El Evangelio según San Lucas

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astaroth1
view post Posted on 15/3/2016, 02:04




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EL EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS

RUDOLF STEINER

DIEZ CONFERENCIAS PRONUNCIADAS EN BASILEA (SUIZA) DEL 15 AL 24 DE SEPTIEMBRE DE 1909


NOTAS DEL TRADUCTOR

Entre los años 1906 y 1912, Rudolf Steiner pronunció cerca de 150 conferencias sobre los cuatro
Evangelios (Lucas, Mateo, Marcos y Juan) en diversas ciudades de Alemania, Suiza y Noruega. Según
el autor, el contenido de estas conferencias es el resultado de su propia investigación espiritual, de modo
que no se trata de comentarios, ni interpretaciones o exégesis de estos documento bíblicos. No obstante,
el lector encontrará aquí revelaciones que eventualmente le permitirán comprender mejor diversos
pasajes de las Escrituras; entre ellos los que tradicionalmente se consideran de difícil acceso o en que
incluso pareciesen contradecirse los testimonios de los distintos Evangelistas. Hacemos notar que los
textos de estas conferencias se basan en apuntes taquigráficos que luego fueron dados a la publicación
sin revisión previa de parte del autor. Además, para formarse un juicio adecuado de su contenido, es
preciso estar familiarizado con los conocimientos básicos de la Antroposofía. No obstante, se puede
afirmar que aun sin tal requisito, el lector exento de prejuicios se verá beneficiado con nuevos y
profundos conocimientos relativos al tema en particular.
 
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astaroth1
view post Posted on 15/3/2016, 02:31




CAPITULO 1

LOS DISTINTOS ASPECTOS DE LA INICIACION


En conferencias pronunciadas en esta ciudad (Basilea) en el año 1907 hemos podido estudiar las
profundas corrientes del cristianismo desde el punto de vista del Evangelio de Juan, y hemos visto cuán
profundas se revelan en el estudio de este documento. Ahora se podría preguntar: ¿Es posible ampliar lo
expuesto en aquellas conferencias, mediante el estudio de los demás documentos bíblicos, por ejemplo
de los otros tres Evangelios, de Lucas, de Mateo y de Marcos? podría pensarse que después de haber
tratado el Evangelio de Juan, en que se presentan las más profundas verdades del cristianismo, no fuese
necesario ampliar su estudio desde el punto de vista de los otros tres Evangelios, sobre todo con
relación al aparentemente menos profundo, es decir, al de Lucas. Quien sostuviera tal punto de vista,
estaría en un error. Pues no sólo es verdad que el cristianismo es, en su esencia, de inmensa
profundidad, y que se lo puede contemplar desde los más diversos puntos de vista, sino que también es
cierto - y lo demostrará este ciclo de conferencias - que si bien el Evangelio de Juan es un documento
infinitamente profundo, hay muchas otras cosas que se pueden aprender con el estudio del Evangelio de
Lucas. Aparte de lo que, en las conferencias sobre el Evangelio de Juan, hemos llamado las profundas
ideas del cristianismo, existe la posibilidad de penetrar en él desde otro punto de partida, y éste consiste
en contemplar el contenido del Evangelio de Lucas bajo la luz de la ciencia espiritual antroposófica.
Para ellos hemos de partir del hecho, ya comprobado por el estudio del Evangelio de Juan, de que los
Evangelios son documentos concebidos por hombres con la más profunda visión de la naturaleza de la
vida y de la existencia; pues ellos contemplaron las profundidades del mundo como clarividentes, como
iniciados. Hablando en forma general, podemos emplear los términos "iniciado" y "clarividente" como
equivalentes. Pero si en el curso de nuestras contemplaciones antroposóficas queremos penetrar más
profundamente en la vida espiritual, debemos distinguirlos como dos categorías de hombres que han
encontrado el camino a los dominios suprasensibles de la existencia. En cierto sentido existe una
diferencia entre un iniciado y un clarividente, aunque también se puede decir que el iniciado es a la vez
un clarividente, y que éste es un iniciado de cierto grado. Para discernir exactamente entre una y otra
categoría de hombres - el iniciado y el clarividente - debe recordarse lo expuesto en mi libro "¿Como se
adquiere el conocimiento de los mundos superiores?" Debe tenerse presente que hay esencialmente tres
grados por los cuales se llega más allá de la percepción común del mundo. El conocimiento que es
accesible al hombre en primer lugar, puede caracterizarse diciendo que el hombre percibe el mundo con
los sentidos y que por medio del intelecto y las demás fuerzas del alma se apropia de lo que ha
percibido. Más allá existen tres grados superiores del conocimiento del mundo: el primero es el llamado
conocimiento imaginativo, el segundo es el del conocimiento inspirativo, y el tercer grado es el del
conocimiento intuitivo, si concebimos la palabra "intuitivo" en su verdadero significado, según la
ciencia espiritual. ¿Quién posee el "conocimiento imaginativo"? Lo posee aquel para cuyo ojo espiritual
se extiende en imágenes lo que está detrás del mundo de los sentidos, como en un grandioso cuadro, el
cual, sin embargo, no se asemeja a lo que se llama "cuadro" en la vida común. Para el conocimiento
imaginativo no existen las leyes del espacio tridimensional; además, hay otras peculiaridades de las
imágenes de este primer grado, que no pueden compararse con propiedad alguna del mundo común de
los sentidos. Podemos formarnos una idea del mundo imaginativo, suponiendo que ante nosotros haya
una planta, y que seamos capaces de extraer de ella todo lo que el ojo percibe como "color", de manera
que éste flote libremente en el aire. Si no hiciéramos otra cosa que extraer así el color de la planta, haciéndolo
flotar libremente, tendríamos ante nosotros una forma muerta de color. Pero para el
 
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astaroth1
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clarividente, esta forma no permanece muerta como imagen de color; sino que al extraer lo que en un
objeto es color, esta imagen, gracias a la preparación y los ejercicios que él ha practicado, empieza a ser
vivificada por el espíritu, de la misma manera como era vivificada en el mundo de los sentidos por lo
material de la planta. El hombre tiene entonces, ante sí, no una forma de color sin vida, sino luz en colores,
flotando libremente, irisante y resplandeciente de la manera más variada, pero con vida interior. De
modo que cada color es la expresión de la peculiaridad de una entidad espiritual-anímica no perceptible
en el mundo de los sentidos; vale decir que para el clarividente el color de la planta física empieza a ser
la expresión de una entidad anímico-espiritual. Imagínense un mundo lleno de semejantes formas de
colores irisantes, cambiando y transformándose incesantemente, pero no limiten la mirada a los colores
como en el caso de un cuadro de relucientes reflejos en colores, sino imagínenlo como expresión de
entidades espirituales-anímicas. Así podría decirse: "Si aquí destella una imagen de color verde, será
para mí la expresión de un ser inteligente; o si destella una imagen de color rojizo claro, será para mí la
expresión de una entidad pasional." Represéntense ahora todo este mar de colores que se confunden -
(también podría decir: un mar de sensaciones de sonidos que se confunden, o también de sensaciones de
olores, de sabores, porque todas ellas son expresiones de entidades espirituales-anímicas que se hallan
detrás de lo físico )-, entonces tienen ustedes lo que se llama el mundo imaginativo. No es lo que se
entiende comúnmente por "imaginación", o sea, lo que uno se imagina, sino que es un mundo real. Es
una percepción de índole diferente de la sensorial. En este mundo imaginativo se presenta al hombre
todo lo que hay detrás del mundo de los sentidos y que él no percibe con sus "sentidos sensorios", si
queremos emplear este término: por ejemplo, el cuerpo etéreo y el cuerpo astral del hombre. Quien
como clarividente llegue a conocer el mundo por medio de este conocimiento imaginativo, conocerá
entidades superiores, en cierto modo en su aspecto exterior; así como se observa el aspecto sensorio
exterior de las gentes al verlas pasar. Se llega a conocerlas mejor, si se presenta la oportunidad de
conversar con ellas, porque a través de sus palabras los hombres nos revelan algo más de lo que se
percibe al verlos pasar simplemente. En este caso, no es posible ver, por ejemplo, si la persona que pasa
experimenta en su alma dolor o alegría, si la agobia la tristeza o la inspira el encanto. Pero todo esto
puede saberse cuando se habla con ella. En el primer caso, esa persona ostenta pasivamente su aspecto
exterior; en el otro caso, ella misma nos revela algo de su ser. Lo mismo ocurre con las entidades del
mundo suprasensible. Quien como clarividente llegue a conocerlas por medio del conocimiento
 
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astaroth1
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suprasensible, en cierto modo va a conocerlas solamente en su aspecto espiritual-anímico exterior. En
cambio, si se eleva del conocimiento imaginativo al de la inspiración, llegará a oír lo que ellas mismas
le comunican. Habrá entonces realmente un contacto directo con estas entidades. Ellas le comunican
desde su propia interioridad lo que son y quienes son. Debido a ello, la inspiración es un grado de
conocimiento superior a la simple imaginación; y cuando se asciende a la inspiración, se llega a saber
mucho más de lo concerniente a los seres del mundo espiritual-anímico, que lo alcanzable por medio del
conocimiento imaginativo. Un grado de conocimiento aún superior es la intuición, no en el sentido
habitual de la palabra con que suele llamarse "intuición" a todo lo confuso que se le ocurra a una
persona, sino en su verdadero significado según la ciencia espiritual. Para esta ciencia, la intuición es un
grado de conocimiento para el cual no es suficiente escuchar lo que las entidades comunican al hombre
por sí mismas, sino en que él llega a la unificación con estas entidades, sumergiéndose en la propia
naturaleza de ellas. Es un grado muy elevado del conocimiento espiritual, pues requiere ante todo que el
hombre haya desarrollado en si mismo el amor hacia todos los seres; y que no haga distinción entre él y
las demás entidades del ambiente espiritual, sino que haya derramado, por así decirlo, su propio ser en
todo el ambiente espiritual. De modo que verdaderamente no se halle más fuera, sino dentro de las
entidades mismas con las que se relaciona espiritualmente. Y como esto sólo puede ser en el caso de un
mundo divino espiritual, se justifica plenamente el término "intuición", esto es, "estar en Dios". Así se
nos presentan por ahora los tres grados de conocimiento del mundo suprasensible: la imaginación, la
inspiración y la intuición. Naturalmente, el hombre tiene la posibilidad de adquirir estos tres grados del
conocimiento suprasensible. Pero también puede ser, por ejemplo, que en una determinada encarnación
se alcance solamente el grado de la imaginación, en cuyo caso permanecen ocultas las regiones del
mundo espiritual que sólo son accesibles a la inspiración y la intuición. En estas condiciones, el hombre
es un "clarividente". En nuestros tiempos no es usual que los hombres adquieran los grados superiores
del conocimiento suprasensible, sin antes haber pasado por el grado de la imaginación; de modo que en
las condiciones actuales difícilmente puede suceder que alguien "omita", en cierto modo, el grado de la
imaginación, para ser conducido directamente a la inspiración o a la intuición. Mas lo que actualmente
no sería lo correcto, pudo suceder en otras épocas de la evolución de la humanidad, y efectivamente
solía suceder. Hubo épocas en que los distintos grados de conocimiento estaban repartidos, en cierto
modo, entre varios individuos; o sea, la imaginación por un lado, la inspiración e intuición por el otro.
Así existían Misterios donde había personalidades con el ojo espiritual abierto; de tal manera, eran
clarividentes para el ámbito de la imaginación, es decir, tenían acceso al mundo simbólico de las
imágenes. Debido a que esos hombres, dotados de la clarividencia señalada, se decían: "Para esta
encarnación renuncio a los grados superiores de la inspiración e intuición", eran capaces de percibir
exacta y claramente dentro del mundo de la imaginación. Se habían ejercitado particularmente para la
percepción en ese mundo. Pero para ello les hacia falta algo más. Quien se limita a la percepción en el
mundo de lo imaginativo y renuncia a penetrar en el mundo de la inspiración y la intuición, vive, en
cierto modo, en la incertidumbre. Este mundo de lo imaginativo fluye y es, por decirlo así, "sin orillas",
y si el hombre queda abandonado a sí mismo, flota en él con su alma sin tener exacto conocimiento de
una dirección y de una finalidad. Por esta razón, en aquellos tiempos y en los pueblos donde
determinados hombres habían renunciado a los grados superiores del conocimiento, fue necesario que
esos hombres clarividentes para la imaginación se vinculasen con absoluta devoción a sus guías, a
aquellos que habían desarrollado la facultad de la visión espiritual de la inspiración y de la intuición.
Sólo la inspiración y la intuición dan la certidumbre en el mundo espiritual, para saber exactamente:
"Este es el camino que conduce a la meta". En cambio, si no se posee el conocimiento inspirativo, no se
puede saber: "Este es el camino que me conduce a la meta". Y si ello no puede saberse, uno debe
confiarse al conocedor que indica la dirección. Con toda razón, se ha insistido en muchos lugares que
quien ascienda al conocimiento imaginativo debe vincularse íntimamente al "gurú", quien lo guía y le
indica la dirección y la meta para sus experiencias. Por otra parte, ha sido útil en cierta época (no más,
en la actualidad), hacer "saltear" el grado del conocimiento imaginativo a determinados hombres, para
conducirlos directamente al conocimiento inspirativo o bien, si era posible, al conocimiento intuitivo.
Ellos renunciaban a percibir los aspectos imaginativos del mundo espiritual circundante, sólo se entre-
 
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astaroth1
view post Posted on 15/3/2016, 03:54




gaban a las impresiones del mundo espiritual que emanan de la interioridad de las entidades espirituales.
Con los oídos del espiritu percibían lo que dicen las entidades del mundo espiritual. Es como si se
sintiera hablar a una persona detrás de una pared; no se la ve, pero se oye lo que dice. Realmente existe
la posibilidad de que alguien renuncie, en cierto modo, a la visión en el mundo espiritual, con el fin de
ser conducido más rápidamente a escuchar espiritualmente la palabra de las entidades superiores. No
importa si un hombre ve o no las imágenes del mundo imaginativo: si él es capaz de percibir con el oído
espiritual lo que dicen de si las entidades del mundo suprasensible, puede decirse que ese hombre está
dotado del "Verbo interior", en contraste con la palabra exterior empleada entre los hombres en el
mundo físico. Así se comprende que puede haber hombres que sin percibir el mundo imaginativo
poseen el verbo interior y pueden oír y transmitir lo que dicen las entidades espirituales. Hubo tiempos
en la evolución de la humanidad en que ambos caminos de las experiencias suprasensibles se
practicaban en los Misterios. Debido a que cada uno de aquellos hombres renunciaba a la facultad
especifica del otro, era capaz de desarrollar sus propias facultades más exacta y marcadamente, y así
hubo en determinada época una maravillosa cooperación dentro de los Misterios. Se puede decir que
existían entonces clarividentes imaginativos que se habian preparado especialmente para percibir el
mundo de las imágenes, y había otros que habían omitido el mundo de lo imaginativo y se habían
preparado para acoger en el alma el verbo interior que se recibe por la inspiración. Así cada uno podía
comunicar al otro lo que había experimentado gracias a su preparación especial. Esto era posible en los
tiempos en que existió entre los hombres un alto grado de confianza - que hoy no puede haber -
simplemente debido al cambio operado en el curso de la evolución. El hombre de hoy no le "cree" al
prójimo en forma tan absoluta como para escuchar sin reservas lo que éste le describe en términos de
imágenes del mundo espiritual, para luego agregar sobre esa base lo que él mismo sabe por inspiración.
Hoy en día cada uno quiere ver por si mismo. Esta forma se justifica para nuestros tiempos. Muy pocos
se contentarían actualmente con un desarrollo exclusivo de la imaginación como se acostumbraba en
otros tiempos. Por la misma razón es ahora necesario que el hombre sea conducido a través de los tres
grados del conocimiento superior, sin omitir ninguno. En todos los grados del conocimiento
suprasensible se nos presentan los profundos misterios relacionados con el acontecimiento al que
llamamos el advenimiento de Cristo. Los tres grados del conocimiento superior, el imaginativo, el
inspirado y el intuitivo, nos pueden revelar una infinidad de hechos relacionados con este
acontecimiento. Volviendo entonces la mirada hacia los cuatro Evangelios, podemos decir que el
Evangelio de Juan fue escrito desde el punto de vista de un iniciado en los misterios del mundo hasta el
grado de la intuición, por lo que describe el advenimiento de Cristo como se presenta precisamente a la
visión suprasensible que se eleva hasta la intuición. Pero quien observe exactamente las peculiaridades
del Evangelio de Juan, debe reconocer (como lo veremos en este ciclo de conferencias) que todo aquello
que en este Evangelio se presenta con particular precisión, está dicho desde el punto de vista de la
inspiración y la intuición, mientras que todo lo resultante de la visión imaginativa, es pálido e indefinido.
De modo que al autor del Evangelio de Juan (prescindiendo de lo que él ha tomado de la
imaginación), lo podemos llamar el mensajero de todo aquello que con relación al advenimiento de
Cristo se presenta al iniciado que posee el verbo interior en el grado de la intuición; él caracteriza los
misterios del Reino de Cristo, hondamente compenetrado del Verbo interior o Logos. El Evangelio de
Juan se basa en un conocimiento inspirado-intuitivo. Para los otros tres Evangelios el caso es distinto.
Nadie lo ha explicado tan claramente como el autor del Evangelio de Lucas. Precede a este Evangelio
una breve y singular introducción, que dice aproximadamente lo siguiente: “en el pasado, muchos
habían tentado a poner en orden la historia de las cosas que entre nosotros han sido ciertísimas" sobre
los acontecimientos de Palestina, y que, con el fin de hacerla en forma más exacta y más ordenada, el
autor del Evangelio de Lucas se propone exponer - y aquí vienen palabras significativas - lo que pueden
comunicar aquellos que “desde el principio lo vieron por sus ojos y que fueron ministros del Verbo".
Vale decir que el autor de este Evangelio quiere transmitir lo que pueden decir los que fueron testigos
oculares - mejor sería emplear la palabra “videntes" - y ministros del Verbo. En el sentido del Evangelio
de Lucas, los “videntes" son hombres que poseen el conocimiento imaginativo, por lo que pueden
penetrar en el mundo de las imágenes para percibir el advenimiento de Cristo; son videntes que
 
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astaroth1
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perciben exacta y claramente y, al mismo tiempo, "ministros (o servidores) del Verbo". ¡Una palabra
significativa! No dice "poseedores" del Verbo, pues en tal caso se trataría de personas en poder del
pleno conocimiento inspirado, sino "servidores" del Verbo. Esto significa que no tienen inspiraciones en
la misma medida en que disponen de las imaginaciones en virtud de su propia visión, sino que tienen a
su disposición lo que se les hace saber del mundo de lo inspirado. A ellos, que son los servidores, se les
comunica lo que percibe el inspirado, de manera que lo pueden transmitir porque sus maestros
inspirados se lo han dicho. Ellos son servidores, no poseedores del Verbo. Así se comprende que el
Evangelio de Lucas se basa en las comunicaciones de los que ven y experimentan por sí mismos los
mundos imaginativos, quienes han aprendido a expresar con los medios que posee el inspirado lo que
ellos mismos perciben en el mundo imaginativo, constituyéndose así en servidores del Verbo. Esto es
otro ejemplo que demuestra cuán exactos son los Evangelios; es preciso tomar cada palabra
literalmente. Todo es exacto y preciso en estos documentos cuyo fundamento es la ciencia espiritual, y
frecuentemente el hombre moderno no tiene idea de la precisión y exactitud con que en ellos se eligen
las palabras. Pero una vez más, como siempre cuando hacemos semejantes contemplaciones desde el
punto de vista antroposófico, debemos recordar que para la ciencia espiritual los Evangelios no son
realmente la fuente del conocimiento. El hecho de que algo figure en los Evangelios, no ha de significar
que se trate de una verdad absoluta para aquel que se halla firmemente sobre el terreno de la ciencia
espiritual. El investigador espiritual no se inspira en documentos escritos, sino que se basa en lo que a
su tiempo le concede la propia investigación en el campo de la ciencia espiritual. Lo que en nuestros
tiempos las entidades del mundo espiritual tienen que decir al iniciado y al clarividente, es para ellos la
fuente de la verdadera ciencia espiritual. En cierto modo, esta fuente es actualmente la misma que en los
tiempos de los cuales acabo de hablar. Por esta razón, aún hoy se puede llamar clarividentes a los
hombres que tienen la visión del mundo imaginativo, mientras que se reserva el término de "iniciados" a
los que pueden elevarse a los grados de la inspiración y la intuición. De modo que, para nuestros
tiempos, el término "clarividente" no es necesariamente idéntico a "iniciado". Lo que encontramos en el
Evangelio de Juan, sólo pudo fundarse en la investigación del iniciado que fue capaz de elevarse al
conocimiento inspirado e intuitivo. El contenido de los demás Evangelios pudo fundarse en lo que nos
comunican hombres clarividentes poseedores del conocimiento imaginativo que todavía no pudieron
elevarse al mundo inspirativo e intuitivo. Si nos atenemos estrictamente a la diferencia antes indicada,
resulta que el Evangelio de Juan se basa en la iniciación; los otros tres, principalmente el de Lucas -
incluso según el propio testimonio de su autor - en la clarividencia. Debido a que se basa principalmente
en la clarividencia, sirviéndose de todo lo que el más experto clarividente puede percibir, el Evangelio
de Lucas nos ofrece una imagen exacta de lo que en el Evangelio de Juan sólo puede expresarse en
pálidas imágenes. Para destacar la diferencia más claramente, quisiera agregar lo siguiente. Supóngase -
lo que difícilmente podría ocurrir en nuestra época- que un hombre fuese iniciado de manera que para él
estuviera abierto el mundo de la inspiración y la intuición, pero sin que fuera clarividente, o sea
conocedor del mundo imaginativo. Podría suceder entonces que semejante hombre encontrase a otro
que acaso no estuviese iniciado, pero para quien, debido a ciertas circunstancias, estuviese abierto el
mundo imaginativo. Este último podría comunicar al primero, mucho de lo que éste no ve, pero que él
podría quizás explicar por medio de la inspiración, sin poder percibirlo, porque le falta la clarividencia.
Hoy son numerosos los hombres clarividentes, sin ser iniciados; en cambio, difícilmente puede haber el
caso contrario. A pesar de todo podría darse el caso que un iniciado tuviera el don de la clarividencia,
pero que por cualquier razón en cierta circunstancia no pudiera alcanzar la visión imaginativa; entonces
un hombre clarividente podría comunicarle ciertos hechos que el iniciado no ha podido conocer. Una
vez más debemos destacar expresamente que la antroposofía o ciencia espiritual se basa únicamente en
la investigación de los iniciados, por lo que ni el Evangelio de Juan, ni los demás son la fuente de su
conocimiento. Su única fuente consiste en lo que se puede investigar sin apoyarse en ningún documento
histórico. Pero después empleamos los documentos y tratamos de comparar con ellos lo que hoy puede
encontrar la investigación espiritual. Lo que la investigación espiritual puede encontrar hoy y en
cualquier momento acerca de los hechos en torno del Cristo, sin apoyarse en documento alguno, lo
reencontramos en el Evangelio de Juan de la manera más grandiosa. Lo consideramos muy valioso
 
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astaroth1
view post Posted on 15/3/2016, 04:52




porque nos muestra que ha sido creado por alguien que escribió como hoy sabe escribir el que está
iniciado en el mundo espiritual. En cierto modo, la voz que hoy se puede escuchar es la misma que nos
llega desde las profundidades de los siglos. Algo similar se puede decir respecto a los otros Evangelios,
incluso para el Evangelio de Lucas. Las imágenes que describe su autor no son para nosotros la fuente
del conocimiento de los mundos superiores, sino aquello que nos da el elevarse a los mundos
suprasensibles mismos. Y cuando hablamos de los hechos en torno del Cristo, nuestra fuente es aquel
grandioso cuadro de imaginaciones que se nos presenta al dirigir la mirada espiritual sobre lo que
sucedió al principio de la era cristiana. Lo que se nos presenta de esta manera, lo comparamos con los
cuadros e imaginaciones que se describen en el Evangelio de Lucas. Este ciclo de conferencias ha de
mostrarnos cómo se relacionan los cuadros imaginativos que obtiene el hombre actual, frente a las
descripciones del Evangelio de Lucas. Es cierto que para la investigación espiritual de lo sucedido en el
pasado, existe una sola fuente, la cual no reside en los documentos exteriores. Ni las piedras que
sacamos del suelo, ni los documentos que se guardan en los archivos, ni las crónicas de los historiadores
- inspirados o no - constituyen la fuente de la ciencia espiritual. La fuente de nuestra investigación
espiritual consiste en lo que somos capaces de leer en la crónica eterna e imperecedera que es la Crónica
del Akasha. Existe pues la posibilidad de conocer lo que ha sucedido, sin recurrir a ningún documento
exterior. El hombre actual puede optar por dos caminos con el fin de obtener noticias del pasado. Por un
lado, puede tomar los documentos históricos (si quiere conocer algo de los acontecimientos exteriores),
o bien, los documentos religiosos (si quiere saber algo de las condiciones espirituales). Por el otro lado
puede preguntar: ¿Qué saben decirnos los hombres a cuyo ojo espiritual es asequible esa crónica eterna
que llamamos la crónica del Akasha: el grandioso panorama en que está registrado con una escritura
indeleble todo lo que ha sucedido en el curso de la evolución del universo, de la Tierra y de la
humanidad? Quien se eleva a los mundos suprasensibles, aprende a leer esta crónica paso a paso. No se
trata de una escritura común. Imagínense tener ante el ojo espiritual el curso de los acontecimientos del
pasado, en forma de una imagen nebulosa, por ejemplo, hazañas y personalidad de César Augusto. Así
se presenta ante el investigador espiritual y en cualquier momento puede volver a percibirlo. No
necesita testimonios exteriores; basta que él dirija su mirada espiritual hacia un punto determinado del
devenir cósmico o de la humanidad, y se le presentarán los acontecimientos respectivos en una imagen
espiritual. La mirada espiritual puede recorrer el pasado, y lo que así percibe, se registra como resultado
de la investigación espiritual. ¿Qué sucedió en los tiempos en que se inició la era cristiana? Lo que
sucedió en esa época se percibe mediante la vista espiritual y puede compararse con lo que se relata, por
ejemplo, en el Evangelio de Lucas. El investigador espiritual verifica que hubo entonces hombres que
también veían lo sucedido en el pasado, a través de la visión espiritual; y podemos confrontar lo que
ellos describen como su mundo contemporáneo, con lo que la mirada retrospectiva puede revelarnos
acerca de aquellos tiempos a través de la Crónica del Akasha. Siempre hay que tener presente que no
nos atenemos a los documentos, sino que nos inspiramos en la investigación espiritual, para después
buscar en los documentos lo que nos dice la propia investigación espiritual. Debido a ello, las Escrituras
adquieren mayor valor, porque podemos verificar su contenido a través de nuestra propia investigación.
Crece su valor como expresión de la verdad, porque nosotros mismos podemos escudriñarla. Al
referirnos a estos hechos, debemos señalar al mismo tiempo, que "leer en la Crónica del Akasha” no es
tan fácil como la observación de los hechos del mundo físico. Tomemos un ejemplo para explicar en
qué consisten ciertas dificultades de la lectura en la Crónica del Akasha. Lo voy a poner en evidencia
refiriéndome al hombre mismo. Sabemos que una de las verdades elementales de la antroposofia es que
el ser humano está constituido por el cuerpo físico, el cuerpo etéreo, el cuerpo astral y el Yo. Las
dificultades se presentan desde el momento en que se observe al hombre no solamente en el plano
físico, sino en la elevación al mundo espiritual. Al observar al hombre en su estado de vigilia, tenemos
ante nosotros la unidad de cuerpo físico, cuerpo etéreo, cuerpo astral y Yo. Las dificultades comienzan
cuando es necesario elevarse a los mundos superiores para observar al ser humano. Si por ejemplo nos
elevamos en la noche al mundo de la imaginación para ver el cuerpo astral que se halla fuera del cuerpo
físico, tenemos el ser humano dividido en dos organizaciones separadas entre si. Imagínense lo
siguiente. Alguien entra en un ambiente donde duermen varias personas. Verá acostados los cuerpos
 
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astaroth1
view post Posted on 15/3/2016, 22:21




físicos con sus cuerpos etéreos; estos últimos los verá si posee la clarividencia; después, si intensifica su
facultad clarividente, verá los cuerpos astrales. Pero el mundo astral es un mundo donde todo se penetra,
de modo que los cuerpos astrales se interpenetran entre sí. Y podría acontecer (aunque difícilmente
sucederá al clarividente de experiencia) que observando a un grupo de personas durmientes, él no sepa
distinguir qué cuerpo astral pertenece a un determinado cuerpo físico. Es algo que no sucede fácilmente,
porque esta visión pertenece más bien a los grados inferiores y el hombre que la posee estará bien
preparado para saber distinguir en un caso de esa índole. Pero las dificultades crecen enormemente
cuando en los mundos superiores se observan, en vez del ser humano, a otras entidades espirituales. Las
dificultades son ya muy grandes con respecto al ser humano, cuando no se lo contempla como hombre
actual, sino como entidad que pasa por encarnaciones sucesivas. Si para un hombre que vive ahora, se
pregunta: "¿Dónde estuvo su Yo en la encarnación precedente?", hay que pasar por la región espiritual
superior para dar con su encarnación anterior, y es preciso poder verificar cuál Yo había pertenecido a
ese hombre en cada encarnación. De un modo bastante complicado es necesario entonces, poder abarcar
con la visión espiritual la continuidad del Yo junto con sus diversas etapas terrestres. Cuando se busca
la morada de un Yo en cuerpos del pasado, es muy fácil equivocarse. Al elevarse a los mundos
superiores, no es tan fácil establecer la relación de todo aquello que pertenece a una personalidad con lo
que está registrado en la Crónica del Akasha como sus encarnaciones anteriores. Supóngase que un
clarividente o iniciado se propusiera averiguar cuáles fueron los antepasados físicos de un tal José
Pérez. Puede darse el caso que todos los documentos exteriores se hayan perdido, de modo que sólo se
pudiera recurrir a la Crónica del Akasha para identificar sus antepasados físicos: padre, madre, abuelo,
etc. Así se tendría una idea de cómo se había formado el cuerpo físico en la línea de la descendencia
física. Luego podría preguntarse: ¿cuáles fueron las encarnaciones anteriores de este José Pérez? Para
responder a esta pregunta hay que tomar otro camino que para establecer los antepasados físicos. Quizás
uno deba remontarse a un pasado muy lejano, si se quiere llegar a las encarnaciones precedentes del Yo
de este hombre. Resulta pues que tenemos dos corrientes, porque el cuerpo físico tal como es ahora, no
es una creación nueva; ha descendido de los antepasados por la línea hereditaria. Pero el Yo tampoco es
una creación nueva, puesto que se retrotrae a las encarnaciones anteriores. Y lo que vale para el cuerpo
físico y para el Yo, vale también para el cuerpo etéreo y para el cuerpo astral, pues el cuerpo etéreo
tampoco es una creación totalmente nueva, sino que de algún modo puede haber evolucionado a través
de las formas más diversas. En otra oportunidad les he dicho que el cuerpo etéreo de Zaratustra (o
Zoroastro) reapareció en el cuerpo etéreo de Moisés. En los antepasados físicos de Moisés tenemos
entonces una de las dos corrientes, mientras que los antepasados de su cuerpo etéreo nos dan la otra.
Esta nos conduciría al cuerpo etéreo de Zoroastro y a otros cuerpos etéreos. Así como distintas
corrientes corresponden a los cuerpos físico y etéreo, así sucede con el cuerpo astral. Cada uno de los
vehículos de la naturaleza humana puede seguir el curso de las más diversas corrientes. Se puede decir:
el cuerpo etéreo es la reencarnación etérea de un cuerpo etéreo que estaba en otra individualidad, no en
la misma en que se encontraba el Yo. Lo mismo se puede decir para el cuerpo astral. Cuando nos
elevemos a los mundos superiores para averiguar lo concerniente a los vehículos anteriores de un
hombre, veremos que las distintas corrientes toman distintas direcciones. Una conduce a ésta, la otra a
aquella dirección, de modo que se nos presentan procesos muy complicados en el mundo espiritual. Por
lo tanto, para comprender a un hombre desde el punto de vista de la investigación espiritual, no basta
con describirlo como descendiente de sus antepasados, ni el hecho de que su cuerpo etéreo o su cuerpo
astral provienen de esta o aquella personalidad, sino que se debe dar una descripción completa del
camino de cada uno de los cuatro vehículos hasta su unión en el ser humano actual. No se puede hacer
todo de una vez. Uno puede, por ejemplo, estudiar el camino recorrido por el cuerpo etéreo y quizá
llegar a datos instructivos. Otro puede estudiar el camino del cuerpo astral, de modo que ambos darán a
conocer los resultados correspondientes. Para el que no sea capaz de observar lo que los clarividentes
pueden decir de una individualidad, será totalmente indistinto lo que diga este o aquel; le parecerá que
se describe siempre lo mismo. La descripción de la personalidad física le dará la misma impresión que
la del cuerpo etéreo, siempre pensará que se trata simplemente de la descripción de José Pérez. Todo
esto les permitirá comprender lo complicado de las condiciones que se nos presentan, si desde el punto
 
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astaroth1
view post Posted on 15/3/2016, 22:41




de vista de la investigación espiritual queremos referirnos a la naturaleza de cualquier hecho del mundo
- sea del hombre o de otras entidades - y también comprenderán que solo la investigación más amplia y
extensa en la Crónica del Akasha hará ver claramente la naturaleza de un ser mediante el ojo espiritual.
La entidad del Cristo Jesús, incluso si la consideramos en el sentido como la describe el Evangelio de
Juan, ya sea antes o después del bautismo en el Jordán, quiere decir si la consideramos como Jesús de
Nazareth antes del bautismo, o como Cristo después del bautismo, se nos presenta con su Yo, su cuerpo
astral, su cuerpo etéreo y su cuerpo físico. Para describirla íntegramente desde el punto de vista de la
Crónica del Akasha, debemos investigar los caminos que habían recorrido estos cuatro vehículos de la
entidad de Cristo Jesús, tal como fue en aquel entonces. Solo así la podemos comprender correctamente.
Se trata de comprender lo que se nos comunica sobre los hechos en torno del Cristo, desde el punto de
vista de la investigación espiritual; ésta puede proyectar una luz sobre aparentes contradicciones en los
cuatro Evangelios. Frecuentemente he señalado por qué la investigación actual, puramente materialista,
no puede comprender el gran valor de las verdades del Evangelio de Juan. Esta ciencia no puede comprender
que un iniciado de grados más elevados tiene una penetración más profunda que los demás. Los
que objetan el contenido del Evangelio de Juan, tratan de establecer una especie de armonía en los otros
tres, los Evangelios sinópticos; esto es, sin embargo, muy difícil, si tal armonía se busca solamente en
base a los sucesos exteriores. Pues sobre la vida de Jesús de Nazareth antes del bautismo en el Jordán (a
que nos referiremos en la próxima conferencia) nos hablan dos evangelistas, el del Evangelio de Mateo
y el del Evangelio de Lucas. Para la consideración materialista hay entre las dos descripciones
diferencias tan grandes que en nada son inferiores a la discrepancia que supuestamente existe entre los
tres Evangelios sinópticos y el de Juan. Tomemos por ahora los siguientes hechos: El autor del Evangelio
de Mateo relata que se preanuncia el nacimiento del fundador del cristianismo, que este
nacimiento tiene lugar, y que del Oriente llegan los Magos que habían visto la estrella y que ésta los ha
guiado al lugar donde nace el Redentor. Esto llama la atención de Herodes que ordena la muerte de los
niños de Belén. Para salvarse, los padres del Redentor huyen con el niño a Egipto. Después de la muerte
de Herodes, se hace saber a José, padre de Jesús, que ya puede volver, pero por temor al sucesor de
Herodes, José no vuelve a Belén, sino que se va a Nazareth. Por ahora prescindo de la anunciación del
Bautista, pero quiero llamar la atención sobre el hecho siguiente: si comparamos el Evangelio de Lucas
con el de Mateo, notamos que en ellos el preanuncio del nacimiento de Jesús se hace de distintas
maneras; en un caso a José, en el otro a Maria. El Evangelio de Lucas nos relata que los padres de Jesús
son oriundos de Nazareth y que para cumplir con el censo se trasladan a Belén, donde nace Jesús. A los
ocho días se practica la circuncisión - nada se dice de una fuga a Egipto -. Al cabo de poco tiempo, el
niño es presentado en el Templo y se cumple el sacrificio habitual del rito, después de lo cual los padres
vuelven con el niño a Nazareth, y siguen viviendo allí. Luego se relata un rasgo muy notable: el hecho
de que, a la edad de doce años, en oportunidad de la visita de sus padres a Jerusalén, Jesús se queda en
el Templo. Los padres lo buscan y lo encuentran en el Templo en medio de los que explican la
Escritura. Aparece ante ellos como versado y sabio entre los doctores. Después se agrega que los padres
vuelven con el niño a Nazareth y que éste va creciendo, sin que se llegue a saber nada en particular
hasta el bautismo en el Jordán. Tenemos pues dos relatos distintos con relación a Jesús de Nazareth
antes de la incorporación del Cristo. Quien trate de unificarlos, partiendo de los conceptos materialistas
corrientes, tendrá que preguntarse ante todo como se puede conciliar el relato de que los padres, José y
María, son inducidos a huir a Egipto inmediatamente después del nacimiento de Jesús – para volver más
tarde - con el relato de la presentación en el Templo, según Lucas. Veremos que la absoluta
contradicción que se da para la concepción física, se presentará como verdad a la luz de la investigación
espiritual. ¡Ambos relatos son verídicos! Precisamente los tres Evangelios sinópticos de Mateo, Marcos
y Lucas debieran obligarnos a una concepción espiritual de los acontecimientos de la evolución.
Debiérase admitir que frente a estos documentos no se llega a nada, si no se reflexiona sobre las
aparentes contradicciones, o si se habla de "relatos poéticos", cuando no se llega a ver las realidades. En
las conferencias sobre el Evangelio de Juan, no hubo motivo para hablar sobre lo sucedido antes del
bautismo en el Jordán. En este ciclo de conferencias, en cambio, se ofrece la oportunidad de hacerla; y
si por la investigación en la Crónica del Akasha vemos cómo fue la naturaleza de Jesús de Nazareth
 
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astaroth1
view post Posted on 15/3/2016, 23:06




antes de incorporarse el Cristo en sus tres envolturas, será posible solucionar ciertos enigmas
concernientes al cristianismo. En la próxima conferencia empezaremos a examinar la naturaleza y la
vida de Jesús de Nazareth, según la Crónica del Akasha, para poder preguntar si lo que esta fuente nos
revela sobre el verdadero ser de Jesús de Nazareth coincide con lo que describe el Evangelio de Lucas,
como narración hecha por los que a la sazón fueron los "videntes" o ministros del Verbo que es el
Logos.

CAPITULO 2

LA CRÓNICA DEL AKASHA Y LA MISIÓN DE LOS BODISATVAS Y DEL BUDA


A través de los tiempos de la evolución del cristianismo, el Evangelio de Juan siempre ha sido el
documento que ha producido la más profunda impresión en todos aquellos que quisieron ahondarse
íntimamente en las corrientes crísticas del mundo, por lo cual fue también el libro de todos los místicos
crísticos con el afán de imitar en su propia vida lo que el Evangelio de Juan expone como la
personalidad y la esencia del Cristo Jesús. Algo distinta ha sido la actitud de la humanidad cristiana
frente al Evangelio de Lucas, en el curso de los siglos, lo que concuerda, desde otro punto de vista, con
lo indicado en la conferencia anterior sobre la diferencia entre los Evangelios de Juan y de Lucas. Así
como el Evangelio de Juan, en cierto sentido fue el libro de los místicos, el de Lucas siempre fue una
fuente de edificación para todos aquellos que desde la sencillez del corazón supieron elevarse a las
esferas del sentir cristiano. El Evangelio de Lucas acompaña el correr de los tiempos como libro
devocional. Siempre ha sido fuente de consuelo interior para todos los hombres oprimidos por el dolor.
Pues este Evangelio habla mucho del gran consolador y benefactor de la humanidad, del Salvador de los
afligidos y oprimidos. Siempre ha sido un libro al que particularmente acudieron los que quisieron
compenetrarse del amor cristiano, porque en este Evangelio, más que en otros documentos crísticos, se
describe el poder y la profundidad del amor. Todos aquellos que de algún modo son conscientes - y en
el fondo se puede decir esto de todos los hombres - de haber agraviado el propio corazón, por cualquier
falta, siempre han encontrado, en este Evangelio, edificación y consuelo para el alma oprimida, al
decirse que el Cristo no vino sólo para los justos, sino también para los pecadores, pues ha comido en la
misma mesa con pecadores y publicanos. Si para experimentar lo profundo del Evangelio de Juan se
requiere una elevada preparación, se puede decir, en cambio, que no hubo alma tan baja, humilde e
inmadura, que no sintiese plenamente todo el calor que emana del Evangelio de Lucas, y por ello fue
siempre un libro edificante, aun para el ánimo más simple. Todo lo que en el alma humana conserva su
carácter infantil, desde la niñez hasta la ancianidad, se sintió siempre atraído por este Evangelio. Sobre
todo lo que en el arte ha servido para la representación gráfica de las verdades del cristianismo, y lo que
en el arte y en la pintura siempre ha hablado más profundamente al corazón humano, lo encontramos
principalmente en el Evangelio de Lucas, y de él fluye en el arte, aunque también se ha tomado mucho
de los demás Evangelios. Todos los profundos vínculos entre el Cristo Jesús y Juan Bautista, que
encontraron su expresión en tantas obras de arte, tienen su origen en este libro de eterno valor. Quien
desde este punto de vista se compenetre de su contenido, verificará que desde el comienzo al fin es la
expresión del principio del amor, de la piedad y de la ingenuidad y, hasta cierto grado, de la inocencia
infantil. Esta inocencia encuentra, por cierto, su más cálida expresión, justamente en la narración del
nacimiento de Jesús de Nazareth que nos da el autor del Evangelio de Lucas. A medida que vayamos
penetrando en este singular documento, lo comprenderemos cada vez mejor. No es posible dar la
verdad, en todo su alcance, con una sola exposición; y hoy será necesario señalar un aspecto de las
verdades del cristianismo que podría parecer contradictorio a lo expuesto en otras conferencias. Al
exponer las distintas corrientes de la verdad, se podrá mostrar que todas guardan entre sí la más perfecta
armonía y concordancia, incluso lo expuesto sobre el Evangelio de Juan. Hoy me incumbe contemplar
 
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astaroth1
view post Posted on 16/3/2016, 00:22




una parte más bien desconocida de las verdades del cristianismo. Un maravilloso pasaje del Evangelio
de Lucas nos indica que, a los pastores en el campo, se les hace visible el Ángel del Señor que les
anuncia que ha nacido el "Salvador del Mundo". Luego se dice que después de la anunciación
acompañó al ángel una "multitud de los ejércitos celestiales". De modo que debemos representarnos
toda esta imagen: que los pastores alzan la vista y aparece ante ellos "el cielo abierto", y las entidades
del mundo espiritual se asoman ante ellos en una grandiosa imagen. ¿Qué es lo que se anuncia a los
pastores? Se les anuncia con monumentales palabras, que siempre fueron repetidas en el curso de toda
la evolución de la humanidad, y que se convirtieron en las palabras navideñas de la evolución cristiana.
En el oído de los pastores resonaron las palabras que en su correcta versión dicen aproximadamente así:
"Se manifiestan las entidades divinas de las Alturas para que la paz reine sobre la Tierra entre los
hombres compenetrados de buena voluntad". La palabra "gloria" usada generalmente se debe a una
traducción errónea. La traducción correcta es la que acabo de dar. Debiera destacarse expresamente el
contraste de que los pastores perciben la manifestación de las entidades espirituales de las Alturas y que
esto ocurre en aquel preciso momento, para que la paz penetre en los corazones humanos que estén
compenetrados de buena voluntad. Veremos que en estas palabras correctamente comprendidas reside,
bien mirado, muchísimo de los misterios del cristianismo. Pero hemos de recurrir a ciertas
consideraciones con el fin de arrojar luz sobre estas palabras paradigmáticas. Ante todo debemos tratar
de considerar lo que el sentido clarividente del hombre percibe en la Crónica del Akasha. Se trata ante
todo de dirigir la mirada del ojo espiritual hacia la época en que el Cristo Jesús apareció para la humanidad
y preguntarnos: ¿Cómo se presenta lo que entonces entró espiritualmente en la evolución terrestre,
si lo estudiamos en todo el devenir histórico y si preguntamos: De dónde ha venido? En aquel momento
entró algo en la evolución de la humanidad que fue como una confluencia de corrientes espirituales
desde las más diversas direcciones. Todo lo que había surgido en el curso de los tiempos, como las más
diversas concepciones del mundo, en las distintas regiones de la Tierra, confluyó entonces en el
territorio de Palestina y de algún modo encontró su expresión en aquellos acontecimientos
palestinenses. Nos podemos preguntar: ¿Cuál es el origen de estas corrientes que confluyen, como en su
centro, en los acontecimientos palestinos? En la conferencia anterior ya se ha dicho que en el Evangelio
de Lucas se da lo que llamamos el "conocimiento imaginativo" que se adquiere en forma de panoramas
o imágenes. Es también una imagen cuando se nos dice que para los pastores aparece en lo alto la
manifestación de las entidades espirituales de la Altura; primero la imagen de un solo ser espiritual, un
ángel, después la imagen de una multitud de ángeles. Debemos preguntar: El hombre clarividente y al
mismo tiempo iniciado en los misterios de la existencia, ¿como considera esta imagen, que él puede
reproducir en todo momento en que dirige la mirada retrospectiva a la Crónica del Akasha? ¿Qué es lo
que se presentó a los pastores y qué hubo en esa multitud de ángeles y de dónde había venido? En esta
imagen se manifestó una de las grandes corrientes espirituales de la evolución de la humanidad que
paso a paso había progresado, cada vez más, de modo que en los tiempos de los acontecimientos
palestinos resplandeció sobre la Tierra desde las Alturas espirituales. Si desciframos lo que nos dice la
Crónica del Akasha, y si partimos de la visión de los pastores de esta "multitud de ángeles", hemos de
remontarnos a una de las más grandes corrientes espirituales de la evolución de la humanidad, la que,
por última vez, varios siglos antes del advenimiento del Cristo Jesús en la Tierra, se había manifestado
como "budismo". El que, partiendo de la revelación dada a los pastores, se remonta a los tiempos
pasados de la humanidad, guiado por la Crónica del Akasha, es conducido - si bien podría parecer
extraño - a lo que fue la "iluminación" del gran Buda. En la revelación dada a los pastores reapareció lo
que allá en la India había resplandecido como la religión de la piedad y del amor, una concepción del
mundo que entonces había conmovido el espíritu y el corazón de los hombres y que aún en nuestros
tiempos es alimento espiritual para gran parte de la humanidad. Fue una de las corrientes que debieron
volcarse en la revelación palestina. Para comprenderlo bien, desde el punto de vista de la investigación
de la ciencia espiritual, debemos echar una mirada a lo que el Buda fue para la humanidad y los efectos
de la revelación del Buda en el curso de la evolución. Se trata de lo siguiente: Cuando el Buda
compareció en el lejano Oriente, cinco a seis siglos antes de nuestra era, reapareció en él una
individualidad que anteriormente se había reencarnado muchísimas veces y que a través de sus
 
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astaroth1
view post Posted on 16/3/2016, 00:57




múltiples vidas terrenales se había elevado a un alto grado de evolución humana. El Buda pudo llegar a
ser lo que fue, solo porque en sus encarnaciones anteriores ya había alcanzado un altísimo grado de
evolución, en toda la extensión de la palabra. Con un término oriental se llama "Bodisatva” el grado de
evolución de una entidad cósmica que el Buda había alcanzado. (En varios ciclos de conferencias
anteriores he hablado sobre la naturaleza de los Bodisatva: "Jerarquías Espirituales y su reflejo en el
mundo físico", Düsseldorf, 1909; "El Oriente a la luz del Occidente", Munich, 1909.) Ahora hablaré
sobre la naturaleza de los Bodisatvas bajo otro aspecto, y paso a paso se podrá verificar la concordancia
de las distintas verdades. Para llegar a ser "Buda", primero se debe haber sido "Bodisatva", que es el
grado anterior al del Buda en el desarrollo individual. Examinemos ahora la naturaleza del Bodisatva
desde el punto de vista de la evolución de la humanidad, lo que sólo es posible por medio de la ciencia
espiritual. Las capacidades y las facultades que los hombres poseen en una determinada época, no las
tuvieron siempre. Sólo un pensar de miras estrechas que no es capaz de juzgar el curso de la evolución,
puede creer que ya en tiempos remotos existieron las mismas facultades que los hombres poseen ahora.
Las facultades humanas, lo que los hombres pueden realizar y saber, cambian de época en época. En
nuestros tiempos, estas facultades alcanzan tal grado de desarrollo que el hombre -digamos- mediante su
propio intelecto puede conocer esto o aquello, y decir con razón: "Comprendo que esto o aquello es
verdad, la comprendo por medio de mi intelecto y de mi razón, puedo discernir entre lo moral y lo
inmoral, entre lo que, en cierto sentido, es lógico o ilógico". Pero seria un error creer que estas
facultades del discernimiento fueron siempre inherentes a la naturaleza humana. Por el contrario, se han
formado y desarrollado en el curso de los tiempos. Como el niño aprende de sus padres o de sus maestros,
así el hombre ha tenido que aprender lo que hoy es capaz de hacer, mediante sus propias
facultades, de entidades, las cuales, si bien vivieron encarnadas entre los hombres, pudieron comunicarse
en los Misterios con entidades divino-espirituales superiores a ellas mismas, debido a sus
propias facultades espirituales superiores. En el curso de la evolución, siempre hubo tales individualidades
superiores, incorporadas en cuerpos físicos, con la capacidad de comunicarse con
entidades espirituales superiores. Por ejemplo, antes que los hombres hubieran adquirido el don del
pensamiento lógico, que hoy les permite usar su propia lógica, dependían de maestros mediadores que
tampoco poseían la facultad de pensar lógico que se desarrolla en el cuerpo físico, pero que, no
obstante, supieron pensar lógicamente debido al contacto que ellos tuvieron en los Misterios con
entidades divino-espirituales que moran en regiones superiores. Antes de que el hombre sobre la Tierra,
por su propia naturaleza, fuese capaz de pensar lógicamente o de encontrar lo que exige la ética, hubo
tales maestros que le enseñaron la lógica y la ética por la revelación que ellos recibieron de los mundos
superiores. Fue precisamente una categoría de semejantes seres mediadores que llevan el nombre de
"Bodisatva". Ellos son, por lo tanto, entidades incorporadas en un cuerpo físico humano que con sus
facultades se elevan hasta el comunicarse con las entidades divino-espirituales. Antes de elevarse al
grado de "Buda", él fue, precisamente, un "Bodisatva", vale decir una individualidad que en los
Misterios pudo mantener comunicación con las entidades divino-espirituales. Una entidad como lo es el
Bodisatva ha recibido en el mundo superior, en tiempos antiguos de la evolución, una determinada
misión, y después permanece unida a ella. Hablando entonces del Buda, hemos de decir que como Bodisatva
había tenido una determinada misión que él había recibido en etapas de evolución anteriores a las
épocas de Atlántida y de Lemuria y a que siempre se mantuvo unido. En el curso de los tiempos debió
obrar de época en época y en cada una agregar a la evolución terrestre lo que ésta pudiera asimilar en
virtud de su respectiva naturaleza. Para cada una de estas entidades que son los Bodisatvas llega, por lo
tanto, un momento en que con respecto a su misión alcanza un determinado punto en que todo aquello
que él "desde lo alto" ha podido verter en la humanidad, ha llegado a transformarse en su propia
facultad humana. Pues lo que hoy es facultad humana, había sido antes facultad de entidades divinoespirituales,
y desde las alturas espirituales, los Bodisatvas lo bajaron y lo dieron a los hombres. De
modo que tal misionero espiritual llega a un punto en que puede decirse: "He cumplido mi misión; a la
humanidad fue dado todo aquello para lo cual ha sido preparada a través de muchísimas etapas". Es el
punto en que el Bodisatva puede ser "Buda". Y esto significa que ya no tendrá necesidad de volver a
encarnarse en un cuerpo físico humano como tal entidad y con tal misión como acabo de caracterizarlo.
 
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astaroth1
view post Posted on 16/3/2016, 01:16




Ha venido a encarnarse por última vez en el cuerpo físico-humano, y de ese momento en adelante ya no
precisa encarnarse como semejante misionero. Para cumplir esa misión fue conducido a la Tierra de
época en época, pero con su iluminación a Buda había llegado a su última encarnación. Se incorporó
entonces en un cuerpo humano que había desarrollado al máximo las facultades que antes debieron
enseñarse desde lo alto para transformarse paso a paso en propias facultades del hombre. Cuando el
Bodisatva se ha desarrollado a tal grado que pueda dar a un cuerpo humano la perfección para que en
éste puedan formarse las facultades que corresponden a las cualidades que se relacionan con la misión
del Bodisatva, entonces cesa para él la necesidad de reencarnarse. Permanecerá en las regiones
espirituales obrando desde ellas para promover y guiar el quehacer terrestre de los hombres. Los
hombres tienen entonces la misión de seguir desarrollando lo que antes habían recibido desde las alturas
celestes y deben decirse: "Ahora debemos desarrollarnos de manera tal que llegaremos a desenvolver
las facultades que por primera vez fueron alcanzadas plenamente en aquella encarnación en que el
Bodisatva las transformara en lo que fue el Buda". Ser Buda significa representar en un hombre
individual lo que el Bodisatva es capaz de representar; es decir, mostrar como tal entidad, después de
haber obrado como Bodisatva de época en época, se presenta como ser humano individual en que se ha
centralizado todo lo que antes fluía de las alturas celestes. Si el Bodisatva se hubiera retirado antes de su
misión, los hombres no hubieran sido beneficiados de recibir estas facultades desde las alturas. Pero el
hecho de haberlas reunido en un ser humano individual sobre la Tierra, se convirtió a la vez en germen
para que en el porvenir los hombres pudiesen desarrollarlas en si mismos. La individualidad que en el
curso de su evolución de Bodisatva jamás se incorporó totalmente en un cuerpo humano, sino que
emergía hasta las alturas celestes, se aúna una vez íntegramente con un ser humano, de modo que es
aprehendida enteramente por esta encarnación. Pero después de ello vuelve a retirarse. Porque con esta
encarnación como Buda se ha dado a la humanidad cierta cantidad de revelaciones que debieron obrar
en la ulterior evolución de la humanidad, y la entidad que fue Bodisatva y se convirtió en Buda, ha
podido retirarse de la Tierra y elevarse a las alturas espirituales, a fin permanecer allí y dirigir el
quehacer de la humanidad, desde regiones en que sólo es posible verla mediante ciertas facultades
clarividentes. ¿Cuál fue la misión de aquella maravillosa, grande y poderosa individualidad a que
comúnmente se le llama el "Buda"? Para comprenderlo, en el sentido del genuino esoterismo, hemos de
considerar lo siguiente: la facultad cognoscitiva de la humanidad se ha desarrollado gradualmente.
Frecuentemente hemos llamado la atención sobre el hecho de que en la época atlante, gran parte de la
humanidad fue capaz de percibir el mundo espiritual de una manera clarividente, y que remanentes de la
antigua clarividencia aún subsistían en la época posatlante. Si descendiéramos de la época atlante a la
antigua época india, a la antigua persa, la egipto-caldea y hasta la greco-romana, 1
encontraríamos
muchos hombres - bastante más de lo que se podría suponer - que poseían capacidades hereditarias de la
antigua clarividencia, permitiéndoseles percibir el plano astral y las profundidades ocultas de la
existencia. Aún en la época grecoromana era natural, para gran parte de los hombres, percibir el cuerpo
etéreo humano, principalmente la parte cefálica, dentro de la nube etérea, la que se internó poco a poco
en el interior de la parte física cerebral. Pero la humanidad debió ascender a la capacidad del conocer
que paulatinamente llegó al perfectamente desarrollado conocimiento sensorial, el que se adquiere por
medio de los sentidos exteriores y mediante las facultades espirituales que se basan en dichos
sentidos..El hombre debió, por decirlo así, retirarse del mundo espiritual y entrar en la simple percepción
sensorial, como asimismo en el pensar racional y lógico; debió decidirse a adquirir tal
conocimiento no clarividente, porque es necesario atravesarlo para volver a adquirir en el porvenir el
conocimiento clarividente, pero entonces unido con cuanto le es posible conquistar como conocimiento
sensorial e intelectual. Actualmente, vivimos en una transición de los tiempos, entre el pasado en que la
humanidad fue clarividente y un futuro en que el hombre será nuevamente clarividente. En este tiempo
intermedio, la mayor parte de los hombres debe limitarse a lo que se percibe con los sentidos y lo que se
comprende con el intelecto y el razonamiento, si bien es cierto que por doquier existen ciertos grados

1 Nota del traductor: Son las épocas de la evolución de la humanidad, como Rudolf Steiner las describe
en su "Ciencia Oculta".
 
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astaroth1
view post Posted on 16/3/2016, 01:37




más elevados de la percepción sensorial y del conocimiento intelectual y racional. Hay quienes en una
encarnación tienen poca noción de lo que constituye la "moralidad", y que sienten poca compasión del
destino de sus semejantes; los llamamos hombres de bajo nivel moral. Otros tienen las fuerzas intelectuales
poco desarrolladas; los llamamos hombres de bajo nivel intelectual. Pero sabemos que estas
fuerzas intelectuales del conocimiento son susceptibles de un alto grado de desarrollo, de modo que
existen múltiples grados intermedios entre los hombres de poca moralidad o de bajo nivel intelectual
hasta aquel grado que, según Fichte, puede llamarse “genio en moralidad" y que en su desarrollo llega a
la más alta “fantasía moral".2
También sabemos que en nuestra época es posible llegar a este grado de la
perfección humana sin que el hombre posea fuerzas clarividentes, sino sólo por el desarrollo de las
aptitudes de que dispone por la conciencia común. Pero a esta altura sólo ha podido llegar en el curso de
la evolución. El hombre de los tiempos antiguos no hubiera podido alcanzar, por sí mismo, lo que el
hombre actual llega a conocer hasta cierto grado por su propia inteligencia, y lo que es capaz de realizar
en virtud de su propia fuerza moral, o sea, que debe sentir compasión de los dolores y penas de los
demás. Se puede decir que el sano sentido moral del hombre de nuestros tiempos se eleva a esta
comprensión sin tener clarividencia, y que comprenderá cada vez mejor que la piedad y la compasión
representan la virtud suprema, y que sin amor la humanidad no podría progresar. Esto, seguramente, lo
puede reconocer el sentido moral que se intensificará más y más, mientras que en tiempos pasados este
sentido moral no había sido capaz de reconocerlo por si mismo, ni tampoco podía el hombre
comprender, por sí mismo, que la piedad y el amor pudiesen pertenecer al superior desarrollo del alma
humana. Es por esta razón que entidades espirituales tuvieron que incorporarse en cuerpos humanos, y
entre ellas figuran los Bodisatvas que desde los mundos superiores recibieron la revelación de las
fuerzas que obran en la piedad y en el amor, para decir a los hombres cómo debían obrar a través de la
piedad y del amor, puesto que los hombres aún no habían madurado para saberlo por sus propias
fuerzas. En el curso de muchas épocas había sido necesario enseñar desde las alturas celestes lo que hoy
los hombres llegan a conocer por su propia fuerza como la suprema virtud de la piedad y del amor a que
se eleva el sentido moral. El maestro de la piedad y del amor fue en aquellos tiempos el Boditsava que,
como Gautama Buda, se encarnó por última vez. De modo que el Buda anteriormente había sido el
Bodisatva, el maestro del amor y de la piedad y de todo lo que a ello concierne, a través de las épocas
caracterizadas en que los hombres eran, en cierto modo, clarividentes por naturaleza; y él, como
Boditsava, encarnó en tales cuerpos humanos clarividentes. Y cuando había encarnado como "Buda" y
dirigió la mirada retrospectiva al curso de sus encarnaciones anteriores, pudo saber lo que el alma había
sentido interiormente cuando había visto las profundidades de la existencia que se ocultan detrás de la
apariencia sensorial. En sus encarnaciones anteriores había poseído esta facultad, y con ella nació dentro
de la estirpe de Sakia a la cual pertenecía Sudodana, el padre del Gautama. Cuando nació, era todavía
Bodisatva, quiere decir que reapareció con el grado de evolución que había alcanzado en sus
encarnaciones precedentes. Hijo de Sudodana, el padre, y Mayadevi, la madre, nació como Bodisatva.
Pero, precisamente, por haber nacido como "Bodisatva" poseía desde niño la facultad clarividente en
alto grado, capaz de penetrar en las profundidades de la existencia. Tengamos presente que el "penetrar
en las profundidades de la existencia" ha tomado diversas formas especificas en el curso de la evolución
de la humanidad. Fue la finalidad de la evolución de la humanidad sobre la Tierra, hacer disminuir
paulatinamente el don de la antigua clarividencia opaca; y lo que como remanente de ella había
quedado, no era la parte mejor, pues ésta se había perdido primero. Lo que había quedado, era
justamente una visión de las potencias demoníacas que hacen descender al hombre a la esfera inferior de
sus instintos y pasiones. Mediante la iniciación, podemos percibir las fuerzas y entidades del mundo
espiritual que se vinculan con los mejores pensamientos y sentimientos de la humanidad, pero también
percibimos las potencias espirituales que están detrás de la desenfrenada pasión, de la impetuosa
sensualidad y del egoísmo devorador. Esta visión de las potencias demoníacas subsistía en la gran
mayoría de los hombres, no así en los "iniciados". Naturalmente, quien posee en verdad la visión del

2 Nota del traductor: "Fantasía moral" es un término que Rudolf Steiner usa en su "Filosofía de la
Libertad".
 
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astaroth1
view post Posted on 16/3/2016, 02:00




mundo espiritual, puede percibir todo esto, según el desarrollo de las facultades del hombre. No es
posible alcanzar una visión sin la otra. El Buda, al nacer como Bodisatva, tuvo que encarnarse naturalmente
en un cuerpo humano que poseía la organización típica de aquel tiempo, un cuerpo que le
proporcionaba la facultad de mirar profundamente en los fundamentos astrales de la existencia. Ya de
niño era capaz de percibir las potencias astrales de las cuales dependen las pasiones impetuosas y la
sensualidad devoradora y ávida. Se le había preservado de ver el mundo externo con su perversidad
física, sus dolores y sufrimientos. Aislado en el palacio, guarecido de toda influencia exterior, mimado y
mal acostumbrado, porque esto se consideraba adecuado a su posición social, según los prejuicios de la
época. Pero debido a este aislamiento, su fuerza de visión interior llegó a manifestarse tanto más.
Mientras así quedaba guarecido de todo lo que tiene que ver con enfermedades y sufrimientos, tenia, en
medio de su aislamiento, el ojo espiritual abierto a las imágenes astrales. Se cernían en torno suyo las
imágenes astrales de todas las pasiones impetuosas que pueden tirar al hombre hacia abajo. Esto lo
podrá entrever, después de enterarse de lo expuesto ahora, quien sepa leer con el ojo espiritual y con
verdadero esoterismo, la biografía del Buda. Pues hay que hacer notar que de las descripciones
exotéricas, mucho no es comprensible, sin que se penetre en los fundamentos esotéricos, y justamente la
vida del Buda es lo que menos se comprende a través de los relatos exotéricos. En realidad, debería
parecer extraño que los orientalistas y otros que se ocupan de la vida del Buda, digan que según su
biografía, estaba rodeado en su palacio de "cuarenta mil bailarinas y ochenta y cuatro mil mujeres". Esto
se encuentra descripto hasta en las ediciones populares, pero sus autores, al parecer, no se extrañan
mucho de un harén de "cuarenta mil bailarinas y ochenta y cuatro mil mujeres". Pero ¿qué significa
esto? La gente no sabe que esto se refiere a lo que el Buda, por medio de la visión astral, ha vivenciado
en el máximo grado posible y en lo más profundo del corazón. Se refiere a lo que él, desde la infancia,
vio como fuerzas activas en el mundo espiritual, sin experimentar directamente todo el sufrimiento y las
penas del mundo físico humano. Lo vio porque en aquel tiempo pudo nacer en un cuerpo adecuado, y
porque desde el principio estuvo protegido, fortalecido y elevado sobre todas las terribles imágenes que
él percibía en torno suyo, debido a que en sus encarnaciones anteriores se había elevado a la altura del
Bodisatva. Pero como en esta encarnación vivió como la individualidad del Bodisatva, se sintió
impulsado a dejar el palacio para ver lo que le indicaba cada una de las imágenes de ese mundo astral
que en el palacio le circundaba. Se sintió impulsado a abandonar su "prisión" para conocer el mundo.
Esta fue la fuerza impulsiva de su alma, pues, como Bodisatva, vivió en él una suprema fuerza
espiritual. Fue la fuerza espiritual vinculada a la misión de enseñar a la humanidad todo el poder de la
piedad y del amor y todo lo que a esto concierne. Para ello debía salir al mundo para conocer la humanidad,
debía verla en aquel mundo en que ella puede compenetrarse de la doctrina de la piedad y del
amor, en virtud del sentido moral. ¡En el mundo físico debía conocerla! Debió elevarse del Bodisatva al
Buda como hombre entre hombres. Esto sólo le fue posible si renunciaba a todas las facultades que le
habían quedado de sus encarnaciones anteriores, y si entraba en el plano físico para vivir con los
hombres de manera que en el seno de la humanidad representaba un prototipo, un ideal y un ejemplo
para el desarrollo de las referidas cualidades singulares. Naturalmente, para elevarse así del Bodisatva al
Buda, hay que cumplir diversos grados intermedios de desarrollo, pues esto no se realiza de por si. Se
sintió impulsado a dejar el palacio real, y la reseña nos dice que un día, al haberse "evadido" del
palacio-prisión encontró a un anciano. Hasta entonces sólo había quedado rodeado de aspectos de
juventud; se le había hecho creer que únicamente existe la pujante fuerza de la juventud; pero ahora, al
ver al anciano, había llegado a conocer la "vejez" en el plano físico. Después vio a un hombre enfermo
y más tarde a un cadáver, quiere decir que llegó a conocer la "muerte" en el plano físico. Todo esto se
presentó ante su alma, al conocer el plano físico. Más que la ciencia exterior, nos dice la verdad una
leyenda sobre lo que realmente es el Buda: Al dejar el palacio real, sucedió que el caballo que tiraba la
carroza, sufrió tanto porque el Buda estaba por dejar todo lo que le rodeaba desde su nacimiento, que
lleno de tristeza murió, y que luego fue transferido al mundo espiritual como entidad espiritual. En esta
imagen se expresa una profunda verdad. Nos apartaría del tema, si quisiera explicar extensamente por
qué se elige justamente el caballo para significar una fuerza espiritual humana. Sólo recordaré que
Platón habla de un caballo que él lleva de la rienda, como imagen de ciertas facultades humanas, dadas
 
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