral. Lo que hasta entonces estuvo habitado por
la individualidad de Zoroastro, pasa a ser ocupado por un ser de naturaleza singular, fuente de toda la
profunda sabiduría para todos los grandes maestros de la sabiduría universal, o sea, por el Cristo. Este
es el acaecimiento al que nos referiremos mas exactamente y al cual se alude en el bautismo del Jordán;
aquel suceso a cuya universalidad y grandeza se refiere el Evangelio con las palabras: "Tu eres mi Hijo
amado en que me veo a mi mismo; en que se me presenta mi propia seidad", pasaje que no debe
traducirse con las palabras triviales "... en ti tomo contentamiento". En otros Evangelios se dice: "Tu
eres mi Hijo amado; hoy te he engendrado". Con estas palabras se nos indica claramente que se trata de
un nacimiento, o sea, el nacimiento del Cristo dentro de la envoltura, primero preparada y luego
ofrendada por Zoroastro. En el instante del bautismo en el Jordán, la entidad del Cristo desciende a la
envoltura preparada por Zoroastro; esto significa un renacimiento de los tres vehículos, por ser
penetrados por la substancialidad del Cristo. En dicho bautismo renacen las envolturas desarrolladas por
Zoroastro y nace el Cristo sobre la Tierra; vive entonces en un cuerpo humano, en vehículos que son
comunes - aunque menos perfectos - a todo ser humano. De esta manera, el Cristo, la individualidad
mas excelsa de las que puedan unirse con la Tierra, vive en un cuerpo humano. Para dar con su vida el
ejemplo del supremo acontecimiento, la plena iniciación, debe hacerlo en sus dos aspectos: el descender
a los cuerpos físico y el etéreo, y el ascender al macrocosmos. El Cristo da a la humanidad los dos
ejemplos. Naturalmente, de acuerdo con toda la naturaleza de su vida, ambos hechos deben realizarse de
tal manera que al descender en los cuerpos físico y el etéreo, el Cristo se manifieste invulnerable contra
todas las tentaciones las que, al enfrentársele son rechazadas; y que tampoco puedan afectarle los
peligros que sobrevienen cuando el hombre asciende al macrocosmos. En el Evangelio de Mateo se
relata que después del bautismo en el Jordán, el Cristo efectivamente desciende en los cuerpos físico y
etéreo. Es el capitulo en que se describen los hechos de la tentación. Veremos que esa escena de la
tentación reproduce en todos sus pormenores lo que el hombre experimenta al descender en dichas
envolturas. Al penetrar el Cristo en un cuerpo humano se produce la concentración en la yoidad
humana, de modo que podemos decir: así puede ser, todo esto puede producirse en todo ser humano.
Cuando el hombre piense en Cristo, cuando logre asemejarse al Cristo, obtendrá la fuerza de
experimentar lo relatado en el Evangelio y de superar todo cuanto desde los cuerpos físico y etéreo
 
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astaroth1
view post Posted on 13/4/2016, 22:29




fluye hacia el yo. Esta escena de la tentación es el primero de los relatos predominantes del Evangelio
de Mateo: reproduce uno de los aspectos de la iniciación, o sea, el descender a los cuerpos físico y
etéreo. También se relata el otro aspecto: el expandirse en el macrocosmos: y esto se describe de manera
tal que el Cristo lo realiza apoyándose en la naturaleza humana, enteramente en sentido de la naturaleza
humana sensoria. Aquí cabe mencionar una objeción que fácilmente puede hacerse. Próximamente la
examinaremos mas a fondo: ahora trazaremos los puntos principales, no mas: si el Cristo realmente es
una entidad tan suprema ¿por que debió sufrir todo eso; por que descender en los cuerpos físico y etéreo
y por que expandirse - en forma igual que el hombre - en el macrocosmos?. Debió hacerlo no para si
mismo sino para la evolución del hombre. En las esferas superiores y mediante las substacialidades
respectivas, pudieron hacerlo las entidades de las jerarquías similares a la del Cristo; pero antes no se
había realizado en los cuerpos físico y etéreo de un ser humano. Substancialidad divina se había
extendido en el espacio: no así lo que vive en el hombre. Únicamente el Cristo pudo llevarlo consigo y
extenderlo en el espacio. Un dios dentro de la naturaleza humana debió hacerlo por vez primera. El
segundo hecho, como segundo pilar del Evangelio de Mateo, se describe como el segundo aspecto de la
iniciación, el expandirse en el gran universo, el unirse con el Sol y las estrellas, realizado por el Cristo
dentro de la naturaleza humana. Primero se le administra el ungüento, igual que a hombre cualquiera,
con el fin de purificarle e inmunizarle contra todo cuanto del mundo físico pudiese tocarle. Así vemos
que la unción que en los Misterios antiguos se practicaba como unción en el templo, reaparece en un
nivel mas alto, como hecho histórico. Vemos que el Cristo explica el "penetrar en todo el universo", no
solo el "hallarse en si mismo", sino el estar derramado en todo el universo, en la Cena de Pascua, donde
comunica a los que le rodean que se sentía en todo lo sólido de la Tierra, cuando lo expresa con las
palabras "Yo soy el pan" y asimismo en todo lo liquido. La Cena de Pascua alude al expandirse
conscientemente en el gran universo, al igual que, al dormirse, el hombre lo hace inconscientemente. Y
la sensación del ofuscamiento que se acerca se expresa con la palabra monumental: "mi alma esta muy
triste hasta la muerte". El Cristo Jesús realmente vivencia lo que comúnmente se experimenta como un
perecer, un paralizarse, un ofuscamiento. En la escena de Gethsemani el Cristo vivencia lo que puede
llamarse: el cuerpo físico abandonado por el alma vive su propio estado de angustia. En esta escena se
describe como el alma se expande en el universo, al abandonar el cuerpo. Y todo cuanto sigue quiere
describir el expandirse en el macrocosmos: la "crucifixión", la "sepultura" y lo demás que comúnmente
se realizaba en los Misterios. Todo esto representa el segundo pilar del Evangelio de Mateo: el
expandirse en el macrocosmos. EI Evangelio lo expresa claramente diciendo que hasta ese momento el
Cristo vivía en el cuerpo físico que luego colgara de la cruz. Estaba concentrado en ese punto del
espacio, pero ahora se expande en todo el cosmos. Quien hubiera querido buscarle, no le hubiera visto
en el cuerpo físico, sino que clarividentemente hubiera debido buscarle dentro del Espíritu que penetra
los espacios. Después de haber cumplido lo que antes, pero con ayuda ajena, se cumplía en los
Misterios en los tres días y medio de la iniciación, justamente lo que se le había reprochado porque
decía: puedo derribar este templo de Dios y en tres días reedificarlo, aludiendo a la iniciación en el
macrocosmos que generalmente se cumplía en tres días y medio, también dice que desde aquel
momento no habría que buscarle dentro de lo físico sino afuera, en el espacio cósmico del Espíritu.
Generalmente, esto se traduce como sigue, y aun así se nos presenta majestuosamente: "desde ahora
habéis de ver al Hijo del hombre sentado a la diestra de la potencia de Dios, y que viene en las nubes del
ciclo". Es allí donde habéis de buscar al Cristo, expandido en el universo, como ejemplo de la gran
iniciación que el hombre experimenta al abandonar su cuerpo y expandirse en el macrocosmos. Así se
nos presenta el principio y el fin de la vida del Cristo que comienza con su aparición en el cuerpo al que
nos referimos con respecto al bautismo en el Jordán. Comienza con el primer aspecto de la iniciación, el
descender en los cuerpos físico y etéreo en la escena de la tentación. Y termina con el otro aspecto de la
iniciación, el expandirse en el macrocosmos, a partir de los sucesos de la Cena y continuando con la
flagelación, la coronación con la corona de espinas, la crucifixión y la resurrección. Estos son los dos
puntos entre los cuales se hallan los acontecimientos del Evangelio de Mateo. Los ponemos dentro del
bosquejo que hasta ahora hemos trazado.
 
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astaroth1
view post Posted on 13/4/2016, 22:52




CAPITULO 8

EL REINO MALCHUT Y LOS REINOS DE LOS CIELOS


Lo expuesto en la conferencia anterior acerca de los dos aspectos de la iniciación y su exaltación por el
Cristo al nivel de acontecimientos históricos, nos presenta, bien comprendido, lo esencial del
advenimiento de Cristo. En todos los Misterios y lugares de iniciación que se basan en la sagrada
cultura egipcia, se practicaba aquel genero de iniciación que consistía en que, en cierto modo, el hombre
experimentaba el cotidiano despertar de manera tal que al descender en los cuerpos físico y etéreo su
facultad perceptiva no se desviaba hacia el mundo físico circundante, sino que ella se despertaba para
los procesos del cuerpo etéreo y del físico. Quienes de la manera antigua buscaban semejante iniciación,
es decir, en el sentido de que ellos eran guiados para preservarse de los peligros relacionados con tal
iniciación, se convertían entonces en hombres que por esa misma iniciación llegaban a percibir el
mundo espiritual: percibían primero las fuerzas y entidades espirituales que obran en nuestros cuerpos
físico y etéreo. Si desde este punto de vista queremos caracterizar la iniciación de los Esenios, podemos
decir: si un esenio pasaba a través de los cuarenta y dos escalones que hemos descripto, llegando así a
un conocimiento mas exacto de su ser interior y de la verdadera naturaleza de su yo, mas todo cuanto
capacita al hombre para la percepción mediante los órganos exteriores que el posee por herencia, tal
esenio se elevaba por encima de los cuarenta y dos escalones, hasta la entidad espiritual-divina que
como Yahvé y Jehová ha proporcionado el órgano ya caracterizado cuando hemos hablado de Abraham:
espiritualmente lo veía entonces como el órgano esencial de aquel tiempo. De esta manera, el esenio
percibía aquella estructura esencial de la naturaleza humana interior como un don de dicha entidad
divino-espiritual. Esa iniciación buscaba pues el conocimiento de la interioridad humana. En la
conferencia anterior hemos explicado lo que espera al hombre que sin la debida preparación penetra en
su interior. Hemos dicho que en tal caso despierta en el hombre toda clase de egoísmos que le conducen
a decirse: todas mis fuerzas, pasiones y emociones relacionadas con mi yo, las que nada quieren saber
del mundo espiritual, las quiero utilizar en el sentido de identificarme con ellas, actuando y sintiendo
únicamente desde mi propia interioridad egoísta. El peligro consiste pues en que por medio de semejante
penetrar en su interior, el hombre pueda caer en el mas grande egoísmo. Y esto es,
precisamente, lo que como cierta clase de ilusión experimentan también aquellos que en nuestros
tiempos, mediante un desarrollo esotérico, tratan de penetrar en su propio ser interior. En estos casos,
los mas diversos egoísmos se abren paso; y el hombre generalmente no cree que ellos existan: cree en
todo, menos en la existencia de esos egoísmos. Al describir el camino a los mundos superiores,
expresamente se señala que ello, incluso en nuestros tiempos, requiere fuerza de voluntad. Y muchos
que lo buscan de buena voluntad, pero sin hacer los esfuerzos necesarios, ya que les gustaría percibir los
mundos superiores, sin experimentar lo que a ello conduce, lo encuentran molesto el que surjan de su
interior cosas que de por si pertenecen a la naturaleza humana. Ellos quisieran elevarse a los mundos
superiores sin que se manifiesten esos egoísmos y otras cosas parecidas. No se dan cuenta de que el mas
grande egoísmo consiste en que suele manifestarse el descontento con los fenómenos que surgen como
algo totalmente regular, y frente a lo cual deberían preguntarse: ¿ que es lo mas natural que yo, siendo
un ser humano, suscite también semejantes potencias? Lo encuentran extraño que estas existan, aunque
se explica siempre de nuevo que eso ha de sobrevenir después de cierto tiempo. Actualmente también
hay que tomar en consideración que, en cierto modo, el hombre se ha vuelto demasiado cómodo y que
por eso preferiría ascender a los mundos superiores con la comodidad acostumbrada de la vida común.
Sin embargo, esto no es posible en cuanto al sendero que conduce a los mundos espirituales. El que en
tiempos antiguos había encontrado el camino al mundo espiritual, a través de la iniciación que conduce
a la naturaleza interior humana, se encontraba con las fuerzas divino-espirituales, puesto que el interior
del hombre ha sido creado por potencias divino-espirituales. Semejante persona se convertía entonces
en testigo y conocedor de los secretos del mundo espiritual, y podía comunicar a los demos lo que había
 
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82 replies since 26/3/2016, 03:12   1651 views
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