KANT, Immanuel Kant

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astaroth1
view post Posted on 8/6/2008, 18:31




KANT
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Immanuel Kant (Königsberg, Reino de Prusia, 22 de abril de 1724 - íbidem, 12 de febrero de 1804), filósofo alemán. Es considerado como uno de los pensadores más influyentes de la Europa moderna y del último periodo de la Ilustración. En la actualidad, Kant continúa teniendo sobrada vigencia en diversas disciplinas: filosofía, derecho, ética, estética, etc. Una sostenida meditación sobre los diversos fenómenos del obrar humano nos remite necesariamente a Kant, que junto con Platón y Aristóteles constituye, según una gran mayoría, el hilo conductor de los grandes aportes al conocimiento humano.

ASTAROTH.

Edited by astaroth1 - 8/12/2008, 23:41
 
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nubarus
view post Posted on 8/6/2008, 18:34




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Immanuel Kant fue bautizado como 'Emanuel' pero cambió su nombre a 'Immanuel' tras aprender hebreo. Nació en 1724 en Königsberg (desde mediados del siglo XX, Kaliningrado, Rusia). Era el cuarto de nueve hermanos, de los cuales sólo cinco alcanzaron la adolescencia. Pasó toda su vida dentro o en los alrededores de su ciudad natal, la capital de Prusia Oriental en esa época, sin viajar jamás más allá de 150 km de Königsberg. Su padre Johann Georg Kant (1682–1746) era un artesano alemán de Memel, en aquel tiempo la ciudad más al nordeste de Prusia (ahora Klaipėda, Lituania). Su madre Anna Regina Porter (1697–1737), nacida en Núremberg, era la hija de un fabricante escocés de sillas de montar. En su juventud, Kant fue un estudiante constante, aunque no espectacular. Creció en un hogar pietista que ponía énfasis en una intensa devoción religiosa, la humildad personal y una interpretación literal de la Biblia. Por consiguiente, Kant recibió una educación severa —estricta, punitiva y disciplinaria— que favorecía la enseñanza del latín y la religión por encima de las matemáticas y las ciencias.

ARCHIDUQUE NUBARUS.
 
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leviathan1
view post Posted on 8/6/2008, 18:39




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Desde el primer momento, Kant mostró gran aplicación en sus estudios. Primero fue enviado al Collegium Fridericianum y después se matriculó en la Universidad de Königsberg en 1740, a la edad de 16 años. Estudió la filosofía de Leibniz y Wolff con el profesor Martin Knutzen, un racionalista que también estaba familiarizado con los desarrollos de la filosofía y la ciencia británica y que introdujo a Kant en la nueva física matemática de Newton. También previno al joven alumno respecto del idealismo, visto negativamente por toda la filosofía del siglo XVIII, e, incluso después de la creación de la teoría del idealismo trascendental, Kant refutó el idealismo en la segunda edición de su obra principal. Crítica de la razón pura.

El infarto de su padre y su posterior muerte en 1746 interrumpió sus estudios. Kant se convirtió en un profesor particular en los pequeños pueblos alrededor de Königsberg, pero continuó su investigación académica. En 1749 publicó su primera obra filosófica, Gedanken von der wahren Schätzung der lebendigen Kräfte (Meditaciones sobre la verdadera estimación de las fuerzas vivas). Kant publicó muchas más obras sobre temas científicos, y llegó a ser profesor universitario en 1755. El tema de sus lecciones era la "Metafísica", la cual enseñó durante casi cuarenta años, incluso después de su ruptura con la metafísica. El manual para el curso estaba escrito por A.G. Baumgarten, autor del término 'Estética' en su sentido moderno.

En Allgemeine Naturgeschichte und Theorie des Himmels (Historia universal de la Naturaleza y teoría acerca del cielo, 1755), Kant diseñó la hipótesis de la nebulosa protosolar, en donde dedujo correctamente que el Sistema Solar se formó de una gran nube de gas, una nebulosa. De este modo intentaba explicar el orden del Sistema Solar, anteriormente visto por Newton como impuesto por Dios desde el comienzo. Kant también dedujo correctamente que la Vía Láctea era un largo disco de estrellas, que, según su teoría, estaba formada asimismo por una nube giratoria (mucho más grande) de gas. Además, sugirió la posibilidad de que otras nebulosas podían ser igualmente grandes discos de estrellas distantes. Con estos descubrimientos abrió nuevos horizontes para la astronomía: por primera vez se extendió la astronomía más allá del Sistema Solar hasta dominios galácticos y extragalácticos y de nuevo al pasado lejano.

Desde este momento, Kant se concentró en temas cada vez más filosóficos, aunque continuaría escribiendo sobre las ciencias a lo largo de su vida. En los inicios de los años 1760, Kant concibió una serie de importantes obras de filosofía: Die falsche Spitzfindigkeit der vier syllogistischen Figuren erwiesen (La falsa sutileza de las cuatro figuras del silogismo), una obra sobre lógica, publicada en 1762. Aparecieron dos libros más al año siguiente: Versuch, den Begriff der negativen Größen in der Weltweisheit einzuführen (Ensayo para introducir el concepto de magnitudes negativas en la filosofía) y Der einzig mögliche Beweisgrund zu einer Demonstration des Daseins Gottes (El único fundamento posible de una demostración de la existencia de Dios).

En 1764, Kant escribió Beobachtungen über das Gefühl des Schönen und Erhabenen (Observaciones sobre el sentimiento de lo bello y lo sublime) y quedó segundo tras Moses Mendelssohn en un concurso de la Academia de Berlín con su Untersuchung über die Deutlichkeit der Grundsätze der natürlichen Theologie und Moral (Sobre la nitidez de los principios de la teología natural y de la moral). En 1770, a la edad de 45 años, Kant fue nombrado finalmente Profesor de Lógica y Metafísica en la Universidad de Königsberg. Kant escribió su Disertación inaugural (De mundi sensibilis atque intelligibilis forma et principiis) en defensa de este nombramiento. Esta obra vio la aparición de muchos temas centrales de su obra madura, incluyendo la distinción entre las facultades del pensamiento intelectual y la receptividad sensible. Ignorar esta distinción significaría cometer el error de la subrepción y, como dice en el último capítulo de la disertación, la Metafísica tan sólo progresará evitando dicho error.

Leviathan.
 
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satanas1
view post Posted on 8/6/2008, 18:43




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A la edad de 46 años, Kant era un conocido erudito y un filósofo cada vez más influyente. Se esperaba mucho de él. Como respuesta a una carta de su alumno Markus Herz, Kant llegó a reconocer que en la Disertación inaugural no había logrado dar cuenta de la relación y conexión entre nuestras facultades intelectuales y sensibles. También reconoció que David Hume le despertó del "sueño dogmático" (alrededor de 1770). Kant no publicó ningún trabajo de filosofía en los once años siguientes.

Kant dedicó su década silenciosa a trabajar en una solución para los problemas planteados. Aunque amante de la compañía y la conversación, Kant se aisló, pese a los intentos de sus amigos de sacarle de su aislamiento. En 1778, en respuesta a una de esas peticiones de un antiguo alumno, Kant escribió:

«Cualquier cambio me hace aprensivo, aunque ofrezca la mejor promesa de mejorar mi estado, y estoy convencido, por este instinto natural mío, de que debo llevar cuidado si deseo que los hilos que las Parcas tejen tan finos y débiles en mi caso sean tejidos con cierta longitud. Mi sincero agradecimiento a mis admiradores y amigos, que piensan tan bondadosamente de mí hasta comprometerse con mi bienestar, pero, al mismo tiempo, pido, del modo más humilde, protección en mi actual estado frente a cualquier alteración.»

SATANAS.
 
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nubarus
view post Posted on 8/6/2008, 18:49




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Cuando Kant salió de su silencio en 1781, el resultado fue la Crítica de la razón pura (Kritik der reinen Vernunft). Aunque hoy sea reconocida unánimemente como una de las más importantes obras en la historia de la filosofía, fue ignorada en el momento de su publicación inicial. El libro era largo, más de 800 páginas en la edición original en alemán, y escrito en un estilo seco y académico. Fue objeto de pocas reseñas, las cuales, además, no concedían importancia a la obra. Su densidad hacía de ella un "hueso duro de roer", oscurecida por "...toda esta pesada telaraña”, según la describió Johann Gottfried Herder en una carta a Johann Georg Hamann.

Esto contrasta intensamente con el elogio que Kant había recibido por obras anteriores, como la citada memoria de 1764 y otros opúsculos que precedieron a la primera Crítica. Estos tratados bien recibidos y legibles incluyen uno sobre el terremoto de Lisboa, que fue tan popular que se vendía por páginas. Antes de su giro hacia la crítica, sus libros se vendían bien, y para cuando publicó Observaciones sobre el sentimiento de lo bello y lo sublime en 1764, se había convertido en un autor popular de cierto renombre. Kant se decepcionó con la recepción de la primera Crítica. Reconociendo la necesidad de clarificar el tratado original, Kant escribió los Prolegómenos a toda metafísica futura (Prolegomena zu einer jeden künftigen Metaphysik, die als Wissenschaft wird auftreten können) en 1783, como un resumen de sus principales puntos de vista. También animó a su amigo Johann Schultz, a publicar un breve comentario sobre la Crítica de la razón pura.

La reputación de Kant aumentó gradualmente durante la década de 1780, gracias a una serie de obras importantes: el ensayo Respuesta a la pregunta: ¿Qué es Ilustración? (Beantwortung der Frage: Was ist Aufklärung?) de 1784; la Fundamentación de la metafísica de las costumbres (Grundlegung zur Metaphysik der Sitten), de 1785 (su primera obra sobre filosofía moral), y Principios metafísicos de la ciencia natural (Metaphysische Anfangsgründe der Naturwissenschaft), de 1786. Pero el reconocimiento final de Kant llegó desde una fuente inesperada. En 1786, Karl Leonhard Reinhold comenzó a publicar una serie de cartas públicas sobre la filosofía kantiana. En estas cartas, Reinhold enmarcaba la filosofía de Kant como una respuesta a la principal controversia intelectual de la época: la Disputa sobre el Panteísmo. Friedrich Heinrich Jacobi había acusado al recientemente fallecido Gotthold Ephraim Lessing (distinguido dramaturgo y ensayista filosófico) de spinozismo. Esa acusación, equivalente a la de ateísmo, fue desmentida rotundamente por Moses Mendelssohn, amigo de Lessing, y surgió una amarga disputa pública entre ellos. La controversia gradualmente escaló hasta convertirse en un debate general sobre los valores de la Ilustración y de la razón en sí misma. Reinhold mantenía en sus cartas que la Crítica de la razón pura de Kant podía resolver esta disputa defendiendo la autoridad y los límites de la razón. Las cartas de Reinhold fueron ampliamente leídas e hicieron a Kant el filósofo más famoso de su época.

ARCHIDUQUE NUBARUS.
 
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astaroth1
view post Posted on 8/6/2008, 18:57




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Kant publicó una segunda edición de la Crítica de la razón pura en 1787, revisando en profundidad las primeras partes del libro. La mayoría de sus posteriores obras se centraron en otras áreas de la filosofía. Continuó desarrollando su filosofía moral, especialmente en la Crítica de la razón práctica (Kritik der praktischen Vernunft, conocida como la segunda Crítica) de 1788 y la Metafísica de las costumbres (Metaphysik der Sitten) de 1797. La Crítica del juicio (Kritik der Urteilskraft, la tercera Crítica) de 1790 aplicaba el sistema kantiano a la Estética y la teleología. También escribió varios ensayos algo populares sobre historia, religión, política y otros temas. Estas obras fueron bien recibidas por los contemporáneos de Kant y confirmaron su posición preeminente en la filosofía del siglo XVIII. Había varias revistas dedicadas únicamente a defender y criticar la filosofía kantiana. Pero, a pesar de su éxito, las tendencias filosóficas se movían en otra dirección. Muchos de los discípulos más importantes de Kant (incluyendo a Reinhold, Beck y Fichte) transformaron la posición kantiana en formas de idealismo cada vez más radicales. Esto marcó la aparición del Idealismo alemán. Kant se opuso a estos desarrollos y denunció públicamente a Fichte en una carta abierta en 1799. Fue uno de sus últimos actos filosóficos. La salud de Kant, mala desde hacía mucho tiempo, empeoró, y murió en Königsberg el 12 de febrero de 1804, murmurando la palabra «Genug» («suficiente», «basta») antes de expirar. Su inacabada obra final, el fragmentario Opus Postumum, fue (como su título sugiere) publicada póstumamente.

Han surgido una variedad de creencias populares con respecto a la vida de Kant. A menudo se sostiene, por ejemplo, que Kant maduró tardíamente, que sólo se convirtió en un filósofo importante a sus cincuenta y tantos años después de rechazar sus anteriores puntos de vista. Aunque es cierto que Kant escribió sus mejores obras relativamente tarde en su vida, hay una tendencia a infravalorar el valor de sus obras anteriores. Los estudios recientes sobre Kant han dedicado más atención a estos escritos "precríticos" y se ha reconocido una cierta continuidad con sus obras maduras.

Muchos de los mitos comunes acerca de las peculiaridades personales de Kant se enumeran, explican y refutan en la introducción del traductor inglés Goldthwait de las "Observaciones sobre el sentimiento de lo bello y lo sublime"). A menudo se sostiene que Kant vivió una vida muy estricta y previsible, lo que lleva a la historia a menudo repetida de que sus vecinos ponían los relojes en hora cuando daba sus paseos diarios. De nuevo, esto es cierto sólo en parte. Mientras fue joven, Kant fue una persona muy sociable y un apasionado de los convites durante la mayor parte de su vida. No se casó nunca. Únicamente en una época más avanzada de su vida, la influencia de su amigo el comerciante inglés Joseph Green hizo que Kant adoptara un estilo de vida más regular.

ASTAROTH.
 
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belzebuth666
view post Posted on 8/6/2008, 19:05




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De 1879 a 1881 se recolectó dinero para construir una capilla a modo de monumento. La tumba de Kant se encuentra fuera de la Catedral de Königsberg -actualmente Kaliningrado- en el río Pregolya y es uno de los pocos artefactos alemanes conservados por los soviéticos después de que conquistaran y anexaran la ciudad en 1945. La tumba original de Kant fue demolida por las bombas rusas a comienzos de aquel año. Una réplica de una estatua de Kant, ubicada en frente de la Universidad, fue donada por una entidad alemana en 1991. Los recién casados llevan flores a la capilla, como hicieron antes para el monumento de Lenin.

Cerca de la tumba se halla la siguiente inscripción en alemán y ruso, tomada de la “Conclusión” de Crítica de la razón práctica: «Dos cosas colman el ánimo con una admiración y una veneración siempre renovadas y crecientes, cuanto más frecuente y continuadamente reflexionamos sobre ellas: el cielo estrellado sobre mí y la ley moral dentro de mí.»

BELZEBUTH.
 
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astaroth1
view post Posted on 8/6/2008, 19:12




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Todo aquel que se ocupe de filosofía moderna no puede dejar de lado a Kant; tal vez haya que decir lo mismo de todo aquel que se ocupe de filosofía. Su obra es típicamente alemana, muy elaborada y un tanto nebulosa. Encerrado en su gabinete, donde pasó su larga vida de casi 80 años, cuidaba poco el filósofo del mundo banal, aun cuando lo frecuentaba con placer.

Encasillado en su subjetividad, a la manera de Descartes, da a sus teorías una dirección muy distinta a la del filósofo francés. Descartes se adentra en su yo, pero ha de encontrar el camino para elevarse a Dios, y a un tiempo, para dar "certidumbre" al mundo físico o de la "res extensa". Kant, encerrado en un mundo fenoménico, ha de descalificar la posibilidad de contactar a las cosas en sí mismas. Sean las del mundo, la de Dios, la del alma.

La filosofía de Kant no niega la existencia de Dios, ni un orden moral, ni la realidad pensable de un mundo físico. Lo que niega -salvo en lo moral- es que la razón humana pueda trascender y llegar a esos entes en sí mismos: sean el "mundo", "Dios" o el "alma". Además Kant constituyó la idea de que el mundo, el sol y todos los planetas son complementarios unos con otros.

Kant parte de la conciencia, de las representaciones fenoménicas del yo. Sean provenientes del mundo externo o interno. Y se aboca, desde un principio, a la estética trascendental.

Kant entiende por sensación el efecto de un objeto sobre la facultad representativa, en cuanto somos afectados por él. Se entiende que se prescinde por completo de la naturaleza del objeto afectante y que solamente se presta atención al efecto que se produce en nosotros, en lo puramente subjetivo.

La intuición empírica es una percepción cualquiera que refleje a un objeto, y así el conocimiento es considerado como un medio. La intuición empírica es la que se refiere a un objeto, pero por medio de la sensación. El fenómeno es el objeto indeterminado de la intuición empírica. El árbol puede afectarnos y de él tenemos una representación fenoménica. Nada podemos saber del árbol en sí. La realidad de la cosa, en ella misma, es un noúmeno no alcanzable.

ASTAROTH.
 
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nubarus
view post Posted on 8/6/2008, 19:34




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No se incluye en el orden sensible, sino que todo dimana de la experiencia; hay elementos a priori, como el espacio. Así, para que las sensaciones sean referidas a objetos externos, a alguna cosa que ocupe un lugar distinto del nuestro, y asimismo, para poder entender los objetos como exteriores los unos a los otros, como situados en lugares diversos, es necesario que tengamos "antes" la representación del espacio. De lo que se infiere que la representación del espacio no puede derivar de la relación de los fenómenos ofrecidos por la experiencia. Todo lo contrario: es absolutamente necesario suponer esta representación de espacio como dada para que la experiencia fenoménica sea posible.

La representación del espacio no es un producto de la experiencia; es una condición necesaria para el ejercicio de la sensibilidad o una forma a priori que existe en nosotros. Una especie de tabla rasa donde se trazan los fenómenos. Sola o en sí misma, no contiene nada real, pero en ella hay lugar para que se dibuje todo lo sensible.

Cuando proyectamos hacia el exterior lo que denominamos extensión, estamos aplicando o sobreponiendo a los fenómenos algo que no les pertenece, algo puramente subjetivo, una forma, una condición previa de nuestra sensibilidad. Todo lo que llamamos corporal no va más allá de la representación interna, aunque lo consideremos como externo. Estamos dentro de una posición idealista.

En la primera edición de la "Crítica de la razón pura" Kant dice: "El concepto trascendental de los fenómenos en el espacio es una advertencia crítica de que en general nada de lo percibido en el espacio es una cosa en sí, que el espacio es además una forma de las cosas; los objetos en sí nos son completamente desconocidos y lo que llamamos cosas exteriores no son más que representaciones de nuestra sensibilidad".

La intuición del espacio es una de las formas de la sensibilidad externa, pero se da además tanto en los fenómenos externos como internos, lo que llamamos tiempo, o sucesión. El tiempo es también un componente a priori de la sensibilidad que está en nosotros. Percibimos por fuerza una sucesión, pero no podemos entenderla como algo en sí. La ciencia del mundo no sería, teniendo en cuenta lo dicho sobre espacio y tiempo, una cosmología en sí, sino una fenomenología.

ARCHIDUQUE NUBARUS.
 
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astaroth1
view post Posted on 8/6/2008, 19:37




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Además de espacio y tiempo como formas puras de la sensibilidad, el hombre dispone de entendimiento. La sensibilidad es receptiva, que no pasiva, pues presupone la actividad corporal. El entendimiento es, en cambio, activo y su función es la de producir (hervorbringen) los conceptos. En este sentido, como ha mostrado Eugenio Moya en su reciente libro: Kant y las ciencias de la vida (Madrid, Biblioteca Nueva, 2008), la mente humana se comporta como cualquier ente vivo. En efecto, de igual manera que éstos organizan y se autoorganizan a sí mismos a partir de las diferentes materias que les servían de alimento, de respiración, etc.; es decir, son autopoyéticos. La mente tiene la capacidad para selbstgebären, para hacer emerger –hervorbringen-, desde sí misma, determinadas formas cognitivas a priori que organizan el material múltiple que le proporcionan los sentidos. “En este sentido -dice Kant en la Crítica de la razón pura-, las impresiones dan el impulso inicial para abrir toda la facultad cognoscitiva en relación con ellos y para realizar la experiencia. Ésta incluye dos elementos muy heterogéneos: una materia de conocimiento, extraída de los sentidos, y cierta forma de ordenarlos, extraída de la fuente interior de la pura intuición y del pensar, los cuales, impulsados por la materia, entran en acción y producen conceptos.” El a priori del entendimiento hay que concebirlo así, más que un conocimiento sustantivo, como una capacidad de producir conocimientos ajustando a ciertas reglas los materiales de la experiencia. Ahora bien, en la medida en que sólo podemos aprender a partir de esas reglas, no podemos decir que todo conocimiento deba justificarse a partir de aquellos materiales.

Recapitulando:

1. El origen de todos nuestros conocimientos está en los sentidos. El espacio es la forma que aportamos para las representaciones externas. El tiempo es la forma pura que previamente aportamos tanto para lo externo como para lo interno.

2. Aparte de estas formas puras, la razón humana dispone de la facultad del entendimiento, conformadora espontánea con su bagaje de categorías.

3. Las intuiciones sensibles por sí mismas y solas no engendran conocimiento: son ciegas.

4. Las intuiciones sensibles constituyen materia de conocimiento en tanto se someten a la conceptualización del entendimiento. Y a partir de allí opera nuestro aparato discursivo.

La razón humana tiene en el conjunto de categorías su fuerza para concebir los objetos, pero siempre que haya un aflujo de fenómenos sobre los cuales ellas puedan actuar. Cuando tal cosa no ocurre, en el caso de los objetos denominados "metafísicos", como Dios, el alma, el mundo, tal función del entendimiento deriva sin mucho sentido y cae en las llamadas antinomias, en que tanto puede demostrarse como verdadera una posición como la contraria.

ASTAROTH.
 
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satanas1
view post Posted on 8/6/2008, 19:45




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La doctrina ética kantiana está contenida en lo que se ha denominado como sus tres obras éticas: Fundamentación de la Metafísica de las costumbres, Crítica de la razón práctica y Metafísica de las costumbres. Kant se caracterizó por la búsqueda de una ética o principios con el carácter de universalidad que posee la ciencia. Para la consecución de dichos principios Kant separó las éticas en: éticas empíricas (todas las anteriores a él) y éticas formales (ética de Kant).

Este nuevo planteamiento acerca de la ética hace de Kant el padre de la filosofía moderna.

La razón teórica formula juicios frente a la razón práctica que formula imperativos. Estos serán los pilares en los que se fundamenta la ética formal kantiana. La ética debe ser universal y, por tanto, vacía de contenido empírico, pues de la experiencia no se puede extraer conocimiento universal. Debe, además, ser a priori, es decir, anterior a la experiencia y autónoma, esto es, que la ley le viene dada desde dentro del propio individuo y no desde fuera. Los imperativos de esta ley deben ser categóricos y no hipotéticos que son del tipo "Si quieres A, haz B".

En contraposición a la ética a Kant se encuentra la ética de Santo Tomás de Aquino. Es una ética material y, por consiguiente, heterónoma (la ley viene dada por Dios) e hipotética en sus imperativos.

El imperativo categórico tiene tres formulaciones:

1. " Obra sólo según una máxima tal, que puedas querer al mismo tiempo que se torne en ley universal."
2. " Obra de tal modo que uses la humanidad, tanto en tu persona como en la de cualquier otro, siempre como un fin y nunca meramente como un medio."
3. " El ser es un fín en sí mismo. Tiene dignidad"

Kant sintetiza su pensamiento ético en la contestación a cuatro preguntas: ¿Qué debo hacer?, ¿Qué puedo conocer?, ¿Qué puedo esperar?, ¿Qué es el hombre?

A la primera interrogante trata de dar respuesta la moral. A la segunda, el análisis de la "Crítica de la razón pura" en torno de las posibilidades y límites del conocimiento humano. A la tercera trata de responder la religión. Y, por último, según las palabras del filósofo, la última es una indagación en la que confluyen las tres anteriores.

Kant concluye su estudio epistemológico haciendo especial hincapié en la importancia del deber, que es donde reside la virtud de toda acción. Al hacer coincidir la máxima de cualquier acción con la ley práctica, el ser humano habrá encontrado el principio objetivo y universal del obrar.

SATANAS.
 
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samael69
view post Posted on 8/6/2008, 19:52




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* Pensamientos sobre la verdadera estimación de las fuerzas vivas (Gedanken von der wahren Schätzung der lebendigen Kräfte) (1747).
* Historia general de la naturaleza y teoría acerca del cielo (Allgemeine Naturgeschichte und Theorie des Himmels) (1755). Juárez Editor. Buenos Aires, 1969.
* Nueva dilucidación de los primeros principios del conocimiento metafísico (Principiorum primorum cognitionis metaphysicae nova dilucidatio) (1755). En Disertaciones latinas de Kant. Traducción de Juan David García Bacca. Universidad Central de Venezuela, Caracas, 1974.
* Nuevo concepto del movimiento y el reposo (Neuer Lehrbegriff der Bewegung und Ruhe und der damit verknüpften Volgerungen in den ersten Grunden der Naturwissenschaft) (1758).
* La falsa sutileza de las cuatro figuras del silogismo (Die falsche Spitzfindigkeit der vier syllogistischen Figuren erwiesen) (1762).
* Ensayo para introducir el concepto de magnitudes negativas en la filosofía (Versuch, den Begriff der negativen Größen in der Weltweisheit einzuführen) (1763).
* El único fundamento posible de una demostración de la existencia de Dios (Der einzig mögliche Beweisgrund zu einer Demonstration des Daseins Gottes) (1763).
* Observaciones sobre el sentimiento de lo bello y lo sublime (Beobachtungen über das Gefühl des Schönen und Erhabenen) (1764).
* Sobre la nitidez de los principios de la teología natural y de la moral (Untersuchung über die Deutlichkeit der Grundsätze der natürlichen Theologie und Moral) (1764).
* Los sueños de un visionario explicados por los sueños de la metafísica (Träume eines Geistersehers erläutert durch Träume der Metaphysik) (1766). Traducción: Alianza, Madrid, 1987. (ISBN 84-206-0271-X)
* Sobre el fundamento primero de la diferencia entre las regiones del espacio (Von dem ersten Grunde des Unterschiedes der Gegenden im Raume) (1766).
* Disertación inaugural (De mundi sensibilis atque intelligibilis forma et principiis) (1770). CSIC, Madrid, 1961.
* Aufsätze, das Philantropin betreffend (1776-1777), en Pedagogía, Akal, Madrid, 1983.
* Crítica de la razón pura (Kritik der reinen Vernunft). (1781, 2ª edic. 1787).
* Prolegómenos a toda metafísica futura que pueda presentarse como ciencia, (Prolegomena zu einer jeden künftigen Metaphysik, die als Wissenschaft wird auftreten können) (1783).
* Respuesta a la pregunta: ¿Qué es Ilustración? (Beantwortung der Frage: Was ist Aufklärung?) (1784).
* Idea para una Historia Universal en sentido cosmopolita (Idee zu einer allgemeinen Geschichte in weltbürgerlicher Absicht) (1784).
* Fundamentación de la metafísica de las costumbres, (Grundlegung zur Metaphysik der Sitten) (1785). Trad. de Manuel García Morente: Madrid, Espasa-Calpe, 1994 (ISBN 84-239-1940-4).
* Recensiones de las «Ideas para una Filosofía de la Historia de la Humanidad» de Herder (Recensionen von J. G. Herders «Ideen zur Philosophie der Geschichte der Menschheit») (1785).
* Principios metafísicos de la ciencia de la Naturaleza (Metaphysische Anfangsgründe der Naturwissenschaft) (1786). Trad. de C. Másmela, Alianza. Madrid, 1989 (ISBN 84-206-0394-5).
* Probable inicio de la historia humana (Muthmaßlicher Anfang der Menschengeschichte) (1786).
* ¿Qué significa orientarse en el pensamiento? (Was heisst: sich im Denken orientieren?) (1786). Trad. de C. Correas, Buenos Aires, Leviatán, 1982 (ISBN 950-016-349-7).
* Segunda edición de la Crítica de la razón pura (1787), con numerosas modificaciones.
* Sobre el uso de los principios teleológicos en la filosofía (Über den Gebrauch teleologischer Principien in der Philosophie) (1788).
* Crítica de la razón práctica (Kritik der praktischen Vernunft) (1788). Trad. de E. Miñana y Manuel García Morente, Madrid, Espasa-Calpe, 1981 (2ª edic.) (ISBN 84-239-1589-1). Trad. de Roberto R. Aramayo, Madrid, Alianza, 2000 (ISBN 84-206-3543-X).
* Crítica del juicio (Kritik der Urteilskraft) (1790). Trad. de Manuel García Morente, Madrid, Espasa-Calpe, 1999 (8ª edic.) (ISBN 84-239-1967-6).
* Primera introducción a la Crítica del Juicio (Erste Einleitung in der Kritik der Urteilskraft) (escrito póstumo, redactado en 1790). Traducciones: Univ. de Buenos Aires, 1948; Buenos Aires, Juárez, 1969; Madrid, La Balsa de la Medusa - Visor Distr., 1987.
* Sobre un descubrimiento según el cual toda nueva crítica de la razón pura resulta superflua frente a otra anterior (también conocida como Nueva crítica o Respuesta a Eberhard) (Über eine Entdeckung nach der alle neue Kritik der reinen Vernunft durch eine ältere entbehrlich gemacht werden soll) (1790). Trad.: Buenos Aires, Aguilar, 1968, 1973 (5ª ed.).
* Sobre el fracaso de todos los ensayos filosóficos de Teodicea (Über das Misslingen aller philosophischen Versuche in der Theodizee) (1791).
* ¿Cuáles son los progresos reales que la metafísica ha realizado en Alemania desde los tiempos de Leibniz y Wolff? (Welche sind die wirklichen Fortschritte, die Metaphysik seit Leibnizens und Wolffs Zeiten in Deutschland gemacht hat?) (texto póstumo fragmentario, escrito hacia 1791-1795; publicado por Rink en 1804). Trad. esp. con el título Los progresos de la metafísica desde Leibniz y Wolff, Madrid, Tecnos, 1987 (edic. de F. Duque) (ISBN 83-309-1403-X).
* La religión dentro de los límites de la mera razón (Die Religion innerhalb der Grenzen der blossen Vernunft) (1793). Trad. de F. Martínez Marzoa, Madrid, Alianza, 1986 (ISBN 84-206-1163-8).
* Sobre el dicho: Esto puede ser correcto en la Teoría, pero no vale para la Práctica (Über den Gemeinspruch: Das mag in der Theorie richtig sein, taugt aber nicht für die Praxis) (1793).
* El fin de todas las cosas (Das Ende aller Dinge) (1794).
* La paz perpetua (Zum ewigen Frieden, ein philosophischer Entwurf) (1795).
* Metafísica de las costumbres (Metaphysik der Sitten) (1797).
* Revisión de la pregunta: si el género humano progresa continuamente hacia lo mejor (Erneuerte Frage: Ob das menschliche Geschlecht im beständigen Fortschreiten zum Besseren sei) (1797).
* El conflicto de las facultades (Der Streit der Fakultäten), (1798). Trad. esp. de R. R. Aramayo (como La contienda entre las facultades de filosofía y teología): Madrid, Trotta, 1999 (ISBN 84-8164-323-8).
* El poder de las facultades afectivas (1798).
* Antropología en sentido pragmático (Anthropologie in pragmatischer Hinsicht) (1798). Trad. de José Gaos. Revista de Occidente, Madrid, 1935; reed.: Madrid, Alianza, 1991 (ISBN 84-206-0526-3).
* Lógica (Logik. Ein Handbuch zu Vorlesungen) (1800, publicada por Jäsche). Trad.: Madrid, Akal, 2000 (ISBN 84-460-1112-3).
* Geografía física (Immanuel Kants physische Geographie. Auf Verlangen des Verfassers aus seiner Handschrift herausgegeben und zum Theil bearbeitet von D. Friedrich Theodor Rink) (1802).
* Pedagogía (Pädagogik. Herausgegeben von D. Friedrich Theodor Rink) (1803). Trad. de L. Luzuriaga y J.L. Pascual, Madrid, Akal, 1983.
* Transición desde los primeros fundamentos metafísicos de la ciencia natural a la Física (Vom Übergange von den metaphysischen Anfangsgründen der Naturwissenschaft zur Physik) (1888, edición de Krause). Obra fragmentaria inconclusa que forma parte del Opus postumum.
* Opus postumum (colección de obras inconclusas) (1920). Trad.: Barcelona, Anthropos, 1991, edic. de F. Duque (ISBN 84-7658-269-2).
* Antropología Práctica (manuscrito inédito de 1785). Editorial Tecnos, Madrid, 1990.
 
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nubarus
view post Posted on 8/12/2008, 22:56




La Muerte de Kant


Llegamos ya al mes de febrero de 1804, que fue el último que Kant había de ver. Es de notar que en el libro de apuntes, del cual he hecho mención alguna vez, encontré un fragmento de un canto antiguo (copiado por Kant durante el verano, unos seis meses atrás) que decía que el mes de febrero es aquel en que llevamos menos carga, por la razón de ser más corto. Sin embargo, aun de tan corto mes, Kant, no tenía que vivir más que doce días, si es que puede decirse así, pues en realidad se estuvo muriendo desde el primero.
A partir del día 3, pareció que los resortes de la vida dejaron de funcionar, porque desde entonces ya no tomó más alimento. Su existencia dijérase prolongarse tan sólo gracias al ímpetu que le habían dado ochenta años de vida. El médico le visitó aquel día como de costumbre, y recuerdo un pequeño detalle que nos impresionó a los dos, como revelador de la inalterable cortesía y bondad de Kant. Al entrar el doctor, Kant se levantó y alargándole la mano pronunció unas frases en las repitió varias veces la palabra posts, pero en forma que parecía pedir auxilio para completar el concepto. El doctor, que creyó que divagaba y se refería a los relevos de postas, le contestó que todos los caballos estaban ocupados y que no se preocupara; pero Kant insistió haciendo grandes esfuerzos: muchos puestos... puestos pesados... mucha bondad... mucha gratitud, todo ello con incoherencia aparente, pero con mucho calor y dominio de sí mismo. Yo adiviné entonces lo que quería decir. Lo que el profesor desea expresaros, doctor, es que considerando los muchos puestos o cargos que desempeñáis en la ciudad y en la universidad, representa una gran bondad por vuestra parte dedicarle tanto tiempo (pues el doctor jamás quiso cobrarle) y os está en extremo agradecido. Eso es, exclamó Kant, eso es. Pero todavía continuaba de pie, aunque en actitud de desplomarse; por lo que le hice observar al médico que Kant no se sentaría, por mucho que padeciese, hasta que su visitante no tomara asiento. El doctor pareció dudar de ello, pero Kant, que lo oyó, haciendo un esfuerzo sobrehumano lo confirmó con estas palabras: No permita Dios que caiga tan bajo que me olvide de las obligaciones de la hospitalidad.
Cuando anunciaron la comida, el doctor se despidió. Había llegado el otro comensal, y yo confié, en vista de la animación que Kant había mostrado poco hacía, que pasaríamos un rato agradable, pero me equivoqué. Kant estaba agotado, más que de costumbre, y aunque se llevaba la cuchara a la boca, no tragaba nada. Hacía algún tiempo que no le encontraba gusto a ningún manjar, y yo probé aunque sin éxito, a estimular su apetito con nuez moscada, canela y otros condimentos. Aquel día todo falló y ni siquiera quiso probar un bizcocho. Una vez le había oído contar que uno de sus amigos cuya enfermedad era el "marasmus", la habían terminado con cuatro o cinco días completamente exentos de dolor, pero sin ningún apetito, y luego habían pasado tranquilamente a mejor vida. Y me temí que él acababa de entrar en semejante período.
El sábado, día 4, oí que sus huéspedes expresaban el temor de no verle más.
Sin embargo, el día 5 comí en su mesa, junto con su particular amigo R. R. V. Kant estaba presente, pero tan débil que la cabeza le caía sobre las rodillas y él se doblaba sobre el lado derecho del sillón. Le arreglé los almohadones, para levantarle y sostenerle la cabeza, y luego le dije: Ahora, mi querido señor, ya estáis en orden. Grande fue nuestro asombro al oírle contestar en voz clara y audible, la frase militar latina: Sí, testudine, et facie, y en seguida añadió: Listo para el enemigo, y con el equipo de batalla. Las facultades de su inteligencia se consumían bajo sus propias cenizas; pero de vez en cuando, salía una llamarada, como para indicar que el rescoldo no se había apagado.
El lunes, día 6, estuvo mucho más débil y aletargado. No pronunció palabra, excepto su respuesta a la pregunta que le hice sobre los moros, según he referido antes; y estuvo sentado con la mirada perdida, encerrado en sí mismo, y sin acusar nuestra presencia. Daba la impresión de un fantasma de siglos pasados sentado junto a nosotros.
Por este tiempo, Kant se había vuelto mucho más tranquilo y sereno. En los comienzos de su enfermedad, cuando su fortaleza entraba en conflicto con los primeros embastes del mal, era propenso a la displicencia y a veces trataba ásperamente y aun duramente a sus servidores. Esto, aunque lo más opuesto a su disposición natural, era excusable por las circunstancias. No podía darse a entender; le traían continuamente cosas que no había pedido; y en cambio no lograba que le trajesen lo que necesitaba, porque todos sus esfuerzos para expresarlo eran ininteligibles. Aquejábale, además, una fuerte irritación nerviosa, debido al desequilibrio de las distintas funciones de su naturaleza; pues la debilidad de un órgano se le hacía más evidente con la fuerza desproporcionada de otros. Pero, al fin, la lucha había terminado; todo el sistema estaba por completo minado y sometido a un proceso disolutivo tan rápido como proporcionado. En adelante, no se le escapó ni un movimiento de impaciencia, ni una expresión de mal humor.
Yo le visitaba entonces tres veces al día. El martes, día 7, al presentarme a la hora de la comida, encontré al grupo usual de amigos sentados solos, Kant estaba en cama. Esto era una cosa fuera de lo corriente, y con ello aumentaron mis temores de que se acercaba el fin.
Sin embargo, no quise exponerme a dejarle sin compañía, y al día siguiente a la misma ahora me presenté, le saludé alegremente y ordené que sirvieran la comida. Kant se sentó con nosotros a la mesa; y cogiendo la cuchara, se la llevó a los labios, pero inmediatamente la soltó, y se retiró a la cama, de la que ya no se levantó más.
El jueves, día 9, le encontré sumido en la debilidad del moribundo, y el aspecto cadavérico (la facies Hippocratica) se había apoderado de él. Acudí repetidas veces durante el día, y al presentarme por última vez a las diez de la noche le hallé completamente insensible. No logré de él ningún signo de reconocimiento y le dejé al cuidado de su hermana y su criado.
El viernes, día 10, fui a verle a las seis de la mañana. . Hacía un tiempo tempestuoso, y durante la noche había nevado en abundancia. Y recuerdo, de paso, que una partida de ladrones se había introducido en casa de un vecino de Kant, que era un orfebre. Al acercarme a la cama, le di los buenos días, y él contestó, pero con voz tan débil que apenas articuló las palabras. Yo me alegré de encontrarle con sensibilidad, y le pregunté si me reconocía. Sí, contestó, y alargando la mano me tocó amistosamente en la mejilla. Pero, durante el resto del día, siempre que lo visité, le encontré nuevamente sumido en su estado de insensibilidad.
El sábado, día 11, le hallé con la mirada fría y vidriosa; mas, al parecer perfectamente tranquilo. Le pregunté otra vez si me reconocía. No podía hablar, pero volvió el rostro hacía mí, y me hizo signo de que le besara. Una profunda emoción se apoderó de mí y me incliné sobre sus pálidos labios; pues comprendí que con acto solemne de ternura quería expresar su satisfacción por nuestra larga amistad, y darme el último adiós. Jamás le había visto otorgar esta prueba de afecto a nadie, salvo una vez, pocas semanas antes de su muerte, en que atrajo a sí a su hermana y la besó. El beso que me dio fue su última prueba de reconocimiento.
Cualquier líquido que se le hiciese tomar pasaba por su estómago con un ruido especial, como ocurre con los moribundos; y todos los síntomas de la muerte aparecían en él.
Quise permanecer con él hasta que todo hubiese terminado, y así como había sido uno de los más íntimos testigos de su vida, serlo también de su marcha. Por consiguiente, no lo dejé ya, salvo en los breves minutos que tuve que salir para algún asunto privado. Pasé la noche junto a su cama. Aunque había pasado el día en un estado de insensibilidad incompleta, sin embargo, al atardecer dio a entender que deseaba que le arreglasen la cama. Por consiguiente, le cogimos en brazos, y rápidamente se arreglaron las sábanas y las almohadas. No durmió, y la cucharada de líquido que de vez en cuando se le ponía en los labios, era generalmente rechazada. Sin embargo, a la una de la madrugada hizo un movimiento hacía la cuchara, por lo que supuse que tenía sed y le di una pequeña porción de vino y agua azucarada; pero los músculos de la boca no tenían fuerza para retenerla, de modo que para prevenir que se derramara se llevó la mano a los labios, hasta que se oyó que tragaba. Pareció que deseaba más, y seguí dándole, hasta que dijo con voz apenas perceptible: Basta ya. Esto fue lo último que dijo: ¡Basta ya! ¡Grandes y simbólicas palabras! A intervalos rechazaba las sábanas y se descubría; yo no hacía más que volverlo a cubrir, y una de estas veces observé que el cuerpo y las extremidades se enfriaban y que el pulso era intermitente.
A las tres y cuarto del domingo, día 12 de febrero de 1804, Kant se estiró como para tomar posición para el acto final y adoptó la que había de conservar hasta el momento de su muerte. El pulso ya no se le notaba ni en las manos, ni en los pies, ni en el cuello. Busqué en todas partes en donde late, pero sólo hallé la cadera izquierda, en donde seguía latiendo con violencia, aunque intermitente.
Hacia las diez de la mañana experimentó un cambio notable; los ojos estaban fijos, y el rostro y los labios adquirieron una palidez mortal. Sin embargo, era tal la intensidad de sus hábitos constitucionales, que no apareció rastro del sudor frío que suele acompañar la agonía.
Eran casi las once y el momento fatal se acercaba. Su hermana estaba sentada a los pies de la cama, y el hijo de ésta a la cabecera. Yo, para observar las fluctuaciones del pulso, me arrodillé junto al lecho; y llamé al criado para que presenciase el tránsito del bueno de su amo. La última agonía se acercaba a su fin, si puede llamarse agonía una muerte sin lucha. En aquel preciso momento, su distinguido amigo el señor R. R. V., a quien yo había mandado aviso, entró en la habitación. Primero se debilitó la respiración; luego se volvió intermitente y el labio superior ligeramente convulsivo; después siguió una débil respiración o suspiro, y luego, nada más. El pulso siguió latiendo unos segundos, más lento y débil, más lento y débil, hasta que cesó por completo. El mecanismo se había parado: en aquel preciso momento el reloj dio las once.
Poco después de muerto Kant le afeitaron la cabeza, y bajo la dirección del profesor Knorr se tomó una mascarilla, pero no simplemente del rostro, sino un molde de toda la cabeza, destinado, según creo, a enriquecer la colección craneológica del doctor Gall.
Una vez debidamente vestido el cadáver, una multitud de personas de toda condición social, desde la más elevada hasta la más humilde, acudieron a verle. Todos estaban ansiosos de aprovechar la última oportunidad que se les ofrecía de poder decir "que habían visto a Kant". Esto duró varios días, durante los cuales, desde la mañana a la noche, la casa estaba repleta de gente. Grande fue el asombro de todos al considerar la extrema delgadez de Kant, y se convino universalmente en que jamás se había visto un cadáver más consumido y macilento. Su cabeza descansaba sobre el almohadón en que una vez los caballeros de la Universidad le presentaron un mensaje; y yo pensé que no se le podía dar mejor destino que el de colocarlo en el sarcófago como el apoyo postrero de aquella cabeza inmortal.
Acerca de los extremos de sus funerales, Kant había expresado su voluntad años atrás en un memorándum especial. En él manifestaba el deseo de que el entierro se verificase en las primeras horas de la mañana, con la menor ostentación posible, y seguido solamente por un grupo de los más íntimos amigos. Habiendo encontrado esa nota mientras arreglaba sus papeles, le dije con franqueza que aquella imposición me ocasionaría sin duda, en mi calidad de ejecutor testamentario, muchos disgustos; pues podían sobrevenir circunstancias en las cuales no habría forma posible de cumplimentarla, Al oír estas razones, Kant rompió el papel, y lo dejó todo a mi discreción. El caso es que preví que los estudiantes de la Universidad no consentirían jamás en que se les escapara aquella ocasión de expresar en un acto público la veneración que por el maestro sentían. Los hechos demostraron que yo estaba en lo cierto; pues unos funerales como los de Kant, tan solemnes y magníficos, jamás los había presenciado la ciudad de Königsberg. Los periódicos, diversos folletos, etc., han dado de todo ello una relación tan detallada, que me limitaré a lo más saliente.

El día 28 de febrero, a las dos de la tarde, todos los dignatarios de la Iglesia y del Estado, no sólo los residentes de Königsberg, sino los venidos de los lugares más remotos de Prusia, se reunieron en la iglesia del Castillo. De allí, acompañados por todo el cuerpo universitario y por numerosos militares de graduación, que siempre fueron grandes amigos de Kant, llegaron a la casa del profesor difunto. Entonces el cadáver, con acompañamiento de antorchas, fue conducido, entre repique general de campanas, a la catedral, que estaba deslumbrante de luces. Seguía a pie una comitiva interminable. En la catedral, después de las ceremonias usuales, acompañadas de la máxima expresión de la veneración nacional, se celebró un solemne oficio cantado de difuntos, admirablemente ejecutado. Finalmente, los restos mortales de Kant fueron descendidos a la bóveda académica, en donde descansan ahora entre los restos de los patriarcas de la Universidad. ¡Paz a sus cenizas y honor eterno a su memoria!

Por Thomas de Quincey
 
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