| CAPÍTULO 10
Contra los malos jueces
10:1 ¡Ay de los que promulgan decretos inicuos y redactan prescripciones onerosas, 10:2 para impedir que se haga justicia a los débiles y privar de su derecho a los pobres de mi pueblo, para hacer de las viudas su presa y expoliar a los huérfanos! 10:3 ¿Qué harán ustedes el día del castigo, cuando llegue de lejos la tormenta? ¿Hacia quién huirán en busca de auxilio y dónde depositarán sus riquezas? 10:4 No habrá más remedio que encorvarse con los prisioneros y sucumbir con los que caen muertos. A pesar de todo esto, no se aplacó su ira y su mano está aún extendida.
Contra Asiria
10:5 ¡Ay de Asiria! Él es el bastón de mi ira y la vara de mi furor está en su mano. 10:6 Yo lo envío contra una nación impía, lo mando contra un pueblo que provocó mi furor, para saquear los despojos y arrebatar el botín, y pisotearlo como al barro de las calles. 10:7 Pero él no lo entiende así, no es eso lo que se propone: él no piensa más que en destruir y en barrer una nación tras otra. 10:8 Él dice, en efecto: "¿No son reyes todos mis jefes? 10:9 ¿No le pasó a Calnó lo mismo que a Carquemis? ¿No es Jamat como Arpad y Samaría como Damasco? 10:10 Así como mi mano alcanzó a los reinos de los ídolos, cuyas estatuas superaban las de Jerusalén y Samaría, 10:11 lo mismo que hice con Samaría y sus imágenes, ¿no lo haré con Jerusalén y sus ídolos?" 10:12 Pero cuando el Señor termine de realizar toda su obra en el monte Sión y en Jerusalén, castigará al rey de Asiria por este fruto de su corazón arrogante y por la orgullosa altivez de su mirada. 10:13 Porque él ha dicho: "Yo he obrado con la fuerza de mi mano, y con mi sabiduría, porque soy inteligente. He desplazado las fronteras de los pueblos y he saqueado sus reservas: como un héroe, he derribado a los que se sientan en tronos. 10:14 Mi mano tomó como un nido las riquezas de los pueblos; como se juntan huevos abandonados, así he depredado toda la tierra, y no hubo nadie que batiera las alas o abriera el pico para piar". 10:15 ¿Se gloría el hacha contra el leñador? ¿Se envanece la sierra contra el que la maneja? ¡Como si el bastón manejara al que lo empuña y el palo levantara al que no es un leño! 10:16 Por eso el Señor de los ejércitos hará que la enfermedad consuma su vigor y dentro de su carne hará arder una fiebre, como el ardor del fuego. 10:17 La Luz de Israel se convertirá en un fuego y su Santo en una llama, que arderá y devorará sus zarzas y sus espinas en un solo día. 10:18 La gloria de su bosque y su vergel, la consumirá en cuerpo y alma, como se va extinguiendo un agonizante; 10:19 y el resto de los árboles de su bosque será un número tan reducido que un niño los podrá anotar.
El pequeño resto
10:20 Aquel día, el resto de Israel y los sobrevivientes de la casa de Jacob dejarán de apoyarse en aquel que los golpea, y se apoyarán con lealtad en el Señor, el Santo de Israel. 10:21 "Un resto volverá", un resto de Jacob, al Dios Fuerte. 10:22 Sí, aunque tu pueblo, Israel, sea como la arena del mar, sólo un resto volverá. La destrucción está decidida, desbordante de justicia. 10:23 Porque el Señor de los ejércitos ejecutará este decreto de exterminio en medio de todo el país. Romanos 9, 27-28
La destrucción de Asiria
10:24 Por eso, así habla el Señor de los ejércitos: Pueblo mío, que habitas en Sión, no temas nada de Asiria, que te golpea con el bastón y alza su vara contra ti a la manera de Egipto. 10:25 Porque dentro de poco, de muy poco tiempo, se acabará mi furor contra ti, y mi ira los destruirá. 10:26 El Señor de los ejércitos blandirá el látigo contra él, como cuando golpeó a Madián en la roca de Oreb, y alzará su vara sobre el mar, como la alzó en Egipto. 10:27 Aquel día, su carga será quitada de tus espaldas y su yugo se apartará de tu cuello. Avance y derrota del invasor asirio Avanza el devastador por el lado de Rimón, 10:28 llega hasta Aiat, atraviesa Migrón, deja su equipaje en Micmás. 10:29 Cruzan el desfiladero, en Gueba pasan la noche, tiembla Ramá, huye Guibeá de Saúl. 10:30 ¡Grita con toda tu voz, Bat Galím, presta atención, Laisa, respóndele, Anatot! 10:31 Se desbanda Madmená, buscan refugio los habitantes de Guebím. 10:32 Un día más, para hacer alto en Nob, y él agitará su mano hacia la montaña de la hija de Sión, hacia la colina de Jerusalén. 10:33 ¡Miren! El Señor, el Señor de los ejércitos, desgaja con ímpetu el ramaje: los árboles más altos son talados, los más elevados, abatidos; 10:34 él corta con el hierro la espesura del bosque, y cae el Líbano con su esplendor.
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