EL TRIUNFO DE LA MUERTE, PIETER BREGEL

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belzebuth666
view post Posted on 6/2/2008, 20:07




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Obra apocalíptica que se interpreta como una alegoría de la peste negra, que asolaba periódicamente a la población de la época.

Ejércitos de esqueletos avanzan incontenibles desde el horizonte, arrasando todo a su paso. En un primer plano se libra la batalla final contra las huestes del mal, que usan tapas de ataúd a guisa de escudos. La masacre es apoteósica, los hombres son empujados en masa hacia un túnel que parece la puerta del infierno (derecha). Un esqueleto montando un famélico caballo recorre el campo de batalla segando cabezas con una guadaña (centro), mientras el carro de los muertos recoge los cráneos (izquierda).

Sucumben a la muerte nobles y plebeyos sin distinción. En el primer plano (de izquierda a derecha) el rey agoniza mientras la muerte roba sus riquezas. Obispos y monjas caen, y de nada sirve a los nobles caballeros enfrentarse a ella espada en mano. A la derecha el avispado bufón se oculta bajo una mesa.

Como único signo de esperanza, el juglar y una dama dedican sus últimas horas al cortejo amoroso, ajenos a tanta destrucción (extremo derecho).

Edited by Lucifer666 - 26/11/2008, 16:00
 
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astaroth1
view post Posted on 10/7/2015, 18:56




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El triunfo de la Muerte es una de las obras más conocidas del pintor flamenco Pieter Brueghel el Viejo. Un óleo sobre tabla de 117 cm de alto x 162 cm de ancho, pintado hacia el año 1562. Escuela flamenca del siglo XVI.

Perteneció a la colección de pinturas de la casa real española desde 1746-1759, cuando fue adquirida por Isabel de Farnesio para el Palacio de la Granja. Desde 1827 forma parte de la colección del Museo del Prado (Madrid)

El tema, que se incluye en la amplia iconografía de la muerte y lo macabro, es característico del arte cristiano y puede relacionarse con ciertas representaciones del juicio final; especialmente en la sensibilidad bajomedieval posterior a la peste de 1348, con repercusiones en todas las artes (danzas de la muerte -Hans Holbein el Joven publicó una colección de grabados con el título Danza macabra en 1538-), y con las alegorías morales de la obra de El Bosco. Hay también ejemplos anteriores, como el tema de los "tres reyes muertos" o "encuentro entre los tres muertos y los tres vivos", a partir de la obra literaria de Baudoin de Condé Dict des trois morts er des trois vifs (1275). Posteriormente fueron muy representados los temas denominados Vanitas y Memento mori.

Jan Brueghel el Viejo, hijo de Pieter, realizó una réplica del cuadro de su padre en 1597. También se conserva una copia posterior, de 1628.

El propio Pieter Brueghel el Viejo realizó alguna otra obra de temática semejante: Dulle Griet.
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Es una panorámica de la muerte: vemos el cielo oscurecido por el humo de las ciudades ardiendo, al fondo un mar plagado de naufragios; a la orilla hay una casa, alrededor de la cual se agrupa un ejército de muertos. El paisaje, anodino y arrasado, nos habla de la pequeñez, crueldad y falta de sentido común del hombre, que pretende cambiar un destino impuesto. Se alzan mástiles coronados por ruedas, picotas en las que se ajusticia a criminales; sus cadáveres se balancean. Hay una cruz, solitaria e impotente en el centro de la pintura, y la Muerte avanza con batallones de esqueletos; sus escudos son tapas de ataúdes y conducen a la gente a un ataúd que es un túnel decorado con cruces; un esqueleto a caballo destruye personas con su guadaña. Por todas partes son atacados los desamparados hombres; aterrorizados huyen o intentan en vano luchar. No hay defensa posible, los esqueletos matan de muy variadas maneras: cortando gargantas, colgándolos, ahogándolos, e incluso cazándolos con perros esqueléticos.

A la izquierda se conduce una tétrica carreta con calaveras, que sin duda formarán después el ejército de los muertos. Detrás un tribunal de la muerte presidido por el símbolo de la cruz contempla impasible la hecatombe. Sobre ellos, unos esqueletos tocan una campana avisando del fin del mundo. Al frente, en el extremo inferior izquierdo, yace el rey, vestido de su capa con vueltas de armiño y con el cetro en la mano. Campesinos, soldados y hasta nobles e incluso reyes, todos atrapados por la Muerte.

Un poco más hacia el centro del primer plano, un perro olisquea la cara de un niño, muerto en brazos de su madre, también caída. Algunos cadáveres han sido ya amortajados y uno de ellos yace en un ataúd con ruedas.

La visión de Brueghel no carece de humor sardónico, como puede verse en la parte inferior derecha del cuadro. Una pareja de enamorados permanecen absortos ignorando lo que les rodea. Detrás de la mujer un esqueleto imita al tocador de laúd. A su lado una mesa puesta con manjares, y un juglar con jubón ajedrezado, se intenta esconder debajo. Un caballero hace ademán de desenvainar la espada, intentando defenderse de lo irremediable.

Como es natural en un cuadro pesimista los colores son sombríos.

Se observan aspectos de la vida cotidiana a mediados del siglo XVI, se dibujan con detalle las ropas, y pasatiempos como juegos de cartas. De manera única, un método usual de ejecución para los criminales del siglo XVI: La rueda. Objetos como instrumentos musicales y los primeros relojes mecánicos, y escenas como una misa de difuntos ayudan a entender mejor el estilo de vida de los años 1560.

Se ha sugerido que el cuadro, como una premonición, fue inspirado por el empeoramiento del clima político antes de la Guerra de los ochenta años. Inspirada o no por el ambiente la obra es una clara alegoría de los horrores de la guerra, como su Dulle Griet, también premonitoria. Es inevitable también pensar en la peste negra que azotó a Europa en el siglo XIV. Algunos ven la crisis de los feudos, ya que en el cuadro se observa a la Muerte que amenaza a un hombre con corona, que podría ser un rey o representante del poder. Cercano a dicho hombre de corona la Muerte merodea un barril lleno de algo de color dorado u oro.

La tabla recuerda al Bosco, por lo satírico y moralizante y la amplitud del cuadro; múltiples escenas, pintadas con mucho detalle. Recuerda el tema medieval de las danzas de la muerte. Las hordas de Brueghel son esqueletos, no demonios como en el El Jardín de las Delicias de cien años antes. Esto puede sugerir en algunos un pesimismo ateo no suavizado por una creencia en un Cielo.
 
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belzebuth666
view post Posted on 11/11/2015, 01:01





Analisis de obra

Obra: El triunfo de la muerte
Fecha: 1562
Ubicación: Museo del Prado
Características: 117 cm de alto x 162 cm de ancho
Estilo: Manierista
Material: Oleo sobre tabla

El triunfo de la muerte es una de las obras más conocidas del pintor flamenco Pieter Brueghel el Viejo. La obra se enmarca dentro de la acción de la Contrarreforma, sin olvidar las fuentes del Apocalipsis de san Juan al que hacer referencia la obra. La obra de Brueghel, rica en detalles, reproduce aspectos de la vida cotidiana europea de su época: la vestimenta de los personajes, los juegos, los instrumentos musicales, los primeros relojes de arena, el método usual para la ejecución de los criminales: atados sobre una rueda que pende de un alto palo vertical. La obra de Brueghel se caracteriza porque en ella está ausente Dios, El Todo Poderoso, los cortejos de santos y de ángeles en el cielo. La visión de la muerte es mucho más tétrica que la del Bosco, Brueghel no utiliza el cielo y el infierno de los cristianos. Es una imagen de la muerte menos idealizada por la religión.
Es una obra moral que muestra el triunfo de la Muerte sobre las cosas mundanas. La pintura reproduce un tema habitual en la literatura del Medioevo como es la danza de la Muerte, que fue frecuentemente utilizado por los artistas nórdicos, todos los hombres están condenados a morir sin distinción entre gobernantes, soldados, clérigos o campesinos, todas las jerarquías son iguales ante la muerte, y todas aparecen representadas aquí entre la muchedumbre. Todo incide en la dramática idea de la vanidad de las cosas terrenales frente al inexorable verdugo que aparece triunfante en el lado izquierdo de la composición.
Históricamente la obra se ubica en un momento de crisis económica y social por la que atravesaba Europa. La catástrofe climática, la escasez alimentaria y el acaparamiento de alimentos y riqueza en pocas manos generaron terrible hambruna.

Descripción

Es una panorámica de la muerte: vemos el cielo oscurecido por el humo de las ciudades ardiendo, al fondo un mar plagado de naufragios; a la orilla hay una casa, alrededor de la cual se agrupa un ejército de muertos. El paisaje, anodino y arrasado, nos habla de la pequeñez, crueldad y falta de sentido común del hombre, que pretende cambiar un destino impuesto. Se alzan mástiles coronados por ruedas, picotas en las que se ajusticia a criminales; sus cadáveres se balancean. Hay una cruz, solitaria e impotente en el centro de la pintura, y la Muerte avanza con batallones de esqueletos; sus escudos son tapas de ataúdes y conducen a la gente a un ataúd que es un túnel decorado con cruces; un esqueleto a caballo destruye personas con su guadaña. Por todas partes son atacados los desamparados hombres; aterrorizados huyen o intentan en vano luchar. No hay defensa posible, los esqueletos matan de muy variadas maneras: cortando gargantas, colgándolos, ahogándolos, e incluso cazándolos con perros esqueléticos.
A la izquierda se conduce una tétrica carreta con calaveras, que sin duda formarán después el ejército de los muertos. Detrás un tribunal de la muerte presidido por el símbolo de la cruz contempla impasible la hecatombe. Sobre ellos, unos esqueletos tocan una campana avisando del fin del mundo. Al frente, en el extremo inferior izquierdo, yace el rey, vestido de su capa con vueltas de armiño y con el cetro en la mano. Campesinos, soldados y hasta nobles e incluso reyes, todos atrapados por la muerte.
Un poco más hacia el centro del primer plano, un perro olisquea la cara de un niño, muerto en brazos de su madre, también caída. Algunos cadáveres han sido ya amortajados y uno de ellos yace en un ataúd con ruedas.
La visión de Brueghel no carece de humor sardónico, como puede verse en la parte inferior derecha del cuadro. Una pareja de enamorados permanecen absortos ignorando lo que les rodea. Detrás de la mujer un esqueleto imita al tocador de laúd. A su lado una mesa puesta con manjares, y un juglar con jubón ajedrezado, se intenta esconder debajo. Un caballero hace ademán de desenvainar la espada, intentando defenderse de lo irremediable.
Como es natural en un cuadro pesimista los colores son sombríos.

Simbolismos

La obra “El Triunfo de la Muerte” está preñada de símbolos: los barriles con oro, los barriles dorados, que figuran junto al cardenal y el emperador, así como la bolsa que porta el peregrino son símbolos de la codicia y la avaricia; los jugadores y los amantes despreocupados ante la amenaza simbolizan la gula, la pereza y la lujuria. En la mesa hay naipes y copas, un juego de mesa en el piso que refiere al tiempo de ocio. En el tema medieval la mesa con los desordenados restos del banquete alude a la fugacidad de las cosas. En los primeros planos abunda la hiperactividad de los esqueletos, uno cabalga sobre un caballo famélico portando el reloj de arena (símbolo del final de la vida), otro jinete esqueleto blande la guadaña (herramienta de la muerte), y un último, en el carro lleno de huesos, toca a difuntos. Nadie se libra, ricos y pobres; viejos y jóvenes; guapos y feos. A la izquierda un rey con armadura, corona y cetro ya está en el suelo y contempla como el esqueleto coge monedas de oro de sus barriles repletos (las riquezas no nos acompañan al más allá), y otro le enseña el reloj de su final.

Análisis

Brueghel dotó a toda la obra de un tono pardo rojizo, que ayuda a dar un aspecto infernal a la escena, apropiado para el asunto representado. El pintor mantuvo en ella los principios estéticos propios de los países bajos caracterizados por un sistema narrativo de composición que pormenoriza la anécdota y el detalle.
La amplitud del cuadro da cuenta de las múltiples escenas, pintadas con mucho detalle, tratamiento del color, claroscuros.
Todo es ocre, no hay plantas verdes ni agua limpia ni ningún signo de naturaleza viva. Las hogueras, los troncos secos, la destrucción y la oscuridad generalizada no permiten ningún optimismo. Incluso en el mar abundan los naufragios, los faros están en llamas y nada sobrevive.
Los colores tostados y pagados siguen la simbología del cuadro la idea de penumbra y muerte, obra más oscura y tétrica. A primer golpe de vista lo que destaca son esos colores rojizos y ocres dándole un tono infernal a toda la obra. Se ha dicho que la intención de la pintura es tremendamente psicológica y moralizante. Los colores oscuros, la ausencia de un espacio en donde descansar la vista del contexto de horror, las siluetas huyendo o pereciendo. Son situaciones que determinan una acción debido a que los hechos aún se están desarrollando en el tiempo. A lo lejos, en el ángulo superior izquierdo del cuadro, la tierra ya ha sido desbastada, el cielo ha oscurecido, el humo avanza sobre lo poco que queda de un día claro. La luz solar está sofocada por las llamas del infierno. Esta ausencia de matices de colores son los que dan la pauta de que lo que ya ha sucedido en las colinas alejadas sucederá inminentemente en lo que queda de la parte inferior izquierda del cuadro. La inclusión de esa situación en el marco del cuadro produce un efecto de continuación y de anticipación. Todo ese orden es tan simétrico que la división de las acciones se da en orden: de arriba hacia abajo y de izquierda a derecha. A su vez, el espacio en el que se desarrollan los hechos refuerza la idea primera de “vista panorámica de la muerte”: la costa está desprotegida, la presencia de siluetas en lo que podrían ser barcos de batalla están hundiéndose en el mar, los caminos se encuentran repletos de esqueletos que van avanzando, del lado derecho la única escapatoria es un túnel que no sabremos a donde conduce, del lado izquierdo los esqueletos parecerían controlarlo todo desde un barco, uno de ellos avanza a caballo y otro carga un cuerpo sin vida. El cuadro no deja un espacio libre hacia donde desviarse, al punto tal que el horizonte se achica; en la pintura, el tamaño del cielo comparado con las extensiones de tierra difiere lo suficiente como para poder reafirmar la idea de que no hay escapatoria, ni para los sujetos que están siendo victimas de los sucesos ni para el espectador que está frente a ellos. La presencia de colores con valores altos muestra su estado efímero frente a la realidad avasallante que en minutos será arrasada. Todos estos indicios dan la pauta de que lo sucesos se han desarrollado de manera rápida y sin anticipación, un efecto sorpresa que no puede generar otro sentimiento que no sea el de pánico y desesperación. El cuadro puede dividirse horizontalmente separando dos ámbitos que se complementan y se continúan. La parte superior de este corte horizontal pertenecería a la reproducción de un lugar desbastado y desolado, ausente de sujetos con vida en donde no existe ni los restos de lo que podría haber sido un pueblo habitado por campesinos o familias. Solo a lo lejos se ve lo que podría haber sido una casa pero que ahora no entra en un ambiente reconocible, quedan solo cuerpos inanimados: la silueta de un hombre colgado, cuerpos envueltos en mortajas, no existe ningún resto de algo natural que produzca al menos un sentimiento de tranquilidad.
La parte inferior de ese corte horizontal le da al espectador un ámbito con vida aunque amenazada, una amenaza que si miramos la parte superior, a modo de comparación, se vuelve más tangible. Se afianza en esta parte del cuadro una concepción pesimista de la vida.
A su vez, en la parte inferior de este corte horizontal podemos ver que la pintura se corta nuevamente de manera vertical separando las imágenes por acumulación de hechos y sujetos. Del lado izquierdo los espacios están más libres de personas y situaciones, el caos disminuye pero no por esta disminución la acción deja de ser trágica: sujetos que caen indefensos al agua, siluetas cadavéricas cubiertas por un traje blanco subidos a un barco que parecería aguardar el desenlace de los hechos. Del lado derecho observamos que la saturación de la imagen es significativa, los colores varían producto de la acumulación de imágenes, de sujetos que parecen haber estado en un día festivo. Aquí se mezclan hombres muertos y vivos que huyen asustados. Por otro lado, si unimos en un corte diagonal la parte superior derecha con la parte inferior izquierda los hechos se presentan por contraste: Una joven lee unos papeles mientras que un muchacho toca un laúd y detrás de ellos un cadáver toca el violín.
 
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