CLAVICULAS DE SALOMON, SALOMON

« Older   Newer »
  Share  
astaroth1
view post Posted on 9/2/2008, 11:51 by: astaroth1




image
Todo el universo ha sabido, hasta hoy, que, desde tiempo inmemorial,
Salomón estaba en posesión de todas las ciencias infundidas a través de los sabios
preceptos y de las enseñanzas de un ángel, al cual pareció estar tan sumiso y
obediente que, además del don de sabiduría que le pidiera, obtuvo, y no sin
admiración, toda otra suerte de virtudes.
Todo lo cual hizo que, llegando Salomón al término de sus días, él mismo
estableciese que su hijo Roboam, por sucesión, hiciérase cargo de un testamento
que contenía todas las ciencias de las que él usare y disfrutare hasta el día de su
muerte.
Los Rabinos que, después de él, procuraron guardar celosamente este testamento,
nombraron a éste último Las Clavículas de Salomón, nombre con el cual hicieron
grabar un libro hecho de cortezas dé cedro, y en donde los pantáculos aparecían en
caracteres hebreos y sobre planchas de cobre, a fin de poder ser conservados para
la posteridad en el templo que el sabio había hecho construir. Ellos, los Rabinos,
han añadido a este precioso tesoro muchas pruebas o demostraciones de los
secretos que adquirieron a través del mismo; antiguamente fue traducido del
hebreo al latín por el rabino Hebognazar, quien llevose consigo tal traducción,
yendo a parar a Arlés (Provenza), donde, gracias a la fortuna, esta preciosa
traducción fue a caer en manos de Monseigneur de Darvault, quien la rescató, en
aquel tiempo, de entre el exterminio que de los judíos produjérase. Darvault la
tradujo del latín al lenguaje vulgar (francés) en los términos siguientes: Roboam,
hijo mío, como de entre todas las ciencias, no las hay más naturales y más útiles
que las del conocimiento de los movimientos celestes, he creído que, cuando yo
muera, debo dejarte una herencia más preciosa que todas las riquezas de las que
gozo. Y, para que comprendas de qué forma he llegado a conseguir un grado tan
alto como éste, es preciso que te diga que el ángel del gran Dios hízose visible
para mí en un día en el que, al contemplar el poderío de ese astro Supremo,
decíame a mí mismo: Quan mirabilia opera dei (cuán admirables y sorprendentes
son las obras de Dios). De repente, en el fondo de un camino bordeado por espesa
arbcileda, percibí una luz en forma de ardiente estrella, la cual díjome en alta voz:
Salomón, Salomón, no te extrañes: en absoluto por lo que voy a decirte: el Señor
ha puesto sus ojos en ti, y desea satisfacér tu curiosidad, dándote el conocimiento
de lo que te será más agradable, y te mando que le pidas lo que desees. A lo cual,
después de haberme rehecho de mi casi desmayo, respondí al ángel que, después
de la voluntad del Señor, no deseaba otra cosa sino el don de la sabiduría; y por la
bondad del gran Dios obtuve, por añadidura, el disfrute de todos los tesoros
terrenales y el conocimiento de todas las cosas de la naturaleza. Héte aquí, hijo
mío, como, por ese medio, poseo todas las virtudes y riquezas de las que tú me ves
disfrutar ahora; y, si pones un poco de atención en lo que voy a contarte, y si
observas y guardas con cuidado los preceptos que voy a darte, te garantizo que las
gracias del gran Dios te serán familiares, y que las criaturas celestes y terrenas
serán obedientes y estarán sujetas a ti por la fuerza y virtud de la Ciencia
Cabalística, a la que yo llamo Gran Ciencia o Magia, la cual difiere de la Ciencia
Diabólica, es decir, que no opera en absoluto a través de la fuerza de los espíritus
inmundos, aunque sí por la potencia de las causas naturales y la de los ángeles
puros que las rigen. De los que voy a darte los nombres ordenados, y sus ejercicios
y empleos especificos, a los cuales son destinados con sus nombres, sellos y
caracteres; reúne los días durante los cuales presiden en particular, a fin de que
puedas llevar a cabo todo cuanto te prometo en este mi testamento. Es preciso que
seas cuidadoso y estés atento a la consecución de lo que desees emprender, y que
todas tus obras vayan dirigidas sola y exclusivamente a honor del que me ha dado
el conocimiento y la fuerza de dominar, no solamente sobre las cosas terrenas, si
no también sobre las celestes, es decir, sobre los ángeles de quienes pudo disponer
a voluntad mía y obtener de ellos servicios muy considerables en todo cuanto me
concierne.
Ante todo debo procurar que sepas que Dios, habiendo hecho todas las cosas para
que le estén sumisas, y no contento todavía, ha querido llevar sus obras hasta el
grado más perfecto, haciendo una obra en la que participan lo divino y lo terrenal,
es decir, el hombre cuyo cuerpo es grosero y terreno y el alma espiritual y
celestial, al cual ha sometido toda la tierra y a sus habitantes, y le ha dado medios
por los cuales, con el arte, puede volver familiares a los ángeles, a los que yo
llamo criaturas celestiales, que están destinados, unos a regular el movimiento de l
os astros, otros a habitar dentro de los elementos, y otros, en fin, a conducir y
ayudar a las criaturas celestiales y terrenales, a las que llamo hombres. Puedes,
pues, entablar conocimiento con una gran parte de ellos a través de sus sellos y
caracteres, y que se te vuelvan fáciles y familiares mientras no abuses exigiendo
dos de las cosas que a ellos les son contrarias, a saber:
Maldito quien en vano tomará el Nombre de Dios y maldito quien mal empleará
las Ciencias y los bienes con los que El nos ha enriquecido. Te pido, hijo mío, que
grabes bien en tu memoria todo cuanto te digo, para que no se te borre nunca, o,
por lo menos, te mando que si no tuvieses deseo de usar para bien los secretos que
te enseño, antes eches al fuego este mi testamento, que abusar del poder que te doy
de obligar a los espíritus, pues te advierto que estos ángeles bienhechores,
cansados de tus ilícitas demandas, podrían ejecutar para tu desdicha las órdenes
del Dios supremo, así corno para la desdicha de todos los que, mal intencionados,
abusaren de los Secretos que se me han revelado. De todas formas, hijo mío, no
creas en absoluto que no te sea permitido gozar de los bienes y placer que esos
espíritus divinos puedan darte; sino al contrario, para ellos es un gran placer el
rendir servicio al hombre, mientras éste no abuse en absoluto de su bondad. Por
otra parte, hay muchos de esos espíritus que tienen mucha afinidad con el hombre
e inclinación hacia él, al haberles destinado Dios sobre todo a la conservación y
conducción de las cosas terrenas que están sometidas al poder del hombre.
Hay diferentes clases de espíritus, según las cosas a las cuales presiden: los hay
que rigen el cielo empíreo, otros que rigen el primer móvil, otros el segundo
Cristalino, otros el primer Cristalino; los hay que presiden el Cielo estrellado, hay
también espíritus en el Cielo de Saturno, a los que se llaman saturnistas, hay
espíritus jupiterianos, marciales, solares, venusianos, mercuriales y luminares;
observo
los mismos espíritus en los Elementos como en los Cielos. Los hay que
habitan la región ígnea, los hay que residen en el aire, otros en el agua y otros en la
tierra; todos ellos pueden prestar servicio al hombre que tenga la dicha de
conocerlos y que pueda servirse de los medios encaminados a sorprenderlos y
hallarlos. Quiero hacerte saber todavía que Dios ha destinado a cada uno de
nosotros un espíritu que vela y cuida de nuestra conservación, los cuales son
llamados genios y son elementales al igual que nosotros, y están más prestos en
llevar a cabo servicios para los que su temperamento está conforme al Elemento
que estos genios habitan; por ejemplo, si tú eres de temperamento ígneo, es decir
sanguíneo, tu genio será ígneo y sometido al imperio de Bael. A parte de todo eso,
hay tiempos reservados para la invocación de estos espíritus, días y horas en los
que tienen fuerzas y un imperio absoluto—; por eso verás, en la tabla adjunta más
adelante, a qué planeta y a cuál ángel están sometidos cada día y hora de la
semana; a la par, tienes los colores que les convienen, los metales, las hierbas,
plantas, animales e inciensos que les son propios, y como asímismo en qué parte
del mundo piden ser invocados; y sin omitir los conjuros, signos, caracteres y
letras divinas que les convienen, por medio de los cuales se recibe el poder dé
simpatizar con estos espíritus.

Edited by astaroth1 - 13/7/2009, 20:26
 
Top
9 replies since 9/2/2008, 11:51   8359 views
  Share