ATAUDES DE LUZUn documental reabre el caso del director Sergio del Monte, asesinado en 1974 cuando rodaba un filme sobre el poder subliminal de las imágenes.
Paul Naschy: «Es mejor dejar todo como está»MADRID.- Madrid, 1974. Sergio del Monte, un cineasta gallego, lunático y más tenebroso que la noche de Walpurgis intenta dirigir una película titulada Ataúdes de luz. Con ella quiere poner en práctica sus extrañas teorías sobre los efectos subliminales de la imagen, y unas nuevas técnicas de manipulación de la luz con las que, asegura, va a poder demostrar la verdad oculta. Antes de empezar el rodaje, recibe varias amenazas de muerte. El no se detiene. Al tercer día de rodaje, aparece asesinado en lo que parece una ceremonia ritual. Los tres productores de la película, mueren de sendos tumores cerebrales tras visionar el material rodado. Según todos los indicios, Sergio del Monte había mantenido relaciones con una secta de adoradores del Sol llamada Diem et Orbis.
Esto no es ni el argumento de una novela de Stephen King ni la continuación del Nosferatu de Murnau. Tampoco un libro perdido de Lovecraft en la noche de los tiempos. Este es un caso real. Sergio del Monte existió, y murió asesinado en 1974. Tan real que, 26 años después, el joven director barcelonés Nacho Cerdá prepara un documental sobre este caso de circunstancias oscuras y extraños silencios. Por la película desfilan aquellos que conocieron de cerca o de lejos al misterioso personaje, gente como Paul Naschy, Chicho Ibáñez Serrador, Jesús Franco o el doctor Jiménez del Oso.
La película, producida por Koldo Zuazua y el organismo Donostia Kultura (organizador de la Semana de Cine Fantástico y de Terror de San Sebastián), será proyectada en este festival el año que viene, junto con el escaso material rodado por Del Monte, inédito hasta la fecha.
Sin embargo, los responsables de la Semana ofrecieron en la última edición, celebrada recientemente, un avance de tres minutos, en el que podían escucharse testimonios de los personajes mencionados y diversas imágenes, a modo de fogonazos, que dejaban entrever lo inquietante del proyecto. La intención es vender los derechos de la película de Nacho Cerdá a la televisión.
Un proyecto casualLa génesis del proyecto es fruto del azar. El director de la Semana, José Luis Rebordinos, halló los restos de Ataúdes de luz hace año y medio de forma casual, en una cinemateca italiana, cuando preparaba una retrospectiva de cine español de los años 60 y 70 y buscaba, en realidad, una copia de No profanar el sueño de los muertos, de Jorge Grau. Su sorpresa fue mayúscula cuando los italianos le dijeron que la película de Grau no aparecía por ningún sitio, pero que tenían dos latas con «otra película española de terror».
Ante todo, hay que saber de quién hablamos. Sergio del Monte (Orense, 1940-Madrid, 1974) era, según los dispersos elementos de una biografía de apariencia tenebrosa, un tipo peculiar. Y más que peculiar, extraño como un perro verde. Y si nos ponemos a pensar, hasta inquietante. Su currículo como cineasta arrancó con pequeños (y hoy inéditos y desaparecidos) documentales rodados en 16 milímetros. Durante años trabajó como documentalista para el NO-DO, mientras desarrollaba en la medida de lo posible su afición por ciertos temas, por ejemplo, los enfermos terminales.
Costumbres extrañasEra alguien raro en cuanto a hábitos: no tenía residencia fija, era un personaje itinerante, se le veía en cortos lapsos de tiempo en Madrid, en París, en Alemania y en otros muchos sitios de Europa, era alguien muy celoso de su persona, poco aficionado a desvelar cosas de sí mismo, muy solitario, casi un ermitaño, alguien que vivía en permanente estado de ansiedad, asustado de no sabe bien qué y -según los que le conocieron- obsesionado por la influencia que la luz solar ejercía sobre él.
Este último dato no es baladí en la vida de Sergio del Monte. Sin que nadie haya podido o querido confirmarlo (ya se verá lo que depara el resultado final de la película de Nacho Cerdá) todos los datos apuntan a que Sergio del Monte llevó esa obsesión por la luz del sol hasta el extremo de militar en una secta de adoradores del astro rey, llamada Diem et Orbis.
Nacho Cerdá es consciente de que con su documental está prácticamente dando a conocer al mundo la existencia de Sergio del Monte, un personaje oscuro cuyos 34 años de vida pasaron desapercibidos para la inmensa mayoría de los mortales.
Así explica Nacho Cerdá su experiencia: «Yo apenas sabía nada de este personaje, que había quedado en el olvido, hasta que la gente de la Semana de Cine de Terror me llamó. Tampoco ellos sabían demasiado del tema. El interés de Sergio del Monte por hacer una primera película de ficción -en realidad él era documentalista- le hizo ponerse en contacto con gente de la industria, Ibáñez Serrador, Jesús Franco, Paul Naschy, etcétera, y es a través de ellos como yo intento contar quién era Del Monte». Su único objetivo: «Mostrar, desvelar lo que se pueda, ofrecer datos, no emitir juicios ni intentar contar una verdad absoluta».
El director catalán, fascinado con el proyecto (hasta la fecha lleva rodadas 31 horas, que tendrá que dejar en poco más de una), se muestra sin embargo bastante escéptico ante algunos de los ingredientes más escabrosos de lo que podríamos llamar el misterioso caso de Sergio Del Monte. Por ejemplo, lo de las muertes consecutivas y provocadas por la misma causa -un tumor cerebral- de los tres productores de Ataúdes de luz: las tres únicas personas que a los pocos días de aparecer asesinado Del Monte visionaron el material rodado. «Ese material tiene un valor histórico porque al parecer -aunque tampoco me lo acabo de creer del todo- provocó la muerte de esos tres personajes. La leyenda asegura que la exposición ante aquellas imágenes les produjo la muerte; yo no sé, lo que sí es verdad es que los tres desarrollaron un tumor cerebral y que murieron por ello».
De lo que sí está seguro es de las extrañas circunstancias de la muerte de Sergio del Monte. «Fue asesinado al segundo día de rodaje, después de haber recibido varias amenazas. Su cadáver apareció mutilado, según todos los indicios debido a un ritual de tipo religioso, La noticia salió publicada en numerosos medios, pero luego se tapó el caso».
Chicho Ibáñez Serrador es otra de las personas que conocieron de cerca a Sergio del Monte. El encuentro entre ambos, a principios de los 70, se produjo a raíz del interés mostrado por Televisión Española y el propio Ibáñez Serrador acerca de un documental realizado por Del Monte sobre enfermos terminales, que finalmente fue emitido por TVE.
Alguien extrañoLa voz del autor de las inolvidables y peligrosas Historias para no dormir se vuelve trémula cuando evoca al personaje. «Sergio del Monte era uno de los seres más extraños que han vagado por el mundo, alguien de verdad difícil de entender. Cuando lo conocí me impactó de verdad. Solía decir que le interesaba todo lo relacionado con la muerte, y la verdad es que trabajó mucho en hospitales y en morgues; su trabajo era muy bueno».
En cuanto al proyecto frustrado de Ataúdes de luz y las misteriosas teorías de su autor asesinado, Chicho Ibáñez Serrador zanja: «Que nadie se lo tome a broma, por favor. Lo de Sergio del Monte no es broma, va muy en serio».
No comparte esta opinión Jesús Franco. El director de Necronomicón también aceptó ofrecer su testimonio en la película de Nacho Cerdá, aunque considera a Sergio del Monte «un manipulador, una especie de Ed Wood del cine intelectual y alguien muy loco y muy contradictorio con brillantes ideas abstractas pero incapaz de plasmarlas». Jess Franco zanja: «Hay mucha leyenda en torno a Sergio del Monte, demasiada».
Lejos de esta visión negativa, el director de la Semana de Cine de Terror de San Sebastián, José Luis Rebordinos, se muestra especialmente ilusionado con el proyecto. «Es una historia fascinante, sobre todo por que ha permanecido oculta por completo, y además permite evocar el cine español de terror de aquella época. Además, van a estar juntos todos los grandes del cine español de aquella época, Paul Naschy, Jess Franco, Narciso Ibáñez Serrador... y eso ya es un documento». «Otra cosa», añade, «es que yo personalmente me crea todo lo que rodea la leyenda de Sergio del Monte».
La rupturaUna de las personas a las que se les cambia la cara cuando se habla del asunto es Paul Naschy, alias Jacinto Molina, alias el hombre-lobo, alias el más internacional de los actores de terror que ha dado el cine español, y casi uno de los más internacionales que ha dado el cine español a secas. Naschy conocía bien a Del Monte, quien admiraba con pasión de fan la recreación que el actor madrileño hacía del licántropo Waldemar Daninsky. Le admiraba tanto que le propuso el papel de protagonista en Ataúdes de luz. Pero aquello no fraguó. El carácter volátil y oscuro de Sergio del Monte y su negativa a presentar al actor un guión escrito, provocaron la negativa de Naschy. Quién sabe qué otros motivos subyacieron bajo aquella ruptura.
Veintiséis años después, en la película de Nacho Cerdá, puede verse a Paul Naschy pronunciando una frase que, viniendo de quien viene, suena bastante aterradora: «Es mucho mejor dejar el tema de Sergio del Monte como está».
Hace unos días, cuando este periódico intentó sacarle algo más al legendario actor de La marca del hombre lobo, La noche de Walpurgis o El carnaval de las bestias, las negativas fueron casi tajantes, y apenas articuló a regañadientes: «Hay muchos secretos ahí dentro, demasiados, ya se enterará la gente un día. Yo no puedo hablar de ellos, aunque tengo mucho que ver en el tema. Bueno, yo y más gente, claro. Sí puedo decir que es un lío bastante gordo». Según Nacho Cerdá, en su testimonio para el documental sobre Ataúdes de luz, Paul Naschy le habla de asistencia a misas negras celebradas en Alemania.
Paul Naschy añade: «Sergio del Monte murió de una manera muy rara, por eso no quieren que hable, porque hay cosas muy raras en esa muerte. Yo no me atrevo a decir más. Yo tuve un contacto con él, se empezó a hacer la película, hubo amenazas, y bueno... luego pasó aquello».
¿No «quieren» que Naschy hable? ¿«Cosas muy raras»? ¿Quién es esa «más gente» a la que se refiere Paul Naschy? El misterio Del Monte pervive. El público está avisado: cuidado con los destellos de luz.
Edited by astaroth1 - 26/3/2016, 03:25